
La reducción de jornada a 37 horas y media semanales beneficiaría a 12 millones de trabajadores y trabajadoras y mejoraría el salario de muchos trabajadores a tiempo parcial
La reducción de jornada a 37 horas y media semanales beneficiaría a 12 millones de trabajadores y trabajadoras y mejoraría el salario de muchos trabajadores a tiempo parcial, nos cuenta Ricard Aje (responsable de Movimiento Obrero del PCE) en este artículo.
Desde que se invistió el gobierno progresista de coalición, uno de los puntos clave que beneficia objetivamente a la mayoría social trabajadora y puede reducir de forma muy significativa el desempleo, y que Sumar situó en el programa de gobierno (con muchas resistencias del PSOE), para aplicar en esta legislatura, fue la reducción del tiempo de trabajo de las 40 horas semanales vigentes actualmente a 37,5 horas semanales sin reducción salarial en dos años, medida que cuenta con el apoyo de la izquierda y los sindicatos, y la oposición frontal de la patronal, de la derecha y de la extrema derecha.
La reducción del tiempo de trabajo sin reducción salarial ha sido una de las principales reivindicaciones del movimiento obrero y sindical desde sus orígenes, ya que es una reivindicación que unifica al conjunto de la clase trabajadora, porque crea más empleo y reparte solidariamente el trabajo, valoriza los salarios y permite dar más tiempo al ocio, a la formación, a la conciliación y al descanso de la clase trabajadora. Además, es una reivindicación de fuerte calado anticapitalista frente a las pretensiones de la patronal de incrementar la jornada, reducir los salarios y el empleo para aumentar su margen de beneficios.
Muchas personas no saben que las jornadas de trabajo de 12, 14 ó 16 horas eran habituales en Europa hasta bien entrado el siglo XX y ven la jornada 8 horas como lo normal, como si «siempre hubiera sido así» o que “es producto de la bondad de los empresarios».
De la revolución rusa a La Canadiense
La lucha por la reducción y el reparto del tiempo de trabajo forma parte de la génesis del movimiento obrero. La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) estableció la jornada de 8 horas diarias y 48 semanales en 1866 como «reivindicación central y condición previa sin la cual fracasaría cualquier otro intento de mejora y la emancipación de la clase obrera.» 1
De hecho, la fecha del primero de mayo se reivindica como el Día del Trabajo en homenaje a «los mártires de Chicago», que salieron a las calles en 1886 a reivindicar la jornada de ocho horas y cuarenta fueron masacrados a tiros por la policía, y un tiempo después, tras un juicio amañado, otros cinco huelguistas fueron condenados a muerte y ahorcados (el «lawfare» se ha aplicado sobre el movimiento obrero desde sus orígenes).
La Rusia soviética fue, en 1917, el primer país europeo en reconocer por ley la jornada laboral de 8 horas. España fue el segundo, en 1919
Es fundamental remarcar el impulso que significó la revolución de octubre, ya que la Rusia soviética fue el primer país europeo que reconoció la jornada laboral de 8 horas al día y 48 horas por semana por ley en 1917. Todo un hito para la clase obrera mundial que desató el odio de toda la burguesía internacional. La Unión Soviética fue el primer país que constitucionalizó los derechos de la clase obrera en 1936 y consiguió avances laborales y sociales concretos que no se habían conseguido en ningún país capitalista por muy avanzado que fuera. Solo hay que leer su articulo 119 donde se establece la “jornada de siete horas para los obreros y empleados y su reducción a seis horas para las profesiones cuyas condiciones de trabajo son difíciles, y a cuatro horas en las secciones en que dichas condiciones son especialmente difíciles”. 2
Otro de los grandes hitos de la lucha del movimiento obrero internacional fue la conocida huelga de barcelonesa de La Canadiense en 1919. Huelga que se prolongó durante 44 días por toda Barcelona y que desató una terrible represión de la patronal y la policía. Gracias a la lucha del movimiento obrero España fue el segundo país europeo en establecer la jornada de las ocho horas. Hay que recordar cuál es el coste de nuestros derechos y reivindicar a uno de nuestros mayores sindicalistas de la historia, el comunista libertario Salvador Seguí, principal dirigente de la huelga, que fue asesinado a tiros por los sicarios de la patronal en 1923 en las calles de Barcelona.
¿Quién defiende políticamente los intereses de la clase trabajadora?
