
Milicianos cargados con cajas de municiones se dirigen a sus posiciones con el Centro Asturiano de La Habana de Oviedo al fondo, tras el ataque a Oviedo, un ataque combinado tierra-aire de las milicias el 4 de octubre de 1936 que conmemoraba el aniversario de la Revolución de 1934. El ataque tenía el objetivo de tomar Oviedo y evitar que la columna gallega que estaba a solo 24 km y contaba con 19.000 efectivos, parte de ellos tropas africanas desviadas desde Gibraltar, auxiliara la ciudad. Las milicias estrecharon el sitio, tomaron algunas posiciones, rompieron el perímetro defensivo, destruyeron la única central eléctrica que les quedaba a los defensores (sólo unos 500 hombres y con muy pocas municiones) pero no lograron romper el cerco que el coronel Aranda estableció con los supervicientes a las puertas de la ciudad.
Muséu del Pueblu d’Asturies Colección: Constantino Suárez (FF)
La Guerra de España fue escenario de múltiples enfrentamientos que marcaron profundamente la memoria colectiva y la historia militar del país. Uno de los episodios más emblemáticos y controvertidos fue el cerco de Oviedo y la llegada de las columnas sublevadas que abrieron el pasillo de Grao. Este episodio fue elevado durante décadas por la propaganda franquista a categoría de gesta heroica. Sin embargo, un análisis en profundidad de los partes de operaciones, telegramas militares, documentos del Servicio Histórico Militar y testimonios de la batalla, permiten replantear esta narrativa. La realidad de la batalla fue mucho más compleja, estratégica y cruda de lo que los relatos oficiales admitieron.
El cerco a Oviedo y la estrategia republicana

Milicianos disparando sus fusiles Maúser tras una trinchera de tierra y sacos terreros en el frente de Sograndio, al Oeste de la ciudad de Oviedo, en fecha 5/9/1936. - Muséu del Pueblu d’Asturies Colección: Constantino Suárez (FF)
La resistencia de Oviedo fue planeada desde antes del 18 de julio. El coronel Antonio Aranda se preparó con reservas logísticas, armamento y un núcleo bien definido de leales, incluyendo oficiales, guardias civiles y de asalto. Esta resistencia inicial impidió que la ciudad cayese inmediatamente en manos republicanas, y dio margen al bando sublevado para planear una futura operación de socorro. Sin embargo, los documentos oficiales franquistas (como el parte de operaciones del Ejército del Norte de octubre de 1936 o los boletines de información de septiembre) revelan que la situación era mucho menos gloriosa de lo que el mito posterior difundió. La ciudad aguantaba gracias a su sólida organización y porque la ofensiva republicana carecía del impulso logístico y estratégico necesario. Las milicias del Frente Popular eran mayoritariamente voluntarios con escasa experiencia militar, pocos mandos profesionales, una artillería muy limitada y suministros que apenas llegaban desde Trubia y despues de la caida de los cuarteles de Gijón, solo desde finales de septiembre empieza a llegar suministros a mayor escala. Los telegramas de inteligencia franquista del 25 al 29 de septiembre muestran cómo los republicanos intentaron evitar el paso del río Nalón y bloquear el avance hacia Trubia y Oviedo, con refuerzos estacionados en Gurulles Grado, La Mortera, Aces o El Escamplero. Se documentan 600 a 800 hombres movilizados en estos sectores, apostados en posiciones clave como en la carretera de Cabruñana o San Claudio. También se reporta el uso limitado de artillería republicana
La contraofensiva franquista: del mito a la coordinación militar

Posición sublevada
Posicíon sublevada con ametrallodara hotchkiss - Muséu del Pueblu d’Asturies Colección: Florentino López, Floro (FF)
A finales de julio, el estado mayor sublevado y las fuerzas de la VIII región pusieron en marcha la operación para socorrer a Oviedo, además ya en septiembre Franco ordenó desviar recursos militares desde el avance hacia Madrid para reforzar el avance que estaba estancado y adolecia de un impulso La urgencia queda reflejada en la correspondencia interna del cuartel general y en las críticas directas de Franco a las deficiencias de la operación. El avance desde Galicia se organizó mediante columnas provenientes de Lugo, Orense, Pontevedra y A Coruña, que fueron reforzadas progresivamente por tabores de Regulares, tercios de la Legión, unidades de infantería y artillería, así como marinos sublevados de Ferrol. Además no solo contaban con meros reclutas o población civil movilizada, se contaba con personal esperimentado y oficiales y mandos subalternos.
