El franquismo que salió de San Simón y dejó huella en Redondela
El franquismo que salió de San Simón y dejó huella en Redondela
 
El municipio cuenta con un total ocho lugares marcados por la represión de la dictadura, en los que también se asesinaron vecinos del concello

 

La vinculación de Redondela con la represión franquista en innegable. La isla de San Simón es el ejemplo predilecto y, por ese motivo, acogerá el próximo 4 de octubre una jornada de debate en torno a la gestión de los lugares de memoria de la represión del régimen franquista. 

Sin embargo, este no es el único lugar del municipio marcado por el terror del régimen. De hecho, contando San Simón, Redondela cuenta con ocho lugares donde se encontraron los cuerpos de esos represaliados.

El Alto da Concheira, en Chapela, tal vez sea el lugar más conocido por la vecindad gracias a su monumento, inaugurado en 2021. En ese lugar, ubicado al lado de la N-552, aparecieron los cuerpos de 21 personas que fueron fusiladas entre 1936 y 1937. Entre ellas estaba la única mujer ejecutada en Redondela, Emilia Cabaleiro, natural de Cabeiro. Emilia fue ejecutada junto a su hijo, Antonio, por dar refugio en una cueva a cuatro hombres de Vigo y Lavadores. Según testimonios orales recogidos por el Colectivo Republicano de Redondela, Emilia apareció en el Alto da Concheira con los pechos seccionados y los genitales de su hijo en la boca, “una práctica muy común entre los africanistas”, relatan desde el colectivo.

Subiendo a Reboreda se encuentra “O atallo”, un punto donde había una antigua cantera. “Tenemos constancia de que ahí aparecieron los cuerpos de 4 personas”, comentan desde el colectivo republicano.

Otros lugares de Redondela, un poco más alejados del centro, que registran varias muertes es la carretera que une el municipio con el de Fornelos. En el kilómetro tres, aproximadamente, mataron en torno a unas 5 o 6 personas. Otro punto es la zona del cementerio de Trasmañó, donde el colectivo tiene constancia de otras tres ejecuciones. Vilar de Infesta también “está manchado” por el régimen, ya que “en la parroquia se ejecutó a Rogelio García Molares, conocido como ‘Maletas’, un guerrillero maqui y vecino de Cabral. Su cadáver apareció en la zona de Millarada”.

En la N-550, a la altura de la curva del cambio de sentido de Soutoxuste, se encuentra una “zona de aviso”. “Ahí aparecieron unas 8 personas en la cuneta de la carretera”, comentan desde el colectivo. “Como era la vía de paso obligatorio entre Pontevedra y Vigo, los falangistas dejaban ahí los cuerpos sin vida de los represaliados para ‘avisar’ a los que pasaban por ahí”, añaden.

Finalmente, está en cementerio de Os Eidos.  El camposanto de la villa cuenta con un monumento en recuerdo a los hombres y mujeres desaparecidos durante “los paseos” de la Guerra Civil. En ese punto se encuentran enterrados en una fosa común los 42 represaliados asesinados en todos estos puntos de Redondela.

Las islas que albergaron casi 500 muertes a lo largo de 7 años

Si el franquismo dejó huella en un lugar de Redondela fue en las islas de San Simón y San Antón.  El régimen fascista convirtió el archipiélago en un campo de concentración el 1 de agosto del año 1936 y recibiría a miles de presos a lo largo de 7 años. En ese período de tiempo, según el registro del Colectivo Republicano de Redondela, murieron, aproximadamente, de 500 personas en sus instalaciones.

Las autoridades franquistas se decantaron por las islas redondelanas por su proximidad a los dos núcleos principales de Pontevedra, su singularidad y, también, por proporcionar un centro de aislamiento pero sin desligarse en exceso de los núcleos de población. Además, también permitía destinar una zona para los prisioneros (San Simón) y otra para los vigilantes que los custodiaban (San Santón). A todo esto se le sumaba que ya contaba con unas instalaciones que, con muy poco presupuesto, podían ser acondicionadas para acoger reclusos tras el cierre del de la leprosería en 1927.

Desde el colectivo explican que “en las primeras semanas de la guerra fue una especie de cárcel provisional para presos gubernativos que todavía no habían sido encausados por la jurisdicción militar, con el propósito de, en muchos casos, sacarlos bien entrada la noche para conducirlos a juicios militares o, directamente, asesinarlos. En esta época, muchos de los detenidos en San Simón fueron víctimas de estas ‘sacadas’, organizadas por miembros de la Falange y por los llamados ‘cívicos’, siendo ejecutados en las cunetas de las carreteras o delante de los muros de los cementerios. Según testigos, el director de la prisión, Fernando Lago Búa, y el médico forense Bustelo, junto con el teniente de la Guardia Civil Francisco González Rodríguez, ‘El Rabioso’, fueron responsables de muchos de estos ‘paseos’”.

La situación cambiaría para peor con la llegada del barco prisión “Upo Mendi”. En este momento el campo de concentración alcanzó su máxima masificación, llegando a albergar a más de 2.500 presos en las islas, que cuentan con una extensión aproximada de 2,7 herctáreas. “En esta época hubo muchas muertes por enfermedades, falta de higiene y hambre”, apuntan desde el colectivo.

Con el fin de la guerra en 1943, la isla se destinó a presos mayores de 60 años, traídos de todos los rincones de España.  Finalmente, el 12 de febrero, se evacua la isla, mediante un decreto de Franco, en el que se posibilitó a los reos elegir su destino penitenciario.


Fuente → atlantico.net

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