La DGS, un ejemplo de cómo negar la Memoria
La DGS, un ejemplo de cómo negar la Memoria
Javier Pérez Cobo
 
  El Gobierno de Ayuso no quiere que la antigua Dirección General de Seguridad sea declarada como lugar de memoria.

 

Hace unas semanas nos enteramos de que el gobierno de la Comunidad de Madrid exigió al Gobierno central que la Dirección General de Seguridad no fuera declarada como lugar de memoria democrática. Seguramente muchos de los lectores que lleguen a este artículo estarán confusos al no saber el pasado de ese edificio, ya que solo algunas publicaciones como la de Pablo Alcántara o algunos artículos de periódicos locales y regionales hablan de ello.

Este edificio, además de ser la antigua sede de Correos, que es por lo que más se le conoce, fue el centro neurálgico de la tortura tanto en Madrid como en España, allí estuvieron presos militantes de organizaciones como el PCE, CCOO, escritores disidentes con el régimen, activistas e incluso personajes denominados como quinqui. Los sótanos de este edificio eran conocidos como el infierno del franquismo por las torturas que allí practicaban siniestros personajes como Billy el niño. Esto era tan sabido que incluso fue objetivo de atentados en varias ocasiones.

Pues bien, el gobierno de la CAM niega que este lugar sea de memoria o de interés para la recuperación de la misma, pese a que fue donde se alojaron las intendencias de uno de los cuerpos de seguridad más despiadados y sangrientos del franquismo.

No es la primera vez que lo hacen, ya que en abril de 2024 Ayuso vetó la colocación de una placa en la que se indicaba el pasado terrorífico del edificio, además de reivindicar la memoria de las víctimas.

La historia de este edificio no solo se debe conocer por asociaciones o por libros, sino que deben ser las instituciones públicas, que, siguiendo las directrices de la ley de Memoria Democrática, deberán reivindicar todos los espacios de memoria, ya sea este edificio de la DGS u otros como es el caso del cementerio de Fuencarral, que también ha sido objeto de ataques por parte del gobierno de la CAM.

Lo más probable es que el gobierno regional seguirá en sus trece, porque saben para quien trabajan y desde luego no es para los madrileños, sino para los poderes económicos que, seamos sinceros, no han variado demasiado desde el franquismo.

La DGS, al igual que todos los lugares de memoria de la CAM es un objetivo a invisibilizar, por lo que debemos reivindicar su pasado en todos los frentes posibles mientras la ley de Memoria no pueda forzar su reconocimiento oficial.

La única lucha que se pierde es la que se abandona.


Fuente → nuevatribuna.es

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