Historia con Memoria en la Educación: un proyecto cívico para profundizar en la democracia en tiempos convulsos.
Historia con Memoria en la Educación: un proyecto cívico para profundizar en la democracia en tiempos convulsos.
 
Juan Mainer Baqué
Historiador y profesor de Historia jubilado
 
Engracia Martín Valdunciel
Bibliotecaria y documentalista. Universidad de Zaragoza
 
Sergio Riesco Roche
Profesor de la Universidad Complutense
 

El pasado 16 de noviembre de 2024, se clausuró en Pamplona/Iruña la segunda edición del Congreso Internacional Historia con Memoria en la Educación, organizado por el Instituto Navarro de la Memoria del Gobierno de Navarra, en sede de la Universidad Pública de aquella comunidad (UPNA). Como ocurriera en la exitosa edición precedente[1], la asistencia frisó las 345 personas, docentes en su inmensa mayoría —universitarios (22%), de educación secundaria (34%) y primaria (5%)—, aunque también fue numerosa la participación de integrantes de asociaciones memorialistas (12%) y, acaso lo más singular y relevante, de alumnado de secundaria, procedente de una decena de institutos de toda España (20%).[2]

Historia con Memoria en la Educación no es únicamente el marbete identificador de un evento congresual; es la denominación otorgada a un proyecto cívico y educativo que se postula como un espacio democrático de reflexión e intercambio sobre la Historia y la Memoria, su transmisión en el espacio público educativo y su papel y  relevancia como herramienta para la construcción de ciudadanía crítica. En este breve artículo trataremos de dar cuenta del origen, propósitos y primeros pasos de una propuesta cuya oportunidad se nos antoja importante en la coyuntura política y social que atravesamos. Un proyecto surgido “desde abajo”, acogido en el marco de las políticas públicas de memoria impulsadas por el Gobierno de Navarra, sin que ello haya supuesto, al menos hasta el momento, gabela alguna; y cuya singularidad y originalidad, iremos dilucidando en estos párrafos. Acaso una de sus peculiaridades sea precisamente el hecho de haber sido fraguado lentamente y sin espectáculo a partir de una suma libre de complicidades comprometidas con la defensa de una educación pública, laica, en (desde y para) la igualdad; un proyecto, en definitiva, que no ha nacido para la concurrencia competitiva, sino para apoyar, confluir y colaborar con iniciativas análogas en pos del radical fortalecimiento y ampliación de nuestra democracia y no sólo para la defensa y ponderación de lo ya conseguido. Un propósito que asume como requerimiento básico y principalísimo encarar la tarea de trabajar por una educación de la memoria que enseñe a problematizar el presente y a pensarlo históricamente desde el primado de un conocimiento riguroso y científico del pasado.[3]

Los congresos del proyecto Historia con Memoria no surgen ex novo. Se nutren de una ya larga trayectoria de encuentros que desde septiembre de 2001 —fecha en que tuvieron lugar unas primeras Jornadas sobre la enseñanza de la Historia organizadas por el Instituto Gerónimo de Uztáriz[4]— permitieron poner en relación a docentes e historiadores en un clima de trabajo y debate sobre preocupaciones compartidas de forma voluntaria y deliberadamente al margen de hipotecas o imposiciones académico-burocráticas. Pues bien, esta suerte de marca fundacional no deja de ser la que ha orientado y prevalecido tanto en el proceso de selección, organización y estructuración de contenidos de los dos congresos que nos ocupan, como en el propio desarrollo de los mismos.

 

Sin duda, estas primeras jornadas de 2001 estuvieron marcadas por el impacto de aquella sui generis (por reaccionaria y retrógrada) guerra de las humanidades que suscitó el inefable informe de la RAH sobre el “calamitoso estado” de las enseñanzas de Clío en nuestro sistema educativo. Con todo, aquellos infaustos hechos y sus letales consecuencias —algunas aún perduran—, tuvieron al menos la virtud de volver a poner el pasado (y la Historia) en primer plano de la opinión pública y sobre todo de la “publicada”; todo ello en un contexto en el que, de la mano de un todavía incipiente movimiento memorialista, comenzaba la vindicación de verdad, justicia y reparación para los crímenes cometidos durante la guerra y la posterior dictadura a manos de la coalición vencedora. Un pasado traumático, oculto y ocultado, que no olvidado, que algunos historiadores e historiadoras venían desvelando con no pocas dificultades desde el comienzo de los 90.

