Cuando los republicanos españoles liberaron París

La Nueve entra en París

Cuando los republicanos españoles liberaron París: La tarde del 24 de agosto de 1944, ciento cuarenta y cuatro soldados republicanos españoles, con uniformes y armamento norteamericanos y enrolados en la II División Blindada del general Leclerc, a bordo de Half-Track y Sherman, rompieron la línea defensiva de la Wehrmacht y penetraron en París por la Puerta de Italia. Los parisinos y los puentes sobre el Sena fueron testigos del nombre de cada blindado, pintado con trazo firme sobre la chapa, que transportaba a esos soldados de la libertad: Los Cosacos, Madrid, Los Pingüinos, Teruel, El Ebro, Guernica, Resistencia, Santander, España Cañí −rebautizado como Libération−, Almirante Buiza, Guadalajara, Don Quijote, Brunete, Nous Voilà, Cap Serrat y Tunisie 43. A los que se sumaron tres Half-Track con soldados franceses, Le Méthodique, Le Volontaire y L’Entreprenant, y tres Sherman del 501º del RCC: Romilly, Montmirail y Champaubert. Llegaron hasta L’Hôtel de Ville de París y lo rodearon, adoptando una formación de erizo para defenderlo del asalto de los nazis. Eran las 21 horas y 22 minutos del 24 de agosto de 1944. La Nueve había roto las defensas nazis y había recorrido las calles de un París ocupado hasta llegar al ayuntamiento. La liberación de París había comenzado.

La llegada de las tropas de la Francia Libre y las norteamericanas para emprender la liberación de la Ciudad de la Luz se anunciaba en todos los campanarios de la ciudad, hasta el Cavaille Coll de Notre Dame se sumó al estruendo. Al amanecer, el grueso de la II División Blindada del general Leclerc entró por la Puerta Orleans y la 4ª División Norteamericana hacía lo mismo por la Puerta Italia. El periódico de la Resistencia parisina, Libération, lo anunciaba con una foto del primer soldado aliado que había penetrado en París, el teniente Amado Granell, junto a los líderes de la Resistencia, el presidente del Comité Nacional de la Resistencia, Georges Bidault, y el prefecto del Sena, Rol-Tanguy, bajo el titular Ils sont arrivés! La cuenta atrás para el III Reich había comenzado.

Los combates prosiguieron en el centro y en la periferia de París, pero era cuestión de horas la capitulación final de las tropas de la Wehrmacht, que llevaban ocupando la ciudad desde el comienzo de la guerra. En esa espera, soldados republicanos españoles asaltaron la Cámara de los Diputados, el Hôtel Majestic y tomaron la Plaza de la Concordia, donde sufrieron un muerto. A las 15.30 horas del 25 de agosto, las tropas alemanas se rindieron y fueron estos héroes quienes recibieron como prisionero al general Dietrich von Choltilz, mientras otras tropas francesas y estadounidenses entraban en la ciudad. Al día siguiente, se celebró el desfile de la victoria por los Campos Elíseos, desde el Arco del Triunfo hasta la Catedral de Notre Dame. El honor de escoltar al general Charles de Gaulle y a los dirigentes franceses le correspondió a los soldados de La Nueve, que desfilaron portando en sus brazos brazaletes con la bandera de la Segunda República Española. Y el desfile lo abría el segundo jefe de La Nueve, el teniente Amado Granell natural de Burriana, a bordo de un Dodge incautado a los nazis en Ecouché.

¿Cómo fue posible ese 24 de agosto?

La Guerra Civil española había durado desde el 18 julio 1936 hasta el 1 de abril de 1939, casi tres años. Muchos jóvenes soldados que defendieron la II República, al pasar la frontera con Francia se integraron en un primer lugar en unidades militares porque el ejército era lo único que habían conocido y lo convirtieron en su medio de vida. La Legión Extranjera francesa fue el destino principal. De esta manera, esa unidad militar reflejaba en la nacionalidad de sus componentes los vaivenes trágicos del mundo: de 1939 a 1945 tuvo tinte español y de miembros de las Brigadas Internacionales; de 1945 a 1956 su nacionalidad mayoritaria fue la alemana; en 1956 acogió a húngaros que huyeron de la persecución de su revolución; en 1968 fueron checos… y así hasta nuestros días.

