“Mártir por la Libertad”, la historia olvidada del capitán Biardeau
 

“Mártir por la Libertad”, la historia olvidada del capitán Biardeau [Antonio Gascón Ricao]:
Antonio Gascón Ricao

El derribo de la estatua de Antonio López

De visitar Barcelona, al final de la Vía Layetana y junto al viejo edificio de Correos, ocupando con desparpajo el espacio que en tiempos había sido el solar del desaparecido convento de San Sebastián o el de los antiguos arcos de los Encantes, rincón antiguamente llamado plaza de San Sebastián, o donde antes había estado asentanda la fuente del Ángel, justo en aquel espacio hoy todavía pervive la base de uno de los monumentos más controvertidos de la Ciudad Condal, en su caso el que recordaba al Antonio López y López, primer marqués de Comillas.

Decimos recordaba porque el ayuntamiento de Barcelona decidió hace dos años retirar su estatua organizando una fiesta, con el pretexto que aquella retirada obedecía a que López: “hizo fortuna en las Américas, en el siglo XIX, con el tráfico de esclavos y esclavas que traía desde las costas africanas hasta Cuba”.2

Aquella descabalgada del procer cantabro dio lugar a organizar aquel mismo día números de circo, de música en directo, acompañado todo con chocolate y pirotecnia que adornaron la “fiesta ciudadana” que el gobierno municipal había encargado realizar a Els Comediants, “sarao” al que asistieron un reducido grupo de unas 200 personas. A la hora de los parlamentos, el primer teniente de alcalde del momento, Gerardo Pisarello, aseguró que aquella retirada constituía “un acto de reparación con todos aquellos que se han sentido ofendidos en la ciudad” por la larga presencia del controvertido indiano.



Entidades y colectivos como Stop Racismo llevaban desde hacía años solicitando la supresión de las referencias a Antonio López, tanto en el nomenclátor como en apartado de arte público de la ciudad, operación que se inició en 2010 con el cambio de nombre de la calle Marquès de Comillas, que fue substituido por el de Ferrer i Guardia, pedagogo y anarquista. Como era de esperar aquel veto municipal a López causó una cadena de ofensas en otros sectores situados en las antípodas políticas, como fue el caso de los de capitanes de la marina mercante o de destacados políticos de Cantabria, incluido su presidente Revilla, que hicieron públicas duras críticas ante aquella decisión del ejecutivo barcelonés.

La misma noticia se alargaba explicando que el destino final de la estatua, que previamente requirió que esta fuera limpiada a manguerazos en su nuevo emplazamiento: el almacén del Museu d’Història de Barcelona, donde pasó a dormir su sueño eterno, pero haciendo compañía a la Victoria de la plaza del Cinc d’Oros o al Franco ecuestre del castillo de Montjuïc. La jornada también sirvió para la inauguración de unos paneles informativos sobre la historia de aquella plaza recordando las ‘Bullangues’ barcelonesas, disturbios que tuvieron lugar entre 1835 y 18433.

Aunque de hecho la estatua retirada en 2018 ya no era la original de bronce que se le erigió al empresario en 1884, en aquella ocasión levantada por el consistorio barcelonés encabezado en aquel momento por el alcalde monarquico y liberal Rius i Taulet, que fue el que le dedicó la plaza y el monumento apenas un año y medio después del fallecimiento de homenajeado, ya que la moderna retirada era en piedra.

Tal vez por ello La Vanguardia en aquella noticia de 2018 enfatizaba que la estatua original, la primera, fue fundida durante la guerra civil, pero sin aportar más detalles. Estatua que fue reemplazada de forma diligente en 1944 por el consistorio franquista de aquel momento, en aquel caso por el alcalde Miguel Mateu y Pla4, con la colaboración del conocido y popular escultor Frederic Marès.

Continuaba la noticia recogiendo que la retirada de la estatua era el preludio de un proceso ciudadano participativo para rebautizar también la plaza. Precisamente aquella misma semana un grupo de entidades  hizo entrega al ayuntamiento de más de 17.000 firmas para incluir en la ‘multiconsulta’ municipal una pregunta sobre el cambio de denominación de la plaza, proponiendo el nombre del joven Idrissa Diallo, muerto en 2012 en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de la Zona Franca.

Vida y milagros de Antonio López

Con indiferencia de aquella retirada, si fiamos de algunas enciclopedias, Antonio López fue, entre otras muchas cosas, empresario, banquero y filántropo. Lo primero porque fundó una naviera, la Compañía Transatlántica Española, lo segundo porque presidió el Banco de Crédito Mercantil y fundó el Banco Hispano Colonial, y lo tercero porque también fundó la Universidad Pontificia Comillas. Y como digno colofón a su deslumbrante trayectoria personal, en 1878, el rey Alfonso XII lo nombró marqués de Comillas.

