CNT Valladolid, 30 de julio de 2018
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Valladolid es una entidad subvencionada por el ayuntamiento "progresista" de dicha ciudad para realizar erráticos trabajos de dignificación de los sepultados en las fosas comunes del cementerio del Carmen -donde se enterró a numerosas víctimas mortales de la represión franquista-. En una de sus últimas reuniones con su patrocinador, esta asociación ha llegado a proponer la elevación de un memorial "a todos los vallisoletanos que murieron en la guerra civil, sin distinción de bando...". Una propuesta que ha sido denunciada como intento de poner al mismo nivel a sublevados armados y a sus víctimas, y en el fondo como intento de tender una cortina de humo sobre las verdaderas razones de la guerra y de la sistemática represión fascista. CNT Valladolid ha hecho su propia denuncia mediante el comunicado que se adjunta a continuación.
Bajo el circo político, la estructura ósea de la dignidad.
Desde CNT Valladolid estamos asistiendo con estupefacción a todo lo que sucede en las fosas comunes que se encuentran en el cementerio del Carmen, donde se hallan los cuerpos de buena parte de las personas que sufrieron la represión franquista en nuestra provincia.
Hemos denunciado con anterioridad -junto con otras organizaciones- el proceso subvencionado por el Ayuntamiento de Valladolid, ya que no veíamos con claridad que tuviera un fin concreto en la búsqueda de la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas del franquismo.
Tanto más denunciables nos parecen ahora proyectos recientes surgidos de las últimas reuniones de la ARMH con el Ayuntamiento de Valladolid, como la de “solicitar al consistorio un segundo memorial dedicado a todos los vallisoletanos que lucharon y murieron en la guerra civil, sea cual sea su bando”, anunciada a los medios de comunicación y en concreto en El Norte de Castilla el pasado 18 de julio.
No debe olvidarse que uno de los motivos para rescatar los cuerpos hallados en el cementerio del Carmen sería identificarlos para entregárselos a las familias que lo soliciten. Así se evitaría mezclar víctimas de la represión con personas que por su condición social acabaron también en esas fosas comunes. Al parecer solo una víctima, Lina Neira Francés, ha sido identificada en este proceso.
En vez de esto, asistimos a un enfrentamiento entre dos percepciones sectarias de la dignificación de estos lugares, que no cuentan con respaldo suficiente para hablar o actuar en nombre de todas las víctimas o de las organizaciones que somos parte de la memoria.
1. Por un lado la ARMH de Valladolid, que ha creado una especie de pasarela política donde cada cierto tiempo los políticos de nuestra ciudad que se dicen de izquierdas desfilan para conseguir una foto y hacer una utilización partidista de las víctimas, sin el beneplácito de las familias y sin dar sentido a un continuo mover los cuerpos de nuestros compañeros de un lado a otro.
Los últimos proyectos de esta asociación aparecen como un blanqueo del fascismo, poniendo en el mismo lugar víctimas civiles desarmadas con personas que perdieron su vida en el frente de batalla. Queremos dejar claro que no se hizo la guerra ni por España, ni por Dios, ni por la justicia, sino para mantener los privilegios e intereses de una clase social amenazada por el mundo nuevo que se estaba creando desde las masas trabajadoras.
La represión franquista en nuestra provincia no es un hecho aislado, sino calculado, cuyo fin fue acabar de una forma macabra con cualquier oposición al nuevo estado dictatorial. Nos parece detestable que la ARMH de Valladolid oculte esto con argumentos como los que usaron los fascistas para amparar el golpe de estado y el asesinato de miles de inocentes.
2. Por otro lado está la parte que se cree menos institucionalizada y que cree tener razones morales para escribir un relato idealizado sobre la República, lejano a la verdad y que también tiene intereses políticos claros. Nuestra organización fue ilegalizada bajo esa República, que asesinó, persiguió y encarceló a compañeras y compañeros. En la retina de la clase trabajadora están los sucesos de Asturias de 1934 o de Casas Viejas.
Desde CNT queremos decir a unas y otras que esos cuerpos que se están manipulando tienen nombres y apellidos, tienen familia y, por supuesto, tenían unas ideas (que se intentan ocultar de una manera insultante) que, en muchos casos, estaban al margen de la lectura sesgada de esa negra etapa de la historia.
Es inaceptable que teniendo constancia de que hay personas asesinadas que lucharon en vida por las ideas de emancipación que brotan de las siglas de la CNT y que fueron causa de persecución y el motivo de su asesinato, no hayan tenido la decencia mínima de preguntar a este sindicato ni a las familias su parecer sobre los trabajos con que se dice recordarlas.
Por ellos desde CNT exigimos desde la más absoluta legitimidad:
– Información sobre los trabajos que se están llevando a cabo en el cementerio del Carmen y de la que hasta ahora carecemos.
– Exigimos que se cuente con las familias y con las organizaciones en las que esas personas realizaban su actividad política para culminar el proceso de dignificación de esos lugares y de las personas que allí yacen.
– Que se pongan todos los medios de identificación (incluida la gratuidad de las pruebas de ADN) para entregar los restos a las familias que lo soliciten y puedan dar sepultura a sus seres queridos de la forma que crean más conveniente.
– Devolución del patrimonio sindical histórico expoliado a CNT en nuestra provincia.
– El fin de la exaltación del franquismo en toda la simbología de nuestra ciudad y provincia (algo aún pendiente). También, claro está, en el callejero, que fue uno de los medios de propaganda que utilizó la dictadura para someter al pueblo a sus postulados.
– Reclamamos un foro con todas las partes implicadas (familias, ayuntamientos y organizaciones históricas) para realizar tanto en Valladolid como en el resto de la provincia actos de reparación en torno a las ideas de libertad y justicia social que defendían estas personas. La sociedad vallisoletana tiene el deber moral de acabar, de una vez con todas, con esta situación fuera de toda normalidad.
La experiencia nos dice que este tipo de actos -muy al contrario de lo que se vende desde la derecha más rancia- acaba con las fricciones entre las familias y sirve para al menos devolver el lugar histórico que estas personas tenían en el desarrollo de una sociedad libre, criminalizado por 40 años de dictadura y olvidado por 40 años de monarquía parlamentaria.
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