La Ley de Memoria Democrática declara el día 31 de octubre de cada año como día de recuerdo y homenaje a todas las víctimas del golpe de Estado de 1936, la guerra y la dictadura franquista.
En este día la Asociación Fosas del Perdón/Erreniegako Hilobiak queremos recordar y homenajear a las víctimas y a sus familiares y agradecemos su ejemplo y su lucha por los valores democráticos y sociales.
Son millones las personas que en ese periodo han sufrido, como dice la legislación de Memoria, individual o colectivamente, acciones u omisiones que constituyen violaciones de las normas internacionales de derechos humanos. No podemos nombrarlas una a una, pero sí podemos nombrarlas colectivamente, como lo hace la Ley de Memoria Democrática y recordar a: a) Las personas fallecidas o desaparecidas como consecuencia de la Guerra y la Dictadura.
b) Las personas que sufrieron privaciones de libertad o detenciones arbitrarias, torturas o malos tratos como consecuencia de la Guerra, la lucha sindical y actividades de oposición a la Dictadura.
c) Las personas que padecieron deportación, trabajos forzosos o internamientos en campos de concentración, colonias penitenciarias militarizadas, dentro o fuera de España, y padecieron torturas, malos tratos o incluso fallecieron como consecuencia de la Guerra y la Dictadura, especialmente los españoles y españolas deportados en los campos de concentración nazis.
d) Las personas que se exiliaron como consecuencia de la Guerra y la Dictadura.
e) Las personas que padecieron la represión económica con incautaciones y pérdida total o parcial de bienes, multas, inhabilitación y extrañamiento.
f) Las personas LGTBI que sufrieron represión por razón de su orientación o identidad sexual.
g) Las personas que fueron depuradas o represaliadas profesionalmente por ejercer cargos y empleos o trabajos públicos durante la Segunda República o por su oposición a la Dictadura.
h) Las niñas y niños sustraídos y adoptados sin legítimo y libre consentimiento de sus progenitores como consecuencia de la Guerra y la Dictadura, así como sus progenitores, progenitoras, hermanos y hermanas.
i) Las personas que participaron en la guerrilla antifranquista, así como quienes les prestaron apoyo activo como colaboradores, en defensa de la República o por su resistencia al régimen franquista en pro de la recuperación de la democracia.
j) Las personas represaliadas o perseguidas por el uso o difusión de su lengua propia.
k) Las personas represaliadas y expulsadas de las Fuerzas Armadas por pertenecer a la Unión Militar Democrática.
l) Las personas que sufrieron persecución o violencia por razón de conciencia o creencias religiosas, así como aquellas personas represaliadas o perseguidas por pertenecer a la masonería o a las sociedades teosóficas y similares.
m) Las personas que hayan sufrido daños o represalias al intervenir para prestar asistencia a víctimas en peligro o para impedir la victimización.
Finalmente, a los familiares, entendiéndose por tales a la persona que haya sido cónyuge de la víctima o persona ligada por análoga relación de afectividad, sus descendientes, sus ascendientes y sus colaterales hasta el cuarto grado.
Queremos también resaltar, en este Día, que la Ley de Memoria Democrática, como expresión del derecho de la ciudadanía a la reparación moral y a la recuperación de su memoria personal, familiar y colectiva, reconoce y declara el carácter ilegal y radicalmente nulo de todas las condenas y sanciones producidas por razones políticas, ideológicas, de conciencia o creencia religiosa durante la guerra, así como las sufridas por las mismas causas durante la dictadura.
La ley declara la ilegalidad e ilegitimidad de los tribunales, jurados y cualesquiera otros órganos penales o administrativos que, a partir del golpe de Estado de 1936, se hubieran constituido para imponer, por motivos políticos, ideológicos, de conciencia o creencia religiosa, condenas o sanciones de carácter personal, así como la ilegitimidad y nulidad de sus resoluciones. El Tribunal de Orden Público, los consejos de guerra y demás tribunales especiales son declarados ilegales e ilegítimos, así como sus sentencias.
En definitiva, las sentencias franquistas han sido anuladas expresamente y las víctimas o sus familiares, tienen derecho a obtener una declaración de reconocimiento y reparación personal.
Las víctimas no son delincuentes, malhechores o terroristas. Son luchadores contra la dictadura y sus colaboradores, por la libertad y la democracia.
La memoria de las víctimas del franquismo, su reconocimiento, reparación y dignificación, representan, por tanto, un inexcusable deber moral en la vida política y es signo de la calidad de la democracia. La historia no puede construirse desde el olvido y el silenciamiento de los vencidos. El olvido no es opción para una democracia. La ciudadanía tiene actualmente el derecho inalienable al conocimiento de la verdad histórica sobre el proceso de violencia y terror impuesto por el régimen franquista, así como sobre los valores y los actos de resistencia democrática que llevaron a cabo quienes cayeron víctimas de su represión.
La memoria democrática debe preservar y mantener la memoria de las víctimas de la Guerra y la dictadura franquista, a través del conocimiento de la verdad, como un derecho de las víctimas, el establecimiento de la justicia y fomento de la reparación y el establecimiento de un deber de memoria de los poderes públicos, para evitar la repetición de cualquier forma de violencia política o totalitarismo.
En el marco de una cultura de derechos humanos, la exaltación, enaltecimiento o apología de los perpetradores de crímenes de lesa humanidad, supone en todo caso un evidente menosprecio o humillación de las víctimas o de sus familiares, que es obligado combatir en respeto y preservación de su dignidad, como un ejercicio necesario de recordarlas y honrarlas.
Por ello es imprescindible, es un deber moral y legal, tal como mandan las leyes de Memoria, para el Gobierno de Navarra y los ayuntamientos, la retirada y eliminación de los símbolos franquistas.
Exigir, en el Día de las Víctimas del Franquismo, el derribo del símbolo franquista navarro más execrable, el Monumento a los Caídos, es un acto de memoria democrática imprescindible por el derecho de las víctimas a la verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición.
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Fuente → naiz.eus
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