"No había que haber hecho nada que pudiera considerarse delito. Había que eliminar sin escrúpulos ni vacilaciones todas las personas que no pensaron como ellos."
No hacía falta haber hecho nada que pudiera considerarse delito. Había que eliminar sin escrúpulos ni vacilaciones todas las personas que no pensaron como ellos. Muchos de aquellos victimarios gozaron durante todo el franquismo de las prebendas de su ignominia. Desde quienes tuvieron estancos o puestos de venta de lotería, quienes encontraron un puesto de funcionario sin competencia ni calificación alguna -las escuelas, institutos y universidades se llenaron de falangistas mediocres- hasta quienes denunciaron otros por hurtarles las casas, los campos, y quienes se hicieron millonarios con la corrupción generalizada. El franquismo fue en esencia un régimen corrupto y asesino.
La herida fue tan honda y la crueldad tan brutal que todavía hoy perdura el miedo a algunos de los hijos y nietos de los vencidos. Los herederos de los vencedores vuelven a exhibir con chulería su victoria. Algunos incluso hablan de “estrangular” instituciones públicas (los ecos del general Mola son claros). Unos, los moderados , dicen que no conviene remover viejas heridas. Los más fanfarrones, los más fascistas, dicen que por eso ganaron la guerra. Muy historiadores coinciden en que no lo hubiesen ganado sin los más de setenta mil soldados italianos y la Legión Cóndor de la aviación alemana.
Todas estas preocupaciones me han vuelto una y otra vez desde que leí el guión de La invasión de los bárbaros , ahora, por fin, convertido en una excelente película que contribuirá, estoy seguro, a fortalecer la memoria democrática de los valencianos y de los antifascistas en general. Implicado, como he estado desde el primer momento, en el apoyo a la producción de la película, he vuelto una y otra vez a las historias escondidas de los represaliados.

En la búsqueda de cómplices para la difusión de la película, he tenido la suerte de encontrar el trabajo de Antoni Janer Torrens Memoria de una amnesia. La historia escondida del franquismo en Baleares , editado por la Nueva Editorial Moll. Y más suerte de conocer al autor y poder hablar con él. El libro recoge, en más de 470 páginas, unas setenta piezas, de una extensión aproximada de cuatro páginas de texto, más una página con una foto a lo grande y otra página, con una pieza aparte, complementaria del texto principal. Se ve la mano del periodista, formado en la UPF, y del profesor de Filología Clásica formado en la UB, la mirada humanista, podríamos llamarlo. Antes del libro, fueron reportajes en el diario Ara Balears .
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Me ha apasionado la lectura de este libro dividido en nueve partes: cartografía de una guerra, represores, víctimas, exilio, Baleares en la Segunda Guerra Mundial, posguerra, lucha antifranquista, represión cultural y Transición. Aurora Picornell, un símbolo de lucha antifascista y precursora del feminismo isleño, las Rojas del Molinar, compañeras de Aurora, los alcaldes asesinados, el anticatalanismo fascista de Lorenzo Villalonga, la persecución de las organizaciones de trabajadores, de los equipos de fútbol, de toda disidencia, el de mallorquines de la Falange, los “burócratas de la muerte” como Eichmann (la banalidad del mal, Hannah Arendt), la muerte de Matilde Landa (Miguel Hernández le había dedicado un poema, “A Matilde”), la dignidad de los vencidos, el papel asqueroso de la Iglesia, los campos convivir con los verdugos, el banquero March, la isla de los espías… Y así hasta más de setenta piezas cuya lectura configura un mosaico bien completo de la barbarie franquista en Baleares.
