
Por eso, lo revelado por Francisco Santos Herrera en 1939, y ahora conocido, arroja nueva luz sobre este legendario y heroico Batallón n.º 2 de milicias antifascistas de Málaga. Si bien es cierto que queda aún «todo un mundo» por descubrir en la semiclandestina realidad de los frentes malagueños de guerra, donde tan escasa información se proporcionaba a los medios de prensa para no facilitar la labor de la «Quinta columna» franquista que operaba en la capital malagueña.
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Francisco Santos Herrera, hijo y nieto de carabineros, había nacido en Rota (Cádiz) el 6 de junio de 1902 en el Puesto de Carabineros de los Corrales (próximo a la Almadraba y a Punta Candor). Su infancia y primera juventud fue un peregrinar continuo siguiendo los destinos del padre por los apartados puestos de Carabineros que se encargaban de la vigilancia de costas y fronteras, y de la represión del fraude fiscal y del contrabando. Dependía del Ministerio de Hacienda, aunque en algunos momentos de la historia, como en los primeros años de la Restauración borbónica, se le quiso integrar en el Ministerio de la Guerra como un arma más.
En 1925, siguiendo la tradición familiar, Francisco ingresó en la Escuela de Carabineros y en 1926 conseguía los galones de cabo y su primer destino: la Comandancia de Huelva. Sin embargo, el hecho de que en estos años de la Dictadura de Primo de Rivera los carabineros pasaran a depender únicamente del Ministerio de la Guerra y fueran militarizados, creó un hondo malestar en un sector de los mismos, de forma que el régimen se vio obligado por Real Orden a reorganizar el Cuerpo de Carabineros en marzo de 1927, acordando que aquellos que lo solicitaran podrían pasar a desempeñar destinos civiles en las Delegaciones del Ministerio de Hacienda. Ese fue el caso del cabo Francisco Santos, que quedó adscrito a la Delegación de Hacienda de Huelva.
Esos años pasados en la capital onubense cambiaron la forma de pensar y de sentir de Francisco, y los horizontes de su vida se ensancharon. No solo contrajo matrimonio en 1931 con Antonia Marín López, de 20 años de edad y natural de Huelva, sino que se rodeó de amigos periodistas que le introdujeron en el mundo de la prensa, convirtiéndose en un «prestigioso periodista» y en nada menos que en administrador del semanario independiente de Huelva llamado La Prensa. En las noticias de la época no lo mencionaron nunca como carabinero, sino como «joven empleado de Hacienda». Aunque no se sabe con certeza, en esta época debió adquirir conciencia política e ideas republicanas.
Con la llegada de la Segunda República, Francisco volvió a convertirse en cabo de carabineros, y tras su paso por la Primera Circunscripción del Cuerpo de Carabineros en Madrid, a principios de 1936 fue trasladado a la 10ª Comandancia de Carabineros de Algeciras, donde el 18 de julio de 1936 su vida va a dar un vuelco por completo. Francisco fue uno de los muchos carabineros de esa Comandancia que, tras la sublevación del Ejército de Marruecos contra la República y el movimiento rebelde del teniente coronel Manuel Coco en Algeciras, desobedecieron al entonces Inspector General de los mismos, el general golpista Queipo de Llano, y se incorporaron a las fuerzas leales republicanas. Esta fue la conducta mayoritaria del Cuerpo de Carabineros en todo el Estado, y por eso en marzo de 1940 fue disuelto por el régimen de Franco y sus miembros reintegrados en la Guarida Civil.
Se conoce la existencia de dos grupos de carabineros que se pasaron en aquellos días a la zona gubernamental republicana. El primero estaba encabezado por el capitán Francisco Zamora Medina, jefe de la 3ª Compañía con cabecera en Puente Mayorga (San Roque), seguido del alférez Manuel González Navarro, así como medio centenar de suboficiales, cabos y carabineros que lo hicieron el 25 de julio a través de la verja de Gibraltar y poco después, el 1 de agosto, embarcarían hacia Málaga a bordo del guardacostas «Xauen», junto a otros comunistas linenses.
