
La “noche triste” de Felipe VI
Carlos de Urabá
Se vuelve a reeditar la "noche triste" y ahora no es Hernán Cortés sino Felipe VI el que llora humillado.
Los pueblos libres de América Latina y sus comunidades indígenas y
negras estamos de plácemes porque el rey de España Felipe VI, de la zaga
mafiosa y corrupta borbónica, ha sido excluido de la toma de posesión o
de protesta de la nueva presidenta izquierdista Claudia Sheinbaum. Los
heraldos negros comunicaron la aciaga noticia al mismísimo palacio de la
Zarzuela.
¡Qué se habrán creído estos arrastrados negrolegendarios! ¡Esta afrenta contra el pueblo español es algo intolerable!
El soberano arrogante y pretencioso no quiso en su momento contestar una
carta que amablemente le había remitido el presidente de México López
Obrador, coincidiendo con los 500 años de la caída de Tenochtitlán en
garras de los sanguinarios conquistadores españoles encabezados por el
sicario Hernán Cortés.
AMLO conminó al monarca a reconocer el genocidio cometido por el
imperialismo español contra los pueblos indígenas mexicanos y también
americanos. Es decir, que pidiera perdón como Jefe de Estado por los
“excesos de la conquista”, en términos muy suaves. ¿Pero es que acaso
tiene perdón (terrenal) este tremendo holocausto en el que se
sacrificaron millones de aborígenes, aparte de la total destrucción de
sus civilizaciones y culturas? No existe perdón ante tremenda masacre y
solo nos queda mantenernos dignamente firmes para enfrentar al
neoimperialismo que amenaza con volver a someternos.
No le dio la gana al soberano responder diplomáticamente a la misiva
enviada por el presidente AMLO y ahora el muy altanero quiere colarse en
la fiesta republicana que se va a celebrar este 1 de octubre en la
ciudad de México. ¿Qué se le ha perdido por allí al descendiente de esa
decadente dinastía borbónica culpable del saqueo, la explotación y la
esclavitud de los pueblos indígenas?
Pero Felipe VI se sintió intimidado: vaya mala educación de ese
presidentico de una república bananera que no respeta su alta dignidad y
lo trata de tú a tú. Entonces, lo despreció y lo ninguneo: ¡cómo es
posible que este lacayo novohispano se atreva a exigirle a ÉL (en
mayúsculas) tamaño despropósito! España es un sacro imperio y en su
infinita generosidad les entregó amorosamente su sangre, la lengua, la
cultura, la religión cristiana, o sea, los civilizó, los sacó de las
tinieblas cavernarias extirpando las herejías para que gracias a las
aguas del bautismo recuperarán el alma. “Esos indios no eran más que
caníbales que realizaban sacrificios humanos en las pirámides. España
como madre patria los acoge amorosamente en su seno como hijos pródigos”
-discurso de la Iberosfera directa heredera de la ideología franquista,
por supuesto, encarnada en la monarquía borbónica.
Pobre reyecito Felipe VI no podrá ir a México a disfrutar del fiestón
amenizado por mariachis y darse un atracón de enchiladas y burritos para
rematar borracho con varias botellas de tequila José Cuervo, pobre
reinecita Leticia VI se quedará sin lucir sus últimos modelitos en la
pasarela del Palacio Nacional donde la muy narcisista iba a exhibir su
hermoso cuerpo tallado por los mejores cirujanos plásticos. Pobrecitas
las revista del corazón, los libros de texto más leídos en España y en
el mundo entero, no verán en sus portadas al mayestático soberano de
1.97 metros de estatura y su consorte adultera que parece más una
adolescente de 15 años.
Se vuelve a reeditar la "noche triste" y ahora no es Hernán Cortés sino
Felipe VI el que llora humillado. Al tiempo que su gran chambelán Pedro
Sánchez se solidariza con su majestad y le da el pésame.
Porque México es un país independiente y soberano, se acabó la época del
virreinato y ahora somos nosotros los que imponemos nuestras leyes.
Fuente → barcelona.indymedia.org
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