Un sistema político agotado, el de la Constitución española del 78

Un sistema político agotado, el de la Constitución española del 78

Parar la ofensiva internacional de contrarrevolución social y guerra

La incapacidad para gobernar de los partidos coaligados de la izquierda oficial asimilados al régimen, y el bloqueo de las Cortes Generales a la hora establecer mayorías, tiene que ver con la naturaleza y el agotamiento del sistema político de la Constitución del 78.

El próximo 6 de diciembre se cumplirán 46 años de la aprobación por consenso de la Constitución, y la mayoría de la población no tiene nada que agradecer a esta Ley de leyes. No pueden decir lo mismo los banqueros y grandes empresarios que han multiplicado sus riquezas al calor de los consensos y corruptelas, siendo los beneficiarios de las políticas de la Unión Europea con miles de millones de dinero público. Cada año se baten dos récords, el de riqueza y el de pobreza. Mientras que el número de millonarios con más de 30 millones de euros llega ya a mil oligarcas, existen diez millones de trabajadores que viven en la pobreza, con ingresos inferiores a 10.989 euros.

La denuncia presentada contra el Emérito por múltiples delitos fiscales vuelve a plantear, entre otros, el asunto de la complicidad política en el régimen para mantener la más absoluta impunidad de quienes desde el gobierno hacen todo tipo de trampas para evitar que se informe sobre los delitos de corrupción de los herederos de Franco, y no se pueda juzgar a los Borbones, obstaculizando todo cuanto pueden para que no den nunca cuenta pública de sus abusos y corruptelas. Ese es el caso de la número dos en el PSOE y ministra de Hacienda, Mª Jesús Montero, cuando el anterior número dos, el Sr Ábalos se llena de acusaciones de corrupción.

Estamos ante un sistema político basado en tratar de impedir la soberanía política de la mayoría social, de manera que gane quien gane las elecciones, gobierne quien gobierne, se aplican en lo fundamental las mismas políticas, que vienen impuestas por la dependencia de la Unión Europea y la OTAN. A lo que hay que añadir “la singularidad española”: la política oficial de la especulación inmobiliaria y el rentismo, haciendo imposible la vida a millones de familias que tienen que pagar unos alquileres que representan buena parte de sus salarios y/o pensiones. La carestía de la vida y la pérdida de la capacidad de compra de los salarios y las pensiones constituye un profundo malestar social, que los medios de comunicación utilizan para impulsar, en combinación con los desmanes judiciales, un giro a la derecha de los sectores de la población defraudados por unos gobernantes dedicados desde hace 50 años a blanquear el franquismo.

Los pilares del régimen los constituyen la impunidad de los crímenes del franquismo que se cuentan por millones, los privilegios de casta y de clase, y la corrupción política e institucional, que pringa a toda la casta de politicastros pegados al poder. Todo ello acusa fatiga y amenaza ruina. Por eso, la soberanía política de las Cortes Generales se levanta como consigna democrática junto a la de República, conteniendo la aspiración de todos los pueblos de España, como alternativa democrática al poder ilegítimo de las instituciones del régimen del 78 a la deriva causada por la dependencia política y económica de los planes de los EEUU, situación que se prolonga desde los acuerdos de Franco-Eisenhower.

Los EEUU, en tanto que agentes imperialistas dominantes, se enfrentan a la decadencia en el marco de la extrema competencia de otras potencias capitalistas. Tratan de resolver la encrucijada histórica de la dominación imperialista con la guerra y contrarrevolución social, a fin de barrer la resistencia de los trabajadores y pueblos del mundo en lucha por su emancipación social. La ola reaccionaria encabezada por la vuelta de Trump al poder se refleja en todos los países en forma de crisis políticas como la que sacude en Europa a Alemania, Francia, Gran Bretaña… En España se acelera un profundo debilitamiento del régimen del 78 y de sus principales partidos, que hace imposible aprobar los Presupuestos.

El reciente alto el fuego de 60 días entre el Estado de Israel y Hezbolá, gestionado directamente por EEUU y Francia, no ha sido respetado por el ejército sionista, que ha seguido bombardeando los grandes núcleos de población del Líbano. Mientras, se han recrudecido las batallas en Siria por el control de Alepo y otras ciudades; se mantiene la escalada contra Irán; y británicos y estadounidenses han lanzado varios ataques aéreos contra las fuerzas del Yemen. Netanyahu, ha tratado de reforzarse con el alto el fuego en Líbano promovido por Washington, y reponer las tropas frenadas por la milicia armada de Hezbolá. La oposición interna israelí a la guerra y a Netanyahu han puesto de relieve que el alto el fuego promovido por Biden solo ha venido a proteger el fracaso militar del ejército sionista. Esta serie ininterrumpida de guerras regionales entrelazadas buscan una guerra completa en Oriente Próximo por un nuevo reparto imperialista del mundo.

El canciller Scholz del SPD, aún antes de que Trump llegue a la Casa Blanca, ya se ha puesto a la cabeza de la guerra en Ucrania y Rusia con más entregas de armas y finanzas. Dice que Alemania seguirá siendo el “mayor defensor de Ucrania en Europa”, tratando de empujar a la guerra total a la Unión Europea en su conjunto, y hacer valer así sus intereses imperialistas y los de los EEUU. En la mayoría de los grandes países de Europa se planea ya el aumento masivo del gasto militar, en detrimento del gasto público y de los salarios, o lo que es lo mismo, se aplican recetas de una verdadera economía de guerra. En el norte de Europa se venden con profusión todo tipo de dispositivos para los ricos destinados a construir bunkers, para almacenar alimentos y vivir sin electricidad.

En Francia, la moción de censura contra los Presupuestos del gobierno de Michel Barnier, que prima los gastos militares contra las inversiones sociales en detrimento de la misma seguridad social, ha logrado la mayoría para rechazar las cuentas, implicando que el primer ministro debe presentar su renuncia. Pero Francia está secuestrada, desde el golpe de De Gaulle, por un sistema presidencialista que impide la democracia. El Nuevo Frente Popular de Melenchón exige elecciones anticipadas, pero Barnier puede volver a ser elegido por el dedo de Macrón como nuevo primer ministro. La política francesa, condicionada por la guerra como la mayoría de los países, ha entrado en un verdadero callejón sin salida, que solo la movilización obrera y popular puede resolver de acuerdo a los intereses de la mayoría social.

 En esta situación se vienen abajo los presupuestos generales de guerra en los principales países. Los gobiernos caen uno tras otro, cuando la huelga general aparece como respuesta de los sindicatos de trabajadores, como en Italia y Grecia…, ante la pérdida del poder adquisitivo de salarios y pensiones, el debilitamiento de los servicios públicos, mientras se destinan nuevas partidas a las políticas de guerra. Los recortes presupuestarios penalizan las escuelas públicas, la atención médica y otros servicios. En Italia ya se han desarrollado dos huelgas nacionales contra el gobierno de la fascista Meloni. En España, los presupuestos generales están también en el centro de la crisis política y de gobierno, que no puede imponer sus cuentas por carecer de la mayoría en las Cortes Generales, y el PP no puede aprobar los de las Comunidades Autónomas sin el concurso de Vox.

Los sectores más avanzados del movimiento obrero levantan la consigna de la unidad para acabar con la guerra y con la destrucción de las conquistas sociales. La defensa de las conquistas sociales contra la guerra se impone como consigna en toda Europa.

Con Karl Liebknecht gritamos: ¡No a los presupuestos de guerra!  


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