El segundo grupo lo lideró el teniente de carabineros Andrés Lajarín
Martínez, jefe de la sección de Carboneras, perteneciente a la 1ª
Compañía de La Atunara (La Línea) con unos cuarenta efectivos entre los
que se encontraban el sargento Miguel Torres Álvarez, comandante del
puesto de la playa de Torrenueva (La Línea), y toda su plantilla.
Pasaron el río Guadiaro y tras pequeños combates en poblaciones de la
provincia de Málaga como Manilva y costa de Casares, llegaron al puesto
de carabineros de Casafuerte (2ª Compañía de Estepona) y por último a
Estepona donde el 26 de julio de 1936 se presentaron a las autoridades y
se unieron a las fuerzas gubernamentales. En este segundo grupo se
encontraba el cabo Francisco Santos, que se alistó en alguna de las
muchas Compañías de milicianos que se formaron en la provincia de
Málaga, donde de forma abigarrada convivían guardias de asalto y
carabineros leales y antiguos miembros del ejército junto a varias
docenas de jóvenes obreros que militaban en los distintos partidos y
sindicatos del Frente Popular. Los primeros, por haber pertenecido a
cuerpos armados o haber tenido experiencia en el ejército, ocuparon
puestos de responsabilidad militar en las nuevas milicias populares, y
así ocurrió en el caso de Francisco.
Si siendo carabinero no pudo pertenecer legalmente a ningún partido
político o sindicato, ahora como miliciano la situación había cambiado y
Francisco se afilió a las Juventudes Socialistas Unificadas. No se
conocen más datos sobre su vida en Málaga en aquellas semanas llenas de
heroísmo, y lo siguiente y más sorprendente nos lo descubre él mismo en
un escrito que dirigirá en marzo de 1939 al Consulado de México en
Burdeos (Francia) solicitando asilo político.
Según Francisco, el entonces Comandante Militar de Málaga, el teniente coronel de aviación Luis Romero Basart, que tomó posesión del cargo el 19 de septiembre de 1936 sustituyendo al coronel Rafael Sánchez-Paredes, le encargó a finales del mes de septiembre de 1936 la formación de un Batallón de Milicianos para defender el Pantano del Chorro (Álora), «posición muy estratégica e importante para la defensa de Málaga y municipios cercanos de la costa». Francisco accedió y comenzó su organización «seleccionando el personal entre las Juventudes Socialistas Unificadas», y, como, según él, era «el único elemento militar profesional de tal organización en Málaga», llevó todo el peso del proceso de la selección y formación del Batallón. Además, como fue necesario darle un nombre a esta nueva unidad militar, le pidió a Romero Basart que le permitiera designar a «su» Batallón como «Batallón México», como «homenaje al pueblo hermano por sus magníficas muestras de solidaridad con los antifascistas españoles», para lo cual también pidió el consentimiento del cónsul mexicano de dicha capital, Porfirio Smerdou, lo cual le fue concedido, así como que llevaran en el uniforme una pequeña bandera tricolor de su país. A esta sorprendente afirmación añadía la petición de que el Consulado de Burdeos confirmara este protagonismo suyo en el de Málaga y en la propia Embajada de México en Madrid «donde existe constancia de este hecho». En un escrito anterior dirigido al Secretario de Gobernación del Consulado de México en Burdeos, Francisco fue más escueto pero también más contundente: él había sido el «fundador del Batallón México de las milicias de Málaga».
