Canto rural a la República Española

Canto rural a la República Española
Arturo del Villar

PRESIDENTE DEL COLECTIVO REPUBLICANO TERCER MILENIO

PUESTO que este año 2020 no podemos salir a las calles el 14 de abril, para conmemorar el feliz aniversario de la proclamación de la II República Española, confinados en los hogares, los hospitales o las prisiones a causa de ese virus con nombre monárquico, el coronavirus, celebraremos esa fe-cha histórica recordando cada día un poema escrito en su homenaje.

El primero debe ser el Canto rural a la República Española, compuesto por Óscar Esplá con letra del poeta Manuel Machado. Fue estrenado el do-mingo 26 de abril de 1931 a las seis y media de la tarde, en el Ateneo Cien-tífico, Artístico y Literario de Madrid, por la Banda Republicana, nuevo nombre adoptado por la hasta entonces conocida como Banda del Cuerpo de Alabarderos, bajo la dirección del maestro Vega.

Según escribió un anónimo redactor del diario El Sol, en crónica publica-da en la cuarta página del ejemplar correspondiente al martes 28, “El salón de actos era insuficiente para la extraordinaria concurrencia, que se apiñaba en los pasillos y aun formó cola en la calle en espera de tener acceso al lo-cal donde se ejecutaba el concierto. A falta de ello, el público pudo oírlo porque se radió y se dispusieron en la calle potentes altavoces”. El entu-siasmo popular por el nuevo régimen se desbordó con ese grato motivo.

La llegada del presidente del Ateneo y ministro de la Guerra en el Go-bierno provisional, Manuel Azaña, “fue acogida con una ovación extraor-dinaria”, según el cronista. Se interpretaron obras de Albéniz, Falla, Chapí, y del propio director de la Banda, para terminar con el estreno más espera-do, el Canto rural a la República Española. Dice la crónica que “entonó el canto con briosa entonación la señorita Laura Nieto, quien tuvo que repetir-lo hasta tres veces”. Como final del acto, la Banda interpretó La Marselle-sa, coreada por todos los asistentes puestos en pie.

UN POEMA DE ENCARGO
 
Manuel Machado compuso el poema por encargo en una semana, y no se acierta a comprender qué tiene de rural. Los escritos compuestos por en-cargo no suelen resultar muy inspirados, y este caso lo confirma. Se había pretendido que el Canto fuese el himno oficial de la República, pero la letra no convencía a quienes lo escuchaban, por lo que se desechó la idea, y Es-plá, enfadado, prohibió que se interpretara. A los republicanos les gustaba más el Himno de Riego, que por ello quedó considerado el himno popular de la República, y todavía hoy lo cantamos como tal en las reuniones. El poema dice así:

Es el sol de una mañana
de gloria y vida, paz y amor.
Libertad florece y grana
en el milagro de su ardor.
¡Libertad!
España brilla a tu fulgor
como una rosa de Verdad
y Amor.
Gloria de escuchar
por tierra y mar
--Fe y Esperanza—
cantar
España avanza.
Gloria del cantar
del campo y mar, con la armonía
sin par,
España mía.
Luz de hogar encantadora
a quien con fe la ve lucir.
Fiero incendio que devora
al que lo quiere combatir.
¡Libertad!

Algunas veces se ha publicado que el autor del poema fue Antonio Ma-chado, debido a que permaneció siempre fiel a la República, hasta morir al mismo tiempo que ella en el exilio de Colliure, mientras que Manuel se pu-so al servicio de los militares sublevados, les dedicó poemas, fue premiado por ellos, designado ilegalmente numerario de la Real Academia en 1938, y tras la caída de Madrid dirigió la Hemeroteca y el Museo Municipal. Le regalaron además la edición de un volumen con sus Opera omnia lyrica, impreso en Barcelona en 1940 por cuenta de la Delegación Nacional de Prensa y Propaganda de la FET de las JONS, siglas del partido fascista cómplice de los militares sublevados. En 1942 la Editora Nacional del sis-tema hizo una segunda edición. Esos ejemplares fueron enviados a todos los organismos oficiales, por tratarse del poeta oficial del régimen, y al transformarse la dictadura en monarquía se vendieron en librerías de viejo, por lo que es fácil encontrarlos.

IDEOLOGÍA DE MANUEL MACHADO

Esta disparidad de opiniones políticas entre los dos hermanos puede en-tenderse al saber que Manuel y su esposa Eulalia se encontraban casual-mente el 18 de julio de 1936 en Burgos, apodada desde ese día Capital del Alzamiento, y otros títulos fascistas. Allí se instaló la llamada Junta de De-fensa Nacional de España, integrada por los principales militares subleva-dos, y un decreto de la Presidencia firmado el 29 de setiembre proclamó allí al más traidor de todos ellos jefe del Gobierno del Estado Español, lo que le convirtió en dictadorísimo hasta el día de su muerte en 1975.

La represión de los sublevados contra las personas consideradas de iz-quierdas fue un verdadero genocidio, prolongado hasta el 27 de setiembre de 1975, con sus últimos crímenes perpetrados en Burgos, Barcelona y Hoyo de Manzanares (Madrid). Los sublevados dictaron e interpretaron las leyes a su gusto. El autor de la letra del Canto rural a la República Españo-la era, por ese simple dato, un elemento peligroso para los militares golpis-tas. Estuvo detenido dos días, aunque no existe documentación al respecto. Es comprensible que sintiera miedo por su vida y la de su mujer.

Esta circunstancia fatal explica que aceptara ponerse a las órdenes de la Junta de Defensa, y que dedicase poemas en alabanza de sus victorias. Es cierto que se le autorizó en febrero de 1939 a trasladarse a Francia, con su esposa, para asistir su madre y su hermano Antonio enfermos. Llegaron a Colliure después de sus entierros y regresaron a Burgos. Hubieran podido quedarse exiliados en Francia, y no lo hicieron.

De no haberse hallado en Burgos aquel fatídico día, es posible que la bio-grafía de Manuel Machado fuese muy diferente de la que conocemos. Para intentar entender su comportamiento hay que tener en cuenta las circuns-tancias del terrible momento histórico. Su familia paterna era liberal, de ideología krausista, por lo que Manuel y Antonio se educaron en la Institu-ción Libre de Enseñanza al trasladarse a vivir en Madrid. En el “Retrato” que antepuso Antonio a su poemario Campos de Castilla declaró: “Hay en mis venas gotas de sangre jacobina”, la misma que corría por las de Ma-nuel. Los dos hermanos, con la misma familia y la misma educación, hubieran debido mostrar el mismo comportamiento político. Pero a Manuel le cogió la sublevación militar en Burgos, y sintió amenazada su vida y la de su mujer, con motivos sobrados. Todo lo que escribió desde entonces carece de valor ni siquiera circunstancial.


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