Un relato de mártires, antifascistas y patriotas

Un relato de mártires, antifascistas y patriotas: Los resultados de los comicios electorales del pasado 28A reafirmaron uno de las consignas del 15M: el fin del bipartidismo. Nunca el congreso se había encontrado dividido por 5 partidos de ámbito nacional, dando lugar a una correlación de fuerzas difusa, en cuanto al reparto de poder, y polarizada, respecto a las posiciones discursivas de los actores políticos. Negociar gobierno requiere, por lo tanto, negociar el poder “real”, el administrativo y legislativo del estado, y el discursivo, el relato.

Las diferentes lecturas políticas y cálculos a base de pactómetro dieron lugar a plantear dos opciones de gobierno con un actor principal encargado de dirigir la investidura, el PSOE, y dos secundarios dispuestos a entrar en coalición, Cs y Podemos. Dichas lecturas, lógicas en su presente, se han demostrado ingenuas en la actualidad. La dependencia de los partidos políticos respecto a los poderes fácticos (IBEX, BCE, FMI…) no se estructura exactamente como los analistas hubieran imaginado, lo cual se demostró observable, cristalizado, en dos hechos concretos; Cs demostró mayor independencia de la esperada, negándose a formar el gobierno socioliberal que exigía Ana Botín. Rivera tiene la ambición de liderar la derecha. Por su parte, el PSOE, al contrario, se ha revelado en la totalidad de su docilidad, incapaz de mirar a su izquierda, ha torpedeado toda posible negociación con UP, traicionando su discursiva electoral “antifascista” y buscando un imposible gobierno en solitario, sugiriendo, incluso, pactos de régimen con el PP, la añoranza del bipartidismo es casi palpable. Ante dicha tesitura, si UP no cede un gobierno gratuito, el escenario finalizará con elecciones anticipadas. En tal caso, será de interés capital observar cómo influyen estas obediencias y desobediencias en el trato que presten los medios a dichos partidos. Hablo, evidentemente, de castigos y recompensas: Rivera mordió la mano que tango le dio de comer, Sánchez a ronroneado como un gato pardo.

Ceder el presente, gobernar el futuro

La dirección de la coalición morada debe estudiar su margen de actuación y las estrategias discursivas aplicables en el contexto y relato vigentes. Si atendemos al contexto, existen las condiciones para la implantación de una estrategia discursiva que, cediendo el gobierno al PSOE, dispute el relato construido durante el periodo postelectoral, el de la responsabilidad negociadora, pues, como explicaban recientemente Luis Alegre y Carlos Fernández Liria: “El relato no se construye por la mera enunciación, sino, mucho más, por la lógica que da coherencia a la actuación que observamos”.

Durante estos últimos meses, y sobre todo tras los resultados de las elecciones autonómicas y municipales, hemos asistido, por parte del PSOE, a una teatralización (no)negociadora que pretende forzar unas nuevas elecciones, aprovechando la aparente inercia positiva que señalan las encuestas. No hace falta más que realizar un breve repaso por los noticiarios de estos últimos meses; la búsqueda de un gobierno en solitario, los numerosos “principales escollos”, las faltas de respeto e intentos de humillación hacía UP, incluyendo el veto a Iglesias, las muecas, burlas, acusaciones, el parón de agosto…

Dada esta dramatización barata por parte del PSOE, los de UP acertaron desmontando el “farol” del veto a Iglesias, lo que los posicionó, temporalmente y según todos los analistas, como ganadores del relato. La tesitura actual puede aprovechar exactamente la misma situación, si el PSOE teatraliza su posición UP tiene en su mano ganar el relato si cede nuevamente, tal vez sea hora de olvidar las estrategias cortoplacistas del “blitz” o guerra relámpago y empezar a dirigir el partido con miras de medio-largo plazo. En el judo, las técnicas aprovechan la fuerza del oponente, de esta forma, ante una correlación de fuerzas desproporcionada, el contendiente más débil, mediante la inercia del poderoso, puede conquistar lo imposible. En este caso, la coalición morada puede ceder el gobierno en blanco, o bajo un acuerdo de mínimos programáticos si los tiempos lo permiten, bajo un discurso que apele a la responsabilidad patriótica, el antifascismo y el sacrificio. De este modo, el PSOE se vería forzado a gobernar en una posición débil, lo cual obligará al partido a negociar después de la investidura, ya que forzar una repetición electoral con un “sí” en blanco sería un suicidio político inasumible para una formación que solo comprende la lógica de partido-empresa.