Lo que sí sabía ya por mis anteriores investigaciones es que, cuando se
publicó el cuadro de mando del Batallón Méjico en los diarios
republicanos El Popular y Vida Nueva (Málaga) del 28
de octubre de 1936, Francisco Santos Herrera era el capitán de la 2ª
Compañía, teniendo como responsable político al comunista malagueño
Rafael Gallardo Moreno, y como tenientes al carabinero destinado en
Estepona Guillermo Diego Espada y dos jóvenes desconocidos (Pompa Gómez y
Martínez Pons) que quizás fueran de las Juventudes Socialistas
Unificadas, y de los que no hay más información disponible, quizás
porque fallecieran en aquellos meses de guerra donde el Batallón,
considerado «de choque», tuvo tantas bajas. También es cierto que el
«Batallón México» era netamente comunista o de las Juventudes
Socialistas Unificadas (socialistas y comunistas), como lo eran su
comandante José Recalde Vela y su máximo responsable político José
Gallardo Moreno, además de Anita Carrillo y José Torrealba (responsable
político y capitán de la 3ª Compañía, respectivamente), el capitán de la
1ª Compañía Antonio Eduardo López o el responsable político de la 4ª
Compañía el linense Fabián Sandeza Gil.
Hay un dato más que puede confirmar lo que mantiene Francisco Santos. En
una entrevista realizada a Luis Abollado Vargas (1915-2005) cuando ya
era un anciano, que fue el Secretario general provincial de las
Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) de Málaga en aquellos meses de
1936, manifestaba que las Juventudes habían organizado directamente
cuatro Batallones, y citaba solo dos de los que él se acordaba: el
«México» y el «Rusia». Recordemos que el primer Batallón de milicias
antifascistas de Málaga también fue organizado por las Juventudes
Socialistas Unificadas y se llamó «Metralla» en honor del joven
Francisco Villodres (conocido como Metralla) que había fallecido el 5 de
septiembre de 1936 en el frente de Loja (Granada).
Ahora quiero hacer ver la posible relación que pudo tener Francisco Santos con el teniente de Carabineros Andrés Lajarín Martínez, que también huyó de Algeciras el 19 de julio de 1936 pasando a zona republicana. Pues bien, después de los Batallones «Metralla» y «México», el otro Batallón que fue muy conocido y mediático en aquellas semanas fue el Batallón n.º 8, organizado por el Partido Socialista, y que llevó el nombre de «Pablo Iglesias», pero que, aunque llevara esa numeración, también se organizó en el mes de septiembre de 1936. ¿Y quién fue su organizador y primer Comandante?: el teniente de carabineros Lajarín, que ingresó en el Cuerpo de Carabineros en 1933 siendo teniente de infantería formado en la Academia de Toledo. Dos de los más combativos Batallones de milicias populares de Málaga fueron organizados por carabineros fieles a la República que habían huido de Algeciras: ¿es una casualidad?
De la participación de Francisco Santos con el Batallón México no existen más noticias. Su nombre no apareció en la prensa de Málaga de aquellas semanas. Sin embargo, cuando meses más tarde, después de la caída de Málaga por las tropas del coronel Francisco Borbón y de las Compañías de fascistas italianos, y de su huida de la capital en los camiones llenos de heridos del «Batallón México» al mando provisional de la capitana Anita Carrillo, y se reincorporó al Cuerpo de Carabineros como «inútil para la guerra», fue ascendido en dos ocasiones «por méritos de guerra» durante su participación en los frentes malagueños, pero sin tener más detalles de esos hechos. Primero fue ascendido a Sargento el 25 de junio de 1937 disfrutando de su nuevo empleo con la antigüedad del día 26 de julio de 1936, «fecha de su presentación a las autoridades legítimas de la República, procedente de evadido de la Comandancia de Algeciras por no querer sumarse al movimiento rebelde». Y a las dos semanas se le sumó un segundo ascenso, también por «méritos de guerra en la presente campaña», convirtiéndose Francisco Santos en Teniente de carabineros con fecha efectiva desde el 1 de noviembre de 1936.
