80 años de la invasión del Valle de Arán: Un homenaje a Almudena Grandes, y a la novela «Inés y la Alegría»
80 años de la invasión del Valle de Arán: Un homenaje a Almudena Grandes, y a la novela «Inés y la Alegría» / Yolanda Rodríguez González 
 
El 18 de octubre se rendirá tributo a la guerrilla antifranquista
Dar el protagonismo de una novela a la guerrilla antifranquista, como hizo Almudena, se convierte en una forma de luchar contra el olvido

A partir del XIV Cuerpo Guerrillero que quedó al mando de Jesús Ríos García, antiguo oficial del Ejercito Popular, en mayo de 1944 se conformó una fuerza guerrillera que se denominó Agrupación de Guerrilleros Españoles (AGE), compuesta en su mayoría por comunistas, constituyéndose como ejercito de reserva para cualquier eventualidad política o militar.
 

Con el objetivo de desalojar a Franco del poder y restaurar la República, se promueve la Unión Nacional Española (UNE) con el propósito de que una vez liberada Francia del nazismo, la acción militar se prolongaría a España y se crearía un gobierno de Unidad Nacional, con fuerzas de la izquierda y la derecha, que restableciera la democracia convocando elecciones.

La operación recibió el nombre de “Reconquista de España” y fue diseñada para ser ejecutada por la AGE. El ataque consistió en llevar a cabo diversas escaramuzas por toda la frontera pirenaica, con el objeto de distraer a las fuerzas franquistas, mientras que la invasión principal se dirigiría contra Viella, la capital del Valle de Arán.

Viella quedaba aislada durante el invierno del resto de España y eso permitiría consolidar un territorio español donde existiese la legalidad republicana.

La acción principal comenzó el 19 de octubre con la invasión del Valle de Arán. Fue la 204 división de guerrilleros, dirigida por el coronel Vicente López Tovar, la que entró en el Valle de Arán ocupando caseríos y la localidad de Bosot, pero se frenó el asalto a Viella, la capital del valle, al advertir la existencia de una fuerte concentración de tropas franquistas dirigidas por el general Moscardó, capitán general de Cataluña en ese momento.

El 18 de octubre de 2024 se conmemora el 80 aniversario de la invasión del Valle de Arán y durante ese fin de semana se celebrarán unas jornadas de homenaje a la guerrilla con diversas conferencias sobre la oposición armada al franquismo capitaneada por militantes del Partido Comunista de España, la represión y el control social de la población del valle.

La mayoría de este país desconocería la “Operación Reconquista” y la historia de 4.000 guerrilleros que pasaron la frontera desde Francia si no fuese por Almudena Grandes y su novela Inés y la Alegría.

La literatura ha sido capaz de dar voz a aquellos y aquellos que durante décadas se pretendió callar; así dar el protagonismo de una novela a la guerrilla antifranquista se convierte en una forma de luchar contra  el olvido y la deformación histórica a la que sus representantes fueron condenados durante el régimen franquista. Según definió Juan Gelman: El antónimo de olvido, no es sólo la memoria sino también la verdad.

Hasta cerca de los años 60 la posición del franquismo hacia la guerrilla española fue declararla inexistente (aunque su actividad fuese notable en parte del país), dejarla en el olvido, no nombrarla para no reconocer las debilidades del régimen franquista. Cuando la resistencia armada contra el franquismo desaparece, el régimen potencia un relato: por un lado, la exaltación de la valentía de las fuerzas represivas, y enfrente la guerrilla escenificada como simples criminales o bandoleros y no como lo que realmente fueron, víctimas de la violencia franquista y luchadores por la libertad.

Guerrilleras, en el monte y en la retaguardia

Almudena Grandes, a través de una obra de ficción inserta la crónica de un acontecimiento histórico real: la invasión del valle de Arán relatada a través de la vida de Inés Ruiz Maldonado y los guerrilleros que la acompañaron en su odisea a través del valle y posteriormente en el exilio francés. Almudena Grandes escogió esa perspectiva en su novela, la de la vida de Inés y los guerrilleros. Le pareció la mas justa y emocionante; y por ello, lo más justo y emocionante de este articulo es rendir homenaje a las miles de mujeres que en nuestro país se incorporaron a la lucha contra el franquismo. Rescatamos algunos nombres de guerrilleras que participaron en la invasión pirenaica: Carmen Casas Godesart, Dolores Sierra Escudero, Esperanza Gutiérrez López, María Camarasa y Roser Gímenez, Consuelo Carriedo, Pilar Vázquez, Sonia Niel, Natalia Querol, Concepción Tarantiel, Teresa Manelich, Ivette Valls, Josefa Ramos, Francisca García Brun, Tomasa Cebrián Ortega, María Falseto Garcés, Celestina Fernández Andrés, Vitorina Castán del Vall.