Una de las formas de ver a qué intereses de clase responden las distintas organizaciones políticas y gobiernos se ve claramente reflejado en las diferentes legislaciones laborales. Si bien las luchas obreras forzaron la conquista de la jornada laboral de ocho horas a principios del siglo XX y durante la 2ª República se consolidaron y ampliaron los derechos sociales y laborales, la victoria fascista significó un total retroceso en derechos y, a través del terror más brutal, la ilegalización, la persecución y la eliminación física de la militancia y de los partidos y sindicatos obreros.
La legislación laboral franquista en los primeros veinte años sólo ponía el límite de los domingos como día festivo semanal, más debido a la presión de la Iglesia para asistir a misa que por el respeto a los derechos de los trabajadores. Solo cuando se recuperó la organización desde la clandestinidad y con el ascenso de un nuevo movimiento obrero organizado a partir de los años sesenta (fundamentalmente impulsado por el PCE y Comisiones Obreras), que desbordó la legalidad y, a pesar de la brutal represión de la dictadura, se fueron logrando victorias hasta su momento culminante entre 1975-76, donde tras una oleada histórica de huelgas y movilizaciones, por ejemplo, se logró reducir de las 48 a 44 horas semanales o establecer un límite de 12 horas de descanso entre turno y turno de trabajo.
La última modificación por ley con una reducción de la jornada de trabajo en España fue en 1983, donde se mantuvo la jornada de ocho horas diarias pero se redujo la jornada semanal de 48 a 40 horas sin reducción salarial. Aunque es importante remarcar que la aplicación podía ser irregular, con lo que el descanso y la jornada se podían flexibilizar en los días, las semanas o incluso por las horas al año, lo que desvirtuó la ley y quebró la relación del gobierno del PSOE con los sindicatos (sobre todo con UGT ya que con CC.OO. eran muy malas). Hay que recordar la fortaleza del movimiento obrero en aquellos momentos y la necesidad del PSOE de tener una cierta legitimidad, con medidas mediáticas de cara a su electorado pero con un contenido conciliador con la patronal.
Por la semana de 37’5 horas: Trabajar menos para trabajar todos y todas
Los argumentos de la patronal sobre que una generalización de la reducción de jornada sin reducción salarial significaría la ruina de la economía, son una falacia. Es el mismo argumento que han utilizado siempre. De hecho, la productividad no ha dejado incrementarse a lo largo de los años —aún teniendo en cuenta que en muchos sectores se ha reducido la jornada por medio de la negociación colectiva— debido a la mayor formación de la clase obrera y a la introducción de nuevas tecnologías y métodos de trabajo en la producción. Y esos aumentos en la productividad han repercutido fundamentalmente en el incremento de los beneficios empresariales mientras los salarios se han ido devaluando, por medio de la inflación o por los recortes en la legislación laboral de los anteriores gobiernos del bipartidismo, desde el de Felipe González hasta el de Mariano Rajoy.
La CEOE, la derecha y la extrema derecha saben que no se va a perder productividad, y más ahora con la digitalización, la industria 4.0 y la inteligencia artificial
La CEOE, la derecha y la extrema derecha saben que no se va a perder productividad, y más ahora con la digitalización, la industria 4.0 y la inteligencia artificial, que ya está significando un importante aumento de la plusvalía, lo que está repercutiendo en el crecimiento de los beneficios empresariales a costa de las espaldas de la clase trabajadora. Realmente se oponen a la semana de 37’5 horas porque no quieren mermar en lo más mínimo lo que consideran sus beneficios.
La reducción de jornada a 37 horas y media semanales beneficiaría a 12 millones de trabajadores y trabajadoras. Una medida socialmente justa que además repercute en el conjunto de la clase trabajadora, especialmente en los sectores más precarizados. Tal y como dice un cálculo del Ministerio de Trabajo y de CC.OO., «la medida afecta casi al 70% del total de asalariados, y a las trabajadores a tiempo parcial les impactará en muchos casos mejorando su salario» [3]
Va a ser imprescindible una fuerte movilización social para que está medida se apruebe en el Parlamento y se implante en todos los sectores y empresas
Los sindicatos CC.OO. y UGT han hecho un llamamiento a la movilización por la reducción de la jornada laboral a 37 horas y media semanales. Frente al bloqueo de la patronal en el diálogo social, a las resistencias del PSOE en el gobierno, y a la oposición de PP y VOX, además de tener en cuenta la posible posición contraria de PNV y Junts, va a ser imprescindible una fuerte movilización social para que está medida se apruebe en el Parlamento y se implante en todos los sectores y empresas.
Notas:
(*) Responsable de Movmiento Obrero del PCE
Fuente → mundoobrero.es
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