Memorias del antifranquismo y de la Transición
Memorias del antifranquismo y de la Transición 
Andy Durgan | Justa Montero | Jaime Pastor

[[Con motivo del 50 aniversario de la muerte del dictador fascista, Francisco Franco, publicamos en abierto y de forma excepcional, la presentación del Plural del próximo número de la revista en papel de viento sur antes de que esta llegue a las librerías. En el Plural de este número, titulado Memorias del antifranquismo y de la Transición, Andy Durgan, Justa Montero y Jaime Pastor, reúnen una serie de autores para cuestionar las narrativas oficiales de la Transición y denunciar la persistente impunidad franquista. Si queréis adquirir el número, podéis comprarlo en librerías o suscribiros a aquí.]]

Desde el nacimiento de esta revista en febrero de 1992 han sido muchas las ocasiones en las que hemos abordado cuestiones relacionadas con la lucha contra la dictadura franquista, la Transición o los debates sobre memoria, historia y olvido. En agosto de 2018, en el número 159, Petxo Idoiaga recordaba que habíamos publicado más de 70 artículos sobre estos temas en nuestra web, a los que añadía los dedicados a la edición impresa en los números: 24 (“Al otro lado de la Transición”), en diciembre de 1995; 54 (“20N 1975: El día de la bestia”), en diciembre de 2000; 71 (“Romper el consenso”), en noviembre de 2003; 115 (“La izquierda contra el franquismo”), en marzo de 2011. A estos habría que sumar el número 84 (“Militantes contra el franquismo”), en enero de 2006; 113 (“Su memoria, su dignidad, su lucha: la nuestra”), en diciembre de 2010; 126 (“No dejaremos al franquismo en paz”), en enero de 2013; y el mismo número 159 (“La Transición y el régimen, 40 años después”).

También en un número posterior, el 196, publicado en marzo de 2025, a propósito de la serie televisiva Las abogadas, Raúl Navas presentaba un estudio crítico muy recomendable sobre “Memoria histórica sobre el tardofranquismo y la transición en el cine documental”. Otra serie televisiva más reciente, “La conquista de la democracia”, pese a tener el mérito de destacar el protagonismo de las movilizaciones populares en la caída de la dictadura, ha sido objeto de crítica en nuestra web en un artículo de Xavier Giró y Ricard Martínez. Concluían que el documental acababa construyendo:

“un final feliz que ignora por completo la presencia y el desarrollo, en el curso de la lucha, de aspiraciones que tendían a una transformación mucho más profunda de las estructuras, tanto las políticas como las sociales, y deja fuera del cuadro también los factores que las frustraron. El tótem de la democracia realmente existente como única posible, con toda su carga de determinismo retrospectivo, hace un flaco favor a la comprensión crítica de nuestro pasado y nuestro presente”.

Todos ellos se encuentran actualmente accesibles en www.vientosur.info y en ellos se puede encontrar análisis y experiencias en torno a una diversidad de temas que en el Plural que ahora presentamos no hemos podido tratar. Nos referimos, por ejemplo, a debates relacionados con la naturaleza y la evolución de la dictadura franquista (en torno a la cual, por ejemplo, el artículo “El crepúsculo del franquismo”, de Ernest Mandel, escrito en enero de 1971 y reproducido en el número 84 de esta revista, ofrecía una caracterización nada simplista que influyó en los primeros análisis que desarrolló nuestra corriente); con la represión y la lucha por la memoria (como el artículo de Chato Galante y Manuel Blanco Chivite en el número 126); con los inicios y la evolución del movimiento obrero a partir de las huelgas de 1962 hasta el año clave que fue 1976 (como se puede consultar en el número 54); con los relatos oficiales en torno a la mitificada Transición (con varios artículos críticos en el número 24 –entre ellos uno emblemático de Alfonso Ortí sobre la nefasta serie televisiva dirigida por Victoria Prego– y también en el 54, el 115 o el 159); o con el papel trasgresor del movimiento feminista en el tardofranquismo (como en el artículo de Justa Montero en el número 159).

Ahora, con motivo del 50 aniversario de la muerte del dictador Franco, este Plural contiene distintas contribuciones que abordan cuestiones que tienen que ver tanto con la represión y la lucha antifranquista y anticolonial como con los debates en torno a la Transición, la memoria, el olvido y los silencios que han predominado en nuestra historia reciente.

En “Verdad, justicia, reparación… y reivindicación del antifranquismo”, Carmen Ochoa, del Consejo Asesor de esta revista, entrevista al historiador Xavier Domènech sobre cuál ha sido “el tratamiento de la memoria desde la muerte de Franco hasta ahora”. Parten para ello de una crítica de las narrativas dominantes sobre la Transición, basadas en la “construcción memorial del pasado como un acto de olvido”, subrayando además que la derecha española ni siquiera fue antifranquista. Frente a ese consenso sistémico, destacan el impulso de un movimiento memorialista cada vez más potente, sobre todo desde el año 2000, con el inicio de las exhumaciones de fosas del franquismo (que, como se ha recordado recientemente, enlazaban con las que fueron invisibilizadas a finales de los años 70 del siglo pasado en algunas zonas, como la Ribera navarra).

