El asesinato por criminales franquistas de la republicana y sindicalista de UGT Rufina Pérez Castillo, en Pradejón (La Rioja), en 1936
El asesinato por criminales franquistas de la republicana y sindicalista de UGT Rufina Pérez Castillo, en Pradejón (La Rioja), en 1936 / Tulio Riomesta
 
Rufina Pérez Castillo vivía en Azagra (Navarra)en la calle Alta. Dedicada a sus labores, estaba casada con el cabrero Cándido Pascual Rada. Ambos eran naturales de Quel (La Rioja), población cercana a Azagra, donde se desplazaron en 1923, con 26 y 27 años. Tuvieron un hijo en 1918 que murió de tuberculosis al año siguiente. En 1925 Cándido trajo desde Logroño a Lope Haro Vega, un niño de 4 años de madre soltera procedente de la Beneficencia; fue inscrito como Lope Pascual Rada, hijo de Cándido y Rufina. En 1933 se unió a la familia María, nacida en 1922, hija del hermano de Cándido, Casimiro, y de Consuelo Rufina Expósito, vecinos de Quel. Al morir Consuelo en 1932, Casimiro, “el Casetas”, no podía hacerse cargo de su numerosa prole, 5 hijos. María, figuraba en el padrón como María Pascual Rada.
 

Lope, con 14 años, ya era pastor de cabras, como Cándido y Casimiro, y como antes lo fue el abuelo Genaro. A Rufina la llamaban “La Seronera”, porque hacía serones, alforjas de esparto para las caballerías. Como el 40% de la población, sobre todo mujeres y niñas, era analfabeta, pero el matrimonio se esforzó en mejorar el destino de sus hijos adoptivos, María y Lope aprendieron a leer y escribir. Cándido hacía trabajos temporales para el Ayuntamiento: El Registro de Colocación Obrera de Abril de 1936 inscribía a los obreros agrícolas tanto para patrones como para obras municipales. A excepción del periodo derechista entre Noviembre del 34 a Febrero de 36, los alcaldes fueron Francisco Castro Berisa, herrero y socialista y Constantino Cerdán Sánchez, labrador y de Izquierda Republicana. Ambos fueron fusilados por los franquistas.

En Azagra, pueblo destacado por su organización obrera, Cándido era un importante miembro y reconocido activista de las izquierdas, por sus esfuerzos para el reparto de las tierras y la justicia social. Rufina también era una activista afiliada a UGT. El matrimonio estaba integrado entre sus compañeros socialistas. Ambos fueron testigos en la primera boda civil de Azagra, en Octubre de 1932, cuando se casaron Adoración Iñigo y Santiago Pascual. Cándido fue Presidente de la agrupación local en 1932 y después secretario. Combinaba su trabajo de pastor con sus colaboraciones en la prensa socialista como corresponsal del periódico de UGT. Destacó por su profundo compromiso con los desfavorecidos y su constante campaña a favor de las ceremonias civiles, denunciando el poder de una Iglesia comprometida con los poderosos.

Todos sus compañeros de militancia desaparecieron. Su amigo Santiago Pascual Ezquerro, fusilado. Julio Martínez Berisa, padre del niño que Rufina inscribió en su nacimiento, fusilado. Ese niño, años después se casó con Amelia, hija de Román Medrano Valmaseda, otro riojano también fusilado en Azagra. Gregorio Alonso Prado, ganadero y carnicero para quien trabajaba Cándido, fusilado. Andrés Zudaire Zudaire, preso en el Fuerte, fusilado en Mayo de 1938 en Urtasun. La extensa lista de desaparecidos de Azagra con el tiempo se esclareció, la mayoría, unos 71, fueron fusilados, y 8 desaparecieron. Casimiro, hermano de Cándido, estuvo huido varios meses, volvió a Quel, fueron a buscarle y le asesinaron el 31 de Julio de 1936 en Calahorra.

En Azagra muchos Republicanos escaparon y se escondieron en los campos, pero terminaban capturados mediante batidas. Cándido Pascual se vio obligado a huir, era un objetivo codiciado de los rebeldes, especialmente el párroco, que se sumó fanáticamente a la erradicación física de quienes alentaban las ceremonias laicas al margen del monopolio de la parroquia. Cándido protagonizó una historia tremenda como tantos «topos», enterrado en vida en un desván de la casa familiar en Quel. Murió enfermo prematuramente con 49 años en 1945.

Tantas veces habían ido los matones fascistas a buscar a Cándido a su casa, que hartos de no encontrarle los verdugos fueron a por Rufina. Cuando le llegó la hora, ella misma sospechó el final, estaba peinándose y les preguntó si podía terminar su tarea. «peínate si quieres, luego te mataremos». La asesinaron el 13 de Agosto de 1936 en Pradejón, dejando su cadáver en la cuesta de la Gata junto a otros fusilados también en Pradejón entre el 11 y 13 de Agosto. Rufina fue dada por desaparecida durante unos años, hasta que localizaron su cuerpo en ese paraje junto a los otros azagreses asesinados.

Sus hijos adoptivos Lope y María, fueron dados por desaparecidos en Azagra, pero fue la abuela María Rada recogió a ambos desamparados. María, con 15 años se trasladó a trabajar en una casa a Arnedo (La Rioja), más tarde se casó; falleció en 2012 en Logroño. Siempre alabó el trato que le dieron sus padres adoptivos, a quienes definía como gente solidaria, culta y comprometida con las izquierdas. Recordaba cómo a menudo su casa se convertía en centro de reuniones, también clandestinas, con dirigentes de otras localidades. Lope, figuró en 1940 en el Padrón de Azagra como desaparecido y prófugo del servicio militar.


Documentos, Parque de la Memoria. Y el libro ” Aquí nunca pasó nada” de Jesús Vicente Aguirre


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