En un momento en el que el negacionismo histórico está a la orden del día es imprescindible que sobre todo los jóvenes, presas fáciles de ese discurso en redes sociales, sean conocedores de hechos como La Desbandá de obvia similitud con desplazamientos forzados, masacres y genocidios actuales
El pasado mes de febrero se cumplieron 88 años de los terribles hechos conocidos como La Desbandá, la huida, persecución y muerte de miles de malagueños bajo las bombas fascistas en la carretera de Málaga a Almería. Uno de los hechos más cruentos y silenciados de la Guerra de España.
Se ha difundido durante mucho tiempo que entre 100.000 y 150.000 personas huyeron de la ciudad de Málaga, la tarde anterior a su toma por las tropas rebeldes golpistas lideradas por el general Queipo de Llano el 8 de febrero de 1937. Hay que recordar que no fueron debidamente informados por parte de las autoridades civiles y militares republicanas, que habían abandonado la ciudad antes de la llegada de las tropas golpistas, lo cual implicó un éxodo sin ningún tipo de organización.
Ese mismo día, los civiles y milicianos que habían caminado durante toda la noche llegaron a Torre del Mar donde fueron bombardeados por los buques Canarias, Almirante Cervera y Baleares y la aviación alemana e italiana. Los ataques continuaron durante buena parte de su huida hacia Almería y causaron entre 3.000 y 5.000 muertos en solo tres días. Una cifra escalofriante si tenemos en cuenta que se consideran “guerras mayores” aquellas que superan las 10.000 víctimas mortales en un año.
Con todo, las cifras de huidos y asesinados de La Desbandá están siendo revisadas al alza, como se comenta más adelante.
Leyes de Concordia vs. Memoria Democrática
Pero, demos un salto al presente. En 2024, y el pasado 9 de octubre en Extremadura, gobiernos de coalición del Partido Popular y Vox en varias comunidades autónomas derogaron anteriores leyes de Memoria Histórica, proponiendo Leyes de Concordia que restringen el derecho a la Verdad, Justicia y Reparación de las víctimas no afines al bando rebelde de la Guerra de España y la posterior dictadura de Franco y contravienen la Ley de Memoria Democrática, que entró en vigor el 21 de octubre de 2022 y que rige todo el territorio estatal. Ese no es el caso de Andalucía, al menos por el momento, pero el letargo de la Junta en relación con la recuperación de la Memoria Histórica, ha provocado que sea el movimiento memorialista, con su organización y protesta, el que se haya hecho eco de la misma en los medios de comunicación, los ámbitos académicos y culturales.
En un momento en el que el negacionismo histórico está a la orden del día es imprescindible que sobre todo los jóvenes, presas fáciles de ese discurso en redes sociales, sean conocedores de hechos como La Desbandá de obvia similitud con desplazamientos forzados, masacres y genocidios actuales.
Contexto de La Desbandá
Para ello, volvamos al pasado para contextualizar La Desbandá. Tras el golpe de estado militar del 18 de julio de 1936, tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones del 16 de febrero de ese año, y a pesar de su fracaso inicial en muchos lugares a causa de la reacción de organizaciones populares y el gobierno de la Segunda República, los golpistas, liderados por el general Queipo de Llano, conquistaron desde los primeros momentos las ciudades de Sevilla, Cádiz, Córdoba, Granada, Algeciras y Jerez.
No fue así en el caso de Málaga ya que una gran movilización de la CNT, las organizaciones del Frente Popular y el gobierno neutralizaron el intento de toma de la ciudad por parte del ejército golpista. Se constituyó un Comité de Enlace, formado por los partidos y sindicatos de izquierda, que asumió muchos poderes sobre el terreno, coexistiendo con las instituciones de la República y en ocasiones substituyéndolas.
Dado que el objetivo prioritario de las fuerzas rebeldes golpistas era la toma de Madrid, el esfuerzo principal se dirigió a la conquista de Extremadura, con el terrible episodio de terror de la masacre de Badajoz, que permitió enlazar los territorios controlados por los rebeldes.
La toma de la ciudad de Málaga quedó pospuesta y se hizo escalonadamente. Ya en 1936, Queipo de Llano organizó salidas de columnas militarizadas desde las ciudades andaluzas que controlaba para conquistar pueblos y ciudades próximas de la provincia malagueña. Ello provocó la huida de miles de personas hacia la ciudad de Málaga en la que se estima que, a finales de enero de 1937, había entre 50.000 y 90.000 refugiados.