Un documento de octubre estima que en Asturias se concentraron unas 20.700 tropas sublevadas: 70 compañías de infantería, 10 baterías, tabores (unos 2.000 hombres), una bandera del Tercio, Guardia Civil, ingenieros y unidades de servicios. Estas cifras desmontan la imagen de una guarnición aislada que fue liberada por sorpresa: la ofensiva fue una operación militar cuidadosamente organizada, con rutas de penetración por Grado, Cabruñana, el Naranco y El Escamplero.
La ofensiva final sobre Oviedo:
Combates Destacados del Cerco de Oviedo: Octubre de 1936

alle de La Argañosa, barrio del Este de la ciudad de Oviedo, al pie del monte Naranco, con los restos de la lucha entre los defensores militares y las fuerzas republicanas durante la ofensiva de octubre de 1936, imagen tomada entre el día 7 y el10 de octubre de 1936. La Argañosa se sitúa muy cerca de la Estación del Norte, era un barrio de ferroviarios y está a poca distancia del centro urbano, lo que indica que el ataque de los milicianos logró ocupar los aledaños de Oviedo diez días antes de la entrada de la columna gallega en la ciudad, el 17 de octubre de 1936.
Muséu del Pueblu d’Asturies Colección: Constantino Suárez (FF)
Durante los últimos días del cerco a Oviedo, los combates alcanzaron un grado de violencia sin precedentes. El asedio entraba en su fase final entre el 4 y el 13 de octubre, coincidiendo con la conmemoración republicana del aniversario de la Revolución de Octubre de 1934. El mando republicano decidió entonces lanzar una ofensiva total, convencido de que la ciudad, extenuada y al borde del colapso logístico, podía finalmente caer.
A las cinco de la madrugada del 4 de octubre, las colinas que circundaban Oviedo —Monte Naranco, San Esteban, La Argañosa— vomitaron fuego. Más de una veintena de piezas de artillería republicana abrieron fuego simultáneamente. Las tropas republicanas se lanzaron hacía el interior de la ciudad. Los batallones Asturianos liderados por los veteranos de Octubre Damian, Somoza, Lluch, Carrocera, Onofre.
El ataque principal se dirigió contra el frente sur, en las posiciones de San Esteban de las Cruces y la Loma de La Manjoya, defendidas por guardias civiles y elementos del Regimiento Milán. La ofensiva fue apoyada por al menos seis camiones blindados artesanales . Uno de los episodios más feroces se vivió en la Loma del Canto, una posición estratégica al noroeste de la ciudad que cubría los accesos al Naranco. Desde el 4 hasta el 8 de octubre, las milicias arremten en la zona, en el libro morir en Oviedo el peridodista Juan Antonio Cabezas destacan la intensidad del combate:
Poco después ardía el hórreo y las varas de hierba. Pronto ardería todo. Hasta la tierra que rodea a las trincheras... Ya ha oscurecido, por las luces de los disparos y por las explosiones de la dinamita notamos que avanzan los atacantes. Las detonaciones son tan seguidas que no se diferencian... A las dos horas llegó a la comandancia el primer enlace. ‘La trinchera del Canto ha sido tomada.’”
