La modélica transición. Sangres de Agosto 1976 - 1981
El informe forense puso de manifiesto que el disparo había entrado por la garganta y había salido por la región occipital lo que evidenciaba que había sido realizado de frente, a una distancia de unos 7 metros. Quedaba desmentida así la versión oficial del “tropezón” sostenida por el Gobierno Civil de Almería...

La modélica transición. Sangres de Agosto 1976 - 1981

"ESTA OPERACIÓN NO SE FRAGUÓ EL 20 DE NOVIEMBRE DE 1975 CON LA MUERTE DEL DICTADOR. SU ORIGEN HAY QUE REMONTARLO AL DÍA 20 DE DICIEMBRE DE 1973, FECHA QUE LUIS CARRERO BLANCO, PRESIDENTE DEL GOBIERNO DE ESPAÑA, ASCENDIÓ A LOS CIELOS DE MADRID..."

<<... Se puede afirmar que la llamada “modélica Transición española”, fue una operación de ingeniería política fraguada por el capitalismo, y más concretamente por el imperialismo estadounidense. Esta operación no se fraguó el 20 de noviembre de 1975 con la muerte del dictador. Su origen hay que remontarlo al día 20 de diciembre de 1973, fecha que Luis Carrero Blanco, Presidente del Gobierno de España, ascendió a los cielos de Madrid...>> (v. "Memoria de la Transición española. Lecturas contra el olvido").

1976 14 DE AGOSTO. ALMERÍA

Francisco Javier Verdejo Lucas (19 años). Estudiante, militante de la Joven Guardia Roja. Junto a otros tres compañeros pintaba en una pared una consigna del momento: “Pan, trabajo y libertad”. Sólo pudo escribir “Pan, T”. Mientras lo hacía, una pareja de la Guardia Civil les sorprende. Tratan de huir. Un disparo de subfusil mata en el acto a Francisco Javier.

La versión oficial dice “sobre las 24 horas del día 13, cuando una pareja de la Guardia Civil de vigilancia del puesto del Zapillo estaba de servicio, sorprendió a cuatro individuos que, al observar su presencia, salieron corriendo. Ante esta actitud sospechosa, la pareja les persiguió y dio repetidas veces la voz de ‘alto a la Guardia Civil’. Durante la persecución, uno de los guardias tropezó y el arma, un Z-62, se le disparó causando la muerte de uno de los que huían que resultó ser el joven de 19 años Francisco Javier Verdejo Lucas, soltero, estudiante. Posteriormente se comprobó la existencia de unas pintadas en el punto en que se inició la huida, y en poder del fallecido spray de idénticas características de los letreros”.

Uno de los acompañantes de Javier señaló que “el alto no se dio más que una vez y no se oyó más que un disparo”. El informe forense puso de manifiesto que el disparo había entrado por la garganta y había salido por la región occipital lo que evidenciaba que había sido realizado de frente, a una distancia de unos 7 metros. Quedaba desmentida así la versión oficial del “tropezón” sostenida por el Gobierno Civil de Almería, dirigido en ese momento por Roberto García Calvo, quien posteriormente fue elegido diputado por Alianza Popular y, más adelante, nombrado nada menos que magistrado del Tribunal Constitucional, cargo que ostentó como un exponente de la corriente más conservadora de dicha institución hasta su muerte en 2008.

El padre de Francisco Javier había sido alcalde franquista de Almería y la familia no interpuso ninguna denuncia. Se abrió una investigación militar pero no compareció nadie. Del guardia civil que disparó, poco más se supo, por supuesto que no se hicieron públicas ni sus iniciales, nadie fue juzgado ni condenado por lo ocurrido.

Las autoridades estaban nerviosas ante los actos de protesta de los movimientos de izquierda y antifranquistas, y García-Calvo se encargó de contener las expresiones de rechazo a la versión oficial, incluso poniéndose en contacto con los dirigentes de la izquierda andaluza "Advirtiéndoles del riesgo que supondría acusar a un guardia civil sin pruebas".

El objetivo de García-Calvo era impedir que Javier Verdejo se convirtiera en un símbolo. Además hubo indicios de lo ocurrido esa noche que no estaban muy claros como fue la aparición de restos de sangre en el suelo, pared y techo de una caseta de baño. Se tomaron muestras de sangre y se mandaron a analizar. Sin embargo nunca se supo el resultado del análisis y las diligencias terminaron archivándose por falta de pruebas. 

