Nuevas denuncias en la querella argentina: la de Mauro, Ernesto y Antonio Braña de la Fuente
Nuevas denuncias en la querella argentina: la de Mauro, Ernesto y Antonio Braña de la Fuente  
 
El pasado 27 de junio, Sergio Covelo, familiar de víctimas del franquismo, acudió al Consulado de Argentina en Madrid para formalizar su adhesión a la querella argentina dando testimonio de la represión sufrida por su bisabuelo y sus tíos-bisabuelos: Mauro, Ernesto y Antonio Braña de la Fuente. La Comuna le acompañó en este momento muy emotivo para él y para su familia y nos hizo llegar el texto que reproducimos a continuación:
 
 «Llegó el grito»
 

¿Se puede vivir en silencio 88 años? Vaya que sí se puede, y en este mundo distópico más. Las víctimas no han de hablar, se les persigue, se les estigmatiza y se les llena de miedo e incluso de culpa. La táctica planteada era sencilla, ahogar a las personas en el silencio y el olvido, en el no interés, en el agua pasada. Aunque efectiva a medio plazo, quienes desarrollaron este plan, borrachos de razón, poder y soberbia durante 40 años, olvidaron un factor determinante que haría temblar toda su estrategia: la dignidad humana.

Nada define mejor la dignidad humana en el caso del silencio que un grito. Un grito rompe la monotonía, alerta, obliga a moverte. Un grito es un chillido, pero también lo es una pregunta, unos estudios, unas lecturas de archivos, unos apuntes, unos debates, unas reflexiones… y todo comenzó así.

Esta semana por fin puedo decir que hemos acabado con 88 años de silencio. Un tema tabú, dos asesinados, un encarcelado, una familia entera exiliada por mar y muchos interrogantes sobre cómo fue el sufrimiento de quienes vivieron la represión de mis tíos-bisabuelos y bisabuelo Mauro, Ernesto y Antonio Braña de la Fuente, respectivamente. Ellos pusieron las sangre sí, pero el alma también la pusieron su madre, que nunca dejó de llorar a Mauro en la fosa de Llanes, de cuidar a Antonio en la cárcel de Oviedo y de buscar a Ernesto, de quien nunca supo nada. Tal fue el silencio de un país, que tuve que ser yo, un tataranieto curioso de Dolores de la Fuente Quiñones, la madre de estos tres hermanos, quien tuvo que decir a su nieta (mi abuela Carmen) que, 82 años despu´s, sabía donde estaban los restos de un desaparecido del que nunca se habló y por el que tanto sufrieron. Dolores viajaría a Argentina alentada por una falsa esperanza a buscar a su hijo, al que nunca encontraría.

El sendero de la justicia internacional que abrieron los comuneros hace ya más de diez años da oxígeno a una causa justa, que no revanchista. Un grito al que se han unido cientos más, un grito que lucha por una democracia plena, que lucha por la verdad, la justicia y la reparación.

Este viernes 28 de junio de 2025 se han unido al fin, tras seis años de investigaciones, a la Causa 4591-10 que investiga los crímenes del franquismo en Buenos Aires, mi testimonio sobre los crímenes franquistas cometidos en el seno de mi familia. Y sí, se realiza en Argentina, porque España aún hoy niega sistemáticamente el derecho a la justicia de quienes han sufrido el franquismo, ese cáncer que se niegan a hacer desaparecer, como si no fuese motivo de orgullo hacerlo.

Hoy solo puedo agradecer a los que emprendisteis el camino en una España más oscura, a la comuneros, CEAQUA y asociaciones de memoria histórica. En especial a Carme de la Comuna d’Asturies por abrirme los güeyos y ayudame tantu. A Pablín Casanueva por tanta predisposición, amabilidad, conocimientos y talento. A Luis Posada por la ayuda en la investigación del exilio. A los archiveros de Oviedo, Ferrol, Salamanca y Ribadesella. A mi pareja y amigos, los que siempre me animásteis a seguir. A mi familia, y en especial a mi tía Nedu, que sé que te hubiese prestáu pola vida ver cómo, aunque sea de algo de manera algo simbólica, estamos haciendo justicia. Seguiremos diciendo aquello que me dijiste una vez:

“Nosotros somos de los del puñu en altu”.

Todavía queda mucho qué gritar.

Sergio Covelo


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