Daniel Campione
Un argentino llegó a elevados puestos de mando en distintos frentes de la llamada guerra civil española y dejó un valioso libro acerca de su experiencia.
Víctor De Frutos nació en 1906, en Rosario. Con sus padres españoles, viajó a España junto a su familia cuando tenía 8 años. Pasó su juventud en Madrid, en el barrio de Carabanchel. Trabajó como chofer. En 1933 se afilió al Partido Comunista de España (PCE), en una vinculación militante que resultó duradera.
La guerra.
Tras el golpe reaccionario de julio de 1936 se unió a las milicias republicanas. Participó en la creación del batallón «Primero de Mayo», conformado por trabajadores de su barrio, Carabanchel.
Tomó parte en la batalla de Madrid durante la cual ejerció el mandó del batallón mencionado. Así estuvo en un puesto de mando entre las tropas que enfrentaron el avance de los sublevados en los suburbios de la capital.
También en la capital española tomó parte en la defensa de un sector de la Ciudad Universitaria. Allí fue herido y luego recibió una medalla de honor por su desempeño.
Más adelante, en pleno proceso de formación del Ejército Popular de la República, pasó a mandar la Cuarta Brigada Mixta. Las brigadas mixtas eran unidades militares que combinaban en su seno distintas armas (infantería, artillería, tanques) así como servicios auxiliares. Con ella siguió en el llamado frente del centro.
Luego fue enviado al frente del norte (Vizcaya, Santander y Asturias), donde mandó una brigada vasca y después una división completa. Resultó herido durante los combates, por lo que tuvo que ser evacuado y sustituido. Con posterioridad regresó a la zona centro-sur (Madrid, Castilla la Nueva, Extremadura, Murcia, parte de Andalucía), donde ejerció de nuevo el mando de una división, la décima, con la que intervino en diversas operaciones en Extremadura.
En los primeros días de marzo de 1939, sobre el final de la guerra, fuerzas de su división tomaron parte en el aplastamiento de la sublevación a favor de los franquistas de la Base Naval de Cartagena, quizás el último éxito militar de las tropas republicanas.
Exilio y regreso.
De Frutos, que continuaba como militante comunista, marchó al exilio al final de la contienda. Partió recién el 28 de marzo de 1939, el mismo día de la rendición de Madrid. Lo hizo en un vuelo rumbo al norte de África que aterrizó en Orán, Argelia.
Ése fue sólo un destino provisorio, ya que al poco tiempo se dirigió a la Unión Soviética. Allí se estableció el grueso de la dirigencia del P.C.E, así como un conjunto de cuadros medios y jefes militares. En la U.R.S.S. asistió a una escuela de formación política.
Durante la segunda guerra mundial, De Frutos se integró a la defensa contra la invasión nazi. Lo hizo a cargo de un batallón integrado por excombatientes hispanos en la defensa de Moscú.
Más tarde tomó rumbo a nuestro país, en 1943. donde se instaló. Habría sido enviado a América Latina para actuar en las relaciones de la Unión Soviética con los partidos comunistas del cono sur.
Argentina vivía entonces bajo una dictadura militar que practicaba un furioso anticomunismo. Fue detenido en 1944 y sufrió torturas. Lo liberaron al año siguiente. Prosiguió con su militancia en el Partido Comunista de la Argentina.
Tras la revolución cubana, en 1962, viajó a Cuba como parte de una delegación.
Ya no dejó nuestro continente hasta su muerte en 1968 en Montevideo.
El libro.
Dejó testimonio de su paso por el frente republicano en un libro publicado el año anterior a su muerte, en 1967. Se tituló Los que no perdieron la guerra. El mismo fue editado en Buenos Aires por la editorial Oberon.
La obra relata toda la experiencia militar de De Frutos a lo largo de la guerra de España. No pretende ser un libro de historia sino un testimonio sobre acontecimientos y personajes de la guerra. A veces en tono anecdótico, otras con intención aleccionadora.
Buscó dotar al texto de atractivos literarios, a través de una narración muy vívida, que refleja el clima y los estados de ánimo tan peculiares de una encrucijada bélica. Y le da al conjunto un aire épico, orientado al rescate de los combatientes “de a pie”, jóvenes obreros o campesinos que se jugaban la vida en la lucha contra el fascismo.
El libro no profundiza en análisis o críticas. El autor aparece animado por las ideas y posturas del comunismo y las asume a pleno.
Entre los escritos que han elaborado argentinas y argentinos que se encontraron en España durante el conflicto, éste destaca por provenir de alguien que pasó casi todo el tiempo en el frente de batalla. Y en el ejercicio de puestos de mando. Que sepamos no ha sido reeditado.
Sería deseable que alguna editorial volviese a publicar los varios volúmenes de autores argentinos y argentinas que evocaron su actuación en la España en guerra.
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Hoy perviven referencias de acceso público a la memoria del combatiente y escritor. Ha merecido una entrada en Wikipedia. El sitio de Facebook llamado Biblioteca de la Guerra Civil Española le ha dedicado a su vez un comentario. De allí hemos obtenido información acerca del que fuera su único libro.
Está incluido también en el Diccionario de voluntarios de Argentina en la guerra civil española, valiosa fuente de datos acerca de centenares de argentinos y argentinas que estuvieron en España, a la que utilizamos para esta nota.
Fuente → tramas.ar
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