La Ley de Memoria Histórica, aprobada en 2007, significó una primera respuesta a la presión de ese movimiento, pero Domènech considera que seguía partiendo de “una idea de simetría que no es real”, ya que la memoria republicana seguía siendo clandestina. Para este historiador, el año 2011 supone un punto de inflexión marcando una nueva etapa en la que la narrativa de la Transición es abiertamente cuestionada por una nueva generación y, a su vez, las entidades memorialistas pasan a autodefinirse no como víctimas sino como luchadoras antifranquistas. Este salto adelante permite articular un discurso en el que la denuncia de la represión franquista va acompañada de la reivindicación de “las luchas y los conflictos por la libertad en el pasado”. Sin embargo, la Ley de Memoria Democrática de 2022, pese a sus aspectos positivos, está lejos de extraer las consecuencias de lo que debería suponer la anulación de las sentencias de la dictadura. Así que urge poner en primer plano los valores y proyectos que presidían la lucha antifranquista y que iban más allá de los consensos de la mitificada Transición, con mayor razón cuando nos enfrentamos a tiempos de reacción como los actuales.

A continuación, en “Atada y bien atada: la impunidad que no cesa”, Sabino Cuadra, ex diputado y activista memorialista, recuerda la confrontación entre los proyectos de reforma y/o de ruptura con la dictadura en el seno de los movimientos de oposición, así como el desenlace final reformista, con los Pactos de la Moncloa, la Ley de Amnistía y la Constitución monárquica como pilares fundamentales. Pone el énfasis en la Ley de Amnistía, aprobada en octubre de 1977, ya que ésta, en nombre de la “reconciliación entre vencedores y vencidos”, se convirtió en realidad en una ley de punto final. Denuncia así la impunidad de la que sigue gozando la larga lista de victimarios, bajo la protección no sólo de esa Ley, sino también de la de Secretos Oficiales de 1968 (pese a su modesta reforma en 1980), a lo que se suma la destrucción de todos los archivos policiales y parapoliciales que se produjo bajo la batuta de Martín Villa. Un personaje, por cierto, que el autor define como “el capo di capi de la represión franquista durante la Transición” y el artífice de su “recauchutaje” posterior… hasta nuestros días. Se impuso así una política de impunidad con la que no ha roto la Ley de Memoria Democrática de 2022.

En “Euskal Herria en el tardofranquismo y en la Transición. El movimiento obrero y la izquierda abertzale”, Petxo Idoiaga, miembro de la redacción web de esta revista, parte del año 1973 –que, junto al atentado mortal contra Carrero Blanco, marcó el inicio de un ciclo de cinco años de huelgas generales en el ámbito vasco y navarro– para destacar el protagonismo del movimiento obrero y, dentro del mismo, de una izquierda radical (especialmente, EMK, LKI y ORT) que, a diferencia del resto del Estado, desbordó el marco reformista del PCE, como quedó de manifiesto principalmente en las jornadas de Vitoria en marzo de 1976. Las reivindicaciones de amnistía –entendida como retorno de todas y todos los presos antifranquistas a casa–, autodeterminación y depuración del aparato represivo estuvieron estrechamente entrelazadas con las demandas laborales en la gran mayoría de sus luchas.

En ese contexto, Petxo Idoiaga describe los sucesivos procesos de ruptura que se dieron dentro de ETA, así como la deriva militarista de la que fue su heredera oficial, como quedó de manifiesto con la larga serie de atentados mortales cometidos, entre ellos el de Hipercor en 1987. También denuncia la respuesta violenta que provino del Estado con la guerra sucia de los GAL y destaca las movilizaciones desde la sociedad vasca, como Gesto por la Paz y sobre todo Elkarri –con la que se identifica el autor–, a favor de una salida dialogada y no violenta al conflicto, hasta que se fue creando un nuevo escenario que conduciría al final definitivo de la actividad de ETA en 2011.

En “Olvido y silencio. Memoria histórica de la represión de las mujeres enla dictadura franquista”, Pilar Iglesias, investigadora independiente, recuerda la doble persecución que sufrieron muchas mujeres, acusadas de “rojas” y por “desviarse” del modelo de mujer del nacionalcatolicismo, con la Iglesia y la Sección Femenina de la dictadura a la cabeza. Una represión que acabó con todos los avances y conquistas que se había ido logrando durante la II República. Partiendo de ese marco general, la autora centra la atención en el Patronato de Protección a la Mujer, reorganizado en 1941, ya que fue “la institución con más poder en relación con el control de la sexualidad de las mujeres”. En sus centros propios y en los de las órdenes religiosas se reflejaba la “perfecta alianza” entre el sistema patriarcal, el Estado y la Iglesia católica. La autora describe también la vida que transcurría detrás de los muros de esos centros y también las resistencias –y las fugas– de muchas de esas mujeres de 16 a 23 años que fueron encerradas allí simplemente por no obedecer al modelo de “mujer sometida, religiosa y limitada al ámbito doméstico” dominante.

En “La cuestión del Sahara Occidental: la lastrada transición española a una ‘democracia postimperial’”, el historiador Enrique Bengochea considera que esa antigua posesión española “representa un caso especialmente sangrante de colonización inconclusa, donde los compromisos internacionales fueron sistemáticamente diferidos y finalmente traicionados”. El autor recuerda las sucesivas fases que ha atravesado ese proceso, así como la resistencia del pueblo saharaui a partir sobre todo de la fundación del Frente Polisario en 1973, frente a la cual llegarían los Acuerdos de Madrid con los regímenes de Marruecos y Mauritania firmados el 14 de noviembre de 1975 (en los que jugó un papel importante el futuro Juan Carlos I), poco antes de la muerte del dictador. Unos acuerdos que, como subraya Bengochea, permitieron a la vieja potencia colonizadora “conservar sus intereses económicos pese a la cesión administrativa de su territorio”. La solidaridad con el pueblo saharaui en su reivindicación del derecho a la autodeterminación ha de seguir siendo, por tanto, una tarea fundamental de una izquierda consecuentemente anticolonial.


Fuente → vientosur.info

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