
Fue presidente del Madrid entre 1937 y 1938 y su familia lucha para enterrarle junto a sus seres queridos en Ciudad de México.
- Introducción
- Antonio Ortega: Un líder en tiempos de conflicto
- La salvación de San Sebastián
- Investigación de la Agencia EFE
- El legado de Antonio Ortega
Introducción
Guerra Civil Española fue un período turbulento que marcó profundamente la historia de España. En medio de este conflicto, figuras destacadas emergieron, desempeñando roles cruciales en la defensa de sus comunidades y en la configuración del futuro del país.
Uno de estos personajes es Antonio Ortega, conocido no solo por su implicación en la política local, sino también por su vínculo con el mundo del deporte, siendo presidente del Madrid FC entre 1937 y 1938. Su vida y acciones durante estos años han sido objeto de estudio e interés por parte de historiadores y periodistas.
Recientemente, una profunda investigación llevada a cabo por la Agencia EFE ha sacado a la luz documentos inéditos y de amplio impacto en la ciudad de San Sebastián que arrojan nueva luz sobre la figura de Ortega, revelando aspectos poco conocidos de su legado.
Antonio Ortega: un líder en tiempos de conflicto
Gobernador civil de Guipúzcoa durante una de las épocas más difíciles de la historia española. Su liderazgo fue clave para mantener cierta estabilidad en una región amenazada por las tensiones y los enfrentamientos sociales y militares.
Además de su responsabilidad política, Ortega ocupó el cargo de presidente del Real Madrid, uno de los clubes de fútbol más prestigiosos de España. Durante su mandato, logró equilibrar las demandas deportivas con las políticas, demostrando su capacidad para manejar múltiples responsabilidades en un contexto de adversidad.
El papel dual de Ortega refleja la complejidad de la época, donde las figuras públicas no solo eran líderes en sus campos específicos, sino también actores esenciales en la defensa y reconstrucción de sus comunidades.
La salvación de San Sebastián
En septiembre de 1936, la ciudad de San Sebastián se enfrentaba a la inminente amenaza del ejército rebelde. Fue en este contexto que Jean Herbette, embajador de Francia, reconoció públicamente las acciones de Ortega, enviando un despacho a París elogiando su gestión.
Según el telegrama, Ortega tomó medidas decisivas que evitaron la destrucción de la ciudad por incendios y protegieron a la población de las masacres que asolaban otras regiones. Su liderazgo y decisiones estratégicas fueron fundamentales para preservar la integridad y seguridad de San Sebastián durante estos momentos críticos.
Estas acciones no solo salvaron innumerables vidas, sino que también cimentaron la reputación de Ortega como un líder eficaz y comprometido con el bienestar de sus conciudadanos.
Investigación de la Agencia EFE
La Agencia EFE ha llevado a cabo una exhaustiva investigación para desvelar la historia más desconocida de Antonio Ortega. Este estudio incluye archivos oficiales, entrevistas con historiadores y registros familiares, incluyendo las memorias inéditas de su hijo, Antonio Ortega Mora.
Los documentos encontrados proporcionan una visión más completa de las acciones de Ortega durante la guerra, así como de su vida personal y profesional. Entre los hallazgos más destacados se encuentra el reconocimiento de su papel en la protección de San Sebastián y su influencia en el Real Madrid.
Esta investigación no solo resalta las contribuciones de Ortega, sino que también refleja la importancia de preservar y estudiar las historias de líderes que han dejado huellas significativas en momentos de crisis.
El legado de Antonio Ortega
A 86 años de su fusilamiento, la figura de Antonio Ortega sigue siendo relevante y objeto de respeto. Su legado trasciende las fronteras de la política y el deporte, convirtiéndose en un símbolo de resistencia y liderazgo en tiempos de adversidad.
Las acciones de Ortega en San Sebastián son un testimonio de su compromiso con la protección de los inocentes y la preservación de su ciudad. Además, su rol en el Real Madrid dejó una marca perdurable en el club, contribuyendo a su desarrollo y éxito en el ámbito deportivo.
La investigación de la Agencia EFE ha permitido que nuevas generaciones conozcan y valoren el aporte de Ortega, asegurando que su historia no se pierda en el olvido y sirva de inspiración para futuros líderes.
San Sebastián, 12 de septiembre de 1936. Con el ejército rebelde a las puertas de la ciudad, Jean Herbette, embajador de Francia al inicio de la Guerra Civil Española, envía un despacho a París con elogios hacia Antonio Ortega, gobernador civil de Guipúzcoa y presidente del Madrid FC entre 1937 y 1938: "Ha salvado muchas vidas […]. Las disposiciones que ha tomado en los últimos momentos lograron que San Sebastián no fuera destruida por los incendios y ensangrentada por las masacres”. Ese telegrama pertenece a una serie de documentos inéditos enmarcados en una profunda investigación de la Agencia EFE (archivos oficiales, historiadores y registros familiares que incluyen las memorias inéditas de su hijo Antonio Ortega Mora) que, a través de dos reportajes, reconstruye el recorrido vital de Ortega para sacar a la luz su historia más desconocida cuando se cumplen 86 años de su fusilamiento. Edición y locución: Clara González.