Antonio López. Marqués de Comillas. Fuente: eldiario.es

Soslayando el hecho de si se dedicó o no al trafico humano, un asunto que todavía hoy sigue en discusión entre los especialistas, habrá que advertir que en su época gran parte de la nobleza o de la burguesía española, incluida la catalana, se dedicaba a lo mismo, destacando entre ellos los nombres de Francesc Martí i Torrents, Salvador Samà i Martí y Josep Baró i Blanchart. Con la fortuna ya hecha y procedente de Cuba, donde había residio desde los 14 años López se instaló en Barcelona en 1856, en casa de los Vidal-Quadras, otra familia de indianos enriquecidos que en aquella época andaban metidos a banqueros.

Una vez instalado en la capital catalana obtuvo dos monopolios muy jugosos: el transporte del correo postal, y de tropas a Cuba. Momento en que decidió crear la compañía de Tabacos de Filipinas, o fundando junto a Manuel Girona el Banco Hispano Colonial, entidad que de forma oportuna financió la apertura de la actual Vía Layetana, una de las operaciones inmobiliarias más grande de aquella época, lo que demuestra su buen ojo para los negocios.

En la cumbre de su vida, López se hizo construir una mansión señorial en pleno paseo de Gracia y, como colofón, consiguió casar a su hija con el conde de Güell, otro conocido empresario catalán, en su caso enriquecido gracias al algodón procedente de los estados esclavistas del Sur de Estados Unidos.

El derribo de 1937

Por otra parte, lo que La Vanguardia no recogió en aquel largo artículo fue recordar, en estos tiempos tan cambiantes, que el único intento serio de derribo de aquel alevoso monumento, por parte de la ciudadanía y no desde la institución como había sido el caso, tuvo lugar durante la guerra civil española (1936-1939). Cuestión distinta fue el uso que se dio al bronce del mismo, que de manera indirecta sirvió a la causa bélica en el bando republicano.

En la actualidad, tampoco se ha reparado que parte de aquella historia de derribos ha aparecido en una foto ahora expuesta en la exposición “Gráfica anarquista y Revolución Social 1936-1939”, que se expone en el Arxiu Fotografic de Barcelona, obra de la fotografa anarquista húngara Kati Horna, hecho puntual que se une la sorpresiva aparición de unas cuantas instantaneas más de aquel acto de derribo, en su caso en poder de familiares del malogrado capitán, residentes todavía en el exilio y que amablemente han cedido para el presente artículo.


https://serhistorico.net/2020/02/22/martir-por-la-libertad-la-historia-olvidada-del-capitan-biardeau-antonio-gascon-ricao/

Así en septiembre de 1937, el supuestamente ignorante pueblo llano derribo sin dudarlo un minuto la estatua de López, renombrando la plaza, como plaza del capitán de asalto Maximiliano Biardeau, al decir de aquel entonces un héroe que había perdido la vida unos años antes durante el fracasado levantamiento nacionalista de octubre de 1934, levantamiento que en aquel caso había corrido a cargo de Companys. Prueba fehaciente de que en la Barcelona de 1936, y durante aquellos duros días revolucionarios no se dejó en el olvido la historia, a gran diferencia de lo está ocurriendo en estos tiempos, al andar todavía discutiendo que nombre concreto se le pone a la plaza.

Els fets de Octubre de 1934

Muestra de que casi nadie recuerda que el 6 de octubre de 1934 el malogrado presidente Companys proclamó desde el balcón de la Generalitat el Estat Català, dentro de la República Federal española, siguiendo de aquel modo la estela del desaparecido presidente Macià, que en abril de 1931 había proclamado la República Catalana dins d’una Federació de Repúbliques ibèriques“.

Del mismo modo que también han caído en el olvido el nombre de los revolucionarios fallecidos durante aquellas jornadas de octubre, como ha sido el caso concreto del capitán de asalto, el vasco Maximiliano Biardeau, recordado por el pueblo de Barcelona en plena guerra civil, el 25 de septiembre de 1937, según consta en una noticia periodística de aquella época que decía así:


