Los Hechos de Octubre de 1934 en Cataluña, origen de las violencias de 1936
Los Hechos de Octubre de 1934 en Cataluña, origen de las violencias de 1936 / Antonio Gascón Ricao


Las consecuencias de los Hechos de Octubre

Tal como afirma Manuel López Esteve en su tesis:”Els fets d’octubre de 1934 a Catalunya” 1, del que hemos tomado sus conclusiones, la derrota nacionalista y la posterior represión a dichos hechos, agudizó aún más la brecha que se produjo tras los mismos, al incrementarse exponencialmente la conflictividad social en el conjunto de la sociedad catalana.

De hecho, tras el fracaso del golpe nacionalista, la derecha consideró prioritario realizar una limpieza a fondo en la mayoría de los ayuntamientos catalanes, que en su caso habían sido escogidos de forma democratica en enero de 1934, con la intención de de recuperar de nuevo la gestión local. Recuperación que de realizarse comportaría eliminar las medidas reformadoras que hasta entonces se habían estado implementando, y por supuesto pasar cuentas a sus enemigos políticos. Para llevarlas a cabo, funcionarios del Estado deberían garantizar la gestión efectiva de las corporaciones, mientras que el ejército debería encargarse de la destitución de los cargos electos. Cargos que deberían ocupar acaudalados propietarios, conocidos miembros de la Lliga, por elementos tanto radicales como cedistas.

De aquel modo la ansiada substitución de alcaldes y concejales desafectos a la derecha fue radical, puesto que en la mayoría de los casos se procedió a su inmediata detención, elaborandose para hacer efectiva la medida unas “listas”, municipio a municipio, en las que se había relacionado los nombres de los alcaldes y concejales con su respectivas filiaciones políticas, otras con los jueces municipales, sin olvidar a los principales dirigentes rabasaires, y lo más relevante, las personas que después de aquella depuración tendrían que substituir a los destituidos. Engendro burocrátrico que conformaría el método de las famosas “listas”, que durante la guerra civil fueron utilizadas con profusión por ambos bandos, como medio más eficaz de liquidar de forma sistematica al enemigo.

En paralelo se procedió a elaborar las recomendaciones necesarias para los nuevos cargos municipales, basadas en las listas que previamente habían elaborado los principales propietarios de los pueblos, los centros radicales o algunos secretarios municipales. Nombramientos que finalmente fueron avalados los militares. De esta forma, en el Alt Penedes, tanto en grandes poblaciones como pequeñas, los ayuntamientos se constituyeron con los principales propietarios agrarios, con elementos radicales y miembros de la Lliga o con los principales comerciantes del municipio, en resumen con la derecha más rancia.

Tal como en su día denunció el periodista Sebastiá Campos, la atmosfera creada por la represión emprendida por los civiles de derechas y los militares fue propicia para que: “los delatores, los cobardes, los canallitas (sic), se encontraran en su ambiente. Venganzas personales y políticas, toda la podredumbre de la vida rural, surgió a la palestra. Bastaba con que un personaje de derechas o un orondo lerrouxista señalara con el dedo a un adversario político o a un enemigo personal suyo, para que la fuerza pública corriera a detenerlo para llevarlo a la bodega de un barco donde pasaría un par de meses2.


Miguel Badía dando instrucciones a los Escamots. Biblioteca Digital Hispánica.
 

Las depuraciones y las encarcelaciones de 1934

Por otra parte, salvo el citado historiador Manuel López Estevez, nadie hasta la fecha ha realizado un estudio ponderado sobre la represión sufrida por los funcionarios de los ayuntamientos, o sobre el número de secretarios municipales que sufrieron la misma suerte. Depuración municipal que resultó ser muy efectiva a la hora de pasar cuentas, en particular a ERC, especialmente con la misión de desmembrar la red clientelar urdida por los republicanos durante el tiempo de su mandato. De aquel torbellino de represión tampoco se salvaron los empleados más modestos como aguaciles, auxiliares de todo tipo, serenos, o guardias municipales e incluso enterradores, que también sufrieron las mismas medidas de los nuevos gestores municipales.

