El militante antifranquista presenta una querella por los abusos sufridos en 1975 y critica la impunidad del régimen, destacando la Ley de Amnistía y la falta de avances en los tribunales españoles
Serrano comienza detallando las circunstancias de su primera detención en mayo de 1975. “Era una detención colectiva, un salto. ¿Sabes lo que es un salto?”, pregunta. Los “saltos” eran manifestaciones clandestinas que duraban solo unos minutos. “Nos agrupábamos, gritábamos unas consignas y nos disolvíamos. En este caso, hubo un chivatazo y, al llegar a la Plaza de la Cebada, nos detuvieron a unos 50”, relata Serrano. El joven militante recuerda cómo, tras ser arrestado, fue llevado a la comisaría sin derecho a asistencia letrada ni comunicación con su familia. “Me pusieron una multa de 100.000 pesetas y me mandaron directamente a prisión, sin la posibilidad de alegaciones”, recuerda con amargura.
Su segunda detención ocurrió en octubre de 1975, cuando tenía 17 años y estaba a punto de cumplir los 18. “Vinieron a mi casa, entraron armados con subfusiles, hicieron un registro y me dijeron que me llevaban”, cuenta. Fue trasladado a la Dirección General de Seguridad (DGS), donde la historia se repitió. “Te toman la filiación, te maltratan, te insultan y te mandan al calabozo”, explica. Para él, esa segunda detención fue aún más dura que la primera. “En esta ocasión no sabía de qué me acusaban. Yo seguía militando, pero no había hecho nada específicamente que pudieran usar contra mí”, señala.
Durante tres días estuvo incomunicado, sin contacto con el exterior, lo que aumentó su ansiedad y miedo. “Pasé mucho miedo, porque no sabía si iba a salir de allí”, recuerda Serrano, destacando lo traumático que fue ese aislamiento. “Fueron tres días de total incomunicación, sin saber a qué me enfrentaba”, afirmó. En los interrogatorios, Serrano fue víctima de maltrato físico y psicológico. “Puñetazos, insultos, amenazas. Uno de los policías me amenazó con tirarme la máquina de escribir a la cabeza”, recuerda, señalando que fue un momento crucial en su vida.
La Brigada Político-Social: represión y tortura bajo el control del régimen
Serrano no duda al calificar el funcionamiento de la Brigada Político-Social como “cruel”. En su opinión, este cuerpo policial estaba estrechamente vinculado con la represión del régimen franquista. “La Brigada Político-Social se montó con el asesoramiento de la Gestapo. Imagínate los métodos que usaban”, señala con claridad. Este cuerpo represivo era conocido por sus métodos brutales de tortura y detención arbitraria.
“Lo peor que te puede pasar es que te caiga la Brigada Político-Social”, dice Serrano, explicando que este aparato represivo no solo se encargaba de arrestar a los opositores, sino de someterlos a abusos físicos y psicológicos sistemáticos. “Mis torturas comparadas con las de otros compañeros no fueron tan brutales agrega, recordando la brutalidad con que se actuaba en esos tiempos. Para él, el aislamiento al que fue sometido fue lo peor: “El aislamiento era tan horrible que la idea de ir a la cárcel fue un alivio. Ya sabía que no me iban a soltar, pero al menos ya no tenía que enfrentarme a lo desconocido”, concluye.
Querellas y lucha contra la impunidad
El testimonio de Serrano no solo se limita a revivir esos momentos de represión, sino que refleja también su lucha actual. En 2010, un grupo de militantes antifranquistas, incluido Serrano, se unieron a la querella presentada en Argentina. “Nos unimos a la querella en 2012, y conseguimos que se imputaran torturadores españoles como Billy el Niño y Martín Villa”, explica. Sin embargo, Serrano se muestra frustrado con la falta de avances en España. “España sigue siendo un refugio para los criminales franquistas”, lamenta. En su opinión, aún no se ha hecho justicia y los responsables siguen sin ser procesados.
