
La búsqueda personal de Emilio Silva para encontrar a su abuelo desaparecido durante la Guerra Civil dio lugar a la primera exhumación con rigor científico
Emilio Silva, periodista y presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) emprendió en marzo del año 2000 una búsqueda personal que acabaría marcando un antes y un después en la forma de abordar las fosas comunes del franquismo.
Todo comenzó con una duda que había acompañado a su familia durante décadas: ¿dónde estaba enterrado su abuelo, asesinado en 1936? "Mi abuela murió en el verano de 1997. Unos años antes de morir compró un panteón nuevo en el cementerio de su pueblo, en Pereje, en el Bierzo, y arriba, casi como un deseo, puso 'Familia Silva Faba', que eran los apellidos de mi abuelo", relató Silva en una entrevista en el programa El Faro. "Había una aceptación como de que el hecho de buscarlo era algo no solo improbable sino imposible".
Silva, que había dejado su trabajo como periodista para escribir una novela, comenzó a visitar el Bierzo con frecuencia, preguntando a los mayores del lugar por los hechos ocurridos durante la Guerra Civil. Fue entonces cuando, el 5 de marzo del año 2000, Arsenio Marcos, amigo de la infancia de su padre, lo llevó a una cuneta en la entrada de Priaranza del Bierzo. "Allí un vecino que estaba paseando, le preguntamos, y no dudó ni un segundo en señalar esa cuneta entre tres nogales y decirnos que ahí había 13 o 14 personas enterradas de cuando la guerra", recordó Silva.
Ese momento marcó el inicio de la primera exhumación en España realizada con métodos científicos. Lo que comenzó como una búsqueda familiar se transformó rápidamente en un acto colectivo de justicia. "Podíamos haberlo dejado allí, haber puesto una placa, no haber hecho nada y haberlo sabido. Pero inmediatamente surgió el deseo familiar de que los restos de mi abuela estuvieran enterrados con los de mi abuelo", explicó.
Silva publicó entonces un artículo en la prensa local titulado Mi abuelo también fue un desaparecido, en el que denunciaba el olvido de las víctimas del franquismo. Al día siguiente, recibió la llamada de un arqueólogo que se ofreció a realizar la exhumación. "Su madre era de Priaranza del Bierzo y él pasó los veranos en ese pueblo. Cuando iba con su pandilla de amigos y amigas y pasaban por ese lugar, hacían unos metros corriendo porque sabían que había muertos en el suelo. Había una herencia, una tradición oral que hasta los niños sabían que allí había ocurrido algo".
La exhumación de Priaranza del Bierzo no solo permitió recuperar los restos de su abuelo, sino que abrió la puerta a cientos de familias que, desde entonces, han podido localizar y dignificar a sus desaparecidos. "En principio íbamos mi tío Ramón, mi hermana Julia y yo, buscando la solución a un problema familiar. Pero aquello se convirtió en otra historia", concluyó Silva.
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Vivir con la duda de dónde están tus familiares | Entrevista a Emilio Silva, presidente de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica
Fuente → cadenaser.com
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