“A tenido lugar en Barcelona con toda solemnidad la ceremonia de dar el nombre del heroico capitán Maximiliano Biardeau, a la Plaza de Antonio López. Se ha derrocado la estatua del primer marqués de Comillas. Y en el frente del pedestal, delante del edificio de Correos, se ha colocado un retrato del capitán Biardeau, enmarcado con una bandera roja y muchas flores. Las inscripciones de las “brillantes gestas” de Antonio López se han destruido y han sido substituidas por la inscripción siguiente. “Plaza del capitán Biardeau, mártir por la Libertad”.5 Detalle que ahora se ha olvidado6.
De hacer un poco más de historia, en 1934 todos los medios periodisticos afirmaban que Biardeau había muerto delante de la puerta de la Capitanía General de Barcelona, sita en el actual paseo del Portal de la Pau. Y la causa había sido unos disparos de arma de fuego procedentes de las puertas de dicha Capitanía. Su muerte, según las mismas noticias, causó el fracaso de Biardeau en su intento por apresar y detener al general Batet en su despacho de Capitanía, en su caso, el jefe de la 4ª división orgánica, en lo que vino a significar un intento encaminado a conseguir el triunfo de la sublevación de Companys por la vía rápida, con una operación que se podría calificar como propia de una unidad de comandos de elite. Una historia poco o nada conocida.

El misterio de la muerte de Bierdeau

Sin embargo la realidad fue que Biardeau no murió, como se afirmó entonces y se sigue afirmando ahora, en la puerta de Capitanía, sino desangrado en un calabozo del Hospital Militar de Barcelona, donde fue llevado malherido tras el tiroteo que había tenido lugar a las puertas de Capitanía.

Muerte causada, no por las entonces normales complicaciones posteriores o a causa de la infección de sus heridas, como sería de imaginar, sino por el criminal abandono que sufrió el herido, en su caso a manos de un conocido médico cirujano militar, para más señas teniente coronel, jefe de cirugía de dicho hospital, se trataba de Luuis Aznar Gómez7 que de forma negligente no procedió a curarlo como correspondía, sino que lo envió directamente detenido a un calabozo, donde el pobre oficial acabaría muriendo desangrado, tal como consta en el proceso posterior que se le siguió a aquel personaje en 1936.

“Por ello, en el proceso que se le sigue por asesinato en la persona del Capitán de asalto D. Maximiliano Biardeau, a pesar de su cobardía al querer inculpar al director D. José Pastor, gravemente enfermo, fue él, el verdadero autor moral de todo lo sucedido, pues si bien es cierto que solo al director incumbe ordenar el traslado de un enfermo o un herido al calabozo, no es menos cierto que el Capitán Biardeau murió cruelmente abandonado en un calabozo conducido por orden del cirujano Aznar.” 8
Actitud idéntica que mantuvo aquel mismo médico militar durante las duras jornadas de julio de 1936, al toma este la decisión voluntaria de no atender a los heridos republicanos que le llegaban a su hospital, sino únicamente a los militares sublevados contra la República, lo que provocó un gran escándalo y la correspondiente denuncia ante las autoridades del momento. Denuncia, que corrió a cargo de un oficial de Asalto, que provocó que dicho médico militar fue detenido, encarcelado y procesado, para más tarde pasar a ser juzgado por un Tribunal Popular, que de acuerdo con las leyes de aquel momento lo condenó a ser ejecutado.

Sentencia que se cumplió de forma efectiva el 27 de noviembre de 1936. Castigándose con ella la muerte de Biardeau y la de los combatientes republicanos de julio, abandonados algunos de ellos a su suerte por aquel mismo médico.

“La fobia de este hombre contra el Pueblo rezumaba por todos sus poros (sic), y pronto se hizo público que, no bien llegados de la calle los primeros heridos entre los que había de uno y otro bando, ordenó que fueran llevados en primer lugar a su mesa de operaciones los jefes y oficiales sublevados, dejando a los caídos de las fuerzas leales para ser curados los últimos. También se dice que lo que motivo su conducción al vapor Uruguay, fue lo siguiente: llegó al hospital una pareja de Guardias de Asalto conduciendo a dos oficiales rebeldes heridos, y uno de los guardias, presentándolos al repetido Aznar, le dijo: Mi teniente coronel, aquí traigo dos oficiales traidores. A lo que contestó vivamente el cirujano: Los traidores sois vosotros, los que habéis disparado contra las fuerzas del Ejército. El guardia desconcertado ante tan extraño lenguaje, calló y fue a dar cuenta a sus superiores, y no había transcurrido mucho rato cuando llegó un oficial de Asalto que lo redujo a prisión”.9

El destino de la familia Biardeau

Por otra parte, el fracaso de Companys en octubre de 1934, comportó entre otras muchas consecuencias, que la pobre viuda del capitán Biardeau quedara totalmente desamparada, ya que no pudo cobrar la correspondiente paga de viudedad hasta junio de 1936, es decir, hasta que no se produjo el triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de aquel mismo año. Paga que a buen seguro le volverían a retirar los franquistas, al producirse su victoria en 1939, a la par que también se perdió la memoria de Biardeau.