Los soldados de La Nueve

Cinco meses después del fin de la Guerra Civil española, el 1 de septiembre de 1939, estallaba la Segunda Guerra Mundial. El caso es que cuando Francia entró en guerra contra la Alemania nazi, enviaron a 13ª Semibrigada de la Legión Extranjera (13ª DB) a Noruega para apoyar al gobierno contra los nazis. Los republicanos españoles fueron la mitad de esa unidad, la otra mitad eran brigadistas internacionales de la Guerra de España, y conquistaron Biervik y posteriormente liberaron Narvik, pero su gesta fue inútil pues el alto mando francés decidió retirarse de Noruega para reforzar las fuerzas militares en el interior de Francia. La batalla de Narvik −a 150 kilómetros del Polo Norte−, aunque la ganaron los soldados de la 13ª DB, concluyó con 119 muertos, 29 de ellos eran españoles, y sus cuerpos y nombres los pueden ustedes encontrar rotuladas sobre las tumbas en el cementerio de Narvik. Pero esa fue la primera derrota que sufrieron los nazis y se la infringieron soldados republicanos españoles.

El caso es que cuando la 13ª DB conquistó Narvik a los nazis, los Panzer de la Werhmacht invadieron Francia y Hitler pudo sacarse una fotografía delante de la Torre Eiffel bajo banderas con esvásticas negras. Francia había perdido la guerra y se había visto obligada a firmar un Armisticio con Alemania el 22 de junio de 1940. De ahí que quedase dividida en dos: la ocupada por los nazis y la gobernada por el mariscal Petain desde Vichy. Pero nació una tercera Francia, la Francia Libre, que nacía con el comunicado de Charles de Gaulle en la BBC el 18 de junio 1940.

La Francia Libre

Aquel día, el 18 de junio de 1940, De Gaulle realizó un llamamiento a todos los franceses por las ondas de la BBC para construir la Francia Libre, una patria libre alejada de las otras dos: la ocupada por el III Reich y la de Vichy. De Gaulle, aunque lo llamasen el aventurero de Londres, no se daba por vencido pese a encontrase en clara desventaja y adoptó de grímpola la Cruz de Lorena sobre la bandera francesa. Su llamada a seguir combatiendo resonó hasta en ultratumba: “¿Se ha dicho la última palabra? ¿La esperanza debe desaparecer? ¿La derrota es definitiva? ¡NO!”. Y de las ondas de la BBC llegó la consigna a las cumbres de Noruega, a los oídos de los soldados de la 13ª DB y se unieron de inmediato a la Francia Libre. Fue en el campamento de Trentham Park cuando el general De Gaulle se presentó ante la 13ª DB y pidió a los legionarios que se unieran a la Francia Libre. Aquel día, 900 legionarios, de los cuales 600 eran republicanos españoles, se unieron al general y a la Francia Libre. Esa fue la primera ironía de esta historia: los primeros soldados que se sumaron a la Francia Libre fueron republicanos españoles y brigadistas internacionales; es decir, extranjeros. A partir de ese momento, los soldados republicanos españoles dejaron de ser soldados de fortuna y abrazaron la causa de la Francia Libre, porque, como dejó escrito Raymond Dronne en Carnets de Route: “Se habían enrolado con nosotros, habían abrazado nuestra causa espontáneamente y voluntariamente, porque era la causa de la libertad. Eran, verdaderamente, soldados de la libertad”.

Las otras ironías de esta historia

A partir de ahí comenzaron a sumarse partisanos, sobre todo en el Mediodía francés, y un mayor número de unidades militares francesas. Así, en los departamentos de Albi, Rodez, Lourdes y Gard comenzaron a producirse ataques guerrilleros contra las tropas nazis que ocupaban el territorio del sur francés. Muchos de los jefes guerrilleros  del maquis francés fueron también republicanos españoles, como los asturianos Cristino García Granda y José Vitini, que fueron ascendidos al empleo de teniente coronel y dirigieron las divisiones 158ª y 168ª respectivamente, de la Agrupación de Guerrilleros Españoles.


