Los olvidados del exilio de 1937: "Asturias es campeona en defensa del pacto de silencio"
Los olvidados del exilio de 1937: "Asturias es campeona en defensa del pacto de silencio" / Bernardo Álvarez
 
“Los olvidado de 1937. El exilio republicano asturiano”, coordinado por Antonio Muñoz y Ramón García Piñeiro, repasa el éxodo asturiano.

Este sábado 26 de octubre a las 18 horas se presenta en el salón de actos de la Biblioteca Jovellanos (Gijón) el libro “Los olvidado de 1937. El exilio republicano asturiano”, coordinado por Antonio Muñoz Sánchez y Ramón García Piñeiro y editado por el Instituto de la Memoria Democrática del Principado de Asturias. Para los autores, la publicación de este extenso estudio era una cuenta pendiente con un incomprensible silencio en la historiografía asturiana en torno a las decenas de miles de personas que abandonaron la región por mar en otoño de 1937, con la caída del frente republicano en Asturias.

“Hay una frase que se usa para los Balcanes, pero que a mí me gusta aplicarla al caso asturiano”, cuenta Antonio Muñoz Sánchez, “que es eso de que producen más historia de la que son capaces de digerir. Son lugares en los que el pasado aplasta al presente de tan conflictivo y difícil como es, y que contribuye a crear una permanente inestabilidad y a que se repitan los conflictos”. Para Muñoz, “la pequeña comunidad que es Asturias, y su democracia, no ha sido capaz de digerir una historia tan bestial como la de su primera mitad del siglo XX, con todo el dolor, la muerte y la represión que provocó”.

Ese silencio traumático fue agrietándose tímidamente tras la transición, pero no en Asturias. “Está siendo una de las regiones que menos iniciativas toma para potenciar el conocimiento histórico. Es una especie de aldea de Astérix de la desmemoria, y se debe a una voluntad política: decidió durante décadas que la memoria no formaba parte de sus prioridades”, opina el coordinador del volumen. “Asturias”, prosigue Muñoz, “es campeona en defensa del pacto de silencio de la transición. Por ejemplo, no tenemos un censo de víctimas de la guerra civil, o al menos no es público, y no hay un censo de exiliados, como el que sí tiene Galicia, ni voluntad de hacerlo”.

Las cifras sobre el exilio republicano asturiano son en consecuencia aproximadas e inciertas. “Rondan las 50 o 60.000 personas que habrían salido de Asturias en el verano y comienzos del otoño de 1937”, explica el autor, “eso, sobre una población de unas 800.000 personas, supone en torno al 7 u 8% de la población. De esos, en torno a 3000 acabaron en Francia en el año 39”. Muchos de esos exiliados salieron de Asturias-principalmente de los puertos de Gijón, Avilés y Ribadesella-hacia puertos en la Bretaña francesa o en el País Vasco francés, para de ahí llegar a Cataluña y, llegado el caso, cruzar los Pirineos para exiliarse en Francia. Otros partieron desde la costa alicantina con rumbo al norte de África para establecerse en la Argelia francesa.

“Sabemos que se dieron evacuaciones de familias enteras, y algunas de ellas no volvieron nunca. Salieron desde la clase política local, alcaldes, funcionarios, policías…una parte del aparato de administración de lo que era la legalidad vigente. También muchos maestros, que eran objetivo prioritario de la represión; periodistas…Se marchó al exilio esa Asturias plural, muchos leales a la República, y otros simplemente queriendo huir de la ratonera en la que se había convertido Asturias. No todos estaban especialmente politizados”.

“No existe en la milenaria historia de Asturias un éxodo similar al de 1937. El exilio provocado por la Guerra Civil tuvo un enorme impacto económico, demográfico y cultural para la región”, se lee en las páginas del libro. Pero las consecuencias a largo plazo de ese impacto, lamenta Muñoz Sanchez, “está por estudiar. De no haber sucedido ese exilio, tendríamos una Asturias muy diferente a la actual. Lo que consiguieron los que ganaron fue laminar la identidad combativa de Asturias, y todavía estamos sufriendo eso. Asturias no sabe de dónde viene y no está en paz con su complejísima historia”.


Fuente → nortes.me

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