La política como trasfondo

Pero el hecho más curioso de aquella historia fue, que durante la guerra civil española el capitán de asalto Biardeau tan pronto fue calificado de nacionalista como de socialista. Ahora bien, en una cosa coincidían ambas ideologías, en el hecho indiscutible de que Biardeau había sido “el héroe de la noche del 6 de octubre en Barcelona”, pero habrá que admitir que un héroe desconocido en la actualidad, ya que de él únicamente se conserva una mala fotografía. Desmemoria que en cierto modo vamos a intentar enmendar con las pocas noticias que se conservan.

Por ello, salvo las noticias que aparecieron en la prensa durante el año 1935, referidas al Consejo de Guerra que se les siguió a los guardias de asalto que acompañaron a Biardeau en aquella descabellada aventura en la puerta de al Capitanía, su nombre desapareció de los medios, sin que se tuvieran noticia alguna alrespecto de su viuda o sobre sus hijos huérfanos, al no informarse del desamparo en que había quedado su familia.

El motivo pasó por el hecho de que el estado español no se hizo cargo de ninguna indemnización, a gran diferencia de lo que acaeció con las familias de los guardias o militares leales al gobierno de Madrid, que habían resultado heridos o muertos durante aquellos mismos combates en Cataluña.

A los cuales se les reconocieron todos sus derechos o cuyas familias se les premió doblemente, al dárseles aparte de la normativa pensión, dinero procedente de una serie subscripciones “populares”, amparadas bajo una abundante publicidad periodística, y en las cuales participaron las gentes de “bien” y de “orden”.10

Lo que dio pie a que aparecieran en la prensa largas listas nominales de los benefactores, listas que en la zona republicana servirán, cuando se produzca el 18 de julio, para elaborar otras nuevas listas que darán lugar a persecuciones, con las consiguientes y trágicas consecuencias que ello conllevó, un tema que en Cataluña sigue todavía pendiente de estudiar.11

Y de aquel modo el nombre de Biardeau no volverá a aparece en la prensa hasta el año 1936, momento en que el periódico socialista Iskra, le dedica un par de breves columnas, calificándolo como “el héroe socialista del 6 de octubre en Barcelona”, eso sí, ilustradas con una foto que suponemos sería la oficial. 12 Noticia a la que seguirá un artículo necrológico escrito por el sargento de asalto Galo Valdés que aparecerá en la publicación Ara.13

Por lo mismo, hubo que esperar hasta el año 2012, para que el asunto Biardeau volviera a resucitar, al aparecer citado en una tesis doctoral: Els fets d’octubre de 1934 a Catalunya: més enllà de l’acció governamental, obra de Manel López Esteve.

La supuesta conspiración

Trabajo en el cual se habla en extenso sobre la peripecia del capitán vasco Maximiliano Biardeau Armendaiz, explicando a la par, que Companys era muy consciente de que el general Batet, jefe de la 4 División orgánica, había realizado diversas gestiones encaminadas a disuadirlo de iniciar un movimiento de protesta contra el gobierno de la República, que finalmente acabaría desembocando en la sublevación del 6 de octubre. Por tanto, resultaba arriesgado pensar que Batet decidiera al final dar apoyo al movimiento que estaba a punto de producirse.

Por otra parte, descartado desde el gobierno catalán un acuerdo con los grupos obreristas, con la excepción de la UGT o del minoritario Partido Comunista de Cataluña (PCC), que con la excusa de las Alianzas Obreras, le pensaban dar apoyo, y ante la desconfianza que sentía Companys hacía Dencás y sus JEREC,14 tal vez por ello debió decidir intentar jugar a la desesperada la carta de Batet ante su eminente proclamación del Estat Catalá, pensado en la remota posibilidad de que si conseguía que Batet no declararse el estado de guerra, aquella inanición podría dar como consecuencia positiva de que gran parte de las fuerzas de orden público se pusieran, sin vacilar, a las órdenes de la Generalidad.

Cuestión distinta fue el conocimiento que tenía Batet al respecto de las gestiones que estaba realizando el propio gobierno catalán ante diversos elementos de la oficialidad de la plaza, prueba de aquel conocimiento será que el propio Batet fue el que se encargó de informar sobre todo ello al ministro de la guerra Diego Hidalgo en junio de 1934, informándole de que: “Por elementos relacionados con algún elevado cargo de la Generalidad se han hecho también algunas gestiones cerca de oficiales del Ejército, con destino en cuerpos armados, para conocer su actitud en caso de un conflicto con en Poder Constitucional del Estado”.15

Con indiferencia de la supuesta actividad de aquellos oficiales, algunos de ellos muy comprometidos con la causa republicana y que ocupaban cargos de responsabilidad en la Consejería de Gobernación, las gestiones de Companys únicamente cuajaron en muy pocos y determinados oficiales, dando lugar así a algunas acciones encaminadas a reafirmar lo que en el principio debería ser un movimiento de protesta del gobierno catalán.