Un dato a tener en cuenta, y que nos debe de hacer reflexionar sobre el engaño y timo que ha sido la mal llamada "transición democrática", es que en esos momentos, aparte de saber que el Gobernador Civil de Almería era Roberto García Calvo, el Ministro del Interior era nada más y nada menos que el ínclito Martín Villa, experto en reprimir manifestaciones obreras y estudiantiles con especial dureza e implicado -si no promotor- en casos oscuros, como el atentado contra la Scala de Barcelona -para desprestigiar e impedir el importante avance que manifestaba la CNT-, o el intento de asesinato de Antonio Cubillo, líder independentista canario. También era Ministro del Interior cuando fue asesinado Germán Rodríguez durante los sanfermines de 1978, y cuando acontecieron los Sucesos de Vitoria -donde fueron asesinados cinco obreros en marzo de 1976- había sido Ministro de Relaciones Sindicales. Después de dejar los cargos políticos ha sido premiado participando y dirigiendo múltiples empresas, entre ellas Endesa, o presidiendo Sogecable. 

Francisco Javier Verdejo Lucas pintaba en una pared una consigna del momento: “Pan, trabajo y libertad”. Sólo pudo escribir “Pan, T”... 

Inmediatamente conocida la muerte de Javier, la respuesta popular en Almería no se hizo esperar. El funeral se celebró el día 14 en la iglesia de San Pedro, y tanto el templo como los alrededores estaban abarrotados de almerienses que querían protestar por lo ocurrido y solidarizarse con Javier. Al terminar el funeral la masa de gente impidió que el féretro fuese introducido en el coche y fue llevado a hombros por las principales calles de Almería entre lágrimas de dolor, puños en alto y rabia contenida.

El entierro de Javier Verdejo fue impresionante, una demostración popular de rabia e indignación. Miles de jóvenes se concentraron en la Plaza de San Pedro exigiendo justicia por el asesinato del joven. Hubo innumerables muestras de dolor a lo largo y ancho de Andalucía, como la de Rafael Alberti, la del cantaor almeriense José Sorroche, la del grupo de sevillanas de Morón Gente del Pueblo, que le dedicarían una emocionante canción y las acuarelas de Jorge Castillo. En Granada, el poeta granadino Juan de Loxa escribió los versos:

"Pan y Trabajo,
siempre se escapa el tiro pá los de abajo,
que mala pata no les hubiese salido,
el tiro por la culata".

El día 15, en el Paseo de Almería, a las 21:00h y a pesar de no estar autorizada, se celebró una manifestación encabezada con una pancarta con los colores de la bandera andaluza, en la que más de dos mil personas gritaron consignas del tipo “Javier hermano, nosotros no olvidamos” o “el pueblo unido jamás será vencido”. La manifestación fue disuelta por la Policía que practicó diez detenciones. Así mismo el 18 de agosto se convocó una jornada de lucha consistente en paros generalizados, boicot a mercados y autobuses y concentraciones que también acabaron con varias detenciones. Los actos de protesta también se extendieron al resto de Andalucía así como a múltiples lugares del estado español. Al año siguiente se realizó en el actual Estadio de la Juventud un homenaje al que acudieron más de cuatro mil personas.

Pero aquí se acabó. Desde entonces la figura de Javier ha sufrido el más vergonzoso de los silencios y las marginaciones tanto de los movimientos sociales almerienses y organizaciones políticas como de las instituciones. Por desgracia el silencio que ha pesado sobre Javier no es privativo de este caso. Es una consigna que fue pactada entre las fuerzas franquistas y las organizaciones mayoritarias de la entonces llamada “oposición democrática”. Por ello, decenas de asesinados y asesinadas durante esos años 70 y 80 por parte de las fuerzas de orden público y por las bandas fascistas, han permanecido y permanecen en el silencio y el olvido interesado.

Y en Almería no fue solo Javier el único caído. No podemos dejar de olvidar a Juan Mañas, Luis Montero y Luis Cobo, salvajemente asesinados y torturados en el llamado Caso Almería. O a María Asensio Morales, muerta en Huércal Overa (Almería -1981) cuando participaba en una manifestación pidiendo agua.

