La salida de Franco del Valle de los Caídos
La salida de Franco del Valle de los Caídos: 

Por Isabel Genovés Estrada 







Ya ha pasado más de un año desde que el gobierno de Sánchez anunciara la exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos. Durante este tiempo hemos asistido al no de la familia, al no del prior de la abadía donde está enterrado, al no de la fundación que custodia los documentos del dictador, a la ambigua posición de la Iglesia frente a la exhumación de los restos de Franco. También a la indiferencia interesada de algunos partidos políticos, a parte de la sociedad, que pone como excusa que hay otros asuntos más importantes que la salida de Franco del Valle de los Caídos, o simplemente les da igual, mientras no se hurgue en una herida que como hemos podido comprobar no ha cicatrizado adecuadamente. 

     Pero cualquier gobierno debería de ser capaz de exhumar los restos del dictador, además de cumplir con todas sus funciones. La familia debería ser bastante más generosa, ya que su abuelo no era abuelo y nada más. Cuando su abuelo falleció y llegamos a la democracia, tuvieron mucha suerte de que no se investigara la procedencia de sus bienes y de su fortuna, un hecho todavía inexplicable.

     Pero lo más curioso del caso es que Franco no dejó ninguna disposición referente a que tuviera que ser enterrado en el Valle de los Caídos. De hecho su mujer Carmen Polo quería que fuera enterrado en el Pardo, pero, parece ser que quien dio la orden de que fuera enterrado ahí, fue el rey emérito Juan Carlos I. Como dice nuestro rico refranero “De aquellos barros, vienen estos lodos”.

     Pero en realidad qué es el Valle de los Caídos, es un gran complejo para enaltecer el nacionalcatolicismo del régimen franquista. Situado en el valle de Cuelgamuros, en la localidad madrileña de San Lorenzo del Escorial. Está formado por la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, que gestiona la orden benedictina, una hospedería y la basílica, todo coronado por la gigantesca cruz, que mide ciento cincuenta metros de altura, y sus brazos son de veinticuatro metros, vamos que deja claro el papel que jugó la Iglesia durante la dictadura.

        Las obras comenzaron en 1940 primero con el arquitecto Pedro Muguruza, después continuaron con Diego Méndez. Se inauguró el 1 de abril de 1959, para celebrar la victoria fascista, el Valle siempre ha pertenecido  a Patrimonio Nacional. A excepción de la Basílica que es propiedad de la Iglesia, y es la Abadía quien la gestiona. Para su construcción se utilizó a los presos políticos como mano de obra. Según el régimen así acortaban sus condenas mediante la “Redención de Penas por el Trabajo”, es cierto que algunos presos vivían con sus familias allí mismo, y había trabajadores especializados que no eran presos. Muchas empresas se enriquecieron utilizando como trabajadores, que ni cobraban, ni protestaban a los presos republicanos. En Alemania sucedió lo mismo con el nazismo, con la diferencia de que esas empresas indemnizaron a los presos que utilizaron cuando finalizó la contienda. En España, ni por asomo se les exigió hacer algo parecido.

     El Valle de los Caídos es la fosa común más grande de España, con casi treinta y cuatro mil cadáveres, más de doce mil de ellos son de personas desconocidas. Franco decidió sacar muertos de fosas comunes y cementerios de  casi todo el país para llevarlos al Valle. Esto lo hicieron para la reconciliación de los dos bandos, un invento ridículo del franquismo. El último traslado de un cuerpo se hizo en 1983, estos traslados se hicieron sin el consentimiento de sus familiares, porque de una fosa común o enterramiento anónimo, poco consentimiento se puede obtener, si lo pidieron en algunos cementerios, pero a veces se saltaron esta formalidad.

     Pero realmente en qué punto se encuentra la exhumación del dictador. Al final los ciudadanos nos perdemos un poco en este verdadero galimatías jurídico. Desde que el Gobierno de Sánchez aprobó el real decreto ley que posibilitaba la exhumación, la cuestión se ha ido complicando, encontrando dificultades variadas, varias recusaciones contra la instructora del expediente, la subsecretaria de Justicia, además de una lluvia de recursos e impugnaciones judiciales.

     Si la exhumación se lleva acabo, otro escollo es sin duda, el lugar dónde descansará el dictador. El Gobierno dio como opción el cementerio del Pardo donde está enterrada su mujer. Pero la familia no estaba de acuerdo tampoco en este punto, ellos propusieron, la cripta de la catedral de la Almudena, allí está enterrada su hija. Pero el Gobierno vetó esta opción, por razones de orden público y además por cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica, ya que un lugar público se convertiría en un lugar para exaltar la figura de Franco. Personalmente creo que la familia debería ser más generosa, los españoles lo han sido con ellos,  no poner trabas a la exhumación y encontrar un lugar discreto donde depositar los restos de su abuelo. Desde luego es muchísimo más de lo que han tenido miles de familias españolas, que todavía no han encontrado los restos de sus familiares.

     El próximo 24 de septiembre el Tribunal Supremo decidirá si avala la exhumación del dictador del Valle de los Caídos. Veremos que decide, si dar la razón al Gobierno, o a la familia de Franco, a la Fundación Francisco Franco, a la Asociación para la defensa del Valle de los Caídos, etcétera.

     Exhumar los restos del dictador sería un gran paso para la reparación de la Memoria Histórica. Solamente recordar que Franco junto con otros dio un golpe de estado a la República Española, un Gobierno legítimo y elegido por el pueblo. Propició una guerra que nunca tuvo que haber sido, después se vivió una dictadura férrea que trató de eliminar a todo el que no comulgaba con el régimen y con la Iglesia que estuvo a su lado y lo avaló. Se han levantado voces que dicen que el Valle de los Caídos debería ser destruido, me parece terrible que se piense así, por ende tendríamos que destruir los campos de exterminio nazi, o los de los jemeres rojos, todo aquello que nos causa horror y dolor. Pero preservarlos es no olvidar, es saber, y eso se tiene que cuidar y proteger. Todavía es pronto para hablar de qué hacer con el Valle de los Caídos, quizá cuando las heridas no duelan tanto.

     Estas palabras sirvan de homenaje a todas esas personas que murieron en el Valle de los Caídos, a todos los que siendo presos represaliados estuvieron allí, a todos los muertos que se sigue buscando. A todos los que sufrieron esa guerra que nunca tuvo que ser.


Fuente →  losojosdehipatia

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