
Celebramos la lucha de los pueblos por su soberanía e igualdad
El próximo 12 de Octubre el Estado español volverá a conmemorar acontecimientos de hace más de 500 años. Fiesta Nacional en España, con acontecimientos que también se celebran en formas diversas en países de América Latina. No fue hasta 1892 que el Estado español, en la regencia de María Cristina de Hamburgo, vino a declarar como fiesta nacional el día de la llegada de la expedición de Colón a Guanahaní: “Se autoriza al gobierno para presentar a las Cortes en su reunión próxima un proyecto de ley para declarar perpetuamente fiesta nacional el día 12 de octubre en conmemoración del descubrimiento de América”.
La dominación española sobre América del Sur, conocida como el poder colonial “de la cruz y la espada” supuso un importante avance en el comercio mundial, a costa del saqueo y del tráfico internacional de esclavos; lo que facilitó el papel centralizador de la monarquía española en torno a los capitales comerciales acumulados. Las Capitulaciones de Santa Fe dan a Colón el título de Almirante de Castilla y gobernador con el cargo de Virrey de las tierras por conquistar, y la décima parte de los beneficios que se pudieran obtener con la operación.
El imperio español se extendía también en una parte de Europa. Desde el primer momento la iglesia católica juega un papel fundamental en la colonización, forjando un proyecto de “imperio cristiano”, que tuvo como punto de partida el Pacto por el que se establece el reparto singular del “Nuevo Mundo”. En 1.494 los representantes de los Reyes Católicos firmaban con Juan II de Portugal el Tratado de Tordesillas (Valladolid), para repartirse los derechos sobre ese Nuevo Mundo. Con anterioridad, el Papa Alejandro VI emitió las llamadas bulas Alejandrinas, en las que se establece que pertenecen a la Corona de Castilla las tierras y mares del oeste del meridiano situado a 100 leguas de las Azores y Cabo Verde, decretando la excomunión para todos aquellos que cruzasen dicho meridiano sin autorización de los reyes de Castilla. El catolicismo y la corona española establecen una larga alianza que se prolonga hasta nuestros días, que constituye la religión de Estado, relación conocida como el poder histórico español de la unión “del trono y el altar”.
La colonización española de América comienza el 12 de octubre de 1492, con la llegada de las naves de Colón, y acaba en 1898 con la venta por la Monarquía de Puerto Rico y otras colonias a los EEUU, por el Protocolo de Paz de Washington, que puso fin a la guerra hispano-estadounidense.
La paradoja española es el hecho de que la colonización americana, que vino a enriquecer tanto a la Corte como a la Iglesia durante siglos, constituyó así mismo la base del retraso y la decadencia de la sociedad española. La resistencia al expolio y la ocupación fue bastante general en la mayoría de los territorios, lo que llevó a guerras continuadas y al enfrentamiento con otras potencias en disputa por el territorio americano, en particular con Gran Bretaña, Francia y Portugal.
El mestizaje de indígenas, europeos y africanos fue muy amplio en los territorios ocupados por el Imperio español. La Corona española estableció, después de la esclavitud de los nativos, un régimen de servidumbre denominado “encomienda”, mediante el cual eran entregados a “encomenderos” españoles para su explotación. En cualquier tiempo hubo formas de esclavitud en el territorio americano, como la expedición armada llamada “Maloca”, destinada a la captura de indígenas para someterlos a la esclavitud. Las duras condiciones de trabajo esclavo y de la encomienda, unido a las enfermedades infecciosas traídas de Europa provocaron un importante descenso de los nativos americanos (afectando a un 80% de la población), lo que llevó a la Corona española a la financiación y organización del gran tráfico negrero de África a Europa y América. Población a la que se le obligó a abrazar el cristianismo, responsabilidad establecida por el Papa Alejandro VI sobre la Corona de Castilla, de forma que aún hoy en día la mitad de los católicos del mundo son de Iberoamérica.
La colonización española de América supuso la primera globalización de la economía mundial, en la medida en que la acumulación de capital resultante del comercio internacional fue quien sentó las bases del capitalismo, tal y como estableció Marx en El Capital: “La biografía moderna del capital comienza en el siglo XVI, con el comercio y el mercado mundial”.
La derrota francesa en España reconoció a Fernando VII como rey de España, y este rechazó la constitución de 1812 por considerarla una constitución republicana, donde al rey se negaban supuestos derechos regios establecidos “por la gracia de Dios”. En las colonias americanas, la resistencia armada de las Juntas constituidas permitió definitivas proclamaciones de independencia nacional a través de Congresos constituyentes y la creación de nuevos estados republicanos, en ruptura con el Imperio español, que rápidamente cayeron bajo control de otras grandes potencias.
La revolución francesa y norteamericana marcan un antes y después en la legitimación y representación del poder político, y señala un amplio periodo de transiciones políticas que revolucionan las antiguas colonias del imperio español. Excepto Cuba y Puerto Rico, las demás colonias ganaron su independencia mediante guerras revolucionarias. Y aún así, hubo territorios que nunca fueron controlados por España, que permanecieron bajo control de pueblos originarios.
El origen de la crisis que da lugar a procesos de independencia tiene que ver con la invasión de las tropas de Napoleón en colaboración con la monarquía de Carlos IV, lo que viene a remover todas las relaciones entre las clases y provoca un cambio profundo en las dependencias coloniales del imperio español en América del Sur. A partir de 1808 la guerra y revolución conducen en España a las Cortes y Constitución de Cádiz, que privan al rey del derecho a convocar, disolver o prorrogar las Cortes. La burguesía española de la época y el poder real compartían, en medio de sus diferencias, uno de los principales objetivos declarados: conservar el dominio sobre las colonias americanas. Las Cortes de Cádiz estaban divididas por tres grandes facciones políticas: los serviles mayoritariamente eclesiásticos, los liberales y los americanos (representantes elegidos en las colonias americanas). Tanto las revoluciones liberales en España como las revoluciones americanas forman parte de un mismo proceso revolucionario, desencadenado por las consecuencias de la crisis y la guerra de 1808.
La decadencia imperialista española, provocada por las revoluciones independentistas latinoamericanas y rematada por la derrota militar ante los EEUU, permitió a éstos su dominio sobre el conjunto de América, punto de partida de su dominio mundial. La recolonización de territorios y países, formalmente independientes, son un nuevo fenómeno del saqueo imperialista de nuestros días, lo que vuelve a plantear en forma actualizada la libertad y soberanía de pueblos.
La lucha de los trabajadores y pueblos del mundo contra la explotación y la opresión de las grandes potencias imperialistas sigue su rumbo bajo múltiples formas de resistencia a los planes de destrucción y guerra. Lo que se traduce en un amplio elenco de guerras imperialistas contra la resistencia popular contra el saqueo de bienes y recursos. La resistencia del pueblo palestino en nuestros días, tras 75 años de colonización y destrucción, es ejemplo y bandera de la lucha internacional: ¡Por la paz y la soberanía nacional y popular!
Fuente → elespacioindependiente.wordpress.com
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