
Había estudiado Derecho y completaba su formación en Filosofía en Granada. Al terminar se trasladó a Madrid para opositar a la judicatura, obteniendo la calificación más alta en los exámenes, poco antes del verano de 1936: Fue el nº 1 con solo 28 años Casi de forma inmediata se le nombró para su primer destino, el juzgado de Instrucción nº 1 de Sevilla, donde habría de incorporarse en el mes de Diciembre. A la espera de trasladarse a Sevilla, viajó hasta Rute para pasar el resto del verano. Y desde allí se lo llevaron los fascistas, asesinar a Salvador era una forma de hundir a la familia. El detonante fue una denuncia por otro destilador de la localidad contra el joven juez cuando llegó al pueblo, por animadversión y envidias hacia su familia.
Hacia mediados de Agosto, el guardia civil rebelde, Basilio Osado, se presentó en su domicilio, deteniéndolo y llevándolo al cuartel donde fue interrogado. Salvador rechazó unirse a la sublevación, declarándose partidario del gobierno de la República. Se mantuvo “como Jurista fiel a la legalidad Republicana”. La denuncia, unida a la firme postura y firme compromiso de Villanueva, hicieron que no hubiera vuelta atrás, los acontecimientos se precipitaron. La familia de Villanueva hizo todo lo que pudo para salvarle, sin éxito. De poco sirvieron los ruegos desesperados de su padre y las gestiones realizadas por Rafael Reyes, propietario de Anís Machaquito, y otros miembros de la oligarquía ruteña, la suerte del juez Villanueva estaba echada.
Salvador estuvo una semana encarcelado en el cuartel. La noche del 18 de Agosto, un grupo de falangistas de Priego de Córdoba, donde controlaba la represión el guardia civil golpista Francisco Roldán Écija, natural de Rute, sacaron del cuartel a Salvador Villanueva y tras subirlo a un camión se dirigieron a la cárcel del ayuntamiento donde incorporaron a otros 3 detenidos. Entre ellos se encontraba Juan José Rodríguez, 24 años, que trabajaba en la notaría y era secretario de la agrupación socialista; y el pintor y rotulista Miguel Guerrero, 23 años. Descalzos y atados en pareja con alambres, fueron conducidos pasada la medianoche a la carretera de Lucena a Jauja (Córdoba), donde fueron fusilados. Aquella noche se efectuó un plan de exterminio organizado contra parte de la Intelectualidad de la época. Ese 18 de agosto de 1936, 2 almas separadas por algo más de 100 kilómetros se dirigieron a un mismo final. Uno era Federico García Lorca, 38 años, asesinado junto a un olivo en la carretera entre Viznar y Alfacar, no fue casualidad, era un símbolo de la República; otro, el joven juez Salvador Villanueva Porras, en la carretera de Lucena.
De los 53 fusilados ruteños que asesinaron los fascistas, solo 18 fueron inscritos en los libros de defunciones de los registros civiles. Entre las 4 primeras inscripciones se encontraba el juez Salvador Villanueva. Su amigo, el fiscal Navajas había obtenido permiso para visitarle en los calabozos del cuartel. Salvador le entregó sus pertenencias (reloj, gafas y anillo) para que se las hiciera llegar a sus padres, que murieron en vida, quedaron destrozados, tenían delirios, se volvieron locos y murieron al poco tiempo, Salvador era su único hijo y en él habían puesto toda su ilusión. Cuando se fue a Madrid a preparar las oposiciones, ellos se mudaron también para ayudarlo y hacerle la comida mientras estudiaba. El tiro se llevó el joven pero a sus padres también los mataron en vida.
El cuerpo de Salvador, como el de tantos miles de Republicanos, no ha aparecido; como otras muchas, es una historia amenazada por el olvido, pero a la que su familia quiere dar voz, desea encontrarlo y tiene localizado un lugar entre el Km 3 y 4 de la triste carretera, en el que podrían encontrase los cadáveres. No se han recuperado los restos de ninguno de los que murieron aquel 18 de Agosto.
Documentos: Ideal, Granada (Laura Velasco). Aquella Guerra. Listado de Víctimas Mortales de la Represión Franquista en Rute (Arcángel Bedmar)
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