Alejandro M. Gallo con el escritor griego de novela negra Petros Márkaris

De seguido, el general De Gaulle integró a la 13ª DB en la 1ª División de Infantería de la Francia Libre, cuyo teatro de operaciones fue África y sus primeros combates con los nazis y fascistas italianos ocurrieron en Gabón. A eso se unió que el 9 de agosto de 1940 envió a un joven comandante, Philipe Leclerc, hasta Camerún y Gabón para que uniese esos territorios a la causa de la Francia Libre. Su unidad militar era La Force L, más conocida como La Fuerza Leclerc, que integraría el Regimiento de Marcha del Chad, germen de La Nueve en la II División Blindada, y también repleto de soldados de la Segunda República española. Leclerc continuó avanzando y anexionando territorios coloniales a la causa de la Francia Libre, hasta doblegar el fuerte de Kufra (Libia) el 2 de febrero de 1941, en manos de los italianos. Y desde allí lanzó su famoso juramento: “No pararemos hasta que los colores de nuestra bandera ondeen en la torre de la Catedral de Estrasburgo”.

La 13ª DB siguió otro itinerario distinto a la Fuerza L, pues estaba integrada en la 1ª División Ligera y en el VIII Ejército Inglés al mando del general Montgomery y su teatro de operaciones sería Eritrea, Palestina, Siria y Libia. Y aquí libraron la cruenta batalla de Bir-Hakeim contra el Afrika Korp, donde las fuerzas de la 13ª DB infligieron la segunda derrota a los nazis, después de Narvik. Después llegaría la batalla de El Alamein en octubre de 1942 por la que las fuerzas aliadas derrotaron a los alemanes e italianos.

La Fuerza L de Leclerc ascendió desde Camerún, Gabón, Chad y Libia, para participar en el asalto a Túnez junto a la 13ª DB. Momento en el que antiguos soldados españoles, que no se veían desde 1939 o desde la batalla del Ebro, coincidieron en el asalto a Túnez. Y a esas dos unidades militares se les sumaron unos comandos creados en la retaguardia del ejército francés, el Corp Franc d’Afrique, con 3.000 soldados de los que la mitad eran españoles.

Asalto a Europa

Después de la caída de Túnez y de los últimos elementos del Afrika Korp, las tropas aliadas se reorganizaron. De tal manera que los españoles enrolados en la 13ª DB serían integrados en el grueso del Ejército norteamericano al mando del general Mark Wayne Clark con la misión de asaltar Europa vía Sicilia. Por su parte, los españoles enrolados en el Cuerpo Franco de África se suman a los del Regimiento de Marcha del Chad y se integran en la II División Blindada de Leclerc, con la misión de asaltar Europa por el norte, por Normandía. Es decir, tanto en el asalto por Normandía como por Sicilia vamos a encontrar soldados republicanos españoles.

Los republicanos españoles con la 13ª DB entraron en Sicilia, atravesaron el estrecho de Messina y penetraron en el sur de la península italiana, ascendiendo hasta Roma y librando batallas que pasaron la historia como la de Montecassino. Las tropas aliadas entraron en Roma el 4 de junio de 1944 al mando del general Mark Clark, después de que los nazis declarasen la Ciudad Eterna como Città Aperta; es decir, que no iban a presentar batalla. A los legionarios españoles no se les dejará entrar en Roma, no tendrán ese honor, ya que tienen una misión más importante: embarcarse para liderar el asalto a Francia por el sur, desembarcando en Provenza, cuestión que se consolida el 15 de agosto.