Antonio Ortega Gutiérrez (Rabé de las Calzadas, 17 de enero de 1888 - Alicante, 15 de julio de 1939) fue un militar español que participó en la guerra civil española. Durante una parte de la contienda estuvo al frente de la Dirección General de Seguridad (DGS) y ascendió al rango de coronel, mandando varias unidades del Ejército Popular de la República.
Durante la contienda llegó a ser presidente interino del Madrid Foot-Ball Club nombre que se dió al Real Madrid durante la guerra. Nacido en la localidad burgalesa de Rabé de las Calzadas en 1888, inició su carrera militar en 1906.
En diciembre de 1930 participa en el asalto al Gobierno Civil de San Sebastián como parte de la acción militar de la sublevación de Jaca. Fue procesado por dicha acción, pero la llegada de la República hizo que el proceso fuera sobreseído.En julio de 1936, cuando estalló la Guerra civil, Ortega era teniente de Carabineros destinado en Irún, en la frontera franco-española. Para entonces llevaba tres décadas formando parte del Cuerpo de Cara bineros.
Al estallar la Guerra Civil se puso al frente de un grupo de carabineros y milicianos de Irún con los que avanzó hasta Vera de Bidasoa. Se enfrentaría luego en Oyarzun a las tropas del coronel rebelde Beorlegui. Entre sus hombres se encontraba Manuel Cristóbal Errandonea, que luego alcanzaría importantes cargos militares en la guerra. El 30 de julio dirige una escolta de milicianos con la que trasladan al Conde de Romanones a Francia.
El 6 de agosto de 1936 fue nombrado gobernador civil de Guipúzcoa. Tomó el mando de las fuerzas republicanas en la Campaña de Guipúzcoa después de que el comandante Augusto Pérez Garmendia fuera hecho prisionero en Oyarzun el 28 de julio. Entre agosto y septiembre participó en los combates alrededor de Irún y San Sebastián.
En la defensa de Irún se destacó al frente de las fuerzas de carabineros junto al teniente Gómez. Durante su cargo de gobernador civil ordenó el fusilamiento de ocho prisioneros y cinco oficiales rebeldes como represalia por los bombardeos sobre San Sebastián. El 2 de noviembre de 1936 cesó como Gobernador civil al crearse el Gobierno autónomo vasco. Es enviado a Madrid, incorporándose a las Milicias Vascas Antifascistas (MVA) que estaban mandadas por el coronel Emilio Alzugaray Goicoechea. El 20 de noviembre Alzugaray es gravemente herido, siendo sustituido por Ortega.
Durante la Defensa de Madrid luchó en la Ciudad Universitaria, en el sector del Clínico. El 26 de noviembre de 1936 se formó la 40.ª Brigada mixta a partir de la columna vasca, siendo nombrado Ortega, con rango ya de teniente coronel, su comandante. El 31 de diciembre dicha brigada pasó a formar parte de la 7.º División del coronel Prada. El 7 de abril de 1937 Prada pasa a mandar el VI Cuerpo de Ejército, siendo Ortega nombrado jefe de la 7.º División. El 11 de mayo de 1937 Largo Caballero pidió a Miaja que destinara a tres jefes de división y tres jefes de brigada al Frente Norte. Ortega fue uno de los elegidos, pero el 7 de mayo se fracturó el hombro, y cuando se recuperó, ya había sido elegido director general de Seguridad, así que fue sustituido por Francisco Galán.
En mayo de 1937 el nuevo gobierno republicano de Juan Negrín le nombró director general de Seguridad. Se da la circunstancia de que por esas fechas había ingresado en el Partido Comunista (PCE). De acuerdo con el historiador Hugh Thomas, Ortega fue el responsable del arresto de Andrés Nin y otros líderes del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). La detención y posterior desaparición de Andrés Nin a manos de agentes soviéticos tuvo un gran impacto en la zona republicana.
Después de producirse otro incidente, esta vez entre la policía y el juez que investigaba la desaparición de Nin, el gobierno decidió destituir a Ortega y lo envió a un puesto de mando en el frente de batalla. Dicha destitución se produjo el 19 de julio. El subdirector Gabriel Morón pasó a ejercer las funciones de director general de Seguridad. Ortega pasó a mandar el VI Cuerpo de Ejército durante algún tiempo.
El 30 de mayo de 1938 fue nombrado comandante del III Cuerpo de Ejército tras integrarse el VI Cuerpo de Ejército en el III Cuerpo de Ejército. En marzo de 1939 —hacia el final de la guerra—, seguía estando al frente de esta unidad, desplegada en el frente del Centro. Durante el golpe de Casado apoyó a las unidades de los coroneles Luis Barceló y Emilio Bueno Núñez del Prado frente al Consejo Nacional de Defensa y las divisiones del coronel Casado. Cuando la situación se inclinó a favor de las unidades del Consejo de Defensa, Ortega se ofreció como mediador entre las fuerzas leales a Juan Negrín y los casadistas. Una vez que el golpe de Casado hubo triunfado, fue destituido al frente del III Cuerpo.
Tras el final de la contienda fue capturado por los franquistas y fusilado en Alicante el 15 de julio de 1939.
Fuente → nuevatribuna.es
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