El 27 de agosto de 1936, en el inicio del golpe de estado del ejército español, contra la segunda república española, en el pueblo de Fuentes de Andalucía, un grupo de falangistas, paramilitares de los terratenientes andaluces, secuestraron a:
María Jesús Caro González, de 18 años de edad y soltera.
Coral García Lorca, de 16 años.
Josefa García Lora de 18 años de edad.
María León Becerril de 22 años y soltera.
Joaquina Lora Muñoz, de 18 años y soltera.5
Se las llevaron en una camioneta a la finca del EL AGUAUCHO
Allí las obligaron a preparar y servirles la comida, las violaron y finalmente las asesinaron. Al atardecer, el camión volvió y recorrió la calle principal de Fuentes ocupado solo por los asesinos que, borrachos y, a modo de trofeos, llevaban «la ropa interior de las jóvenes en la punta de los fusiles». Las jóvenes fueron asesinadas en Cañada Rosal aunque durante años se había pensado que sus cuerpos habían sido arrojados a un pozo en mitad del campo. Fuentes de Andalucía fue uno de los pueblos donde el golpe militar de julio triunfó de forma inmediata. No hubo resistencia, sin embargo, fueron asesinadas 116 personas, 27 de ellas mujeres. Ahora, hallan restos de cinco jóvenes que podrían ser de las niñas mencionadas. Está en una fosa del cementerio de Cañada Rosal.
Ese episodio atroz de la historia de Fuentes de Andalucía resuena también en la memoria colectiva de Cañada Rosal porque “siempre se ha dicho que trajeron a muchas personas del pueblo vecino para asesinarlas en las tapias del cementerio, en aquellos primeros meses tras del golpe de Estado”, como recuerda el alcalde del municipio donde pueden estar enterradas las cinco jóvenes fontaniegas.
Las últimas actuaciones realizadas en una de las fosas del antiguo cementerio del municipio sevillano de Cañada Rosal han revelado que algunos de los restos encontrados podrían corresponderse con los dedos tratando de cerrar esa herida que se abrió el 27 de agosto de 1936, cuando varios franquistas “se llevaron a las más nuevas”, como han repetido durante décadas los vecinos. El caso de las ‘niñas del Aguaucho’ es, de hecho, especialmente significativo porque “ejemplifica esa pedagogía del terror que aplicó el franquismo contra las mujeres”. “Cómo usaron los cuerpos femeninos como campo de batalla”. “Se ejercía la violencia de una manera simbólica, el rapado de pelo, aceite de ricino, humillaciones de carácter sexual… mientras que a las mujeres también se les secuestraba, humillaba, torturaba, violaba y disparaba por participar activamente en intentar romper esa estructura patriarcal y avanzar en derechos”, recuerda el experto en asuntos memorialistas.
Estas historias es dar luz a la memoria que está enterrada, que está sometida al olvido y que una democracia no puede consentir que permanezcan sin resolver”, concluye Juan Miguel Baquero. Un punto en el que también coincide Rodríguez Hans, quien considera que “conociendo un capítulo tan criminal de la historia de nuestro país, podremos reconocer el fascismo y no volver a caer en la misma piedra”.
“Se llevaron a las más jóvenes y a las más nuevas”
Los más viejos de Fuentes siempre decían la misma frase del Aguaucho. “Se llevaron a las más jóvenes y a las más nuevas”. Fuentes de Andalucía fue uno de los pueblos donde el golpe militar triunfó de forma inmediata. Sin existir resistencia alguna, no se efectuaron disparos más que al aire por parte de la Guardia Civil. En la mañana del día 19 de julio, la mayoría de los fontaniegos destacados de izquierda fueron apresados por los golpistas. La alta población femenina fusilada en el pueblo lo señala como uno de los municipios donde las mujeres sufrieron con mayor crudeza la represión. “Sabemos que fueron asesinadas y arrojadas a un pozo, desconociendo qué ocurrió exactamente durante las horas en que transcurrieron los acontecimientos”, afirma Moreno. Al atardecer del mismo 27, el camión que había subido con las mujeres entraría por la Puerta del Monte y recorría la calle principal de Fuentes, la Carrera. El vehículo era conducido por la cuadrilla de asesinos falangistas ebrios. Era ya de noche y algunos de ellos portaban en la punta de los fusiles la ropa interior de las jóvenes que horas antes se habían llevado. “Eran bragas y sostenes de las niñas que habían obedecido a la ley militar sin conocer el triste destino que les esperaba. Daban voces por las calles vacías”, aclara Moreno. Mientras familias lloraban sin desconsuelo en el interior de la casa la muerte de aquellas inocentes.
Autor: ANTONIO MACHADO
NI OLVIDO, NI PERDÓN
JUSTICIA, VERDAD Y REPARACIÓN
Fuente → paranoolvidarweb.wordpress.com
No hay comentarios
Publicar un comentario