La Nueve, dentro de la II División Blindada, surcó los mares rumbo a Gales y se preparó para el asalto a Europa por las playas de Normandía, donde desembarcaron en Utah Beach. Los aliados tomaron estas playas el 6 de junio de 1944, dos días después de Roma. Los españoles de La Nueve pusieron el pie en Normandía el 1 de agosto para reforzar el avance hacia París. Cuando sus compañeros de la 13ª DB asaltaban las tierras de Provenza, La Nueve libraba la batalla de Ecouché, en la que fallecieron destacados mandos y perdieron un Sherman, que hoy decora la entrada del pueblo junto a fotografía y a grandes paneles dedicados a sus libertadores: “Los republicanos españoles de La Nueve”.

La toma de París

Los parisinos se habían sublevado y enviaron un emisario para que contactase con las tropas aliadas acantonadas a varios kilómetros de París y les animase a entrar en la ciudad. El alto mando norteamericano no era muy partidario de penetrar en París, pues eso supondría días de combates y tener que alimentar a cuatro millones de parisinos hambrientos. Todo esto era tiempo vital para que las tropas de la Wehrmacht se reorganizasen y presentasen una fuerte resistencia en otras posiciones del territorio francés. Al final, lo generales franceses De Gaulle y Leclerc convencieron a los generales Gerow y Eisenhower. De esta forma, la II División Blindada francesa y la IV División de Infantería norteamericana se pusieron en marcha hacia París, enviando previamente una unidad de vanguardia para que abriera el camino: La Nueve.

Esta operación de penetración en París estuvo apoyada en otros territorios franceses por otras unidades militares y civiles en las que también se encontraban republicanos españoles. Así, los tenientes coroneles del maquis, Cristino García y José Vitini, combatían a los nazis en el sur de Francia, cerrando la llegada de refuerzos. Célebre es la batalla de La Madeleine (Gard), donde derrotaron a las fuerzas comandadas por el coronel Nietzsche y arrebataron a los nazis varios carros de combate, piezas de artillería, vehículos e hicieron 1.400 prisioneros, lo que impidió que llegasen esos refuerzos a París. Esa es una de las razones por las que la República francesa nombrase a Cristino García Granda Héroe de Francia. Por su parte, los españoles enrolados en la 13ª DB tomaron toda Provenza y emprendieron camino hacia Lyon.

La liberación de Francia

Liberado París, La Nueve, enrolada en la II División Blindada, continuó ruta hacia Estrasburgo. Lo mismo hizo la 13ª DB y, al igual que en Túnez, los republicanos españoles volvieron a encontrarse meses después en la toma de Estrasburgo. Semanas más tarde, ambas unidades entraron en territorio alemán y austriaco. La Nueve alcanzó las cumbres de los Alpes Bávaros, en Bertchtesgaden, y tomó Kehlsteinhaus, el Nido de Águila, residencia de Hitler en las montañas, donde puso fin a la legendaria historia de esta unidad. Steven Spielberg y Tom Hanks, en la serie Band of Brothers, nos hicieron creer que el asalto al Nido de Águila de Hitler fue obra de la Easy Company y, a finales de los años sesenta, los norteamericanos en la película Where Eagles Dare (El desafío de las águilas, título en España) nos contaron que el asalto fue obra de Richard Burton y Clint Eastwood, pero fueron nuestros paisanos de La Nueve los que lo lograron y su foto en los Alpes Bávaros ilustró la portada del segundo tomo de Carnets de Route de Raymond Dronne, L’hallali: de Paris a Berchtesgaden, agosto 1944-mayo 1945.

Para finalizar, si alguna vez se acercan al puerto de Tobruk, Libia, y visitan un cementerio próximo, verán una tumba sobre la que se levanta una cruz en la que se lee “José García”; tal vez se pregunten qué hacía ese hombre por allí. Se lo diré yo: combatía en la Segunda Guerra Mundial a los fascistas en el norte de Libia con la 13ª DB. Y si quieren saber los muertos de La Nueve, no tienen más que ir a la place de la Porte d’Orleans y bajo el monumento a Leclerc podrá leer sus nombres. Como comprenderán, no hay ningún territorio de la Segunda Guerra Mundial sin jalonar por la tumba de un republicano español.

Fuente → diario16.com

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