1979 02 DE AGOSTO. BIARRIZ (FRANCIA)

Jon Lopategi Carrasco (36 años). El 20 de enero de 1972 fue detenido por organizar una huelga en la empresa donde trabajaba, Tarabusi, y fue despedido de ella. Posteriormente se vio forzado a exiliarse en Iparralde. En enero de 1979 es confinado en Valensole por el gobierno francés y se le prohíbe permanecer en los departamentos fronterizos. Jon rompe esa prohibición. El 2 de agosto se dirigía en coche a la playa junto a dos compañeros. Observaron que estaban siendo seguidos por otro coche. No pudieron despistarlo y fueron ametrallados. Jon Lopategi murió en el acto por un disparo en la cabeza y resulta gravemente herido Ángel Iturbe Abasolo. Reivindica el atentado el Batallón Vasco Español.

El atentado tuvo lugar cuando los refugiados Juan José Lopetegui, Ángel Iturbe Abasolo y Arantxa Asiain se encontraban en un parking cercano a la playa dispuestos a bañarse. En ese momento, desde un automóvil en marcha, tres individuos realizaron varios disparos contra ellos, dándose después a la fuga.

Sin embargo, versiones de otras fuentes señalaron que los tres refugiados huían de quienes intentaban atentar contra ellos, y se refugiaron en el parking al observar que en él había policías franceses. Juan José Lopetegui fue herido mortalmente en la cabeza cuando intentaba abandonar el coche, mientras Ángel Iturbe fue herido en una pierna y consiguió huir en el mismo automóvil. Arantxa Asiain se quedó con el herido más grave, que fue trasladado en un helicóptero de la gendarmería al hospital de Bayona, donde fue ingresado en estado de coma, y fallecerá posteriormente al no poder superar la gravedad de las heridas.

Los dos heridos tenían prohibida la residencia en Francia, por su presunta vinculación a ETA. Ambos habían sido confinados en Valensole durante las elecciones legislativas y municipales españolas. Un hermano de Iturbe Abasolo, Domingo Iturbe, Txomin, había sido objeto en mayo de ese mismo año -1979- de otro atentado, en el que resultó ligeramente herido. Txomin estaba considerado como dirigente de ETA. También María Asiaín había sido objeto de un intento de secuestro el mismo mes de mayo, que esquivó refugiándose en una comisaría.

13 DE AGOSTO. MONFORTE DE LEMOS (LUGO) 

Emilio Fernández Castro (36 años). Durante las fiestas patronales de Monforte se producen unos incidentes entre unas docenas de jóvenes y miembros de la Policía Nacional. Según algunos testigos, Emilio fue apaleado por varios policías, pese a ser ajeno a los enfrentamientos, y falleció posteriormente en Hospital General de Galicia, en Santiago, a causa de sus heridas. Según la madre del fallecido, su cuerpo presentaba fuertes hematomas en espalda, brazos y cabeza. La versión oficial, sostenida por el alcalde de UCD, al que se hacía responsable de los incidentes, fue que la causa de la muerte fue la rotura de una válvula artificial que Emilio Fernández tenía implantada en su corazón. 


14 DE AGOSTO. EL ESCORIAL (MADRID)

Pedro Tabanera Pérez (20 años). Militante del PCE(r). La Policía Nacional le tiende una emboscada en la estación de El Escorial. No se sabe con exactitud qué ocurrió allí, pero se produjo un tiroteo en el que Pedro Tabanera resultó muerto. Presentaba herida con orificio en el omoplato derecho y orificio en el pectoral del mismo lado. En el hospital de La Alcaldesa, de San Lorenzo del Escorial, donde fue ingresado, manifestaron que “no podían facilitar el parte facultativo” que aclarase cuál de los dos orificios era el de entrada, es decir, si le habían disparado de frente o por la espalda.

25 DE AGOSTO. GASTEIZ (ÁLAVA)

Justo López Zubirian (43 años) y Félix Minguela Sanz. El policía nacional Antonio Macías Benítez, de paisano y borracho, provoca una riña en el restaurante Las Vegas, situado en el barrio industrial de Zaramaga. El encargado del local, Justo López, echa del establecimiento al grupo de alborotadores. El policía vuelve pasados unos minutos y pide una copa de whisky. Justo se niega a servirle alcohol. Acaba sirviéndole una tónica, que Antonio Macías consume en un extremo de la barra. Le dice a un camarero: “vete de aquí porque a las ocho a ése y a ése les va a pasar algo gordo”, señalando a Justo y otro empleado del restaurante. A continuación, sale del local, toma un taxi, se dirige a recoger su pistola y vuelve a Las Vegas. Allí dispara sobre Justo López y un cliente habitual, Félix Minguela, repartidor de butano, matando a los dos.