Miles de mujeres salieron de España para huir del terror del golpe franquista. Las que se quedaron sufrieron torturas, destierro, cárcel, violaciones y muchas fueron asesinadas.

En España, las mujeres durante la dictadura perdieron los derechos y avances ganados durante la Segunda República, quedando encuadradas en la Sección Femenina o la Iglesia católica que se encargaba de redefinir el “nuevo papel de la mujer” bajo los cánones y dogmas de la tradición más reaccionaria.

Muchas mujeres se incorporan a la guerrilla española desde la retaguardia, ejerciendo de enlaces entre el llano y el monte. Eran los correos y las proveedoras de víveres. Su participación activa en la lucha armada fue menor y las razones, cómo no, fueron de origen sexista y patriarcal, marcados por los roles de género.

Desde 1936 hasta 1943 las mujeres que realizaban una resistencia activa en el monte no fueron muchas, donde más mujeres se incorporaron fue en los montes de Andalucía y Extremadura, siendo Extremadura la región donde se produce una represión de género brutal.

En el periodo más activo de la guerrilla, entre 1943 y 1952,  aumentó la participación de mujeres en la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA). Eran “enlaces quemados” y su vida corría peligro en el llano

En el periodo más activo de la guerrilla entre 1943 y 1952  aumenta la presencia de mujeres en la misma y la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA) fue donde más mujeres se unieron, mujeres como “Sole, Blanca, Rosita, Celia”, sus nombres de guerra. Se echaron al monte en 1950, todas ellas estaban muy perseguidas en el llano, llegando su vida a correr peligro ya que habían sido identificadas como enlaces con el monte, “enlaces quemados” era el nombre que recibían.

Una de las guerrilleras mas conocidas fue Teresa Pla Meseguer, llamada “la Pastora” por su ocupación anterior en Castellón. Sobrevivió en el monte hasta 1960, siendo apresada el 5 de marzo en Seo de Urgel. Teresa Pla Meseguer no cumplía con ninguno de los cánones marcados por la dictadura y el régimen la bautizó con el nombre de “Teresona” por su apariencia física. Ella se autodenominó “Durruti”. Conmutada su pena de muerte, Teresa adoptó una identidad masculina con el nombre de Florencio.

Otra de las luchadoras activas contra el franquismo fue Enriqueta Otero Blanco,  “Maria Dolores”. Maestra nacional y dirigente del PCE de Lugo, realizó una importante tarea de alfabetización de los guerrilleros en el monte creando las llamadas “escuelas de campaña”. Enriqueta, durante la guerra, se alistó en la división de El Campesino, donde consiguió el grado de comandante. Fue coordinadora en el hospital de Carabanchel y secretaria de Pasionaria. Detenida y encarcelada tras el golpe de Casado, consigue fugarse en un motín, regresa a Galicia y se integra en la guerrilla que durante diez años mantuvo en jaque a las fuerzas represivas. Fue herida de gravedad, detenida, torturada y condenada a pena de muerte. La presión internacional consiguió la conmutación de la misma por 30 de años de prisión de los que cumplió 19.

La historiadora Mercedes Yusta señala cómo las mujeres son siempre vistas desde una perspectiva sexual. El franquismo presentó a las mujeres que participan en la guerrilla como concubinas o las queridas de los guerrilleros. Y dentro de la guerrilla se producían visiones muy heterogéneas, desde la incomprensión de algunos ante la participación de las mujeres en la guerrilla al del mito de la dependencia sexual, para explicar el apoyo de las mujeres a los hombres del monte. Significativo y a la vez triste fue el análisis de algún dirigente al considerar como parte del fracaso de la guerrilla en 1952 elementos de corrupción, mujeres, bebida, derroche de dinero…

Si este artículo pretende ser un homenaje a Almudena Grandes y su novela Inés y la Alegría, no puede finalizar sin un reconocimiento a la alegría revolucionaria de las que nunca se rindieron, nunca se rinden y nunca se rendirán.

(*) Secretaría de Memoria Democrática del PCE


Fuente → mundoobrero.es

banner distribuidora