Rescatamos algunas manifestaciones creativas que durante la guerra fueron realizadas por voluntarios de las Brigadas Internacionales, pero también por soldados españoles que formaron parte de las mismas
Más allá de su contribución puramente militar, los voluntarios internacionales trajeron a España sus culturas y forjaron lazos de fraternidad con milicianos españoles y con otros brigadistas. Muchos de ellos dedicaron su tiempo libre a enseñar a leer y a escribir a los jóvenes republicanos de los pueblos y ciudades que los acogían. Otros se dedicaron a publicar periódicos, boletines y libros durante y después de la guerra, narrando los episodios más duros pero también los más felices. Otros aún, con gran creatividad, retrataron o pintaron la guerra desde las propias trincheras y caricaturizaron al fascismo que amenazaba con destruir la libertad y la democracia del pueblo español.
Algunos, como George Orwell, alcanzaron fama internacional tras plasmar en novelas y biografías los horrores de la guerra y las particularidades de su experiencia como voluntarios internacionales. Unos pocos, menos conocidos, lograron también publicar sus autobiografías, como es el caso de James Yates, voluntario afroamericano de la XV Brigada. Pero muchos cuentos, poemas y dibujos, entre otras creaciones artísticas y manifestaciones culturales, se quedaron olvidados en archivos y colecciones dispersas por el mundo.
En estas líneas se pretende rescatar algunas de estas manifestaciones creativas que durante la guerra fueron realizadas por voluntarios de las Brigadas Internacionales, pero también por soldados españoles que formaron parte de las mismas y que se empaparon de la cultura y del sentimiento de solidaridad antifascista. Un ejemplo fue “Pasaremos”, el periódico de la XI Brigada, que durante gran parte de la guerra supuso la manifestación impresa de las distintas culturas que compartían campo de batalla. Aunque tenía un equipo editorial, la publicación se nutría en gran medida de los artículos que los propios voluntarios de cada batallón enviaban desde los campamentos o incluso desde el frente. La multiculturalidad de las brigadas quedaba de manifiesto en los números donde se alternaban poemas en español, artículos en alemán y tiras cómicas en francés.
En otro número del periódico, Julio Casañe, secretario de la Colectividad Española de Trabajadores Ciegos, publicaba la letra para un himno dedicado a la columna internacional, que decía:
Nosotros ansiamos
crear una aurora
que ninguna hora
tenga de dolor;
y para el alcance
de tal beneficio,
se hará el sacrificio
que exista mayor.
(“Pasaremos” nº 12, 1 mayo 1937)
Y apenas unas páginas más adelante, entre artículos de celebración por la fiesta del primero de mayo, una viñeta cómica en alemán y español se burlaba de los fallidos intentos de Franco por entrar en Madrid.
Aunque “Pasaremos” fue el principal medio de prensa de la XI Brigada, las diversas casuísticas de la guerra forzaban a veces a batallones o compañías a crear sus propios boletines de información. Y aunque estas publicaciones se centraban en lo que ocurría en el frente, contenían también indispensables dosis de cultura y humor en varias lenguas. Precisamente sobre el espíritu políglota de las Brigadas Internacionales reflexionaba, en un breve artículo publicado en el boletín “Todos Unidos”, un voluntario del Batallón Ernst Thaelmann, que firma con el nombre de Maqueda:
(…) En España se está construyendo una nueva Torre de Babel, tan
grande, tan hermosa y bella, que será la admiración del mundo entero.
Los que la construyen son hombres de varias latitudes, de idiomas
diversos y distintos pensares; sus padres, compañeros, hijos y
familiares quizás padeciendo miserias y persecuciones. A pesar de todo
se trabaja en esta gloriosa obra con tanto entusiasmo, con tanto amor y
ardor, que no te extrañe curioso lector, si te das un paseo por donde
todos cooperamos en esta gran obra, que hieran tus oídos, entre el
chocar de las piedras, picos y palas, el canto, la risa y el juego de
estos hombres, que todo lo sobreponen a tan grandiosa obra. (…)
(Todos Unidos nº 5, 1 mayo de 1937)
En julio de 1938, los voluntarios de la XI Brigada mermada ya de internacionales, se reorganizaban en la retaguardia con miles de nuevos reclutas españoles y se recuperaban tras la derrota en Teruel, con los ojos puestos sobre el avance fascista en el frente de Aragón. El “Stalingrado” español provocó en torno a 20.000 muertes además de una considerable reducción de la aviación y artillería pesada en el bando republicano. Mientras ambos ejércitos se preparaban para el escenario final de la Guerra Civil, la inactividad de los meses de espera entre campañas se extendía en los campamentos de las Brigadas Internacionales. Algunos voluntarios aprovechaban los ratos libres para dibujar a sus compañeros llevando a cabo ejercicios militares.
Motivada por los comisarios políticos de los batallones, una consigna empezó a escucharse entre los voluntarios: “El aburrimiento es la muerte del soldado”. A Francisco Vidal Alandi, joven recluta español del 43 batallón de la XI Brigada Internacional, este lema le llevó a escribir:
¿Cómo alzar el ánimo entre los camaradas que por cualquier causa lo tienen decaído? Muy fácil, todos y especialmente nosotros los reclutas del 1940, que por nuestra edad hace muy poco tiempo todavía estábamos jugando por las calles de nuestra ciudad o pueblo, tenemos más para hacer, sabemos canciones, somos deportistas, algunos podemos hacer cualquier comedia o escena. ¿Porqué después de la comida o de la cena no organizamos unos minutos para gozar nosotros y en general todos los camaradas de un momento de buen humor?
Por desgracia, y como ocurre con la mayoría de los voluntarios de las Brigadas Internacionales, poco sabemos de este soldado. En algún momento durante la batalla del Ebro, Vidal Alandi fue herido y enviado al hospital de Farners de la Selva en Girona, donde se pierde su pista.
Pero no todo en la guerra iban a ser palabras e imágenes en blanco y negro. Las plumas y pinceles de los voluntarios internacionales también trabajaron durante la guerra para traer color a un frente de batalla que muchas veces era aburrido y solitario. En respuesta al mencionado lema se publicaron multitud de textos, dibujos y otras creaciones, hoy ocultos en el archivo soviético RGASPI, de los que son ejemplo estas viñetas realizadas por voluntarios polacos de la XIII Brigada. Viñetas que, si no iban a provocar que el enemigo se rindiese, animaban a una muy necesaria risa y despertaban el espíritu revolucionario de quien las observaba.
Rescatar, no solo estos retazos de cultura, diseminados hoy en cientos de publicaciones y carpetas de archivo, sino también los nombres y pinceladas de vida de sus autores, es una labor de memoria histórica necesaria y que, aún siendo accesible, no recibe mucha atención. Ante el resurgir del fascismo y el racismo, estas lecciones de solidaridad antifascista y de integración cultural son hoy tan válidas e imprescindibles como lo eran en los años 30 para las Brigadas Internacionales.
Nota: Todos los textos e imágenes reproducidos en este artículo proceden del Archivo Estatal Ruso de Historia Sociopolítica (RGASPI)
Fuente → diario.red
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