Y una de las más ambiciosas fue sin duda el supuesto intento de asalto de la Comandancia militar de Barcelona, y sin paliativos, el intento de secuestrar a la fuierza al general en jefe de la cuarta división, en su caso de Domingo Batet. Operación que tendría que correr a cargo del capitán Maximiliano Biardeau, el “Héroe socialista” de la noche del 6 de octubre de 1934, tal como lo calificó, dos años más tarde, el periódico de las Juventudes Socialistas Iskra.

La situación de Biardeau

Aunque en este punto todo parece volverse confuso, puesto que en función de la fuente consultada, Biardeau el día de la sublevación estaba en situación de disponible forzoso, como consecuencia de haber sido anteriormente procesado y encarcelado, al estar acusado de realizar actividades políticas estando cuando estaba al frente de la compañía de Seguridad de la Delegación Especial del Gobierno de la República en Barcelona16, y por tanto en aquellos días de octubre debería estar sin capacidad alguna de mando.

Por un testimonio posterior de un sargento del mismo cuerpo, parece ser que Biardeau precisamente no desaprovechó aquellos dos meses de suspensión de trabajo y sueldo a los que lo habían condenado, ya que los dedicó a visitar con frecuencia a Companys, y diariamente al Comisario General de los Somatenes, el coronel Pérez Salas, y por lo mismo, parece ser que el 6 de octubre se puso al frente de una compañía de asalto.17 Historia que López Esteve da por buena en su tesis doctoral.

Por otra parte, de intentar averiguar si Biardeau estaba o no en activo el 6 de octubre, podemos afirmar que sí que lo estaba, al menos eso es lo que consta en un escrito posterior que redactó el diputado socialista Indalecio Prieto, el 13 de junio de 1936, y circunstancia que aparece en la correspondiente petición de una pensión de viudedad para la esposa de Biardeau, al decir así:


“El 6 de octubre de 1934, el capitán de Infantería don Maximiliano Biardeau Armeirdáriz, que aquel mismo día se incorporó a las fuerzas del Cuerpo de Seguridad al servicio de la Generalidad de Cataluña, sucumbió en Barcelona por heridas de arma de fuego en una de las sangrientas contiendas que originó el movimiento revolucionario desencadenado en tal fecha”. 18
Afirmación de Prieto, sobre la incorporación de Biardeau al servicio activo el día de autos, que en aquella petición pero que por otra parte no justifica con documentos, sino únicamente de palabra. Lo que lleva a la sospecha, dado lo que Prieto afirma en el párrafo siguiente del mismo documento, que Biardeau el 6 de octubre estaba en activo, pero que no pertenecía de facto a los Guardias de Asalto, sino al cuerpo de Seguridad de la Generalidad de Cataluña, al menos así consta en aquel decreto de 1936.

Asunto que se descubre al proceder a leer con atención el párrafo donde Prieto intenta justificar el por qué en su día no se le había concedido a su viuda la reglamentaria pensión, según él, al no haberse tenido en cuenta que cuando “sobrevino la muerte del mencionado oficial, en acto de servicio y vistiendo la víctima el uniforme del Cuerpo al, que anteriormente perteneció durante mucho tiempo, y al cual se había reincorporado de modo efectivo”.

Comentario que parece dar a entender, que Biardeau se reincorporó al servicio aquel mismo día 6, y por ello llevaba su uniforme reglamentario, el uniforme del cuerpo al que anteriormente había pertenecido durante mucho tiempo, dando de aquel modo a entender que cuando se reincorporó, se supone que de forma voluntaria, no lo hizo en el cuerpo de Asalto, sino “que aquel mismo día se incorporó a las fuerzas del Cuerpo de Seguridad al servicio de la Generalidad de Cataluña…”, es decir, que pasó a servir en las fuerzas de Seguridad de la Generalitat, las afectas a Companys

Y tal vez por ello el gobierno de Madrid debió denegar a la viuda la correspondiente pensión, al considerar que Biardeau no murió sirviendo al estado español, sino a la sublevada Generalidad, o sea, en visión castrense española, Biardeau era un rebelde y un traidor, y por tanto su viuda no tenía derecho a pensión alguna.

Conclusión que se puede verificar en aquel escrito de Prieto: “Y como quiera que el tiempo transcurrido desde la resolución recaída en el expediente imposibilita que por vía administrativa se corrija el error dañoso para la viuda y huérfanos de don Maximiliano Biardeau, resulta indispensable que el Parlamento acuerde la oportuna y justa reparación.”