Lo cierto es que a partir de aquel encuentro comenzó a tejerse una red de relaciones alrededor de la reflexión sobre la educación histórica, mantenida, preciso es reconocerlo, merced al tesón, compromiso y capacidad aglutinadora del Instituto Gerónimo de Uztáriz, el departamento de Geografía e Historia de la UPNA y, más recientemente, del activo y acreditado Instituto Navarro de la Memoria (INM), radicados en la ciudad de Pamplona. A esta suerte de estructura invisible, cuasi imaginada, flexible y autogestionada a la que se sumó desde el inicio el colectivo Fedicaria y el Seminario de Fuentes Orales, se fueron adhiriendo sucesivamente para la organización de diferentes congresos y reuniones[5], colaboradores provenientes tanto del mundo estrictamente académico como del asociativo. Así ocurrió con la desaparecida Cátedra Complutense de Memoria Histórica del siglo XX o con el grupo asturiano Eleuterio Quintanilla y, más modernamente, con el Grupo de Investigación de la Guerra Civil y el Franquismo de la UCM (GIGEFRA), la Red de Profesores por la Memoria Democrática de Extremadura (PROMEDEX), el Grupo de Historia Agraria e Política do Mundo Rural de la USC (HISTAGRA), el Grup de Recerca en Didàctica de les Ciències Socials de la UAB (GREDICS), el European Observatory on Memories (EUROM) o la Associació catalana ex-presos políticos del franquisme (ACEPF), entre otros muchos.[6]

A comienzos de 2021 y a iniciativa de los responsables del Instituto Navarro de la Memoria (INM), comenzó a gestarse el proyecto de celebrar en Pamplona un congreso internacional para reflexionar acerca del tratamiento que el pasado traumático reciente estaba recibiendo en las aulas y centros de primaria y secundaria; Historia con Memoria en la Educación fue el nombre escogido para bautizar el proyecto. Una denominación que se servía de un expresivo sintagma de uso corriente entre el colectivo Fedicaria.[7] La convocatoria quedó fijada para noviembre de 2022: nadie podía suponer en ese momento que veinte días antes de la inauguración del congreso quedaría aprobada, al fin, la vigente Ley de Memoria Democrática.

Aquella primera convocatoria nació de una triple convicción: la primera, que es necesario garantizar la transmisión de la memoria democrática de nuestro pasado —el tracto Segunda República, Guerra Civil, franquismo y transición democrática— a las generaciones más jóvenes en el ámbito educativo; la segunda que la educación de la memoria no es asunto ni negociado únicamente de la “asignatura Historia”, sino que concierne a todas las materias del currículum y por tanto al programa educativo de todo el centro, entendido como un espacio público a su vez inserto en un barrio, en una ciudad…; y, por último, que un gran número de docentes y centros educativos habían abordado ya múltiples intervenciones didácticas acerca de la memoria que ni eran demasiado conocidas ni encontraban con facilidad espacios de debate y coordinación, de forma que un espacio de encuentro se conjeturaba como algo necesario.

El éxito del primer congreso permitió la fijación de una agenda discreta y realizable que incluyó la articulación de una red de centros y docentes por la memoria (RedMemoria), que pronto reclamó la convocatoria de un segundo congreso en el que se pudiera analizar la eficacia de la siembra realizada y, por seguir con la metáfora la conveniencia de ampliar el proceso de roturación,

abordando nuevos (y no tan nuevos) debates, incorporando temáticas, niveles educativos y sectores sociales potencialmente interesados —por ejemplo la formación del profesorado, la educación infantil y primaria, la participación del propio alumnado o los espacios de educación informal o no reglada— descuidados o sencillamente no convocados a la primera convocatoria.

 

No se trata ahora de enhebrar una descripción detallada de la estructura, mucho menos de las temáticas abordadas, en cada uno de los congresos; tampoco de dar cabida en estas líneas siquiera a un apretado resumen de las conclusiones aprobadas al final de cada uno de ellos.[8] En todo caso, quienes tengan interés en conocer al detalle el desarrollo de ambos simposios tienen a su disposición las publicaciones y los espacios web ya citados en párrafos anteriores. Así, terminaremos, como anunciamos al comienzo, subrayando cuatro ideas-fuerza que han venido orientando las líneas de trabajo de los primeros dos años del proyecto Historia con Memoria en la Educación:

a) La idea de alojar y poner a debatir a todas las instancias concernidas y/o potencialmente interesadas en el tema —la historiografía; las asociaciones memorialistas; el campo de la didáctica de la Historia; el ámbito de las artes plásticas y visuales, la danza, la música y el teatro; y el campo de la educación y la docencia en sentido amplio, que incluye la educación reglada en sus cuatro niveles establecidos (infantil, primaria, secundaria y superior), así como los ámbitos de educación “informal”, social o no reglada—. Un proyecto, en fin, que se hace desde abajo y que ya queda de manifiesto en la propia composición plural y pluridisciplinar del comité organizador de los dos congresos celebrados hasta el momento.

