MIKA FELDMAN: la “capitana” de los milicianos durante la Guerra Civil


Valiente y comprometida con la lucha por la revolución allí donde se le necesitase. Viajera, emprendedora, heroica y defensora de la igualdad entre hombres y mujeres. Luchadora desde bien joven y una mujer que siempre peleó por cumplir sus sueños revolucionarios. En España encontró el objetivo perfecto; unirse a la lucha republicana frente al alzamiento franquista y su empeño la llevó a ponerse al mando de un grupo de milicianos al que capitaneó durante la Guerra Civil. Su hazaña es digna de mención, pero su nombre rara vez aparece reflejado en los libros de historia junto a aquellos hombres que lucharon en el frente republicano. Mika Feldman es otra de las muchas mujeres olvidadas que forman parte de nuestra historia y cuyo nombre nosotros queremos que ocupe el lugar que le pertenece.

MIKA FELDMAN: la “capitana” de los milicianos durante la Guerra Civil: A comienzos del verano de 1936, España estaba a las puertas de iniciar un conflicto bélico que mantendría en pie de guerra al país durante casi tres años. En ese mismo momento, un matrimonio argentino de milicianos cruzaba la frontera francesa con el objetivo de formar parte de los movimientos antifascistas y combatir contra el levantamiento franquista. Mika Feldman e Hipólito Etchebéhère siempre tuvieron claro que ellos estarían allí donde la revolución les necesitara y por eso decidieron instalarse en el país mediterráneo para unirse a la lucha republicana.

Me quedo aquí porque pertenezco a esta guerra y solamente la puedo servir aquí. Porque solamente aquí es pura. Lejos de la no intervención y las demás politiquerías - Mika Feldman

Al estallar la Guerra Civil y después de la muerte de Hipólito en combate, la valentía de Mika la llevó a convertirse en “la capitana” de una columna de milicianos que luchó en diferentes batallas bajo sus órdenes, hasta que en 1937 la detuvieron. Tras su puesta en libertad se fue a París, pero la presión nazi la obligó a regresar a Buenos Aires debido a sus orígenes judíos. Con el final de la II Guerra Mundial decidió volver a Francia, donde residió hasta su muerte en 1992, pero dejando antes su testimonio como combatiente en el libro “Mi guerra de España”, desde el que hoy hemos recuperado su historia.


Mika Feldman durante la Guerra Civil Española 

Su vida como anarquista

Desde bien joven Mika tuvo grandes sueños revolucionarios. Nacida en el seno de una familia judía de orígen ruso y siendo tan solo una adolescente, ella ya tenía sus propios pensamientos anarquistas y en su etapa estudiantil se metió de lleno en la militancia por la Reforma Universitaria. Fue en ese mundo de actividad política en el que conoció al que fue su compañero de vida, Hipólito Etchebéhère. Ambos jóvenes se afiliaron al Partido Comunista queriendo formar parte del movimiento obrero argentino, pero unos años más tarde fueron expulsados tras mostrar su desacuerdo con la actuación de la dirección del partido. En ese momento la pareja decidió que deberían viajar en busca de su sueño revolucionario y ayudar allí donde se los necesitase. Además, eligieron por voluntad propia no tener hijos para no comprometerlos en su lucha y pusieron rumbo a la Patagonia para intentar investigar la masacre obrera que se había producido allí en 1921.

Mika había estudiado Odontología y pensaron que la mejor manera de costearse su estancia en aquella región sería abriendo un consultorio odontológico itinerante y viajar con él por diferentes lugares para recoger testimonios sobre los fusilamientos de peones en el mundo rural, que el Ejército había llevado a cabo años antes. Como ellos tenían claro que su única patria eran las ideas revolucionarias, en el año 1931 decidieron dejar la Patagonia y cruzaron el charco con destino a Europa, para cumplir sus sueños de lucha en los epicentros en los que la revolución los necesitara.



Su primer destino fue España, donde se encontraron con su primera decepción, ya que la República reprimía a quienes se manifestaban para reclamar el cumplimiento de las promesas. Por ello pusieron rumbo a París, donde afianzaron sus vínculos revolucionarios. Estuvieron también en Berlín, donde fueron testigos de la derrota del proletariado y de donde huyeron de nuevo a Francia tras el ascenso de Hitler al poder. Pero fue en el año 1936, justo antes de que se produjera el golpe de estado en España, cuando decidieron instalarse en Madrid persiguiendo su sueño revolucionario.

Mi marido y yo vinimos a buscar en España lo que creímos hallar en Berlín en el mes de octubre de 1932: la voluntad de la clase obrera de luchar contra las fuerzas de la reacción que se volcaban en el fascismo – Mika Feldman


 Mika y su marido Hipólito Etchebéhère

La “capitana” de la guerra

Madrid.Julio de 1939. La huelga de la construcción no lleva miras de arreglo. En Cuatro Caminos y en Chamberí, en Barrios Bajos y en Las Ventas el hambre ronda los hogares de los huelguistas... - Mika Feldman

Así comienza Mika su relato en “Mi guerra de España”, una obra en la que cuenta cómo fue su participación como miliciana en la Guerra Civil Española. En Madrid, en Julio de 1936, justo cuando el país estaba a punto de comenzar uno de los peores episodios de su historia, allí estaba ella, junto a su marido Hipólito, ambos por decisión propia, cumpliendo con sus ideales y sirviendo a la lucha insitu y no desde la distancia.
Según ella misma cuenta en la obra, el 18 de julio fue el punto de partida para empezar a preparar “la tremenda batalla que duró casi tres años”, tan solo cinco días después de haber llegado a Madrid. Caminaron junto a los comunistas para estar en el centro de las huelgas hasta que Hipo, como Mika llamaba cariñosamente a su marido, se prestó a enseñar el manejo de las armas a un grupo de jóvenes del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y estos le ofrecieron ser el comandante de su columna, con el objetivo de que les ayudase a emprenden la búsqueda de las tropas de Mola y frenarlas antes de que llegaran a Madrid. Después de cumplir esta misión, la columna puso rumbo a Sigüenza y de ahí al frente de Atienza, donde Hipólito murió en combate y los milicianos eligieron a Mika como su nueva “capitana”.