Es decir, cerrada la vía administrativa, de repetirla la decisión volvería a ser la misma, ya que en el momento de su muerte, no era funcionario del estado sino de Generalitat, por ello sólo quedaba como solución, la vía directa del Decreto, la misma vía que el socialista Indalecio Prieto siguió.

Y aquí debió radicar el problema, y no en otro aspecto, del bloqueó durante dos años a la concesión de una pensión a la pobre viuda de Biardeau, asunto que se confirma de de nuevo, ya que a la hora del juicio sumarísimo contra sus compañeros, el tribunal militar califica a Biardeau de “el capitán del cuerpo de Seguridad, al servicio de la Generalidad”. 19

Y como consecuencia de lo expuesto por Prieto, las Cortes españolas acordaron:

«Artículo único. En razón a las circunstancias que concurrieron en la muerte del capitán de Infantería don Maximiliano Biardeau Armendáriz, con motivo de los sucesos revolucionarios desarrollados en Barcelona el día 6 de octubre de 1934, y debiendo considerarse que su fallecimiento ocurrió en acto del servicio, se reconoce a su viuda, doña Filomena Fernándiño Pérez, conforme a lo establecido para estos casos por el artículo 66 del vigente Estatuto de Clases Pasivas del Estado, el derecho a la pensión equivalente al sueldo entero del empleo disfrutado por su difunto esposo, pensión que será transmisible a sus hijos en las condiciones generales que la referida legislación de Clases Pasivas establece, entendiéndose que el derecho que ahora se declara habrá de surtir efectos desde la fecha del fallecimiento de don Maximiliano Bardeau Armendáriz, con el consiguiente abono de las diferencias de haberes pasivos entre la pensión ordinaria que figura concedida por la Dirección General de la Deuda y Clases Pasivas y la que es objeto de la presente ley.—Palacio del Consejo, 12 de Junio de 1936”.20

El intento de secuestro de Batet

Cuestión distinta es la veracidad o no de la historia del supuesto secuestro de Batet por parte de Biardeau. Historia sobre la cual López Esteve habla largamente en su tesis, pero sin entrar en demasiados análisis, cuando hay algunos asuntos concretos que lo requieren.

Así López Esteve afirma que “hacia las diez de la noche el capitán de infantería socialista con cinco guardias de asalto intentó penetrar en la comandancia militar ““para secuestro del general”, tal como afirma el ayudante de campo de Batet, el comandante Trinidad Lacanal Valls21.

De aquel modo, en un coche requisado, Biardeau y su grupo de guardias de asalto se trasladaron hasta las puertas de capitanía y cuando la guardia les dio la orden de alto, fue entonces cuando se iniciaron una serie de ráfagas de tiros de los asaltantes dirigidos contra diversos oficiales y soldados que realizaban las tareas de vigilancia en las puertas de la dependencia.

Con aquella acción de Biardeau, este pretendía aprovechar la excasez de tropas útiles de las que disponía el general Batet, tal como apuntó el ayudante de Batet, ya que cuando Biardeau realizó su tentativa de asalto “en Capitanía sólo estaba la guardia, que, por los muchos centinelas establecidos, apenas tenía seis hombres libres. A ellos se sumaron un ayudante del general, el chofer y los Capitanes de E.M. Barroso y Sánchez Guerra”. 22

Continúa López Esteve afirmando que el intento de asalto y secuestro acabó con la muerte de capitán Biardeau, de un guardia de asalto y con diversos heridos más. Pero lo más relevante para López era que con ello se ponía de relieve que existieron las gestiones del gobierno catalán en algunos sectores de la oficialidad, y lo segundo relevante según también López Esteve era que aquella operación había tenido lugar durante el margen de tiempo concedido por Companys a Batet para responder a su requerimiento de ponerse a las ordenes de la Generalitat, y por tanto antes de que la columna militar encargada de hacer público el “Bando de declaración del estado de guerra” saliera de Capitanía.23

Según Hilario Raguer, autor de la última biografía de Batet,24 el 5 de octubre de 1934 Biardeau se ofreció como voluntario a Dencás, en su caso consejero de Gobernación, proponiéndole su plan de secuestrar al general Domingo Batet, y Dencás aceptó. De hecho hay muy pocas dudas de que aquella iniciativa de asalto y secuestro saliera del mismo capitán Biardeau, ya que después de haber sido procesado y encarcelado con anterioridad a los hechos de octubre de 1934, había estado destinado a las órdenes del capitán general, y por tanto, conocía muy bien, en qué condiciones se encontraba dicha Capitanía.

Lo que no quedó claro fue que Biardeau contará únicamente con la aprobación de Dencás para realizar aquella operación, pero una cosa era cierta Biardeau y los guardias que lo acompañaban, salieron del palacio de gobernación dirigiéndose directamente a la Capitanía General.