b) Un propósito inequívocamente pluridisciplinar, abierto a perspectivas y enfoques teóricos diferentes convocados a debatir, es también una marca identificadora del Congreso. De ahí se infiere: una preocupación por la conceptualización, la reflexión teórica y problematizadora y el abordaje de temas controvertidos; la relevancia otorgada al tratamiento específico de la historia con memoria de las mujeres desde la teoría crítica feminista; el primado de un conocimiento reflexivo a partir del intercambio de proyectos, propuestas, materiales (en diversos formatos) y actividades diversas otorgando un protagonismo específico a actividades multidisciplinares y manifestaciones artísticas vinculadas al tema de la memoria y posmemoria en las que se promueve la participación activa del propio alumnado.

c) Una de las principales líneas de trabajo durante estos dos últimos cursos escolares ha sido facilitar el intercambio de experiencias entre alumnado de distintos centros y procedencias geográficas, promoviendo una dinámica de reflexión y debate acerca de los trabajos que se estaban realizando sobre la Memoria. El proceso, no exento de dificultades y cortapisas, ha sido laborioso aunque enriquecedor; por el momento ha desembocado en la participación activa de un número nada desdeñable de alumnado secundario —alrededor de medio centenar procedente de institutos navarros, madrileños, asturianos, catalanes y andaluces— en las sesiones del II Congreso. La Historia con Memoria en la Educación se hace en, desde y para las aulas; de ahí la importancia de este tipo de actividades que han empezado a sentar las bases de un trabajo que tendrá que continuar en lo sucesivo con el apoyo de RedMemoria.

d) Tratando de ir más allá de las habituales jornadas de experiencias pedagógicas o de “buenas prácticas”, con frecuencia sólo funcionales para un efímero y vacuo mercadeo académico, el proyecto Historia con Memoria intenta aportar: coherencia y reflexión teórica, coordinación, voluntad de continuidad y pervivencia en el tiempo, así como predisposición para ir incorporando temáticas más allá de los campos académicos establecidos; y, por qué no, más allá también de los propios marcos cronológicos y espaciales que hemos venido manejando cuando de memoria democrática hablamos —la Historia con Memoria no puede ni debe constreñirse al lapso 1936-1982, tampoco al relato y al marco de las historias nacionales—.

En tiempos convulsos y agitados no conviene perder el norte ni la sindéresis. Un proyecto cívico, autónomo y comprometido como el que acabamos de referir requiere trabajo, dedicación, cultivar la connivencia, la participación, la discusión y, sobre todo, la crítica y la autocrítica; requiere, en definitiva, construir y vindicar un lugar propio en el espacio público, con todo respeto pero sin pedir permiso; un lugar alejado del ruido y de las asechanzas del poder constituido (y por constituir) para poder seguir laborando; entre el deseo y la realidad… En ello se está.

 
  
Notas
 

[1] La primera edición del Congreso Internacional Historia con Memoria en la Educación tuvo lugar entre el 10 y el 12 de noviembre de 2022. Al respecto puede verse: congresohistoriaconmemoriaenlaeducacion.org Hay publicación (digital y en papel) de las actas en: José M. Gastón y César Layana (eds.) (2023). Historia con Memoria en la Educación. I Congreso Internacional. Gobierno de Navarra.

