Visto al pasar. República, guerra y exilio

Visto al pasar. República, guerra y exilio


Carmen Antón, Visto al pasar. República, guerra y exilio, prólogo de Xosé Luís Axeitos, edición de Rosa Peralta, Sevilla, Renacimiento (Biblioteca de la Memoria, Serie Menor, 112), 2022
 

Los primeros treinta años de la biografía de Carmen Antón (Madrid, 1916-Buenos Aires, 2007) son ciertamente apasionantes. Su presencia privilegiada en los principales avatares de esos años es un hilo conductor que los cose a todos. Como leemos al final de estas memorias, Carmen Antón las finalizó en mayo de 1999 en el exilio de Buenos Aires, ciudad a la que llegó en 1939 a bordo de uno de esos buques míticos del exilio, el Massilia, en el que, por cierto, también viajaba Elena Fortún. En la capital argentina permaneció hasta su muerte dedicada al sector de la moda. Durante muchos años su domicilio familiar se convirtió en refugio de exiliados que en las tardes de los domingos compartían recuerdos y construían el mito de la Guerra Civil.
 



Carmen Antón escribe estas memorias «Desde la mecedora», como reza el título de un capítulo inicial, mediante el procedimiento proustiano de convocar los recuerdos elicitados por sensaciones u objetos cotidianos (la cafetera, el vaho del café en los cristales), aunque sin desordenar la secuencia de los años. Las escribe desde la soledad, viuda desde hace veinte años de su marido, el escenógrafo valenciano Gori Muñoz, y con sus dos hijas fuera del nido y residentes en el extranjero.
 
Publicadas por primera vez en 2002, las memorias de Carmen Antón responden a una necesidad casi fisiológica de dar salida al dolor intenso que provoca la nostalgia. En un monólogo interior la autora identifica este recuerdo torturador con la acción paralizante y sinuosa de una anaconda. Esta purga dolorosa solo pudo llevarla a cabo gracias al efecto depurativo que ejerce el paso del tiempo. La nostalgia duele, pero también «embellece las cosas» (p. 75). Si tuviéramos que quedarnos con el valor primordial de estas memorias, además de su intrínseco valor testimonial, nos quedaríamos con los detalles, con la precisión con la que rescata del olvido aspectos que en otras memorias quedan reflejados con trazos gruesos o sometidos a una idealización que los torna irreales.
 
La biografía de Carmen Antón es representativa de la nueva mujer que impulsó la II República, cuya proclamación la sorprendió en Zaragoza, en donde participaba en una excursión del Bachillerato. Al acabarlo, Carmen cursó estudios de Medicina y fue alumna del doctor Negrín, un hueso. Pertenece, pues, a la primera generación de universitarias españolas. Como todas ellas, disfrutó de la libertad de costumbres recién estrenadas, del deporte y de las efusiones culturales del momento, incluido el cine. La guerra civil la sorprendió en un pueblo de Cuenca, adonde había ido de visita familiar, y regresó a Madrid para curar a los milicianos heridos que bajaban de la sierra.
 
A comienzo de noviembre del 36 Carmen Antón abandona Madrid acompañando a una expedición de niños madrileños evacuados al Levante organizada por la Unión Federal de Estudiantes (FUE). En esos años conoció «aquella Valencia» de la que habló Salazar Chapela, fue censora en el Ministerio de Estado y compartió playa con Cernuda y Altolaguirre. Un día el Secretario de Presidencia José Prat —en la Transición fue senador por Madrid hasta 1986— le explicó que andaban buscando urgentemente «una chica de buena presencia que hable francés y sobre todo que sea leal a la República» (p. 243) para vender libros en el estand de la Exposición de París. Y allí que se fue. Y allí conoció a Picasso ultimando el Guernica. Tras su regreso de nuevo a España, el derrumbe del frente de Cataluña la llevó a cruzar la frontera embarazada de su primera hija. Tras una serie de peripecias propias de una novela bizantina, se reencontró con su marido en París.
 
Parece que lo que rodea a García Lorca y La Barraca está todo escrito y que no queda nada por decir. Sin embargo, desconocíamos cuál era el procedimiento de selección para elegir a los actores destinados a representar por pueblos y villorrios los entremeses de Cervantes y las tragicomedias de Lope de Vega. Durante sus estudios de Medicina Carmen Antón asistió a la primera representación que La Barraca dio en el paraninfo de la Universidad Central de Madrid situado en el vetusto edificio de la calle de San Bernardo. Allí se quedó prendada de la representación de La vida es sueño y pidió a Pardo, uno de los dirigentes de la FUE, de donde Lorca reclutaba a su equipo actoral, que hiciera todo lo posible por que ella formara parte del grupo. Poco después Carmen Antón participó en un castin que Lorca dirigió en un cine madrileño. El proceso consistió en dos pruebas. En la primera los aspirantes debían leer en voz alta las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique; en la segunda, Lorca se sentaba al piano y les hacía cantar una canción popular.
 