De hecho, si damos por bueno un artículo necrológico, que su buen amigo el sargento Galo Valdés escribió en 1936 sobre Biardeau, este mantenía una excelente relación con Jesús Pérez Salas, comisario de los Somatenes, y al parecer durante el verano y en septiembre de 1934, Biardeau se entrevistó en diversas ocasiones con Companys, y muy probablemente, en aquellas fechas era militante del PSOE. Contactos, que harían plausible que hubiera sido Companys quien había dado el visto bueno a su plan, y que la intervención de Dencás, hubiera quedado reducida a proporcionarle los guardias de asalto necesarios para llevarla a buen término.

Otro hecho curioso fue que posteriormente ni Companys ni Dencás, ni ningún miembro del gobierno hicieron referencia alguna a aquel intento de apresar a Batet, dando así la impresión de que aquella audaz tentativa no era conocida entre los círculos gubernamentales, o por los militantes socialistas, partido al que supuestamente pertenecía. Sin embargo Mariano Martínez- Cuenca, concejal del ayuntamiento de Barcelona, la recoge en sus memorias, como un golpe de audacia para apoderarse de la Capitanía. 25

De intentar sacar conclusiones, el intento llevado a cabo por Biardeau se puede considerar como un elemento más de presión del gobierno catalán frente a Batet, que tenía como intención el condicionar su posición al respecto del movimiento de protesta catalán, sin descartar de que se tratara de un doble juego de Companys y su gobierno con el general de la cuarta división, no muy diferente al que el mismo Batet estaba jugando frente a la Generalitat.

De aquel modo, lo único cierto fue que tras la fracasada acción de Biardeau, Batet mandó reforzar la comandancia con una compañía de la guardia civil. A la que no tardó en unirse una batería de artillería rodada y una parte de la compañía que había salido a la calle para declarar el Estado de Guerra, columna que subió por Colón y por la Rambla de santa Mónica, a las diez y media de aquella noche. Unidad que sería la primera en entablar combate con los sublevados.

Anexo:

“La pensión a la viuda del capitán Biardeau muerto el 6 de octubre de 1934, al servicio de la Generalidad. Firmada en primer término por don Indalecio Prieto, se ha presentado a la Mesa de la Cámara la siguiente proposición de ley:
«A las Cortes.
Los diputados que suscriben tienen e1 honor de someter a las Cortes la siguiente proposición de ley:
El 6 de octubre de 1934, el capitán de Infantería don Maximiliano Biardeau Armeirdáriz, que aquel mismo día se incorporó a las fuerzas del Cuerpo de Seguridad al servicio de la Generalidad de Cataluña, sucumbió en Barcelona por heridas de arma de fuego en una de las sangrientas contiendas que originó e1 movimiento revolucionario desencadenado en tal fecha.
El expediente relativo a la concesión de derechos pasivos a la viuda del señor Biardeau se tramitó sin tener en cuenta las circunstancias, bien acusadas, por cierto, en que sobrevino la muerte del mencionado oficial, en acto de servicio y vistiendo la víctima el uniforme del Cuerpo al, que anteriormente perteneció durante mucho tiempo, y al cual se había reincorporado de modo efectivo. Y como quiera que el tiempo transcurrido desde la resolución recaída en el expediente Imposibilita que por vía administrativa se corrija el error dañoso para la viuda y huérfanos de don Maximiliano Biardeau, resulta indispensable que el Parlamento acuerde la oportuna y justa reparación.
Como consecuencia de lo expuesto, las Cortes acuerdan:
• «Artículo único. En razón a las circunstancias que concurrieron en la muerte del capitán de Infantería don Maximiliano Biardeau. Armendáriz, con motivo de los sucesos revolucionarios desarrollados en Barcelona el día 6 de octubre de 1934, y debiendo considerarse que su fallecimiento ocurrió en acto del servicio, se reconoce a su viuda, doña Filomena Fernándiño Pérez, conforme a lo establecido para estos casos por el artículo 66 del vigente Estatuto de Clases Pasivas del Estado, el derecho a la pensión equivalente al sueldo’ entero del empleo disfrutado por su difunto esposo, pensión que será transmisible a sus hijos en las condiciones generales que la referida legislación de Clases Pasivas establece, entendiéndose que el derecho que ahora se declara habrá de surtir efectos desde la fecha del fallecimiento de don Maximiliano Bardeau Armendáriz, con el consiguiente abono de las diferencias de haberes pasivos entre la pensión ordinaria que figura concedida por la Dirección General de la Deuda y Clases Pasivas y la que es objeto de la presente ley.—Palacio del Consejo, 12 de Junio
LA VANGUARDIA, sábado 13 de junio de 1936, p.22.

