En una fosa común del cementerio de Las Casas (Soria), yacen 17 republicanos de Deza (Soria), asesinados por criminales franquistas en 1936-37
En una fosa común del cementerio de Las Casas (Soria), yacen 17 republicanos de Deza (Soria), asesinados por criminales franquistas en 1936-37 / Tulio Riomesta 
 
La mayor parte de los asesinatos cometidos por los rebeldes en Soria lo fueron sin proceso alguno. Deza no fue una excepción, era un pueblo que no representaba a la Soria agrícola, con abundante militancia en UGT y CNT debido a una larga tradición Republicana. Estos sindicalistas protagonizaron el único hecho destacable en la provincia en defensa del Gobierno legítimo de la República, lo que explica la criminal represión posterior a que fueron sometidos, ellos y los Republicanos de la provincia de Soria.
 

El 20 de Julio de 1936, ante el llamamiento del Gobierno de la República, el alcalde de Deza, Félix Ramos Vargas, junto a un grupo de vecinos se presentó en Soria para ponerse a las órdenes del Gobernador Civil. Solo llevaban algunas escopetas de caza. La indecisión de la autoridad Republicana obligó a los vecinos de Deza a volver a su pueblo.

El 26 de Julio, guardias civiles y falangistas entraron en Deza, tomaron el ayuntamiento, quemaron los locales de la CNT y otros aposentos como el del baile del pueblo. Ante esta actitud agresiva, unos 50 jóvenes se fueron a la sierra para evitar su detención, regresando cuando creyeron que los fascistas se habían ido. Pero a primeros de Septiembre, los sublevados apiñaron en la cárcel de Deza a unos 50 Republicanos. El cura dijo que iba a hacer una misa «de perdón» para los detenidos, que fueron puestos en libertad y naturalmente acudieron todos a la misa. Pero la represión no había hecho más que empezar.

En Diciembre de ese año, varios vecinos se reunieron en el café del pueblo para hablar sobre unos cerdos que había comprado uno de ellos. Los rebeldes los esperaban, fueron a verlos y el encuentro se interpretó como una “reunión clandestina”. Los falangistas arrestaron a 5 vecinos, los llevaron a Soria y en fecha más probable, el 15 de ese mes, los fusilaron en el cementerio de Las Casas:

Benito Alejandre, agricultor, dejó 7 hijos; Teótimo Esteban, 40 años, agricultor, dejó 2 hijos menores de edad; Nicolás Gómez Gómez, 40 años. Era propietario del café del pueblo, que fue desvalijado. Dejó 2 hijos menores de edad. Wenceslao Alcalde Solanas, agricultor, afiliado a la CNT. Juan Manuel Alejandre, 28 años agricultor.

La noche del 7 de Enero de 1.937 llegaron a Deza varios falangistas con algunos guardias en un camión, procedentes de Soria. El alguacil de Deza fue de casa en casa avisando a 12 vecinos para que, de orden del nuevo “alcalde” fueran en el acto al Ayuntamiento a declarar. Confiadamente, porque la ingenuidad suele abundar y nunca se pierde la esperanza, no obstante lo intempestivo de la hora y lo sospechosa que era la orden para «declarar», los 12 Republicanos comparecieron en el Ayuntamiento quedando inmediatamente detenidos y rigurosamente maniatados. Algunos fueron apaleados. Fueron trasladados a Soria donde los encerraron en la cárcel provincial a las primeras horas del día 8, donde estuvieron escasamente 2 horas. De 4 en 4, con un paréntesis de 15 minutos, fueron “sacándolos” al cementerio de Las Casas, donde fueron fusilados:

Genaro Gracia, 44 años, no era oriundo de Deza, sino de Torrija de la Cañada. Era practicante. Los vecinos tenían más fe en él que en el médico. Persona muy respetada y querida en el pueblo, tenía 8 hijos, 2 mayores de edad y el resto menores de 10 años; Claudio Yagüe Santos, 44 años, tenía un comercio de tejidos y sastrería a medida. Dejó 6 hijos, 4 de ellos de corta edad. Francisco Carramiñana, agricultor, casado, pertenecía a la CNT. Máximo Latorre, 50 años, obrero, dejó 2 hijos; Marcelino Latorre (hermano del anterior), 42 años, agricultor afiliado a CNT. Dejó 4 hijos menores de edad.

Evaristo Gómez Puebla, 40 años cenetista. Era guarda municipal del campo, cuidaba fincas, viñas, etc. Dejó 5 hijos menores de edad, una chica ciega y otra manca. Jesús Gómez Puebla, hermano del anterior, 38 años, agricultor, dejó 2 hijos menores de edad; Juan García, 44 años, agricultor, miembro de la CNT, dejó 4 hijos; Cecilio Remacha, 26 años, pastor. Eusebio Lafuente, 38 años, agricultor, tenía 5 hijos menores de edad. Florentino Ortega, 39 años. Claudio Sierra, 42 años, agricultor, casado, con 4 hijos menores de edad.

Alguno de los falangistas que apalearon a los vecinos, poco más que analfabeto, obtuvo posteriormente cargo en la secretaría del movimiento nazional en Madrid y posteriormente, en el Ministerio de Comercio, naturalmente «a dedo». Las personas más representativas y de mayor autoridad efectiva en Deza, en aquellos momentos eran el cura Pedro Febrel; Justo Febrel, sobrino del cura; Nicolás Febrel Alcalde (el rico del pueblo). Ninguno de los 3 hizo nada para evitar las matanzas de sus convecinos, y eso que según amplios testimonios, podían haber hecho mucho. En Deza, los falangistas vigilaban las casas de los fusilados, para que no se oyera el llanto de los familiares y no fuera nadie a acompañarles en su dolor. Vigilaban con camisa azul y armados con fusiles. El corazón se encoge y la pluma duda, temblorosa, relatando estos verídicos sucesos.


Documentos originales: El libro La represión en Soria durante la Guerra Civil (Gregorio Herrero Balsa y Antonio Hernández García). Diario.es (Alba Camazón


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