Desde San Esteban de las Cruces, el ataque republicano se apoyó en una batería de artillería con cuatro cañones de 10,5 y otros cuatro de 15,5 cm, dirigida por el alférez Izquierdo y José Fernández. Las posiciones republicanas se reforzaban con los batallones de Máximo Canga, Avelino Naves, Jesús Posada, José Naves y Pepón de la Campa, además del batallón Galicia y el de Darío González Castro. Estos grupos lograron romper las líneas nacionales en el entorno del cementerio y el depósito de aguas.

Milicianos armados en una trinchera tras el ataque a Oviedo, un ataque combinado tierra-aire de las milicias el 4 de octubre de 1936 que conmemoraba el aniversario de la Revolución de 1934. El ataque tenía el objetivo de tomar Oviedo y evitar que la columna gallega que estaba a solo 24 km y contaba con 19.000 efectivos, parte de ellos tropas africanas desviadas desde Gibraltar, auxiliara la ciudad. Las milicias estrecharon el sitio, tomaron algunas posiciones, rompieron el perímetro defensivo, destruyeron la única central eléctrica que les quedaba a los defensores (sólo unos 500 hombres y con muy pocas municiones) pero no lograron romper el cerco que el coronel Aranda estableció con los supervicientes a las puertas de la ciudad.
Muséu del Pueblu d’Asturies Colección: Constantino Suárez (FF)
El 10 de octubre, fuerzas republicanas llegaron al barrio de San Lázaro tras tomar la zona de Los Catalanes y partes de la Loma de La Manjoya, lo que provocó un combate intenso por el barrio. Mientras tanto, milicianos asaltaban el barrio de La Argañosa y, el día 11, Juan Ambou y el corresponsal soviético Mijail Koltsov y el cineata Roman Kármen recorrieron zonas tomadas, describiendo combates casa por casa y evacuaciones forzadas.
Ambou relataba los sucesos:
"Una de las grandes emociones de mi vida fue la entrada en La Argañosa. Había sido reconquistado palmo a palmo, casa por casa, por los nuestros."
Ambou describe cómo, al cruzar la Fuente de la Roca junto a Koltzov y Karmén, vio escenas que le quedaron grabadas. En muchas viviendas, los milicianos encontraron "cadáveres apilados y boquetes en las paredes" por donde se abrían paso los combatientes. A través de esos pasillos improvisados se comunicaban las casas ya tomadas con las aún ocupadas.
En el interior de las casas reconquistadas, relata Ambou, encontraron también restos del esfuerzo desesperado de los defensores: "Las cocinas tenían aún el fuego encendido y sobre las mesas platos con comida a medio consumir".
Las líneas republicanas se adentraban entonces en barrios periféricos como La Argañosa, combatiendo casa por casa. Entre el 9 y el 10 de octubre las posiciones sublevadas exteriores como El Campón y Buenavista tuvieron que ser abandonadas, consolidándose una última línea de defensa urbana que pasaba por el Asilo de El Fresno, la Plaza de Toros y la Quinta Velarde.
Entre el 10 y el 13 de octubre, la lucha se convirtió en combate urbano.En el Asilo de El Fresno, antiguo hospicio ubicado en la actual zona de la plaza de la Gesta, se combatía intensamente entre sus gruesos muros de piedra, que se habían convertido en parapetos. La Plaza de Toros de Buenavista fue otro zona de combate, donde la lucha resultó encarnizada. El 12 de octubre, las avanzadillas republicanas lograron alcanzar el centro de Oviedo: la calle Uría, la Plaza de América y el Casino quedaron bajo el fuego cruzado. La ciudad se encontraba en una situación expcepcional, los republicanos tenían al alcance de la mano la ciudad, pero los sublevados aún contaban con defensas y estaban siendo avituallados por el aire. Admás los telegramas que recibían le informban del avance de las columnas y su refuerzo con Tabores.
