Augusto Barcia Trelles fue ministro de Estado y presidente del Gobierno en 1936. Descubre su papel clave en los primeros meses de la Guerra Civil Española y su exilio tras la derrota republicana
Augusto Barcia Trelles: la República en tiempos de guerra
En los días más convulsos del estallido de la Guerra Civil Española, Augusto Barcia Trelles ocupó puestos decisivos en el gobierno de la República: fue ministro de Estado, ministro de la Gobernación y, brevemente, presidente del Consejo de Ministros. Su figura encarna el esfuerzo de los republicanos por mantener la legalidad democrática frente al levantamiento militar de julio de 1936.
Un político republicano antes del conflicto
Nacido en Vegadeo (Asturias) en 1881, Barcia Trelles era abogado, periodista y masón. Durante la Segunda República se afilió a Acción Republicana y luego a Izquierda Republicana, partido del que fue líder en Almería. En las elecciones de febrero de 1936, encabezó la candidatura del Frente Popular en su provincia y resultó el diputado más votado.
Tras la victoria electoral, fue nombrado ministro de Estado en el gobierno presidido por Manuel Azaña. Entre el 10 y el 13 de mayo de 1936, asumió la presidencia del Consejo de Ministros tras la elección de Azaña como presidente de la República.
En el epicentro del estallido bélico
Cuando el 18 de julio de 1936 se produjo el alzamiento militar, Barcia Trelles jugó un papel crucial en las primeras horas del conflicto. Formó parte del efímero gobierno de Diego Martínez Barrio, donde asumió la cartera de Ministro de la Gobernación. Al fracasar los intentos de negociación con los sublevados, el gobierno cayó en menos de 24 horas.
Aunque se le nombró embajador en Uruguay, la ruptura diplomática impidió que asumiera el cargo. Durante la guerra, colaboró con la embajada española en París y fue embajador ante la Unión Soviética, uno de los pocos aliados de la República.
Tras la derrota en 1939, se exilió en Buenos Aires, donde continuó su labor política y cultural. El régimen franquista lo condenó a 30 años de prisión, le impuso una multa de 25 millones de pesetas y confiscó todos sus bienes. Incluso se propuso privarlo de la nacionalidad.
En el exilio, fue ministro de Hacienda del gobierno republicano en el exilio (1945–1947) y presidente del Patronato Hispano-Argentino de Cultura. Falleció en Buenos Aires en 1961, sin haber regresado a España.
Fuente → guerracivildiadia.blogspot.com
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