En los años treinta del siglo pasado se inició en España lo que, en palabras del historiador y teórico de la historieta Antonio Martín, se puede considerar la «edad dorada del tebeo». La capital indiscutible de ese microcosmos editorial era, sin duda, Barcelona. A esa ciudad encaminó pronto sus pasos el aragonés José Cabrero Arnal (Castilsabás, Huesca, 1909 – Antibes, Francia, 1982), buscando el sustento que su tierra natal le negaba.
El carácter inquieto y las condiciones innatas para el dibujo de Arnal pronto permitieron que su firma apareciera en las principales cabeceras infantiles de la España republicana y que su presencia constituyese un gran atractivo para captar el interés del público lector.
Sin embargo, el golpe de los militares fascistas de 1936 y el comienzo de la Guerra de España supusieron un giro drástico en su trayectoria vital. Enrolado primero como voluntario en el Ejército republicano a las órdenes de Manuel Trueba y José del Barrio, fue gravemente herido en una pierna que estuvo a punto de perder. Reincorporado al frente, participó en la Batalla del Segre y, tras la caída de Cataluña, se vio inmerso en lo que se conoció como la Retirada.
Después vendrían los internamientos en los campos de concentración franceses de Argelès, Barcarès, Saint-Cyprien y Agde. Para escapar de tanta miseria y represión, Arnal se enroló «voluntario» en las Compañías de Trabajadores Extranjeros para trabajar en las fortificaciones de la línea Daladier. Tras la caída de Francia en manos de los nazis, Arnal pasa por diversos Stalags alemanes, antes de ser enviado al campo de Mauthausen, donde permanecerá desde enero de 1941 hasta su liberación el 5 de mayo de 1945.
Recuperada la libertad, Arnal dirigió sus pasos a Francia, país en que se instaló definitivamente hasta su muerte. Allí su gran talento fue captado por los medios de comunicación del Partido Comunista Francés y comenzó a publicar con gran éxito tanto en el diario L’Humanité como en la revista infantil Vaillant.
Pero esa es otra historia. La que ahora se nos ofrece es la publicación del volumen Hazañas de Paco Zumba y otras historietas de animales, editado por Taula Ediciones, con estudios introductorios de Philippe Guillen y Dionisio Platel. En sus páginas podemos ver reunidas una importante recopilación de sus trabajos dirigidos a la infancia anteriores al exilio, en cabeceras como Algo, TBO, Pocholo, KKO o los álbumes de la colección Karikatos.
Todo este material, hasta el momento de muy difícil acceso, nos permite observar la evolución desde un Arnal principiante hasta la consolidación de su estilo personal. Como ejemplo podemos observar las primeras historietas publicadas en Algo, entre 1929 y 1931, todavía dubitativas, con fondos planos y ritmo desigual, y compararlas con las aparecidas en la misma revista a partir de 1934, llenas de dinamismo, dibujadas con gran seguridad y protagonizadas por sus característicos personajes antropomorfos.
Arnal contribuyó a modernizar el panorama de la historieta española, incorporando las enseñanzas de autores tan admirados como el Pat Sullivan de Felix the Cat o los dibujos animados de Max Fleisher o Walt Disney. Como señala Philippe Guillen, el biógrafo de Arnal: “En cuanto al arte de narrar, de montar, de elegir los ángulos de vista en función de los efectos deseados, Cabrero Arnal es igual de competente y preciso, es un narrador gráfico. Innovador, se atreve a utilizar el círculo cuando otros se ajustan a la tradicional viñeta cuadrada o rectangular e incluso se divierte rompiéndolo, destrozándolo, para convertirlo en fuente de un nuevo gag o sugerir movimiento, porque el dibujo de Cabrero Arnal es dinámico, explosivo. Fue uno de los primeros en introducir el globo o bocadillo en el cómic español y en multiplicar también las onomatopeyas. Su humor se adapta al público: el dibujante-escritor deleita tanto a adultos como a niños”.
La culminación del arte de Arnal en España la podemos encontrar en los tres álbumes que forman parte de la colección Karikatos: Guerra en el país de los insectos (tal vez una visión anticipatoria de la conflagración que pronto iba a estallar en España); Hazañas de Paco Zumba, el moscón aventurero; y Viajes extraordinarios del perro Top (el antecedente del Pif francés). Se trata de historietas prepublicadas en la revista Pocholo que comparten la característica de estar protagonizadas por personajes antropomorfos y cuyo dibujo es, en palabras de Dionisio Platel, «amable, claro y redondo».
Quedan muchas otras facetas de Arnal por redescubrir, como su participación en revistas satíricas del estilo de L’Esquella de la Torratxa o La Campana de Gràcia, o en publicaciones sicalípticas como Papitu, Don Casto o Afrodita, pero el volumen editado por Taula es la mejor vía para que el público español pueda conocer los primeros trabajos de este gigante de la historieta.
(*) Autor de «Víctor Mora. Con acento francés» (ACyT Ediciones, 2023); ex coordinador general de Izquierda Unida de Aragón
Fuente → mundoobrero.es


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