De hecho lo que la derecha intentó con aquella acción represiva, tanto militar como política, fue la desmontar los logros alcanzados en poco más de tres años de experiencia autonomista republicana, aplicando para ello un proyecto reaccionario contra lo que la derecha consideraba que era una “evidente amenaza democrática”, incluida en ella las reinvicaciones sociales o el pujante fenónemo del catalanismo.

Aquellas detenciones generalizadas agudizaron aún más las fracturas sociales y políticas ya existentes en el seno de la sociedad catalana. Tal como escribió el periodista antes citado, la participación activa «de los caciquillos de todos los pueblos» a la hora de elaborar «unas listas nominales, de gente enemiga suya, enemiga por cuestiones políticas o privadas» que finalmente acabaron formando parte de la larga nómina de encarcelados a causa de dichos hechos de octubre 3.

Por otra parte, es de remarcar que la decidida acción del ejército en su intento de desmantelamiento del enemigo nacionalista, se vio reforzada aún más por la actitud de apoyo de una parte muy importante de elementos civiles, que participaron de forma decidida en la delación de los revolucionarios en toda Cataluña, y consecuencia de ella fue el consiguiente encarcelamiento de los supuestos insurrectos, tanto los activos como pasivos. De esta forma, la tragedia inherente a la represión quedó en el haber no sólo de los militares mandados por el gobierno español, sino también en el del propio conjunto de la derecha social y política catalana.

En muchos de los casos, las dramáticas consecuencias de los encarcelamientos de los hombres, dio como consecuencia que fueran las mujeres, especialmente en las áreas rurales, las protagonistas activas de la resistencia ante los embargos de bienes o de los duros desahucios familiares, dando lugar a que muchas de ellas acabaran siendo, igual que sus compañeros, carne de presidio, con el correspondiente desamparo de los hijos menores 4.

Conocido lo anterior, no debe causar sorpresa que en julio de 1936 se desatara la violencia en muchos pueblos y ciudades de Cataluña, y no precisamente como consecuencia de la participación de la CNT en los Comités locales, como siempre se afirma, sino por pura venganza de clase, tras el reciente escarmiento sufrido por los nacionalistas a cargo de la derecha de siempre.

En todas casas cuecen habas; y en la mía, a calderadas 5 

Está más que demostrado que llevar la contraria a la corriente general suele ser arriesgado, por no decir peligroso, y más aún en los tiempos que corren. Aprovechandose de ello, conocidos “popes” de la cultura oficial siguen todavía reafirmándose en las mismas falacias de siempre, sobre la autoría de las violencias de 1936 en Cataluña. Prueba de ello es que sus desfasados y viejos estudios historiograficos continúan vigentes, como si fueran dogmas de fe. Como consecuencia de ello sus autores acaparan sin medida los medios de difusión o las tertulias impartiendo doctrina.

En el terreno concreto, sirva como botón de muestra, de obra partidista y desfasada el trabajo de Pous i Porta y Solé Sabaté de 1991, Anarquía i República a la Cerdanya (1936-1939), “El Cojo de Málaga”i els fets de Bellver, 6 al cual se le puede imputar, sin menoscabo alguno, el haber sido la causante directa de convencer a la opinión pública durante años de que los anarquistas fueron los únicos responsables de todos los males acaecidos en la Cerdaña durante el periodo guerracivilista.

Sin embargo, con el tiempo, ahora se advierte que tanto las ideas como los contenidos ideologicos de dicha obra, con las que se abrió la veda contra la CNT catalana, y en particular contra Antonio Martín y su obra revolucionaria en la Cerdaña, se había iniciado un tiempo antes de la aparición de la obra citada, al tener la misma un precedente. Dado que el corpus ideologico que abrió dicha cacería, lo inició un joven doctorando llamado Joan Villarroya i Font, con una tesis dirigida por Josep Termes trabajo que se concluyó en 1988. Tesis que llevaba el provocador título de: La violencia a la reraguarda catalana durant la guerra civil 1936-1939.

