
Las violaciones formaron parte de los instrumentos represivos empleados por los fascistas contra las mujeres demócratas. Supusieron la humillación de las derrotadas, la demostración del poder de los hombres sobre las mujeres y la afirmación de los roles que les asignó el franquismo. Su estudio sigue siendo una tarea pendiente para la historiografía.
En agosto de 1942, en el contexto de la caída de la organización clandestina del Partido Comunista en A Coruña , coincidiendo con una visita de Franco a Meirás, fue detenida, junto a otras compañeras, y confinada en un puesto de la Guardia Franco en la Rúa Real, donde acabó siendo torturada y violada por «ocho policías de la escolta de Franco, acompañados por una mujer que hablaba el poco español que sabía con acento alemán».
"Me hizo desnudarme y luego me ató con las piernas abiertas"
Según contó la propia Chicharro al periodista Eliseo Bayo en 1976 , quien recogió su testimonio en el número 88 de la revista Interviu de enero de 1978, "la alemana me hizo desnudarme y luego ella misma me ató con las piernas abiertas. Todo lo que ocurrió después fue aterrador y todavía me hace temblar cada vez que lo recuerdo. Me ataron con las piernas abiertas y entonces empezó mi violación ".
"Uno tras otro, esos ocho policías me violaron. Atados, los ocho me violaron, uno tras otro", recordó Chicharro, quien aseguró que después "perdí el conocimiento. Esa tabla seguía clavada en mis omóplatos, mi cabeza colgaba y el peso de mis violadores me asfixiaba los pulmones . No recuerdo muy bien todo lo que pasó".
"Solo pude decir: 'Me violaron', 'Me violaron ocho personas'"
« Totalmente destrozado, y tras aquella barbaridad, me trasladaron al Palacio de Justicia de A Coruña », dijo Chicharro, «donde me tiraron al suelo como si fuera un saco, porque no podía sostenerme. Me presentaron a muchos detenidos para intentar que los identificara. Solo pude decir: «Me violaron», «Me violaron entre ocho». Los demás detenidos abrieron los ojos y guardaron silencio.»
" No fui la primera violada en 1942 ", reconoció Chicharro en sus conversaciones con Bayo, quien aseguró que "los meses siguientes" en la prisión de A Coruña "fueron horribles, siempre con el miedo a quedarme embarazada. Estaba decidida a quitarme la vida. No podía soportar un hijo de aquella brutalidad, no podía soportarlo. Lo supe entonces y lo sé ahora".
El caso de Carmen Chicharro no fue la excepción. La violación fue la forma más característica de lo que se conoce como represión sexual , utilizada por el franquismo para sembrar el terror, humillar a los vencidos y mostrar el poder del hombre sobre la mujer. Al respecto, la historiadora Orosia Castán aseguró que «esta herramienta represiva se empleó con más frecuencia de la que creemos».
"Un instrumento de goce y un botón de guerra"
El profesor Enrique González Duro, en su libro Las rapadas, escribió que “la mujer roja, la esposa de los rojos, la hija o hermana eran violadas como método de castigo, tratando de mostrar el despojo al que debía ser sometido el enemigo, considerándola un instrumento de placer y un botín de guerra”.
“Con estos actos”, analizó González Duro, “ los vencedores demostraron quiénes eran los dueños y señores de los cuerpos de las vencidas, y lo hicieron con violencia, dejándolas asustadas y avergonzadas. Al violar con impunidad, el violador reafirmó su sadismo más que su goce”.
La militante comunista Juana Doña , que durante sus estancias en las cárceles franquistas conoció el alcance de esta práctica represiva, dejó constancia en sus memorias que «las violaciones estaban ligadas al sadismo de sentir los cuerpos desgarrados bajo ellas en un acto que no estaba hecho para el placer, convirtiéndose, por tanto, en la reafirmación del poder del hombre sobre la mujer».
Fuente → nosdiario.gal
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