31 DE AGOSTO. ARGANDA DEL REY (MADRID)

José Prudencio García (44 años). El día 19 de agosto se produjo un enfrentamiento entre un grupo de jóvenes que lucían símbolos fascistas y algunos chicos del pueblo. Desde ese día, el grupo fascista volvía todas las noches al pueblo en actitud provocadora: conducir coches por la avenida central a toda velocidad y amagando con atropellar a los viandantes, insultar y agredir a vecinos, romper una botella de coca-cola en la boca a un joven… El día 31, un grupo de argandeños, decididos a acabar con esas provocaciones diarias, identifica a los fascistas en el centro del pueblo y comienza a perseguirles. Uno de los perseguidos saca una pistola y dispara. Más vecinos se suman a la persecución. El de la pistola y otro que le acompaña roban un coche. Unas 30 personas les rodean y logran detener a Francisco Molina. El otro sigue disparando y huye. José Prudencio García resulta alcanzado por los disparos y muere.

1980 28 DE AGOSTO. IRÚN (GUIPÚZCOA)

Jesús María Etxebeste Toledo (46 años). Cuando se dirigía a su trabajo, unos encapuchados abrieron fuego contra él y se dieron a la fuga en un coche robado. Le alcanzaron tres disparos en la columna vertebral, el abdomen y un brazo. Los asesinos eran miembros del Batallón Vasco Español.

Aproximadamente a las diez y media de la mañana, un Ford Fiesta, de color oro metalizado, matrícula SS-4140-J, interceptó a Jesús María Etxebeste cuando se dirigía a su trabajo. Dos jóvenes encapuchados abrieron inmediatamente fuego contra él, dándose posteriormente a la fuga junto con un tercer individuo que les esperaba en el interior del vehículo. Según fuentes policiales, el coche había sido robado a las ocho y media de la mañana en el barrio donostiarra de Amara, y su propietario, atado a un árbol en un monte de la localidad de Oiartzun, sita en la carretera en dirección a Irún.

Jesús María fue conducido inmediatamente a la residencia sanitaria Nuestra Señora de Aránzazu, de San Sebastián, en donde falleció mientras era intervenido quirúrgicamente. La operación requirió de varias transfusiones de sangre, del tipo A negativo, por lo que se realizaron llamamientos de urgencia a través de las emisoras locales, pero a pesar del esfuerzo, no pudo hacerse nada por salvarle la vida. El parte médico señalaba que el herido ingresó en el centro con tres disparos de bala que le afectaron la columna vertebral, el abdomen y un brazo.

En el lugar de los hechos no fue hallado ningún casquillo de bala, por lo que se supone que las armas utilizadas en el atentado no fueron metralletas.

Jesús María Etxebeste regentaba, en unión de otros dos hermanos, la agencia de aduanas Sucesores de Etxeandía. 

29 DE AGOSTO. MADRID

Abelardo Collazo Araújo (34 años). Militante de GRAPO. Se había fugado hacía poco tiempo, junto con otros cuatro compañeros, de la cárcel de Zamora. La Brigada de Información de la Policía Nacional montó un dispositivo de seguimiento. Le localizaron en la zona de Cuatro Caminos. Iba en compañía de José Luis Fernández González. Según la versión oficial del Ministerio del Interior, les dieron repetidamente el alto, Abelardo Collazo sacó un revólver y entonces los policías dispararon. Collazo Araújo cayó muerto en el acto y José Luis Fernández resultó gravemente herido por un impacto de bala en la columna vertebral. Sin embargo, numerosos testigos presenciales afirmaron que los dos grapos entraron en la calle Coruña seguidos por cuatro policías de paisano que, desde el centro de la calzada, les dieron gritos de “¡Policía, policía!” y dispararon inmediatamente matando a uno e hiriendo a otro, sin que Abelardo Collazo Araújo hiciera uso de ninguna pistola.