Abriendo camino

Con dicho trabajo primerizo se inició el camino de difamación e infundios, dado que las conclusiones que aparecían en el mismo, estaban encaminadas a demostrar que todos los desmanes de la retaguardia en Cataluña, habían sido obra exclusiva y responsabilidad directa de la CNT, de ahí el título de la citada tesis.

A posteriori el autor sintetizó sus conclusiones en una conocida página web7, afirmando que: “Cronologicamente el 85% de las víctimas se produjeron entre julio y diciembre de 1936, disminuyendo casi definitivamente después de los hechos de mayo de 1937”. Conclusión discutible al haber tomado el autor dichas fechas de forma aleatoria, y en función de una idea preconcebida, con la evidente intención de hacerlas coincidir con los hechos de mayo de 1937, dado que en dicha fecha se inició la consiguiente pérdida de la hegemonía anarquista, lo que le permitía argüir al autor que por lo mismo resultaba evidente que en diciembre y con la caída del poder anarquista, empezaron a disminuir las víctimas mortales.


Rendición al Ejército español de los Mozos de Escuadra. Biblioteca Digital Hispánica.
 

Pero sin contemplar en su teoría la posibilidad que aquella disminución pudo obedecer a dos cuestiones muy puntuales. La primera era que la gran mayoría de los detenidos en las primeras horas de la sublevación militar, desgraciadamente antes de mayo de 1937 ya habían padecido directamente la represión. Y por lo mismo era lógico que en un momento determinado el número de víctimas tuviera que disminuir de forma natural, con indiferencia de la hegemonía o no de la CNT.

Y por lo mismo sin tener en cuenta que durante aquel mismo período muchas de las posibles víctimas ya habían conseguido huír camino de Francia, y en muchos casos con la idea fija de incorporarse al enemigo, y la inmensa mayoría de ellos tras previo pago en metalico a gentes de su entorno, como fue el caso de Estat Catalá 8, o con papeles prestados “graciosamente” por la propia Generalitat, aduciendose en nuestro tiempo que aquellas fugas o deserciones se trataba de una “labor humanitaria”, pero sin advertir que muchos de los verdugos de aquellas represiones imperantes habían sido otros, y no solo los anarquistas.

Del mismo modo que más adelante se potenció desde determinadas instituciones que los varones, al ser llamados a filas por la República, pasaran directamente a ser desertores, bajo el amparo de las propias autoridades locales, como fue el caso concreto de Bellver, donde los amparó el alcalde o el propio secretario municipal, reconocidos ahora como “patriotas” catalanes. Favor que permitió a ambos personajes que una vez concluida la guerra nadie los denunciara, al considerar los franquistas que eran de los suyos, aportandose a su causa de depuración multiples avales de jefes de Falange, de familias de derechas, e incluso de sacerdotes.

La segunda conclusión de Villarroya fue que: “En del mundo rural la gente represaliada lo fue más por su función social y política que no por su militancia que en muchos casos nos es desconocida”.

Conclusión última de la que discrepamos de forma rotunda, ya que en el caso concreto de Puigcerdá, 9 de las víctimas de aquella violencia, según consta en la propia Causa General franquista eran directamente militantes de Unión Patriótica, partido político formado por el Dictador Primo de Rivera, y más 23 de “Derechas” (sic), según la propia calificación que el funcionario municial del momento les aplicó , bajo la cual se supone englobo a todos los partidos o todos los matices del espectro político de aquella tendencia política, incluyendo dentro de la misma, a los numerosos sacerdotes asesinados de aquella parroquía.

Motivo por el cual no se puede afirmar, como hizo Villarroya, que la militancia política de la victimas era en muchos casos “desconocida”, cuestión que no se dio ni en 1936 y menos aún en 1988.

Por otra parte, si se podría sostener que en aquellas víctimas debió primar más, a ojos de sus enemigos, en primer lugar la “función social”, o más bien el rol social de las mismas9, ya que muchas de ellas tenían un historial personal fundamentado en el ejercicio de cargos públicos en los entes locales, tales como alcaldes o concejales, y justamente en los momentos de mayor represión, como fue en 1934. También era público y notorio que muchos de ellos habían aportando dinero, a una suscripción pública, en beneficio de las familias de los soldados muertos o heridos durante la represión del movimiento catalanista de 1934, un clavo más a su causa en1936.

