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De: Le Réveil syndicaliste N°8 – Lunes 25 de abril de 1938
Los ejércitos de Franco avanzan; la amenaza de una inmensa masacre de la mayoría de los trabajadores catalanes y españoles está a punto de hacerse realidad. Internacionalistas, sentimos la angustia que se abate sobre nuestros hermanos proletarios de España. Pero no sólo debemos dejarnos abrumar por estos sentimientos de terror; debemos mantenernos firmes y dejar claro lo que tenemos que hacer.
Las causas de la derrota
Es imposible e indigno, cuando uno mismo no está expuesto a los riesgos de la acción, aconsejar a los demás que resistan hasta el final. Por otra parte, nunca hemos aconsejado a los camaradas españoles que capitulen; la resistencia extrema tiene un valor de ejemplo que repercute durante siglos y no seremos nosotros quienes neguemos la realidad del factor mental para el avance de la obra revolucionaria, estaríamos particularmente mal aconsejados para dar consejos a los revolucionarios españoles porque han entrado en la trágica trampa en la que se encuentran por haber seguido una táctica claramente opuesta a la nuestra : desde los primeros días de julio de 1936 se aliaron con los partidos antifascistas burgueses, llegando incluso a participar en el Estado burgués y a incluir en él a los sindicatos. Como la lucha antifascista fue privada de su sentido social, se transformó en una defensa de ciertos intereses imperialistas contra otros intereses imperialistas. ¿Es de extrañar que en estas condiciones se agotara la voluntad de los trabajadores? ¿Acaso es de extrañar que el hundimiento moral, además de las inmensas penurias materiales, se esté abriendo paso?
A falta de consejos que dar, tenemos el deber de sacar una lección para nosotros mismos: la lucha antifascista sólo puede librarse eficazmente como lucha anticapitalista y antiimperialista. Cualquier desviación de este camino conduce a la derrota de los trabajadores.
Revolucionarios entregados a Franco
Antes de intentar trazar las líneas maestras de nuestra conducta ante los acontecimientos en España, debemos plantear otra protesta.
En la actualidad, mientras los sindicalistas de las dos centrales ibéricas forman parte del gobierno, miles de obreros anarquistas y del P.O.U.M., que pertenecían a la C.N.T. y a la U.G.T., permanecen en las cárceles de Valencia y Barcelona encarcelados sin juicio desde hace casi un año; su delito es haber desaprobado los métodos colaboracionistas de Prieto y Negrín.Llamamos la atención de los dirigentes de la C.N.T. y de la U.G.T. sobre el hecho de que dentro de algunas semanas, quizás algunos días, la opinión obrera tendrá que levantarse en nombre de la humanidad para frenar, si no impedir, los asesinatos en masa que el régimen de Franco está planeando. No se dan cuenta los dirigentes españoles de la desventaja que tendrá esta opinión cuando se le objete que, de acuerdo con el gobierno de Negrín, los sindicalistas de todos los matices han tolerado que los proletarios revolucionarios sean mantenidos en prisión en ciudades hambrientas, sin agua, sin luz, bombardeados continuamente por los aviones. Esta opinión tiene derecho a considerar a las direcciones cenentistas y ugetistas como corresponsables de haber entregado a estos prisioneros debilitados y exhaustos en manos de Franco, que ocupaba las ciudades en su avance.
Siempre contra la defensa nacional
Nunca hemos apoyado la política de no intervención. Para nosotros, tanto la política de no intervención como la de intervención son tácticas gubernamentales que en todos los casos se dirigen contra el proletariado; para nosotros, esta clase debe actuar siempre contra la burguesía y nunca, bajo ningún pretexto, con ella.
Podemos y debemos exhortar a los sindicatos a obtener y, si es necesario, a ejercer contra la voluntad del gobierno, el derecho de asilo para los supervivientes de la guerra imperialista en España; los sindicatos deben exigir el levantamiento de las barricadas de la guardia móvil; deben alojar, alimentar y proteger a los trabajadores españoles que consigan pasar, cualquiera que sea la hostilidad del gobierno.
Por último, era de esperar que, tras las ventajas de Franco, un cierto espíritu de depresión se apoderara de las organizaciones sindicales en Francia. Es cierto que existía una gran interdependencia entre los distintos sectores del movimiento obrero. Pero la prensa obrera, en aras de la agitación, se equivocó al presentar como fatal el hundimiento del proletariado en todas partes en caso de derrota en España.Esto no es inevitable: si el proletariado francés sabe aprender las lecciones de coraje de la lucha del proletariado español, si sabe corregir los errores de esa lucha volviéndose exclusivamente hacia la vía de la lucha de clases, todavía tiene muchas posibilidades de éxito. El capitalismo está realmente muy erosionado y la burguesía francesa está desgarrada, sin saber con qué imperialista aliarse. Corresponde a la clase obrera aprovechar estas disensiones y romper la sociedad capitalista golpeando continuamente con fuerza y justicia por las reivindicaciones proletarias.
Fuente → libertamen.wordpress.com
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