El 11 se sostiene con dificultad el Caño del Águila en la línea de Villafría, empezándo los sublevados a constituir en el interior de la población reductos de resistencia guarnecidos por voluntarios civiles, con víveres para ocho días; y el día 12, los republicanos presionaban ya en San Pedro de los Arcos, Caño del Águila y Villafría, los combates se producen a corta distancia y Aranda moviliza todo lo que tiene para aguantar. Al llegar la noche los sublevados se repliegan en el frente al recinto de la población, excepto Cadellada que lo hace a la loma de Velarde. El día 13, los republicanos atacan la estación del Norte y plaza de América. El día 14, el ataque republicano empieza a ceder, la falta de munición, la acción de los bombardeos y la necesidad de frenar el avance de las columnas hacén mella en las filas republicanas. El día 15 los republicanos hacen un esfuerzo por el frente sur com dos camiones blindados que son inutilizados amenzando el San Francisco. El día 16 los republicanos controlan en el barrio de San Lázaro.

La resistencia sublevada se hace imposible abarcando todo el perímetro, preparándose la retirada hacia los reductos interiores y especialmente el formado por la Fábrica de Armas, Cuartel de Pelayo y de la Guardia Civil con la loma del Pando que los domina. Pero los republicanos tienen problemas de relevo y sus fuerzas también están agotadas, ademas peligra Trubia donde el mando republicano tiene que reforzar la linea de frente, hacía allí se dirige para reforzar la posicíon el Comandante Calleja que sale para Trubia desde la Manjoya para ponerse a las ordenes de Claudio Martín Barco.
Por el oeste, las columnas sublevadas avanzaban desde Grado y El Escamplero, compuestas por tropas regulares gallegas, legionarios, tabores marroquíes y refuerzos procedentes de Melilla y Ceuta. En la mañana del 17 de octubre, el ataque se intensificó con la intervención de la aviación alemana e italiana, que bombardeó posiciones estratégicas en la zona del Naranco a petición expresa del coronel Aranda, abriendo paso a las unidades marroquíes que aparecieron en ese sector al mediodía.
La coordinación entre la aviación y las fuerzas terrestres fue clave para romper el cerco. Las columnas penetraron en las defensas republicanas y lograron conectar con los últimos núcleos defensivos en la ciudad. Una columna de fuerzas indígenas al mando del comandante Gallegos, pasó el Nora, ocupó loma a loma toda la cumbre del Naranco hasta el Pico del Paisano, cumbre más elevada de la sierra, frente a Oviedo. Al mismo tiempo, otra columna con el comandante Jacobo López cruzaba el Nora y sigue a Lloriana, Villamer y Loma del Pando; desalojan al enemigo del caserío de La Argañosa y, a las 19:30, un grupo enlaza con la defensa de Oviedo. Otra columna había salido de Escamplero, dirigiéndose a cubrir el flanco derecho hacia San Claudio.
Según datos del Estado Mayor correspondientes a ese mes, las fuerzas franquistas en la operación sumaban aproximadamente 20.700 hombres. Así, el asedio de Oviedo llegó a su fin tras casi tres meses de combates A las 18 y media horas entra en Oviedo la vanguardia de la columna del Teniente Coronel Teijeiro y el sitio terminaba. Sin embargo los Republicanos mantienen parte del Cerco y siguen presionando por San Lazaro. La operación era más ambiciosa ya que quería ir mas allá d Oviedo, pero las defensas Republicanas que contratacaban en el escamplero, en grullos y que fortalecían Trubia impedían a los sublevados llevar sus planes más allá.
El papel de la aviación y la ayuda extranjera
La llegada de la aviación alemana e italiana supuso un punto de inflexión. Desde el 8 de octubre de 1936, Oviedo y sus alrededores fueron objetivos de misiones de bombardeo y ametrallamiento por parte de Junkers alemanes, aviones Dragon y Fokker. Los partes de operaciones de León dan cuenta de vuelos entre 1.000 y 3.000 metros de altitud, con ataques a San Claudio, Naranco, Sograndio, y puntos logísticos. El uso masivo de bombas de 50 y 100 kg y ametralladoras desde el aire ayudó a romper la resistencia republicana, deteriorando su moral y capacidades logísticas. Este apoyo aéreo extranjero fue crucial.