Por suerte, en la Comunidad Valenciana, el elenco de monografías, tesis doctorales y publicaciones académicas sobre el franquismo es extenso, aunque no completo. Por desgracia, no disponemos de un libro que haga su recopilación, actualice y ordene toda la ingente información disponible. Podríamos decir que necesitamos un Antoni Janer valenciano o un equipo que haga el trabajo equivalente. Contamos con la Coordinadora de Asociaciones de Memoria Democrática del País Valenciano que lleva a cabo un trabajo imprescindible. La Diputación de Valencia y las universidades públicas valencianas también han contribuido a ello. La nómina de autores que se han ocupado es larga y, aunque me dejaré muchos, me arriesgaré a hacer una lista desordenada: Ismael Saz, Ricardo Camil Torres, Javier Navarro, Vicente Gabarda, Fernánda Romeu, Fernánda Mancebo, Marc Baldó, Alberto Girona, Antonio Calzado Monlleón, Aurora Bosch, Fernando Archilés, Ramir Reig, Antonio Laguna, Juan Luis Sancho Luna, José Miguel Santacreo, Carmen Agulló, Juan Manuel Fernández Soriano, Santi Cortés, Gil Manuel Hernández, Vicente Sampedro, Miguel Oros Montenegro, Juan Luis Porcar…
Si los trabajos de las historiadoras e historiadores es importante, también han contribuido a ello desde el periodismo y la narrativa un puñado de personas a mencionar. Para mí, sin duda, el más destacado, quien más ha hecho y escrito tanto desde el periodismo como desde la ficción, es Alfons Cervera desde la primera edición de Maquis y las posteriores novelas del Ciclo de la memoria . Cabe destacar también la aportación narrativa de Toni Cucarella, Martín Domínguez, Juan Francisco Mira, Juan Garí, Rafael Arnal, Paco Cerdá, Salvador Vendrell, Esther López Barceló y los trabajos de Enrique Cerdan Tato -principal impulsor de la memoria de los campos de concentración de posguerra de los Almendros y de Albatera- de Tolá, y Alátera-, y la literatura Gustau Muñoz, Vicente Bello, Puri Mascarell, Víctor Labrado, Elena Solanas, Carlos Senso, Adolf Beltrán, Francisco Viadel, Francisco Pérez Moragón, Lucas Marco, Javier Aliaga, Borja Ribera, Javier Serra, Joan Puchalt, Vicente Álvarez… Y que me todos. Jordi Sebastià y Xavier Vinader hicieron un buen trabajo desvelando las tramas fascistas en el País Valencia desde la revista El Tiempo . En el ámbito del cómic tenemos publicaciones muy interesantes (Paco Roca, Sento Llobell, Daniel Torres, Manel Gimeno, Cristina Durán y Miguel Ángel Giner…). En poesía, la lista sería muy larga. Lo dejaré sólo apuntado con la obra monumental de Vicent Andrés Estellés y las chispas de Maria Beneyto. Tratar de lo audiovisual, de la música y las canciones sería otro artículo. Quizás, otro día.
Al menos, siguiendo la estructura propuesta por Antoni Janer, necesitaríamos más de un centenar de piezas para cubrir la información del País Valenciano: El asesinato del párroco Peset, el muro de Paterna, el muro del cementerio de Llíria, las cárceles franquistas, los miles de asesinatos y enterrados de muchos modos, en el puerto de Alicante, el exilio intelectual, la persecución de los científicos que ha estudiado Josep Lluís Barona, las mujeres encarceladas, los correccionales para las jóvenes de moral dudosa , la copa de España de fútbol que le negaron al Levante UD durante décadas; el olvido, primero, y el desprecio, después, a Josep Rodríguez Tortajada, concejal en el ayuntamiento de Valencia por el Partido Valencianista de Izquierdas y presidente número 13 del Valencia CF de 1936 a 1939. El Valencia lo rehabilitó en 2010 -su nombre había sido borrado de la memoria del club-, tan tan confundían su nombre, le llamaban “Jiménez Tortajada”, y no mencionaban los cinco años que pasó en prisión y los otros 12 que malvivió en libertad condicional; los homenotes antifascistas como Vicente Marco Miranda, Amado Granell, Josep Renau, Manuel Sanchis Guarner, Julio Just, Rodolfo Llopis, los hermanos Francesc y Josep Lluís Codonyer, Enric Tarrega, Los hermanos Angelí y Josep Castanyer, Francesc Bosch y Morata y muchos otros; la represión cruel contra los anarquistas colectivistas de la Ribera del Júcar, la presencia de los nazis en Valencia y los homenajes que se les rindió, y un humo de historias terribles a lo largo de la Comunidad Valenciana.
Es necesario un libro de síntesis, quizás harán falta dos, que recoja todos los trabajos, toda la información, todos los testimonios todavía vivos, para que nuestra memoria colectiva no quede carente de un período tan doloroso y, en la medida de lo posible, hace falta posible un conocimiento compartido que nos permita poner freno al fascismo que pretende volver a destruir nuestras libertades, nuestra cultura.
"Contad lo que pasó en 1936 porque lo dirán y no lo creerán". Esta frase que aparece en la tumba de Climent Garau —el último alcalde republicano de Porreres (isla de Mallorca), fusilado junto con seis de sus concejales— fue el acicate que movió durante años el trabajo tenaz de Antoni Janer, es el latido que ha movido a Vicent Monsonís para ofrecernos la maravilla cinematográfica . Es el empuje que, ahora, con el apoyo de Diari La Veu del País Valencià , querría tratar de poner en marcha para que podamos recuperar las historias escondidas por el franquismo.
“Nuestros muertos abren rendijas de luz en la oscuridad”.
Miquel López Crespí (escritor mallorquín)
Fuente → diarilaveu.cat
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