En relación con esto último, cabe mencionar el debate abierto entre historiadores sobre cuándo empezó La Desbandá, también llamada Huía por algunos estudiosos, y el número de desplazados, que algunos cifran en 300.000, ya que sitúan su inicio en el desplazamiento de la población de los pueblos del norte de Málaga, en 1936, mucho antes de la toma de la ciudad.
La Desbandá y su paralelismo con las guerras y genocidios actuales
En cualquier caso, las 26 imágenes de Hazane Sise, fotógrafo acompañante del brigadista y médico canadiense Norman Bethune, en el libro de este último El crimen del camino Málaga Almería, cuya primera edición data de septiembre de 1937, no hacen más que testimoniar el estado en el que se encontraban aquellos que lograron sobrevivir a los bombardeos marítimos y terrestres en su camino hacia Almería. Norman Bethune y sus chóferes Hazane Sise y Thomas Worsley cambiaron sus planes de ir a Málaga con su camión con sangre refrigerada para hacer transfusiones a los heridos de la ciudad al ver, en el camino a Motril, a los hambrientos y exhaustos refugiados. Durante tres días y tres noches, transportaron de treinta a cuarenta personas en cada viaje hasta Almería.
Esas imágenes, en blanco y negro, inevitablemente tienen una gran similitud con la de muchos éxodos actuales a causa de guerras y conflictos, y especialmente con las vistas a lo largo de estos dos años de los indefensos civiles palestinos durante el genocidio de Gaza y el más que cuestionables “alto al fuego” de mediados de octubre.
Y es que más de ocho décadas después de la masacre de La Desbandá, la guerra entre Ucrania y Rusia, único gran conflicto activo en Europa, y el Genocidio de Gaza y su dudoso final, centran la atención de los medios de comunicación. Siendo este último el paradigma de la vulneración del Derecho Internacional Humanitario, con la connivencia de buena parte de los llamados países “democráticos” que, a pesar de sus hipócritas declaraciones denunciando las atrocidades cometidas por el estado sionista de Israel, lo siguen sosteniendo.
Pero no debemos olvidar que hay más de 56 conflictos armados en el mundo, algunos activos desde hace décadas, en los que millares de personas mueren sin ningún eco mediático y con el olvido total de los países ricos del Norte. Es el caso del Tigré (Etiopía), Yemen, Afganistán, Myanmar, Siria, Darfur, Congo o el terror islamista en el Sahel, entre otros.
Algunos persisten desde el siglo pasado como el caso de Israel/Palestina, India/ Paquistán (Cashimira) y Colombia, entre otros.
África, Asia y América, en este orden son las zonas que concentran el mayor número de conflictos. No es azarosa su localización ya que todas se sitúan en el Sur Global, en el que la mayoría eran hasta el siglo XX colonias de Occidente, y cuyos recursos naturales siguen siendo explotados y consumidos por ese mismo Occidente, con la complicidad, y los beneficios consiguientes, por parte de las clases dominantes autóctonas.
Decía Norman Bethune: ¿Así que la guerra, la agresión, las guerras de conquista coloniales son simplemente grandes negocios? Sí, eso es, aunque los perpetradores de tales crímenes intenten camuflar el verdadero objetivo bajo el estandarte de altisonantes abstracciones e ideales, Se inventan la guerra para captar mercados por medio del asesinato, materias primas por medio de la violación…
Palabras de absoluta vigencia y que se vieron totalmente confirmadas en el más que obsceno discurso de Donald Trump en el parlamento israelí el pasado 13 de octubre. Además de agradecer a su buen amigo Bibi Netanyahu el “buen uso de las armas enviadas por Estados Unidos por parte de Israel” para perpetrar el genocidio en Gaza, hizo una réplica de su “Make Amerika great again” con estas palabras:
Solo quiero felicitarte (a Netanyahu) por tener el coraje de decir, ya está, hemos ganado. Y ahora disfrutemos de nuestras vidas, reconstruyamos Israel y hagámoslo más fuerte, grande y mejor de lo que ha sido hasta ahora.
Absoluta declaración de intenciones de la perpetuación y ampliación del colonialismo y apartheid israelí en Palestina.
Horas después, la foto de familia de los dignatarios, clara o veladamente afines y comparsas de Estados Unidos e Israel, en la firma del falaz “Acuerdo de Paz” en Egipto no es más que una muestra de su hipocresía “bajo el estandarte de altisonantes abstracciones e ideales” que consiente la continuidad de la vulneración de los derechos humanos del pueblo palestino desde hace 77 años.
María José Hernández Blasco es coautora de la exposición “La Desbandá. Febrero 1937, el éxodo de Málaga bajo las bombas fascistas” que se exhibe en diferentes localidades de las provincias de Málaga y Cádiz hasta julio del 2026.
Fuente → eldiario.es


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