Preguntas y respuestas sobre la revolución en el Estado español
Preguntas y respuestas sobre la revolución en el Estado español
Marià de Delàs 

La Fundación Andreu Nin convoca jornadas para transmitir conocimiento sobre la vida y la actividad de la militancia del POUM y para tratar, desde puntos de vista diversos, sobre la actualidad de su legado.

"La historia del POUM es la de miles de hombres y mujeres que lucharon para transformar el mundo; que participaron en una de las revoluciones más profundas del siglo XX. La mayoría trabajaba en las fábricas y en el campo de Catalunya"¹.
 

El historiador Andy Durgan remarca este hecho, a menudo ignorado, ya en las primeras líneas del prólogo de su último libro de reciente aparición. Un ensayo especialmente recomendable para todas aquellas personas que hoy observan como la derecha extrema destroza conciencias en nuestras sociedades y que buscan claves en el pasado útiles para enfocar el presente y el futuro.

"El POUM en aquella época, representaba algo más que un partido. Era la confluencia de una diversidad de actividades culturales: ateneos populares, grupos teatrales, conferencias de divulgación científica, de animación juvenil, centros excursionistas y equipos deportivos de barrio, cooperativas y sindicatos..."².

Así lo constataba una poumista de pura cepa, Teresa Rebull, comprometida desde muy joven en la lucha por el cambio social y que en pleno franquismo se hizo especialmente conocida como figura inolvidable de la 'Nova Cançó'.

Esa realidad, la de aquel partido, merece más atención y por este motivo se hace necesaria la difusión del conocimiento adquirido por gente estudiosa de la historia, no contaminada por la propaganda difundida por autoritarios de todo tipo.

Hay que huir de paralelismos simplistas, pero durante la lectura y relectura de ensayos y notas biográficas de dirigentes poumistas de los años 30 resulta inevitable no fijarse en fragmentos que parecen redactados para nuestro tiempo.

Cuando Joaquim Maurin escribía sobre problemas de la revolución democrática que necesitaba el Estado español mencionaba "la tierra, las nacionalidades, la estructura del Estado, la liberación de la mujer, la destrucción del poder de la iglesia, la aniquilación de las castas parasitarias, la mejora moral y material de la situación de los trabajadores"³. Lo decía en un texto del año 35 y se refería, obviamente, a realidades muy diferentes de las del siglo XXI, pero no se puede pasar por alto que estas palabras, con pequeños cambios terminológicos, podrían haber sido escritas por un demócrata revolucionario de nuestro tiempo.

"Una clase que combate con firmeza contra cualquier forma de opresión no puede mostrar indiferencia ante la opresión nacional: no puede, bajo ningún pretexto, desentenderse del problema. La posición pseudointernacionalista, que niega el hecho nacional y preconiza la constitución de grandes unidades, sostiene prácticamente la absorción de las pequeñas naciones por las grandes y, por lo tanto, la opresión. El proletariado solo puede tener una actitud: apoyar activamente el derecho indiscutible de los pueblos a disponer libremente de sus destinos y a constituirse en Estado independiente si esta es su voluntad"⁴. La clase trabajadora "faltaría al más elemental de sus deberes si no se levantara contra una de las formas más agudas de opresión, la nacional", explicó Andreu Nin en sus escritos dedicados al análisis de las relaciones entre los intereses de la clase trabajadora y las reivindicaciones de los movimientos de liberación nacional.

Durgan, en su último libro, señala que los comunistas disidentes fueron casi los únicos que a principios de los años 30 abordaron con seriedad el significado del auge del fascismo a escala internacional y las posibilidades de un triunfo similar en el Estado español. Hoy hay que dedicar esfuerzos también para observar y entender las causas del crecimiento de la derecha extrema.

Para hacer frente a cualquier intento de la derecha de imponer un régimen autoritario, el partido de Joaquim Maurin, el Bloc Obrero y Campesino (BOC), impulsó la unidad de acción de la clase trabajadora, con la creación de Alianzas Obreras, que se hicieron realidad en diferentes localidades y particularmente en Asturias. La revolución asturiana, que fue reprimida a sangre y fuego, podría haber corrido otra suerte de haber contado con un amplio movimiento de solidaridad en todo el Estado.

El mismo Durgan, en el prólogo para la reedición del libro de Maurin, Hacia la segunda revolución, recuerda que según aquel dirigente del POUM "la revolución democrática nunca se había consumado en España" y que, por lo tanto, todo movimiento revolucionario seria, inevitablemente, de carácter democrático".

Mucho se ha escrito sobre las razones de los dirigentes de la CNT que desestimaron la posibilidad de sumar fuerzas en la Alianza Obrera. También sobre la decisión de socialistas y comunistas de obediencia soviética en favor de la creación de un frente interclasista, el Frente Popular, sobre los acontecimientos que se producirían posteriormente con la sublevación militar contra el régimen republicano, sobre el fracaso del golpe en la mayor parte del territorio español, como consecuencia de la resistencia de la clase trabajadora y sobre la formación de numerosos comités revolucionarios, que levantaron nuevas formas igualitarias de organización social y tomaron el control de corderos de producción y de la economía. Mucho se ha explicado y discutido sobre la vida política de los años 30, pero quedan para resolver no pocos interrogantes.

