El problema no es Vox, es el fascismo: En estas horas que la indignación llega a cientos de miles de personas por el resultado de las elecciones en Andalucía, lo primero que surge es un “todos contra Vox”, una reacción casi inmediata que incluso se alimenta desde algunas corrientes progresistas. Es decir, se ve en la llegada de Vox el sujeto peligroso a combatir sin afrontar ni indagar en las causas y sus aliados necesarios que, por cierto, viven en las instituciones desde hace décadas perfectamente blanqueados y con discursos políticamente correctos.
Hay quien pide ahora una especie de “frente antifascista” pero con el virus dentro. Esto es, y a modo de preguntas: ¿Puede hacerse un frente antifascista con organizaciones que no condenan a la OTAN cuando es obvio que es el brazo armado del capitalismo, causante de miles de muertos? ¿Y con partidos que no rompen relaciones diplomáticas con Israel o EE.UU, verdaderos cánceres de los pueblos? ¿Y con quien acepta la monarquía, el ibex y el poder de la iglesia?¿Y con quien hace políticas pro UE y no cuestiona el pago de la deuda?¿Y con quien niega el derecho de autodeterminación de los pueblos y la existencia de presos políticos desde hace años?… .
Parece lógico que para hacer un frente antifascista habría que dedicarle unas horas antes a definir exactamente qué es en el 2018 el fascismo, sino, se corre el riesgo de que el árbol (de Vox) nos tape el bosque y de buscar aliados en organizaciones y personajes que están al otro lado de la trinchera.
Fuente → insurgente.org
No hay comentarios
Publicar un comentario