30 DE AGOSTO. ONDARROA (VIZCAYA)

Ángel Etxaniz Olabarría (43 años). Había sido detenido repetidas veces por la Guardia Civil en pleno franquismo: 1964, 1968 y mayo de 1976. Presentó denuncia por torturas. Mientras estaba detenido, el Club 34, una sala de fiestas de la que era propietario, sufrió un atentado con explosivos, reivindicado por la Triple A. El 30 de agosto de 1980, un individuo entró en la sala, tomó una consumisión, dio varias vueltas y salió. Al poco entró acompañado de otro individuo cubierto por un pasamontañas y, armado con una metralleta, se dirigió al punto donde se encontraba Ángel Etxaniz con su prima, Noelia Etxaniz, sobre los que disparó una ráfaga. Ocho balas alcanzaron a Ángel, dos de ellas en el corazón, por lo que resultó muerto en el acto. Su prima Noelia resultó herida muy grave, así como la taquillera del Club, Francisca Aurresti, con una bala alojada en la región lumbar.

Ángel Etxaniz Olabarría, simpatizante de Herri Batasuna, ya había sido víctima, hacía cuatro años, de un atentado que fue reivindicado por la ultraderecha (la Triple A), consistente en la colocación de una bomba en su sala de fiestas que causó graves destrozos materiales.

Según el relato de Francisca Aurresti, taquillera del Club 34, este nuevo atentado tuvo lugar de la siguiente manera: 

Pasada la una de la madrugada, entró en la sala un individuo que, tras tomar una consumición en la barra y dar unas vueltas por el local, lo abandonó, para regresar poco después en compañía de un segundo individuo. Este último, con la cara cubierta por un pasamontañas y armado con una metralleta, penetró en el local, dirigiéndose directamente al lugar donde se encontraba el propietario, acompañado en ese momento por su prima Noelia. El encapuchado lanzó una ráfaga que alcanzó de lleno a Ángel Etxaniz y a su prima, así como a la taquillera, que se había aproximado al lugar.

En el lugar fueron hallados quince casquillos de bala. El cuerpo de Angel Etxaniz presentaba ocho impactos, dos de ellos en el corazón, que le produjeron la muerte instantánea. Su prima Noelia fue trasladada al hospital de Basurto (Bilbao), en cuyo servicio de reanimación quedó internada, tras ser intervenida quirúrgicamente. Su estado fue calificado de muy grave. En el mismo centro se encontraba Francisca Aurresti, quien tenía alojada una bala en la región lumbar.

Los agresores llegaron al lugar de los hechos a bordo de un Seat 127, de color amarillo y matrícula de Salamanca. Sin embargo, se sabe que, poco antes de las doce de la noche, varios desconocidos armados habían obligado al taxista Jesús Bidaguren a trasladarlos de Markina a Ondarroa. Una vez en marcha, el taxista fue obligado a descender del vehículo, siendo abandonado atado a un árbol.

El primer atentado contra su local fue reivindicado por la Triple A

Ángel Etxaniz, de 42 años, casado y padre de tres hijos, muy popular en Ondarroa y en toda la zona costera, estuvo detenido en 1964 y 1968. En mayo de 1976 fue nuevamente detenido por la Guardia Civil, contra la que presentó una denuncia por presuntas torturas. Estando todavía detenido, su establecimiento fue víctima de un atentado con explosivos que causó graves destrozos. La Triple A reivindicó entonces el hecho mediante un comunicado en el que reiteraba sus amenazas contra Etxaniz, al que calificaba de «rojo separatista».

La noticia del ametrallamiento de Ángel en la madrugada del domingo 30 de agosto, se extendió rápidamente por Ondarroa. Las campanas de las tres iglesias del pueblo comenzaron a sonar simultáneamente y se organizó una manifestación nocturna que se dirigió al domicilio de la víctima lanzando gritos contra las FOP, mientras que todos los pesqueros que estaban anclados en el puerto hacían sonar sus sirenas al unísono. Ocho de las personas que habían tomado parte en la manifestación fueron detenidas y conducidas al cuartel de la Guardia Civil, que abandonaron a primera hora de la mañana. 

Por expreso deseo de la víctima, que, según su mujer, «sabía que tarde o temprano vendrían a por él», la capilla fue instalada en el interior de la sala de fiestas... 

Una de estas personas, Javier Berridi, desapareció, sin embargo, sobre las seis de la madrugada, corriendo por la localidad los más variados rumores, incluyendo el de un posible secuestro. Sin embargo, hacia las seis de la tarde llamó a su domicilio comunicando que se encontraba en el cuartel de la Guardia Civil de Bilbao. 

Por expreso deseo de la víctima, que, según su mujer, «sabía que tarde o temprano vendrían a por él», la capilla fue instalada en el interior de la sala de fiestas. 

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