Con este nuevo empleo de Teniente, a propuesta del Director General, Francisco Santos quedó adscrito ese mismo mes de julio de 1937 a la plantilla de la Dirección General de Carabineros en Valencia para realizar algún trabajo de gestión que desconocemos.
Finalmente, Francisco va a ser merecedor de un nuevo ascenso, esta vez
sin mediar mérito de guerra alguno, cuando en el Boletín Oficial del
Instituto de Carabineros (Barcelona) del 2 de diciembre de 1937, se
hacía justicia con el que ya fuera Capitán de Milicias, y que había sido
ascendido a Capitán de Carabineros cuando estaba en el frente de Málaga
luchando con el «Batallón México», pero que no pudo materializarse por
no poder presentarse en Valencia en la Dirección General. Así que
Francisco Santos terminó la guerra como Capitán de Carabineros destinado
en la Dirección General que en 1938 se encontraba, junto al resto de
dependencias del Ministerio de Hacienda, en la ciudad de Barcelona.
Francisco Santos Herrera, junto a su mujer Antonia Marín y su hija de
seis años Luisa, cruzaron la frontera francesa el 8 de febrero de 1939.
Ironías del destino, dos años justos después de la toma de Málaga por
las fuerzas fascistas.
Francisco partió para el exilio mexicano en el vapor de bandera francesa «Mexique» que zarpó el 13 de julio de 1939 del puerto de Burdeos junto a otros 2.000 refugiados más, y llegó a Veracruz (México) el día 27 de julio. Meses más tarde pudo reunir el dinero suficiente para poder traer al resto de su familia, incluida su suegra Fulgencia López Jara.
Francisco Santos Herrera se estableció con su familia en la ciudad de Guadalajara (Jalisco), donde se convirtió en ingeniero civil ocupando el puesto de Director de Obras Públicas del Ayuntamiento de Zapopan, municipio del área metropolitana de Guadalajara, y siguió trabajando por la restauración de la República en España, no solo siendo uno de los fundadores de «La Casa de la Democracia Española» en Guadalajara, junto al aviador republicano, el general Alberto Bayo Giraud, que después sería uno de los instructores de los guerrilleros cubanos de Fidel Castro en el Movimiento «25 de julio», sino ingresando en la Agrupación de Militares Profesionales Leales a la República Española, en cuyo seno ascendió a «Mayor de Carabineros», primero, y a «general de Carabineros» después.
El roteño Francisco Santos Herrera, el fundador del «Batallón México», que había hecho el «juramento de no volver a la Madre Patria, sino a participar dignamente en la vida cívica de su pueblo, pero no a implorar perdón ni mucho menos guiados por egoísmos personales y conveniencias», falleció el 20 de junio de 1969, cuando acababa de celebrar su 67 cumpleaños, siendo enterrado en el Panteón de Colonias de Zapopan (Guadalajara-Jalisco). Su hija Conchita Santos Marín, nacida en Guadalajara, aún vive en México, guardando con respeto y emoción la memoria de su padre.
Imagen del artículo:
Francisco Santos Herrera, 37 años. Tarjeta de Registro de extranjeros. Servició de Migración-México, julio de 1939.
NOTA:
En el siguiente enlace se encuentra un texto más extenso con imágenes y descripción de fuentes documentales: manuel-almisas-articulos.blogspot.com
(1) : Otras publicaciones del Batallón México:
– «Capitana Anita Carrillo. Ejemplo de mujer republicana», de Manuel Almisas Albéndiz. Ed. Suroeste, El Puerto de Santa María (Cádiz)- Septiembre de 2020. Disponible en: capitanaanitacarrilloejemplodemujer.blogspot.com
– «El Batallón México de milicias antifascistas de Málaga y el homenaje que le debe el pueblo de La Línea (Cádiz)» (Mayo de 2024), de Manuel Almisas Albéndiz, disponible en: batallonmexicolalinea.blogspot.com
Fuente → kaosenlared.net
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