Otra parte de las víctimas habían sido en vida funcionarios judiciales, sin que Villarroya buscara en que causas concretas habían participado, o los posibles motivos que justificaran aquella sañuda persecución de aquel tipo de funcionarios. Igual como sucedió con los religiosos asesinados, de los que únicamente resaltaba sus virtudes intelectuales, dejando el resto sin investigar, aduciendo por ello, de forma manida, el factor religioso como motivo de dicha persecución. Olvidando así que la ruina y destrucción de los edificios religios, no era un fenómeno nacido precisamente en 1936, al constar en un estudio que en Cataluña y durante los hechos de octubre de 1934, se quemaron más de 25 edificios religiosos, y se supone que a manos no de anarquistas, sino de reconocidos elementos nacionalistas 10, y asesinados varios sacerdotes.

A todo anterior se debió sumar, en función del criterio de sus enemigos o de los verdugos su notoria pertenencia política, ya fueran como militantes o simples simpatizantes de determinados partidos políticos, que en aquel momento justo eran enemigos jurados de la República. Lo que prueba que el pueblo, en su sentido más genérico, sabía reconocer, tanto a los amigos como a los enemigos 11.

Duplicidades

Con aquella tesis de Villarroya todavía calentita, aquel mismo año de 1988 empezó a correr la misma bajo una doble autoria, la del propio Villarrroya a la que se añadió Solé Sabaté. Hecho de por sí sorprendente. Pero añadiendose al título original la palabra “repressió”, (violencia i repressió), pero manteniéndose de forma básica el mismo contenido de la primitiva tesis, sin explicar por otra parte la aportación concreta que había realizado el nuevo autor. Trabajo primero de Villarroya en donde ya aparecía citado por primera vez “el Cojo de Málaga” en el apartado de Puigcerdá12. O referenciado en la Bibliografía un trabajo de 1986 del que había sido coautor el que hoy suscribe 13.

Obra dual la de Villarroya y Solé Sabaté que apareció impresa en 1989 en dos tomos, editados en su caso por la editorial de la Abadía de Montserrat14, eso sí reproduciendo literal (sic) en el apartado de Puigcerdá su tesis de 1988, sin descartarse que todo el resto de la obra sea un calco literal del primitivo trabajo de Villarroya, en el cual todos los males de la Cerdaña habían pasado unicamente por los anarquistas.

Descartando con ello la posibilidad cierta de que en aquellas masacres de 1936 hubieran podido participar activamente tanto ERC, como Estat Catalá, por su implicación activa en el golpe de 1934 y su represion posterior en Octubre de 1934, o la UGT y el propio PSUC, complices todos ellos de la posterior represión desatada contra la CNT local en muchos municipios catalanes. Por lo mismo infravalorándose en dicho trabajo la activa participación de la UGT o del PSUC, los compañeros de viaje más apropiados, por ejemplo, en los casos concretos de Puigcerdá o Bellver, como ahora se conoce 15.

Removiendo papeles y haciendo nuevo balance, ahora se descubre que existe una posibilidad muy remota de que uno de los responsables del contenido de aquella historia referida a Puigcedá y Antonio Martín, pudiera haber sido yo mismo. Dado que varios años antes y tras publicar con un compañero una biografía en 198116, surgieron entre otros muchos temas y de forma colateral el asunto de Antonio Martín y Puigcerdá, gracias a haber conocido un tiempo antes a diversos testigos que afirmaban haber luchado contra él desde La Molina o desde el propio Bellver.

Por lo mismo y a la vista de que en aquellas fechas había escasas noticias sobre Antonio Martín 17, dicho hecho me motivó a realizar diversas visitas personales a Puigcerdá, donde el malogrado amigo, Sebastíá Bosom, responsable en aquel momento del archivo municipal de Puigcerdá, en fecha tan lejana como es 1984, me puso en antecedentes sobre dónde había sido primeramente enterrado en su día Antonio Martín, o con que testigos fiables podía todavía hablar del personaje. Consiguiendo incluso, en una de aquellas visitas, charlar durante breves minutos con Joan Solé Cristòfol, el antiguo alcalde de Bellver, el enemigo más encarnizado de Antonio Martín, que se mostró muy nervioso ante mis preguntas.