El repertorio que Carmen Antón representó con La Barraca es de sobras conocido, pero no tanto el hecho de que en las últimas campañas la compañía representara el largo romance narrativo La tierra de Alvar González de Antonio Machado, «único poeta contemporáneo que La Barraca representaba pues Federico lo consideraba un clásico» (p. 128), lo que pone en un brete a los talibanes de las generaciones literarias. La gira veraniega de La Barraca siempre terminaba en la Universidad Internacional de Santander. Allí, en agosto de 1935, Lorca les leerá por primera vez el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, un planto que tanto debe a las coplas manriqueñas.
 
La sombra de Lorca será muy alargada y su presencia muy persistente en la vida de Carmen Antón. Con gran desgarro emocional asistió al estreno de La casa de Bernarda Alba en el Teatro Avenida de Buenos Aires. Su recuerdo coincide con el que reflejan las crónicas de aquel 8 de marzo de 1945: colas inmensas de personas, muchos de ellos exiliados, que se extendían por la avenida de Mayo para conseguir una entrada para ver a la Xirgu y la desolación de asistir a la obra póstuma de un personaje irrepetible.
 
 






Presentacion del libro "Visto al pasar". Edición de Rosa Peralta - Biblioteca de la Dona - Calle Náquera, 9 - 46003 VALENCIA - Lunes, 20 de octubre, a las 19 horas - Con la presencia de Carmen y María Antonia Malajovich, hijas de Gori Muñoz y Carmen Garcia Antón
 
Visto al pasar (Prólogo de Xosé Luís Axeitos. Edición de Rosa Peralta):
 
Testigo del derrumbe de un régimen, el Monárquico, y del renacimiento de otro, la II República, la descripción minuciosa y apasionada que Carmen Antón hace de los acontecimientos vividos, de las personas que conoció o de los ambientes en el Madrid castizo, en un pueblo de Cuenca, en Valencia durante la guerra civil española o en Perpiñán cuando la retirada, por citar solo alguno de ellos, es cautivadora. El hecho de estar en el momento y en el lugar adecuado le permitió conocer a poetas y artistas de su tiempo. En La Barraca se encontró con Lorca, Eduardo Ugarte y todos los barracos. En Valencia y en el II Congreso de Intelectuales conoció a Luis Cernuda, León Felipe, Manuel Altolaguirre, Antonio Machado o Juan Gil Albert, o artistas como Víctor Cortezo. A Rafael Alberti y María Teresa León o Raúl González Tuñón, siguió tratándolos en su exilio bonaerense. En París, cuando trabajaba en el stand de propaganda del Pabellón de España en la Exposición Internacional, vio como Picasso pintaba el Guernica, se reencontró con Ugarte, con Antonio Bonnet o con Gori Muñoz. Y de vuelta a París, en su primer exilio, ya casada con Gori, mientras esperaba lo que le deparara el destino, con García Ascot, Félix Alonso, Corpus Barga, Alejo Carpentier, Lucho Vargas, Esteban Francés o David Alfaro Siqueiros. Su continuo ir y venir del presente al pasado ofrece, en paralelo, un relato del exilio bonaerense que enriquece los anteriores. Su casa de la calle Lafinur, como la de las Heras de los Alberti, fue lugar de encuentro de muchos exiliados que se acercaban cada domingo a degustar el plato de paella que preparaba María del Carmen. La presente edición incorpora un texto inédito de la autora.
 
Sobre la editora literaria de la obra:  
 
Rosa Peralta Gilabert (Arboleas, Almeria, 1962) Trabaja desde 1997 como profesora de Dibujo de Enseñanza Secundaria en Catalunya. Es miembro del GEXEL (Grup d’Estudis de l’Exili Literari), vinculado a la UAB desde el año 2000 y del CEFID (Centre d’Estudis per a les Èpoques Franquista i Democràtica) desde su creación. Sus aportaciones en libros y artículos llenarían varias páginas.
 
Asistirán al evento las hijas de Carmen Antón y Gori Vidal, Carmen (Gorita) Muñoz-Bernand y María Antonia (Tonica) Muñoz-Malajovich, así como la autora Elena Boledi, dramaturga de Desde la mecedora.
Presenta el acto Rosa Sanmartín, doctora en Filología Hispánica por la Universidad de Valencia. Dramaturga y novelista. Negra y oscura es su última novela publicada, y fue presentada en esta Biblioteca el pasado mes de marzo.
 
Entrada libre hasta completar aforo.
 




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