A pesar de esto, Serrano no se rinde. “Decidimos que nos vamos a querellar contra los criminales franquistas, contra la impunidad del franquismo”, declara con determinación. A su juicio, este es un paso necesario para acabar con los crímenes de lesa humanidad que, según la legislación española, nunca han sido juzgados. “Queremos justicia, porque los delitos cometidos contra nosotros son crímenes de lesa humanidad que no son ni amnistiables ni prescriben”, afirma.
La Ley de Amnistía: un obstáculo para la justicia
Serrano no esconde su crítica hacia la Ley de Amnistía de 1977, que considera uno de los principales obstáculos para que se haga justicia en España. “La ley de amnistía ampara los crímenes del franquismo. Si se aplicara el derecho internacional, estos crímenes deberían ser juzgados”, dice. Según él, esta ley ha servido para proteger a los responsables de las torturas y muertes durante el franquismo. “Es una ley que nos mantiene en la impunidad. Si se aplicara el derecho internacional, estos crímenes tendrían que ser juzgados”, subraya Serrano.
Además, critica la continuidad de los jueces franquistas en el poder judicial. “El Tribunal de Orden Público, que se creó en 1963, pasó a ser la Audiencia Nacional en 1977, con los mismos jueces que dictaron sentencias franquistas. Esa continuidad de la judicatura española es una de las causas que ha impedido que se haga justicia”, denuncia. Para Serrano, este es uno de los principales motivos por los que no se juzgan los crímenes del franquismo.
La Ley de Memoria Democrática y su impacto limitado
En cuanto a la Ley 20/2022, de 19 de octubre, de Memoria Democrática, Serrano reconoce algun un avance, pero no esconde sus críticas. “Nosotros teníamos esperanzas con esta ley, pero el problema es que, junto con ella, no se han derogado leyes clave como la Ley de Secretos Oficiales de 1968”, indica. Según Serrano, la Ley de Secretos Oficiales sigue siendo una barrera importante para investigar los crímenes franquistas. “La Ley de Secretos Oficiales sigue impidiendo la investigación de muchos crímenes de lesa humanidad”, lamenta.
El ejemplo de Argentina: justicia internacional y lucha global
Serrano señala el caso de Argentina como un ejemplo de justicia internacional. “Argentina derogó la Ley de Punto Final y abrió los procesos contra los torturadores argentinos. Si ellos pueden, ¿por qué España no?”, pregunta. A su juicio, la causa argentina sigue siendo la única abierta a nivel mundial contra los crímenes del franquismo. “Martín Villa está imputado, y la jueza Servini sigue investigando”, afirma con optimismo, a pesar de la frustración por la falta de avances en España.
“Nos devolvieron el favor”
Serrano también recuerda con cariño y respeto a Carlos Slepoy, el abogado que luchó por la justicia tanto en España como en Argentina. “Carlos Slepoy consiguió que se juzgaran torturadores argentinos en España. Ahora, con la causa argentina, nos devolvieron el favor”, reflexiona, recordando el impacto de la justicia internacional en su propia lucha.
La memoria histórica: una lucha contra la desinformación y la apología del franquismo
Finalmente, Serrano hace un llamado a la juventud para que preserven la memoria histórica. “La memoria es fundamental. No es nostalgia, es una herramienta para no olvidar lo que ocurrió. Un país sin memoria, con las cunetas llenas de asesinados por el franquismo, está condenado a repetir los mismos errores”, advirtió. Según Serrano, la desinformación es una de las principales armas de los poderosos. “Si desarmas a la juventud en memoria, es fácil imponer sus planes”, subraya.
“Nosotros luchamos por las generaciones futuras”
Serrano concluye con un mensaje de esperanza para las generaciones venideras. “No luchamos solo por nosotros, sino por las generaciones futuras. Queremos un mundo mejor para ellos, un mundo donde no se repita lo que nosotros vivimos”, finalizó.
Fuente → diario.red
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