Trabajos de campo que finalmente aparecieron en un largo artículo18, donde se refería en extenso aquella historia, y de paso alguna historia más, como la conspiración nacionalista contra el presidente Companys de noviembre de 193619, tema en aquel momento tabú, pues la propia revista Historia y Vida, dependiende de La Vanguardia, rechazó el trabajo argumentado “que eran historias locales que no interesaban a nadie”. Lo que motivó la aparición de aquel trabajo en la revista L’Avenç y además en catalán.

Con motivo de aquel artículo fue cuando se puso en contacto con nosotros Solé Sabaté, solicitando si teníamos más información sobre Puigcerdá, al estar trabajando él en un posible libro sobre Antonio Martín, materiales que por supuesto le proporcionamos, prueba de ello son las numerosas citas que en su obra nos referencian20. Dando a conocer en la misma, por ejemplo, la larga lista de la tropa miliciana de Puigcerdá, documento en su caso prestado por nosotros 21.

Pero no será hasta 2011, cuando por fin coincidí con el amigo Agustín Guillamón, poniéndonos de inmediato de acuerdo en intentar poner algo de cordura en todo lo referente a Antonio Martín, y a poder ser rebatir muchas de las conclusiones de la obra de Pons y Solé Sabaté22. Una de ellas en concreto, que entonces ya intuíamos que resultaría ser la principal, pasaba por el hecho de que muchas de las muertes de Puigcerdá las tuvieron que promover y ejecutar gentes de ERC de la localidad, y no los anarquistas, tal como hasta entonces se afirmaba con rotundidad, como consecuencia de las obras antes citadas de Villarroya y Solé Sabaté.

Idea aquella que hemos visto confirmada tras la aparición de multitud de documentos que nos han permitido poner de relieve que la historia desarrollada por Pons y Solé Sabaté no se sostenía en ningún aspecto. Tal vez por ello, la reedición de dicha obra, anunciada en público por el propio Solé Sabaté, durante unos actos que tuvieron lugar en Sant Andreu, en el homenaje a mosén Clapés de 2014, hasta la fecha no se ha producido.

Los malos tiempos

Tal como se afirmaba en un exhaustivo trabajo publicado en 200523, hasta el año 1975, los homenajes, el honor, y la consideración de las viudas y huérfanos, los funerales, la gloria y los monumentos y las placas, mayoritariamente en las paredes las iglesias, fueron exclusivamente para los vencedores. A la inversa el castigo, el oprobio y la masiva difamación se convirtieron en los baldones de los vencidos. A todo ello se unió el silencio, el olvido, la humillación, la fustración y la ignorancia, estigmas que cayeron sobre los vencidos como una losa que tuvieron que soportar casi 40 años.

El momento actual

Hoy transcurridas casi cinco decadas desde la muerte del dictador y la consiguiente vuelta a la democracia tutelada, da la impresión que el péndulo de la memória histórica torna de nuevo a oscilar. Así tras un breve periodo de recuperación de una parte de lo que había estado proscrito durante el franquismo, y tras la desaparición de monumentos y placas públicas dedicadas a los vencedores, por obligado cumplimiento de acuerdos municipales, ahora resulta que son las propias instituciones democráticas catalanas las que de nuevo vuelven a reponer las mismas placas de siempre, las de los vencedores, como ha sucedido estos días en Puigcerdá24, y cuando todavía quedan victimas en las cunetas por desenterrar, o muertos por homenajear, ya que para dicha institución, por ejemplo, los anarquistas asesinados en Puigcerdá o en Bellver,a manos de gentes de ERC, PSUC y Estat Catalá no son de por sí dignos de recordar, a las pruebas nos remitimos 25.

Por otra parte, resulta extraño, que con tanta obra dedicada a la represión en la retaguardia de Cataluña, a nadie de este país se le haya pasado por la cabeza intentar saber quién o el porqué se produjeron las matanzas de los primeros tiempos de la guerra civil española, que sin más estudios de detalle se han estado adjudicado en exclusiva a la C.N.T. Cuestión discutible, a la vista de las pruebas que de forma constante estan apareciendo.

