Joaquim Pellicena
Del artículo de Joaquim Pellicena (Valladolid, 1879 - París, 1938) publicado en La Veu de Catalunya (18-VII-1936) el mismo día en que todo se iba al garete. Es, por tanto, un texto “profético” de quien entonces, como director de La Veu de Catalunya , era el periodista más significado del catalanismo conservador liderado en la Liga por Francesc Cambó (Verges, 1876 - Buenos Aires, 1947).
[...] Lluís Duran i Ventosa [político de la Liga Catalanista], publicaba hace poco en este diario un artículo titulado "La causa verdadera y el único remedio" donde había estas palabras sintéticas: "No serán dictaduras del proletariado, ni dictaduras de derechas, las que salven España. Mientras no cambie la mentalidad general y la concepción del papel; la concepción del papel; que la ley debe estar por encima de todos, como única garantía de los ciudadanos, la situación no podrá tener remedio.”
Sí. Lo que hace falta, cada día con más insistencia y con más convicción, mientras nos sea materialmente factible, es combatir todas las ideas de violencia, blasmar todos los crímenes de las diversas formas de terrorismo, realizar todo lo que esté a nuestro alcance para crear un clima de convivencia civil en las tierras de España, trabajar para que todo el mundo se someta a los imperativos de la ley. Hay quien en la presencia de lo que ocurre hoy en las tierras de España reniega de la democracia y de la libertad. Pero ¿es que hay nadie que crea que en España vivimos ahora dentro de un régimen de libertad y democracia? En un país donde, fuera de Catalunya, hace cinco años que no se celebran elecciones municipales generales, y hace trece que no se celebran elecciones provinciales, ¿puede decirse que rija un régimen de democracia representativa? Evidentemente, no.
Pero este régimen de democracia representativa existe hoy en los pueblos más cultos, más ricos, más libres, más felices de Europa y de fuera de Europa: en el Imperio Británico, en los Estados Unidos de América, en Francia misma, a pesar del paréntesis del Frente Popular, en Bélgica, en Holanda, en Suiza, en Dinamarca, en Suecia, en Suecia, en Norte, en Suecia, en Norte. ¿En qué país organizado en dictadura, los habitantes gozan en conjunto de un bienestar comparable al que gozan los habitantes de esos Estados organizados en un verdadero régimen de democracia representativa? Ésta es otra realidad insoslayable. Por razones de patriotismo elemental, nosotros preferimos que Cataluña se parezca más a Noruega, como ejemplo, que a la Venezuela del general Castro o del general Gómez.
En cuanto a la primacía de los problemas que nos inquietan y preocupan, no puede haber para nosotros, ni como partido ni como pueblo, ningún otro problema superior al de la propia significación y al de la propia personalidad. Éste es el problema de nuestra propia existencia. Todas las demás cosas son para nosotros circunstanciales y pasajeras. No digan que han fracasado la libertad y la democracia representativa porque haya pueblos y hombres que no han sabido hacerse dignos.
Quienes han fracasado, si acaso, son los pueblos y los hombres que no han sabido organizarse en una sociedad civil libre. […] Es evidente que, para todos nosotros, sería mucho más cómodo no participar en las ásperas polémicas de la hora. Sin embargo, hay deberes irrenunciables de patriotismo, que nos obligan a insistir en estos puntos fundamentales un día y otro día. Quienes sueñan con soluciones de violencia, piensen que, creado un ambiente de lucha y de odio, creado un clima de guerra civil, creada una atmósfera de hostilidad irreductible, nunca podrán saber si acabará por triunfar la solución de violencia que ellos desean o la solución de violencia contraria. […]
Fuente → ara.cat
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