Entre estos desconocidos que han aceptado lo que yo acepté y que apenas comienzo a conocer, me siento en mi sitio como en ninguna parte. Protegida y protectora. Libre porque me atan unos lazos que yo he querido - Mika Feldman





 Mika entre un grupo de milicianos en 1936

Decidida y valiente, Mika tomó la gran responsabilidad de comandar a la columna que hasta hacía poco había estado bajo el mando de su marido y desde el principio tuvo claro que no se dejaría amedrentar por aquellos que opinaban que el trabajo de la mujer en la guerra no era empuñar un arma.

No he venido al frente para morir por la revolución con un trapo de cocina en la mano – Mika Feldman

A los pocos días de estar al frente de los milicianos, una de las primeras batallas a las que se tuvo que enfrentar fue a la de la lucha de géneros, cuando un grupo de hombres se negó a cumplir las tareas que ella les había encomendado, como barrer o hacer sus camas, por considerarlas “tareas de mujeres”. Este gesto machista no gustó nada a la miliciana, que no dudó en dejar claro a quienes luchaban con ella por la revolución, que si querían seguir haciéndolo, tenían también que defender la eliminación de las diferencias de género.

Las muchachas que están con nosotros son milicianas, no criadas. Estamos luchando por la revolución todos juntos, hombres y mujeres, de igual a igual, nadie debe olvidarlo. Y ahora, rápido, dos voluntarios para la limpieza – Mika Feldman

Aunque su experiencia militar no era tan amplia como la de su marido, Mika fue asumiendo poco a poco las responsabilidades de una buena jefa, buscando estrategias para ganar tiempo frente a sus enemigos, alentando a los milicianos que tenía al cargo para que no se desmoralizaran y sobre todo luchando codo con codo con ellos en las trincheras, para mantener vivo su ideal revolucionario.

Su retirada

Después de defender la localidad de Sigüenza y luchar en Madrid, en Pineda de Húmera y en el Cerro de Águila, su fama empezó a aumentar, hasta que fue detenida en la capital en 1937, acusada de ser contraria a la República. Gracias a la ayuda de algunos de los amigos que se había hecho durante la guerra, sobre todo la del anarquista Cipriano Mera, Mika quedó en libertad, aunque se le prohibió volver a las filas armadas. La revolucionaria se quedó en España hasta que finalizó el conflicto en el año 1939 y continuó su lucha desde la clandestinidad. Cuando Madrid fue tomada por las tropas franquistas decidió escapar hacia Francia, encontrando asilo en el Liceo Francés. Desde ese momento, la figura de Mika empezó a caer en el olvido, ese bajo el que durante tantos años ha estado oculta. En París tampoco duró mucho, porque la ocupación nazi la obligó a regresar a Argentina por su condición de judía. Allí continuó luchando por sus convicciones antifascistas, colaborando con la revista Sur de Victoria Ocampo y escribiendo sus recuerdos para dar forma a “Mi guerra de España”. 

Fue tras finalizar la Segunda Guerra Mundial cuando decidió regresar a Europa. En 1946 volvió a Francia, donde estuvo hasta su muerte en 1992 y durante todo ese tiempo quiso mantener vivo su espíritu revolucionario, participando en algunas manifestaciones que se hicieron contra la dictadura militar argentina. Incluso a los 66 años formó parte activa de las revueltas estudiantiles llevadas a cabo en las calles parisinas, enseñando a los jóvenes técnicas para arrancar adoquines y aconsejándoles a utilizar guantes al levantar barricadas, para que la policía no les pudiera reconocer con tanta facilidad.

Rescatada del olvido

Mika Feldman sobrevivió a la guerra, pero no a los libros de historia. Fue una mujer valiente, luchadora, defensora de la idea de que la lucha armada no hacía diferencias entre sexos y una revolucionaria que supo dirigir una columna de milicianos durante la Guerra Civil española, pero aún con todo, Mika no tiene un lugar en la historia cuando ha sido parte activa de ella. Por suerte sus vivencias y su lucha han llamado la atención de algunos autores, que han decidido hacerse eco de su historia para sacar la figura de esta mujer luchadora del olvido. Horacio Tarcus realizó una investigación sobre una generación político-intelectual argentina en la que se encontraban Mika Feldman y su esposo Hipólito Etchebéhère y en “Historia de una pasión revolucionaria”repasa la vida de esta pareja de militantes izquierdistas. También la escritora argentina Elsa Osorio, ha recuperado su historia en forma de novela. En 2012 publicó “La Capitana”, una obra en la que recrea la vida de esa “mujer extraordinaria, una especie de Che Guevara que se jugó la vida”, según las propias palabras de la propia Osorio.


Pero han sido sus propios familiares, los que han querido sacar su figura del olvido y darle la importancia que realmente se merece. Lo han hecho a través de un documental titulado “Mika, mi guerra de España”, dirigido por los sobrinos/nietos de Hipólito Etchebéhère, Fito Pochat y Javier Olivera. En la obra audiovisual, los directores han plasmado el legado de la guerrillera argentina para que nunca más quede oculta la historia de esta mujer que representa el poder femenino entre los republicanos y la memoria histórica de los perdedores de la Guerra Civil, que durante tantos años ha sido silenciada.



Fuente →  eulixe.com

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