Cuando Aris Rosino mostró el billete
de cinco pesetas que aparece en la imagen se nos plantearon con
prontitud algunas preguntas relacionadas con el texto y las marcas
añadidas, así como con la peripecia que debió experimentar quien lo
efectuó. Y, ya se sabe, la curiosidad hizo el resto.
Hasta la
Guerra Civil, los billetes de menor valor eran los de 5, 10 y 25
pesetas. Sin embargo, los gastos habituales del día a día eran
inferiores a 1 peseta y se cubrían con monedas. La escasez de metales
durante la contienda obligó tanto al Gobierno republicano como al
franquista a la emisión de billetes para sustituir a la moneda sonante.
Se denominaron "billetes divisionarios", con valores de 50 céntimos, 1, 2
y 5 pesetas. Su uso se generalizó en las transacciones cotidianas [1].
El billete de 5 pesetas al que nos estamos refiriendo empezó a
circular en plena Guerra Civil en la zona ocupada por las tropas
franquistas. Se autorizó la emisión por el "Gobierno de Burgos", el 10
de agosto de 1938, y se encargó la impresión a la casa alemana Giesecke y
Devrient por la falta de papel y de tintas adecuadas en las imprentas
de la zona franquista. De este billete llegaron a circular 112 millones
de ejemplares hasta que, a mediados de los cincuenta, la Fábrica
Nacional de Moneda y Timbre tuvo la capacidad de poderlos sustituir por
monedas metálicas [2].
Respecto al sello estampado en el billete,
se tenía conocimiento de su existencia por un documento remitido por el
gobernador de Burgos al director general de Seguridad, que indicaba que,
tras la desarticulación de la Guerrilla Azaña, se descubrieron las
cuevas en que se habían refugiado, y en ellas, además de armamento,
aparecieron "un sello y tampón con el emblema de la cuadrilla" [3]. Sin
embargo, hasta el descubrimiento de este billete no lo habíamos visto
impreso sobre ningún documento.
La Guerrilla Azaña fue un grupo
formado por soldados republicanos que resistieron en los montes del sur
de Cantabria tras la caída de la Provincia en manos de los sublevados,
en agosto de 1937. La mayoría de sus miembros eran oriundos de esa zona.
No era muy corriente que los grupos de huidos en fechas tan tempranas
se autodenominaran Guerrilla. Lo habitual fue que este nombre lo
adoptaran tras la Guerra Civil, ya en los años 40. Hasta ese momento, la
mayor parte de los soldados que escaparon de la represión franquista
decidieron pegarse al terreno a la espera de ver cómo evolucionaba la
guerra, que aún no estaba perdida.
La creación de la Guerrilla
Azaña se enmarca dentro de la iniciativa del bando republicano de
organizar grupos con la misión de dificultar los movimientos del
ejército franquista y, si finalmente se producía la derrota, poder
proseguir el combate mediante unidades irregulares. Los orígenes se
encuentran en la creación del Servicio de Inteligencia Especial
Periférico (SIEP) dedicado al espionaje, en diciembre de 1937, y, sobre
todo, ya en mayo de 1938, con Juan Negrín, que además de presidente del
Gobierno ocupaba la cartera de Defensa, al XIV Cuerpo de Ejército
Guerrillero [4]. El testimonio de Daniel Peral apunta en este sentido:
«Ésos tenían contactos con otros grupos, para la parte de Reinosa. Con nosotros también tuvieron contacto; nos dieron algunas noches, pero no logramos saber los nombres. Alguna vez nos dijeron que eran alemanes, pero no era cierto. Nos invitaron a la guerra de guerrillas o algo así, pero esto era al principio, cuando se creía que con la guerra de guerrillas se iba a poder hacer algo, sin acabar la guerra. Fue una cosa que se vio que no cogió fuerza. Nos dijeron que eran extranjeros, yo no los conocí. Fue un intento de hacer una guerra de guerrillas. La cuadrilla del Cariñoso tenía algo de contactos, al menos se rumoreaba aquí» [5].
La Guerrilla Azaña, liderada
por Juan Gil del Amo, conocido por "el hijo del practicante de
Carabeos", y por Santiago Fernández Corral, también vecino de esa
localidad, al que se le cita por el apodo de "Ramplín", estaba formada
por unos 10 hombres. Juan Gil del Amo tenía doble militancia (en
Izquierda Republicana y en la CNT). Cuando los militantes republicanos
se afiliaban a un sindicato evitaban hacerlo a la UGT, dada la
tradicional vinculación al Partido Socialista Obrero Español, por lo que
se inclinaban hacia el sindicato anarquista, que no requería ninguna
lealtad partidista a sus militantes. La militancia en Izquierda
Republicana justificaría también que denominaran al grupo como el líder
de su partido, que a la vez era el presidente de la Republica Española,
Manuel Azaña Díaz.
Sus primeros refugios se ubicaron en cuevas en
los alrededores de Los Carabeos, desde donde extendieron sus acciones
hacia las zonas de Campoo y Valderredible. En el verano de 1940, la
presión que ejerció la Guardia Civil sobre dichas zonas y sobre las
familias de los guerrilleros les obligó a trasladar su refugio hacia el
monte Hijedo. A partir de ese momento, dirigieron sus operaciones
también hacia el norte de Burgos.