Notas

2 “Barcelona retira la estatua de Antonio López por “esclavista”. El consistorio organiza una fiesta para “decir adiós” al monumento al empresario colonial y mecenas cultural y cambiará el nombre de la plaza”, La Vanguardia, 4 de marzo 2018.
3 Las bullangues o bullangas fueron una serie de revueltas populares de signo liberal acontecidas en Barcelona entre 1835 y 1843
4 Miguel Mateu y Pla (Barcelona, 1898-Barcelona, 1972) también conocido con el apodo de Mateu dels Ferros, fue un financiero, empresario y político españolAlcalde de Barcelona (1939-1945), embajador en París (1945-1947), presidente de la compañía automovilística Hispano-Suiza (1935-1945), presidente de la Caja de Pensiones, “la Caixa” (1940-1972), presidente de la patronal catalana Fomento del Trabajo Nacional (1952-1972), fue consejero nacional de Falange Española y Procurador en Cortes (1943-1972).
5 “Calles de Barcelona que han cambiado de nombre”, La Vanguardia, sábado 25 de septiembre de 1937, p. 3
6 De forma curiosa aquella efemeride se refleja en el Nomenclator de Barcelona que dice así: “Capitán Biardeau, 06/09/1937; Antonio López, 22/05/1883; San Sebastián, abans de 1865; Fuente del Ángel; Vino, segle XVI; Dressenal, abans del segle XV.”
7 Causa General, Archivo Histórico Nacional (Pares)
8 “Informe Denuncia sobre la actuación del Teniente Coronel Luis Aznar”, Archivo Histórico Nacional, FC-Causa General, 1638, Exp. 74.
9 Op. cit., Causa General, 1638, Exp. 74.
10 “La suscripción en Cataluña pasa del medio millón de pesetas”, diario ABC, Madrid, 25-10-1934, p. 30
11 De hecho, en Cataluña ha primado más el estudiar la represión en la retaguardia, que las causas o los individuos que en la práctica la ejercieron, y siempre con la abierta intención de hacer recaer toda la responsabilidad de aquellos hechos sobre los anarquistas. Una verdad hasta cierto punto relativa, pues según la comarca, también la ejercieron con dureza muchos miembros del mundillo nacionalista, en su caso los que habían sido represaliados tras el fracaso de octubre de 1934, o por el PSUC, en su afán por hacerse un espacio político en aquella revolución, a la par que hacían un guiño a los nacionalistas, uniéndose a ellos a la hora de intentar acabar con el POUM o con la CNT-FAI.
12 Iskra, nº 11, 1936, “Per la Revolució Socialista. Per la libertad nacional de Catalunya la mort del capità Viardeau (sic)”.
13 Galo Valdés. “Catalunya està en deute de gratitud amb Maximilià Biardeau”, Ara, 18/02/1936, p. 4.
14 Joventuts d’Esquerra Republicana-Estat Català​ (JEREC).
15 Arxiu Montserrat Tarradellas (AMT). Fons General Batet. C. 3. Exp. 3 Doc. 5.
16 Con dicho título y cargo figura en una ficha conservada en el Centro de la Memoria Histórica (Pares)
17 G. Valdés. “Catalunya està en deute de gratitud ambMaximilià Biardeau”, Ara, 18/02/1936, p. 4.
18 “La pensión a la viuda del capitán Biardeau muerto el 6 de octubre de 1934, al servicio de la Generalidad”, La Vanguardia, sábado 13 de junio de 1936, p. 22.
19 “Los Sucesos de Octubre,” La escolta de un capitán de Seguridad muerto en el Paseo de Colón. Sentencias aprobadas por el auditor”, La Vanguardia, Viernes 8 de marzo da 1935, p. 9.
20 “La pensión a la viuda del capitán Biardeau muerto el 6 de octubre de 1934, al servicio de la Generalidad”, La Vanguardia, sábado 13 de junio de 1936, p. 22.
21 Trinidad Lacanal, era hijo de un general que fue procesado a raiz del desastre de Annual y separado del servicio. Su hijo sufrirá igual pena, a la conclusión de la guerra civil al haber sido ayuadante del general Batet. Pablo Vila Sanjuan, “Memoria de un cronista, Trinidad Lacanal”, La Vanguardia, 10/12/1975, p.34.
22 AMT. Fons General Batet. T. Lacanal, Datos para la historia, p. 4; Rafael Sánchez Guerra era hijo del político cordobés José Sánchez Guerra.
23 H. Raguer. El General Batet PAM, Barcelona, 1994, p. 202.24 Op. cit.

Fuente → serhistorico.net

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