Ese ‘no se qué’ del franquismo

Si Franco está tan presente en el debate político actual es simplemente porque España carece de una memoria histórica correcta y homologada. Vamos, como la que tienen nuestros vecinos del resto de Europa. Claro que allí (o sea, en nuestro entorno) el fascismo perdió la guerra; aquí la ganó, y esa circunstancia no fue revisada y resuelta por la Transición. En ese momento la correlación de fuerzas era la que era, y se optó por un arreglo de circunstancias, suponiendo que la democracia, por sí misma, iría normalizando la situación en los términos de uso común: condena de la dictadura franquista, reparación a sus víctimas y (en lo referido al relato y a la doctrina jurídica) asunción plena de que la razón política estuvo del lado de la República y luego de la oposición clandestina al temible régimen impuesto por el Caudillo. Pero no fue así. Y ahí seguimos, con Franco a cuestas. ¡Por favor!
Seguimos con ese lastre, digo, porque el peso muerto existe y se hace notar a cada momento. Cuando la Fundación Francisco Franco no solo existe, es de interés público y recibe subvenciones del erario, sino que les gana juicios a las instituciones democráticas en nombre de la dictadura. Cuando retirar el homenaje institucional a los personajes de aquel régimen en mausoleos y monumentos se convierte en todo un problemón. Cuando militares retirados (y no pocos) suscriben declaraciones de apoyo e identificación con cuarenta años de oprobio y feroz autoritarismo. Cuando los foros conservadores enconan su resistencia a cualquier medida destinada a darles un mínimo de justicia y reconocimiento a los cientos de miles de víctimas. Cuando los descendientes del tirano, ennoblecidos, disfrutan de lo que este robó impunemente.

Fuente de la noticia → elperiodicodearagon.com

banner distribuidora