Ya que sobran intelectuales, de esos que solo pretenden masturbar su ego, y faltan críticas constructivas, adjunto un boceto:

“Nos habéis insultado, humillado y ridiculizado. Aceptamos los vetos personales, aceptamos menos ministerios de los proporcionales, aceptamos dialogar con quién no quiere diálogo. Hoy Unidas Podemos no entrará en el gobierno y, pese a todo, os damos el SÍ. Un sí para evitar opciones irresponsables, para evitar el horror de la ultraderecha, para evitar el daño que ustedes, sus señorías ambiciosas del PSOE, están dispuestos a hacer. Porque para nosotros lo primero es España y el bienestar de su gente. Las familias desahuciadas, los dependientes, las kellys y los repartidores de glovo, el colectivo lgtbiq+, las mujeres, la vivas y las asesinadas, los ahogados en el mediterráneo, la memoria de los que aún hoy yacen en cunetas… Hoy votamos SÍ por ellos. Por quienes no pueden permitir que su irresponsabilidad ceda el gobierno a la extrema derecha.”

Imaginemos este discurso, una versión extensa y cargada de prosa, con la fuerza de Pablo Iglesias, en la última intervención del debate de investidura o el último día antes de finalizar el plazo para convocar dicha investidura, y analicemos el resultado; La atención mediática está asegurada, requisito siempre indispensable para disputar un relato. Una cesión como esta, se convierte en victoria en el contexto de un tablero derechizado por la aparición de Vox, de esta forma, el antifascismo justifica las cesiones que bajo otras circunstancias serían imperdonables, contentando al militante situado más a la izquierda del espectro político y, ya de paso, nunca está de más relajar a una militancia sectaria que más que sumar, resta cuando se moviliza en RRSS. Por otro lado, rompe con las caricaturas impuestas por la derecha mediática, dando una imagen de partido patriota, presidenciable y sobrio. Lo cual, sigue la línea iniciada en los debates electorales, recordemos a ese Iglesias moderado y patrio, constitución en mano. Esto último, se torna de vital importancia en una sociedad hastiada por años de política espectáculo, de hecho, el éxito de Sánchez en estas elecciones nace de una campaña de perfil, sobria, casi invisible. A su vez, la decisión de ceder la totalidad de las exigencias para evitar un mal mayor sitúa al PSOE como un partido irresponsable frente a un UP mártir, capaz de aceptar cualquier humillación por el bien común. Aprendiendo de la experiencia política catalana, los mártires en política son, populistamente, rentables. La dialéctica del sacrificio en la discursiva de ERC ha sido todo un éxito, del cual siguen sacando rédito en el momento presente, solo hay que ver la “altura de estado” con la que Gabriel Rufián apela al diálogo y las negociaciones para comprobar como los independentistas catalanes están apostando por esta línea político-discursiva. Finalmente, el momento nacionalista que vivimos en España, y en toda Europa, no puede ser ignorado. Es necesario articular discursos que disputen el concepto de patria, en este caso, el sacrificio por el bienestar de la gente escenificaría la esencia de la consigna “mi patria es la gente”, si esta izquierda es capaz de quitarse los complejos y utilizar la palabra “España” en sus discursos políticos, tal vez podamos permitirnos albergar un poco de esperanza.

Si en Unidas Podemos demuestran tener la altura de estado que requiere el momento de caos sistémico que vivimos, la coalición puede evitar su extinción. De lo contrario, es posible que pronto llegue la hora de abrir nuevos espacios y plataformas políticas capaces de canalizar el descontento en cambio político.


Fuente →  rebelion.org

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