Francisco Delgado Cano, “el Bala”, nació en Navas de la Concepción (Sevilla) en 1918, hijo de José y Trinidad. Era jornalero afiliado a las Juventudes Libertarias. Cuando los rebeldes franquistas entraron en su pueblo, se trasladó con su familia San Calixto (Córdoba), volviendo al acabar la guerra. En 1946 participó en la reorganización del Comité Local de la CNT de Navas, y poco después entró a formar parte de la red de enlaces de la guerrilla de Palanco (Juan Aranda Nogales). En 1947 se «echó al monte» junto a sus paisanos Antonio Vázquez Sabido, Tobalillo, y Juan Muñoz Fernández, Juan y Medio, formando parte como práctico del terreno de la guerrilla de Palanco, hasta que éste fue abatido por la guardia civil, en Marzo de 1948.
Fue destinado a la columna que mandaba Eugenio del Real (Dionisio Habas Rodríguez), actuando durante 18 meses con éxito en un buen número de acciones de las que siempre salió bien librado. Formó grupo independiente junto a su paisano Victorín (José Fernández Invernón) y los guerrilleros Rafaelito (Cándido Martín Benítez) y Ramillos (José Ramos García) entre Diciembre de 1949 y Agosto de 1950, tratando de enlazar con las últimas guerrillas operativas de Jaén y Ciudad Real. En verano regresaron de nuevo a la parte de Sevilla, pegándose otra vez a la sierra del Alta, buscando el apoyo de algunos familiares y amigos de Navas.
En Agosto de 1950, sus compañeros Victorín y Rafaelito cayeron muertos en una emboscada de la guardia civil en el arroyo de los Parrones del término de Navas de la Concepción. En los meses siguientes, Ramillos y el Bala deambulaeron por la provincia de Córdoba, primero por Villaviciosa y, posteriormente, desde primeros de 1951 por Almodóvar del Río donde, a primeros de febrero cayó Ramillos. El Bala, solo y sin enlaces que lo ampararan, trató de contactar de nuevo con alguno de los grupos guerrilleros que él pensaba que quedaban aún operativos en las serranías de Jaén y Ciudad Real.
Pero la guardia civil le seguía de cerca. Apenas puso pie en la provincia de Jaén, los franquistas establecieron permanentemente de varios apostaderos para dar cuenta del posible paso por la zona del guerrillero. Fue localizado por guardia civil del Puesto de Marmolejo. El último día que vio amanecer con vida el guerrillero Francisco Delgado Cano fue el 20 de marzo de 1951. Hacia las 8’30 de la mañana, cayó abatido en el Peñón de Ambró, junto al curso del río Jándula (Andújar). En el informe de los fascistas se detalla que sacó una pistola cuando se le dio el alto.
En el informe que los forenses de Andújar Pedro Sánchez García y Lamberto García Vicente consignaron tras practicar la autopsia consta que “el cadáver presentaba 30 heridas de bala por subfusil automático, estando todos los orificios de entrada en la espalda o región posterior, y los de salida en región anterior, estando también pasados por las balas los dos brazos, el izquierdo fracturado por el húmero; la mayor cantidad de heridas lo están en el tronco, algunas en extremidades toráxicos, muy pocas en extremidades abdominales y una sola en el cráneo. Las direcciones de los proyectiles lo ha sido en todos los sentidos pero siempre ha estado el agredido de espaldas a la Guardia Civil y unas veces ha recibido los disparos por el lado derecho y otras por la izquierda”.
El cadáver de Francisco Delgado Cano, el Bala, fue enterrado en la fosa común del Cementerio Municipal de Andújar.
La anterior redacción es un resumen del artículo original del historiador José Antonio Jiménez Cubero, publicado en Todos los Nombres. Este original forma parte del libro ¡A vida o muerte! Guerrillas antifranquistas en las sierras del norte de Sevilla, del mismo autor
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