Sin el respaldo material del Tercer Reich y la Italia fascista, la liberación de Oviedo habría sido muy difícil. Además, el uso de tropas coloniales —tabores de Regulares y soldados africanos— desempeñó un papel clave en las acciones de choque más violentas, como la toma de Cabruñana o la ocupación de cumbres en el Naranco. Los propios partes hablan del paso del Nora por tropas indígenas comandadas por el Cte. Gallegos, así como del avance de fuerzas desde Orense con el comandante Jacobo López. Está claro que estás unidades fueron decisivas para abrir brecha en el frente republicano. 8 Tabores que representaban una fuerza de 2000 hombres era sin duda una verdadera amenza para los republicanos.
Oviedo liberada: ¿victoria decisiva o punto muerto?
El 17 de octubre de 1936, las columnas franquistas entraron en Oviedo. Sin embargo, la situación militar no cambió radicalmente. El frente quedó estabilizado y el corredor entre Grado y Oviedo pasó a ser una línea de defensa vulnerable que necesitó ser protegida por hasta 40.000 hombres durante meses. Las zonas de Buenavista, San Lázaro y El Escamplero siguieron siendo teatro de enfrentamientos continuos. Las posiciones republicanas no cedieron completamente, y el frente occidental asturiano no colapsó. Es más, Trubia, Avilés Gijón siguieron bajo control republicano.
La construcción del mito y la memoria visual
Las crónicas franquistas convirtieron la batalla de Oviedo en símbolo de sacrificio y resistencia. Diarios, novelas, homenajes y monumentos alimentaron esta memoria heroica. Sin embargo, los partes internos y la documentación desevelan tensiones entre mandos, errores operativos, críticas de Franco y la dependencia crítica de recursos exteriores. La gesta se construyó sobre un relato cuidadosamente elaborado, en el que se omitió la intervención alemana e italiana, así como el uso masivo de tropas coloniales.
Los testimonios gráficos de Constantino Suárez (republicano) y Floro (franquista) muestran escenas terribles: bombardeos, cadáveres en las calles, destrucción urbana. Los enviados soviéticos Roman Karmen y Mijail Koltsov fueron testigos de la crudeza del frente y dejaron relatos que confirmaban la dureza de los combates.
Conclusión

Trimotor Junkers Ju.52 de la aviación nacional sobrevolando el sanatorio Miñor (Avenida de Galicia). Muséu del Pueblu d’Asturies Colección: Florentino López, Floro (FF)
La batalla de Oviedo no fue una liberación milagrosa, sino una operación militar planificada que concentró ingentes recursos humanos y materiales, apoyada por potencias extranjeras. La propaganda franquista hizo de Oviedo una epopeya, pero los documentos militares, partes de guerra, informes del Estado Mayor y permiten reconstruir una narrativa más matizada. Fue una victoria pírrica, de alto coste, sin explotación estratégica posterior. Sin la ayuda nazi, fascista y la utilización de las tropas coloniales, la ciudad no habría resistido ni sido liberada. La batalla, más que un símbolo de heroísmo, es testimonio de cómo la guerra moderna se impone con disciplina, aviación, propaganda y una logística que supera cualquier sacrificio individual.
Fuentes
Archivo General Militar de Ávila. Servicio Histórico Militar. Archivo de la Guerra de Liberación.
Boletines de Información del Frente de Asturias (septiembre 1936).Partes de operaciones del Aeródromo de León (octubre 1936).
Cuadro de fuerzas del Ejército del Norte en Asturias (17 de octubre de 1936).
Imágenes y documentos fotográficos de Constantino Suárez y Floro.
Archivo Histórico de Asturias. Fondos de la Guerra Civil.
Fuente → asturias1936.es
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