En este punto debemos fijar la
atención hacia el texto manuscrito sobre el billete. El autor del
escrito fue Francisco Entrena, que según el testimonio familiar había
recibido el billete de "un tal Juanito", al que podemos identificar
fácilmente con Juan Gil del Amo, como reconocimiento por haber llevado a
los guerrilleros un cargamento de víveres.
En aquellos momentos
Francisco tenía 17 años. Era oriundo de Navarrete y había pasado varios
veranos regentando como encargado la bodega que su padre tenía en
Santelices, lugar estratégico por la proximidad al tren de la Robla y al
del Santander-Mediterráneo, que les comunicaba con Burgos y les
facilitaba la comercialización. Distribuían el vino que cosechaban de
sus viñas de Navarrete y compraban patatas de siembra que luego llevaban
a La Rioja para vender. Francisco frecuentaba la Fonda Áurea López,
donde -no queda claro cómo- trabó relación con los guerrilleros cuando
estos bajaban a comer o a abastecerse de provisiones. Siempre que se
refería a ellos lo hacía desde la consideración de que eran buenas
personas, y por ello no dudó en acceder a su encargo y mantener
posteriormente el silencio, solo roto en el ámbito familiar.
En un
momento que no podemos precisar, Francisco escribió sobre el billete:
"1 de julio de 1941 mando en Paño". El relato familiar que se ha
conservado no explica el sentido del texto, por eso hemos de recurrir a
otras vías para comprenderlo. Esa noche, según la documentación del
Archivo General de la Administración, diez miembros de la Guerrilla
Azaña penetraron, primero en el pueblo de Pedrosa y posteriormente en el
de Santelices, para asaltar las casas de personas vinculadas al
Régimen, entre ellas la del alcalde de la Merindad de Valdeporres y jefe
de Falange, Venancio Guerra. Pero nos queda por aclarar lo de "mando en
Paño", que no hace referencia a una expresión militar, sino al lugar
dónde Francisco entregó su cargamento: en los montes de Paño, próximos a
Santelices, donde Juanito y sus compañeros debían tener un refugio.
La historia que el billete no cuenta, y quizá sea el motivo por el
que Francisco hizo la inscripción en él, es la que ocurrió al día
siguiente. El 2 de julio, en Ahedo de las Pueblas, se interrumpió de
forma abrupta la trayectoria de la Guerrilla Azaña.
«Sobre medio día del día dos, dieron con ellos en el lugar llamado Ahedo de las Pueblas (Burgos) y cercados que fueron, entablose lucha con tal feliz resultado que sin un solo herido por nuestra parte, quedaron muertos sobre el campo cinco de los componentes de la banda, entre ellos el jefe, Juan Gil, (a) el Practicante, siendo capturados otros cuatro y logrando huir, aunque herido, el décimo conocido por Ramplín». [6]
Los
caídos en Ahedo de las Pueblas fueron Juan Gil del Amo, Manolo,
Joaquín, Florentino Albillo Picado alias "Teruel" y una quinta persona
de la que no ha quedado constancia [7]. Los detenidos fueron juzgados y
ejecutados en apenas una semana. Ceferino Albillo Picado, Ursicinio
Gutiérrez Allende, Gregorio Rodríguez Ramos y Antonio Elvira de Hoyos
fueron fusilados en la Prisión Central de Burgos en la madrugada del día
8 de julio de 1941.
Francisco Entrena, un hombre de derechas de toda la vida,
conservó el billete en su cartera durante décadas, quizá esperando
encontrar a una persona que pudiera valorar la importancia de conservar y
trasmitir las historias que encerraba. Esta persona fue Cersar Rosino,
su yerno, quien por medio de su hijo fue capaz de que este relato no se
quedara atrapado en el tiempo.
Bibliografía
[1] TORTELLA CASARES, T (2008): “El billete en la edad contemporánea: mucho más que un medio de pago”.
En VII Jornadas Científicas sobre Documentación contemporánea
(1868-2008). UCM. Madrid. (Pág. 334). Consultar en
https://www.ucm.es/data/cont/docs/446-2013-08-22-12%20billete.pdf
[2] https://numismaticaflores.com/es/content/30-emision-de-billetes-divisionarios-zona-nacional
[3] AGA.
Sección Gobernación. Caja 10.558. Expediente 888.103. Oficio nº 2.445
remitidos por el Gobernador Civil de Burgos al Director General de
Seguridad del 10 de julio de 1941.
[4] SERRANO, S. (1986): La guerrilla antifranquista en León (1936‑1951). Junta de Castilla y León. Consejería de Educación y Cultura. Salamanca. (Pág. 128)
[5] ANDRÉS, V. (2008): Del mito a la historia. Guerrilleros, maquis y huidos en los montes de Cantabria. Publican-Ediciones de la Universidad de Cantabria. Santander. (Pág. 65)
[6] AGA.
Sección Gobernación. Caja 10.558. Expediente 888.103. Oficio n.º 2.445,
remitido por el Gobernador Civil de Burgos al Director General de
Seguridad el 10 de julio de 1941.
[7] Las partidas de defunción de Juan Gil del Amo, Florentino Albillo Picado (a) Teruel, Manuel (a) Manolo, y Joaquín (a) Quino se encuentran en Registro Civil de la Merindad de Pedrosa de Valdeporres, tomo 18, folio 197 vuelto y siguientes.
Fuente → Desmemoriados.org
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