Año nuevo, ¿izquierda nueva?


"Sería necesario impulsar un ciclo nuevo, y para que no sea una repetición de lo anterior debería construirse sobre bases nuevas", escribe el autor.

Año nuevo, ¿izquierda nueva?
Antonio Zugasti
Foto: Marsel Minga.


Ciertamente nos hace mucha falta una nueva izquierda –por supuesto totalmente diferente a muchas pretendidas nuevas izquierdas que en realidad tenían mucho más de nuevas derechas–. Una izquierda que pretenda los cambios profundos y radicales que la humanidad necesita imperiosamente, y cada vez más.

Las izquierdas tradicionales nacieron hace más de siglo y medio. En 1840 Pierre-Joseph Proudhon publica su obra ¿Qué es la propiedad? o una investigación acerca del principio del derecho y del gobierno. A la pregunta que figura en el título de su libro, Proudhon responde: «La propiedad es un robo». Había nacido el moderno anarquismo.

Poco después, en 1848, Karl Marx lanza el Manifiesto Comunista. «Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro del comunismo… Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una historia de luchas de clases».

Desde entonces han pasado más de 170 años. Millones de personas han trabajado y luchado ardientemente para conseguir un mundo donde la propiedad no fuera un robo o donde la clase obrera llegara a construir una sociedad sin clases.

Pero es forzoso reconocer que todos esos esfuerzos han resultado prácticamente baldíos. ¿Dónde estamos hoy? Ignacio Sánchez Cuenca, profesor de Ciencia Política, ha escrito un ensayo titulado La izquierda: fin de (un) ciclo. No podemos engañarnos,  el ciclo que se inició a mediados del siglo XIX se está agotando. Sánchez Cuenca escribe: “Hacia finales de los años noventa del siglo XX, los partidos comunistas habían desaparecido prácticamente de la esfera política en los países occidentales. Si bien la crisis electoral se remontaba a finales de los setenta, el colapso de la Unión Soviética fue la puntilla final”. Y en la página siguiente afirma: “Con dos décadas de retraso con respecto al comunismo, la socialdemocracia ha entrado en su peor crisis histórica”. Para comprobarlo no tenemos más que ver la evolución de los partidos socialdemócratas en toda Europa.

Pero el mundo que nos queda es un mundo totalmente inaceptable. Los señores del capital están dominados por una ambición enloquecedora que les lleva a una brutal explotación no solo del mundo del trabajo, sino del planeta que a todos nos sustenta. Los trabajadores, aunque sea en unas condiciones muy precarias, se resisten, luchan y se reproducen. Pero el planeta no. Por lo menos en el corto y medio plazo ni se resiste, ni lucha y ciertamente la Tierra no se reproduce. Los seres humanos podemos destrozar el medio ambiente de nuestro planeta con toda impunidad. Pero matamos la tierra fértil que nos sustenta.

Parece que la evidente irracionalidad del capitalismo debería favorecer un ataque arrollador de la izquierda, pero ese ataque no aparece por ningún sitio. La vieja izquierda se muestra totalmente agotada. Sería necesario impulsar un ciclo nuevo, y para que no sea una repetición de lo anterior debería construirse sobre bases nuevas. ¿Seremos capaces de hacerlo? ¡Qué no nos falte imaginación y esperanza!
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Fuente → lamarea.com

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