Se formaron milicias para intentar derrotar a los golpistas donde habían impuesto su nuevo orden, pero el aparato de Estado de la República seguía en pie y organizó la contrarrevolución con el apoyo de estalinistas españoles y de agentes de los servicios secretos soviéticos. Las jornadas de mayo de 1937 en Barcelona constituyeron un punto de inflexión. El repliegue de la CNT, el encarcelamiento de miles de antifascistas y la persecución extremadamente cruenta de los militantes del POUM cambiaron de arriba abajo la correlación de fuerzas y el escenario político, tanto en el frente como en la retaguardia. En Catalunya "el Gobierno central asumió el control del orden público y de la política militar". Acabaron con las ilusiones de un cambio social. El órgano de dirección de los milicianos, el Comité Central de Milicias Antifascistas, fue disuelto para dar paso a la formación de un Ejército Popular de cariz convencional.

La guerra acabó como acabó en abril de 1939. De hecho, a partir del año 37 Juan Negrín y su Gobierno ya trabajaban con la hipótesis de la derrota y del exilio.

La Fundación Andreu Nin se esfuerza desde hace más de 30 años en actividades de recuperación del legado político y cultural del Partido Obrero de Unificación Marxista. Hoy, sin embargo, en el 90 aniversario de la fusión de las dos organizaciones que dieron vida a este partido el 29 de septiembre de 1935, el Bloc Obrero y Campesino (BOC) e Izquierda Comunista (ICE), realiza un esfuerzo especial para dirigirse a toda la gente interesada al saber cómo aquella militancia contribuyó a la causa de la revolución social. Lo hace con la organización de unas jornadas que permitirán profundizar en la actualidad del legado del POUM, pasear en visita guiada por espacios de la memoria de esta organización, conocer la actividad y el compromiso de las mujeres poumistas, asistir a interpretación de canciones y fragmentos de escritos de Teresa Rebull, reflexionar sobre la implicación del POUM en la revolución española, escuchar y hablar sobre la represión y los encarcelamiento sufridos por sus militantes y descubrir el contenido de trabajos recientes dedicados al rescate del trabajo político e intelectual de aquella organización marxista.

Las jornadas, como se puede ver en el programa, tendrán lugar en diferentes escenarios de Barcelona los días 26, 27 y 28 de septiembre.

Servirán para difundir conocimiento sobre hechos históricos, pero también para plantear preguntas y buscar respuestas sobre cuestiones clave de aquel tiempo y seguramente también del nuestro.

Sobre el POUM se dijeron y escribieron un montón de barbaridades, como que fue un partido contrarrevolucionario o que colaboraba con nazis y fascistas. Calumnias que dejaron huella entre los herederos de una vieja saga.

Hoy, todavía hay quien desde la Academia osa dejar por escrito (¡y en una placa!) que Andreu Nin desapareció en circunstancias desconocidas. Cuesta entender los motivos de quienes todavía dan crédito a la propaganda estalinista, cuando está más que demostrado quién ordenó y ejecutó el secuestro y asesinato del líder del POUM. Hay que recordar que otros muchos revolucionarios y milicianos de aquel partido también fueron desaparecidos o fusilados.

Entre septiembre y diciembre de 1936 el POUM participó en el Gobierno de la Generalitat. Andreu Nin fue consejero de Justicia. Su exclusión y su trágico destino obligan necesariamente a la reflexión sobre la oportunidad de participar en aquel Ejecutivo.

La CNT jugaba un papel capital en aquel tiempo y también fue víctima de la represión del Gobierno de la República. Era una organización con una implantación incomparablemente mayor que la del POUM, pero las dos no solo fueron piezas decisivas para hacer fracasar la sublevación de los militares en buena parte del territorio español, sino que una y otra organización impulsaron la colectivización de tierras y fábricas, además de la formación de milicias para combatir contra los golpistas. Para los dirigentes del POUM estaba claro que sin la CNT no había posibilidad de triunfo de la revolución. Las relaciones de amor y odio entre dirigentes del POUM y de la CNT en aquellos años plantean todavía interrogantes no fáciles de resolver. ¿Por qué no mantuvieron una relación más estrecha?

Y siempre queda la duda sobre si la guerra habría podido tener otro desenlace. ¿Se podía ganar sin el triunfo de la revolución social? Todo el mundo tiene claro que militarmente las tropas que se habían levantado contra la República eran más fuertes. Contaban con la ayuda de la Italia de Mussolini y de la Alemania de Hitler. El apoyo soviético al Ejército Popular fue claramente insuficiente. Conviene reflexionar sobre los motivos y preguntarse, a la vez, sobre las condiciones que imponía el régimen de Stalin y también por el sentido que tenía la búsqueda de complicidades por parte del Gobierno republicano entre hipotéticos aliados europeos.

¿Era necesaria la disolución del Comité Central de Milicias Antifascistas? ¿La formación de un ejército revolucionario basado en las milicias no podía haber hecho posible otro desenlace de la guerra? ¿Una estrategia basada en el mantenimiento del espíritu igualitario no habría sido más efectiva que la de un ejército regular convencional?

(1) Andy Durgan. El POUM. República, revolución y contrarrevolución. Sylone y VientoSur, 2025

(2) Teresa Rebull. Tot cantant. Columna ediciones, 1999

(3) Joaquín Maurín. Hacia la segunda revolución. El Perro Malo y Fundación Andreu Nin, 2023

(4) Andreu Nin. Els moviments d’emancipació nacional. Editorial Base y Fundación Andreu Nin. 2008



Fuente → publico.es

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