En 1982, la guardia civil franquista arrestó y torturó durante 9 días al médico Esteban Muruetagoiena Scola, que murió 3 días después en Oyarzun (Guipúzcoa)
En 1982, la guardia civil franquista arrestó y torturó durante 9 días al médico Esteban Muruetagoiena Scola, que murió 3 días después en Oyarzun (Guipúzcoa) / Tulio Riomesta 
 

Esteban Muruetagoiena Scola nació en Ondárroa (Vizcaya) en 1943. Era médico y desde 1970 trabajaba en el Centro de Salud de Oyarzun. Estaba casado con Elixabete Hormaza, en 1974 nació su hija Tamara. El régimen organizaba la operación modélica Transición, con la cooperación de los medios de comunicación y el aparato de la dictadura, y con mucha sangre. Eran muchos los heridos y los muertos en manifestaciones, huelgas, controles policiales, por bandas fascistas al servicio del franquismo. Tamara ha contado los acontecimientos que acabaron con la vida de su padre: “Un comando de ETA tuvo un encuentro con la guardia civil, huyeron tras un tiroteo y un par de personas armadas aparecieron de noche en nuestra casa”.

“Saltaron la valla, tocaron a la puerta pidiendo auxilio, porque uno de los miembros del comando estaba herido. Elixabete se vio obligada a meter a aquellas personas en casa mientras esperaba a su marido, y cuando llegó, curaron al herido”. Esteban fue detenido por primera vez el 16 de Marzo de 1979, acusado de atender a un militante de ETA herido de bala en 1977. El caso fue sobreseído, quedó libre y sin cargos al demostrar su inocencia: Era su obligación como médico y estaba bajo amenaza por parte de los miembros del comando armado. Sin embargo Esteban Muruetagoiena fue detenido de nuevo el 15 de Marzo de 1982 en Oyarzun. Se le aplicó la Ley Antiterrorista que suspendía el asesoramiento jurídico. Estuvo 9 días incomunicado en dependencias policiales en Donostia y en la comandancia de la guardia civil en Madrid. Al 10º día fue puesto en libertad, pero ya no era el mismo, la tortura lo había quebrado.

Sus allegados comprobaron «el penoso estado físico y mental» en el que se hallaba. Su abogado y Bixente Ibarguren, que también había sido arrestado en la misma operación antiterrorista, vieron que “Esteban decía incoherencias, como si estuviese drogado. A nivel sicológico estaba derrumbado, muy nervioso. Cuando murió, lo entendí”. La víspera de fallecer manifestó que “se encontraba mal y que pediría la baja por un mes”. Falleció la mañana del día 29, a los 3 días de ser puesto en libertad, tenía 38 años. Su cuerpo tenía signos claros de tortura. Cuenta Tamara: “Durante la detención 2 testigos le oyeron gritar mientras le torturaban: Bicente Ibarguren que estaba en una celda contigua. Y mi madre, era una práctica habitual detener a familiares y amigos de un arrestado, que estaba en una celda contigua escuchando como le torturaban y gritaba”.

Bixente Ibarguren también sufrió la indignidad de la tortura, relató todo tipo de suplicios a manos de la guardia civil en aquellos terribles 10 días: “Me pusieron la bolsa, los electrodos y me sometieron a la tortura del “quirófano”, apretándome fuertemente los testículos. Nos hicieron el gimnasio, andar agachado o en posturas forzadas. Te caías te daban 4 hostias y vuelta a empezar. Para Esteban, aquello fue lo más duro por la poliomielitis que sufría”. Elixabete Hormaza fue puesta en libertad unos días antes que Esteban: “Vinieron a casa, me llevaron por las afueras de Madrid. Nunca he sentido tanto terror como en aquellos días. Me amenazaron con violarme y me hicieron firmar unos papeles que sigo sin saber qué eran. Adelgacé entre 8 y 10 kilos.”

Se pidió una autopsia que se practicó el 30 de Marzo, la orden judicial llegó cuando se iba a introducir el féretro en el nicho, por lo que fue llevado al depósito del cementerio. Allí se realizó el examen, un sitio no adecuado, por Faustino Alfageme, un médico que no era forense ni tenía conocimientos ni herramientas adecuadas para realizarla por encargo del gobernador de Gipuzkoa. Comunicó que el cuerpo “no presenta signo aparente de violencia física” y que el fallecimiento se debió a un fallo cardíaco. Tal conclusión cerró la puerta de la justicia para la familia. La versión oficial que reprodujo mayoritariamente la prensa española, decía que había muerto de un infarto, y en ningún caso hablaba de violencia.

Su hija Tamara recalca que “ No fue una autopsia. Había médicos que se ganaban un dinero extra haciendo trabajos sucios para el gobierno para tapar casos como éste. No siguió con rigurosidad lo que requiere la profesión. Fue un médico negligente que trabajaba para el gobernador. Fue denunciado por forenses de Amnistía Internacional y por otros forenses en una conferencia en París. Médicos de Francia, Dinamarca y Austria denunciaron la barbarie de aquella autopsia, fue un escándalo enorme a nivel europeo. El médico no abrió el corazón de mi padre, por tanto no podía saber si había muerto de un infarto o no. En aquella no autopsia estaba presente el tío de mi padre, el doctor Esteban Scola, que era médico y corroboró la salvajada que fue aquello, lo que hizo el médico fue una escabechina, profanar un cuerpo.

“Esteban sangraba del oído izquierdo, presentaba una fuerte otorragia o derrame interno porque tenía el tímpano roto. Los médicos forenses dicen que fue por un golpe en el cráneo. Tenía los testículos inflamados, llenos de moratones, manchas azules en la parte baja de la espalda. En la sien derecha había una quemadura circular por aplicación de corrientes eléctricas, quemaduras en el tórax, y una herida en el empeine del pie. El Instituto Vasco de Criminología corroboró que eran signos por torturas y que deberían haberse investigado”. El periódico Egin publicó que Muruetagoiena había sufrido tortura y la guardia civil levantó una querella acusándolos de la edición de “noticias falsas, calumniosas y malintencionadas. “Los policías no hablan, y los secretos oficiales no me permiten tener acceso a la forma en que le detuvieron. Sabemos que fue maltratado por la guardia civil, ellos son impunes porque aunque son actos criminales se saltan sus propias leyes”.

En 2007, a los 25 años de su muerte, se hicieron ceremonias en honor al médico de Oyarzun en el mismo pueblo donde trabajó así como en Ondárroa. El nuevo centro de salud pasó a llamarse Esteban Muruetagoiena y a lucir una placa en su recuerdo, que se renovó y fue descubierta por su hija en 2010. En 2012 se celebró el II Foro Cívico contra la Tortura Esteban Muruetagoiena en Oyarzun, para recordar a Esteban y arrojar más luz sobre lo ocurrido en 1982.

Documentos: VilaWeb (Clara Ardévol Mallol). Gara (Amaia Ugarte).Wikipedia. Radio Euskadi-Eitb.Eus. Naiz (Amaia Ugarte). Nueva Revolución (Angelo Nero)


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