[2] El número total de inscritos llegó a los 365: 333 congresistas (54,6% mujeres) y 33 ponentes (60,6% mujeres). Algunos de ellos (procedentes de provincias andaluzas y levantinas) hubieron de declinar su presencia como consecuencia del grave trastorno en las comunicaciones que provocaron las lluvias torrenciales registradas en vísperas del congreso. Asistieron participantes de once comunidades autónomas (en su mayoría de la comunidad navarra, pero también, en número reseñable, procedentes de Madrid, Cataluña, País Vasco y Andalucía), de cuatro países europeos (Francia, Italia, Alemania y Noruega) y cuatro hispanoamericanos (Chile, Argentina, Colombia y Costa Rica). Se presentaron un total de 127 comunicaciones (seis de ellas por alumnado de educación secundaria y bachillerato; once por profesorado de educación infantil y primaria; cinco de profesionales ligados a entornos de educación “no formal”). Toda la información acerca del II Congreso, programa completo, videos de las sesiones, así como acceso al texto de todas las comunicaciones y al documento final de conclusiones, puede consultarse en: https://congresohistoriaconmemoriaenlaeducacion.org/

En la primavera de este año 2025 está prevista la presentación del libro de actas (versión digital y en papel).

[3] Hasta donde sabemos, las únicas iniciativas que, en algún sentido, podrían considerarse colindantes con el proyecto que aquí reseñamos, serían las impulsadas por la Fundación Educativa y Asistencial Cives —presidida por Victorino Mayoral, abogado, diputado del PSOE en el Congreso por la provincia de Cáceres entre 1982-1989 y 2000-2008—,  en estrecha colaboración con la Secretaría de Estado de Memoria Democrática y surgidas al calor de la entrada en vigor de la Ley Celaá (LOMLOE) en 2021. Nos referimos a los Encuentros del programa “Educación, Ciudadanía y Memoria Democrática” que se han ido sucediendo desde la primavera de 2023 en ocho capitales de provincia con el objetivo expreso de “suministrar apoyos y recursos al profesorado para la incorporación de la memoria democrática al currículo escolar”. Un programa que tuvo su momento culminante en el Encuentro Nacional celebrado en la sede del Instituto Cervantes de Madrid a comienzos de diciembre de 2023. Información exhaustiva de todos esos eventos, publicaciones y de la trayectoria de la Fundación Cives en: https://fundacioncives.org

[4] Amplia noticia de aquellas jornadas así como los textos de las ponencias presentadas a debate, pueden consultarse en el monográfico “De la enseñanza de la Historia” publicado en la revista Gerónimo de Uztáriz, 2002, 17-18, pp., 5-135. https://dialnet.unirioja.es/ejemplar/71171

[5] En este sentido, precedentes directos de los congresos de los que aquí damos noticia fueron el Congreso Internacional de Historia “Fuentes orales y visuales: investigación histórica y renovación pedagógica”, celebrado en septiembre de 2005 —pueden consultarse las actas en: Santiago Leoné y Fernando Mendiola (coords.) (2007), Voces e imágenes en la historia. Fuentes orales y visuales; investigación histórica y renovación pedagógica. Pamplona, UPNA—. O, en 2014, las Jornadas de Reflexión Didáctica ¿Cómo se enseña la Guerra Civil y el Franquismo?, entre otras actividades como cursos de “actualización didáctica” o programas como el titulado Escuelas con Memoria por la Paz y la Convivencia, impulsadas desde la constitución del INM —https://pazyconvivencia.navarra.es/es/memoria— como organismo dependiente de la Dirección General de Paz, Convivencia y Derechos Humanos del Gobierno navarro en 2015.

[6] En paralelo y de cara a la puesta en marcha y organización de los congresos se fueron multiplicando los contactos y colaboraciones con asociaciones memorialistas de prácticamente todas las comunidades autónomas, así como de otros países, singularmente las radicadas en Francia; sería largo enumerarlas aquí. De nuevo, la singularidad del proyecto que nos ocupa ha consistido en construir en su seno espacios de reflexión, debate y colaboración, como interlocutor en pie de igualdad, a un tejido asociativo como el memorialista —ciertamente muy activo y numeroso aunque extremadamente atomizado—, venciendo así la condición de mero convidado o eventual suministrador de “recursos inestimables” a la que, en el mejor de los casos, se le ha reducido y/o encasillado en no pocos eventos académicos.

[7] El concepto fue acuñado por Raimundo Cuesta; puede verse su artículo: Historia con memoria y didáctica crítica. ConCiencia Social, 2011, 15, pp., 15-30. (número monográfico dedicado a: El lugar de la memoria en la educación).

[8] Las conclusiones del II Congreso pueden leerse aquí: https://acortar.link/ZjliKH

*Los tres autores forman parte del comité organizador del Congreso Historia con Memoria en la Educación.

Fuente: Conversación sobre la historia

Portada: actividades del II Congreso Internacional “Historia con Memoria en la Educación”


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