Vacio historiografico que se ha producido a causa de que los responsables de las tesis universitarias han renunciado a dirigir a sus discípulos hacia el “saber”. Unido al hecho de que determinados historiadores se han estado dedicando a obviar lo publicado hasta la fecha, al estar más dedicados a la oportunista política actual, sin admitir o refutar las pruebas existentes de la masiva participación de miembros de ERC, de Estat Catalá, de la UGT, o del PSUC en la sañuda persecución de sus enemigos políticos.

En este caso en la de sus enemigos de clase o los significados por sus sindicatos, a los que los nacionalistas ya habían estado persiguiendo desde la época de Dencás, o en las matanzas indiscriminadas de sus antiguos verdugos de 1934, en su caso de la rancia derecha española, como fue el caso de lo acaecido en Puigcerdá en septiembre de 1936. Es por ello que Puigcerdá no puede ni debe considerarse, como en la actualidad se está haciendo, un caso excepcional en los primeros tiempos de la contienda civil, al haberse repetido en dicha población la misma política represiva que ERC o el PSUC aplicó o todo lo largo y ancho de Catalunya, tal como vamos a poder comprobar en un breve muestreo.

Para ello nos vamos a servir, a modo muestra, de los ejemplos de Sant Sadurní d’Anoia, de Navás, de Ripoll, de Manresa, de La Seu d´Urgell, de Castelló d´Ampuries o de Cadaqués, muestreo que pone al descubierto la labor que todavía queda pendiente, como es la de adjudicar a cada uno lo suyo y en su justa medida, en lo que podría representar el desmatelamiento de una parte importante de la leyenda negra de la CNT, creada y aumentada por el propio nacionalismo catalán.

ERC busca venganza por su castigo de 1934

En esta historia de recuperación es de recibo reconocer la labor de los pioneros, como fue el caso de Carles Querol i Rovira y su impresionante trabajo: “31 de juliol de 1936: crònica d’una matança” 26 , aparecido en un medio local en 2005. Ejemplo que debería haber servido de alerta y de acicate a la gente que nos dedicamos a la investigación histórica, incluida en ella la historia local.

Del mismo entresacamos una parte ilustrativa, al recogerse en ella lo acaecido en el caso concreto deSant Sadurní d’Anoia, incidente que resulta extrapolable a otras muchas poblaciones catalanas. Asunto que se inició durante la primavera de 1936, y cuando todavía no se había iniciado la guerra civil.

Momento en que circuló por el pueblo un panfleto anónimo en el cual podía leer un claro recordatorio a lo acaecido en octubre de 1934 (traducimos del catalán): “Pueblo: ya sabes, pues, quiénes son los que trajeron la angustia y los perjuicios a tu casa. Pues bien, es necesario que hagas justicia exterminando de una vez a todos estos traidores a Cataluña” 27.

Los “traidores” a Cataluña, a los que se refería aquel panfleto anónimo, eran veinte vecinos muy concretos del pueblo, que con motivo de los hechos del 6 de Octubre habían denunciado a las autoridades a 62 de sus convecinos, acusandolos de participación activa en la fracasada sublevación. El motivo fue que durante la misma se había producido la detención de 15 propietarios agricolas de derechas muy significados. Por ello, tras fracaso del levantamiento, los denunciados padecieron, detención, procesos y la correspondiente carcel en 1934.

De ahí quelaconsecuencia tragica de aquella “invitación” al exterminio del “enemigo”, provocara que cuando menos 7 de aquellos mismos vecinos, supuestamente “denunciantes” de octubre de 1934, fueran asesinados en 1936 28. Culpable: El Comité Revolucionario local, compuesto por 3 miembros del PSUC, 3 de ERC, 3 de la CNT – FAI, 2 del Partit Federal Ibèric y 2 de la Unió de Rabassaires29. Luego a la vista queda que los responsables de aquellos desmanes no eran todos ellos precisamente anarquistas.

Los casos de Navás y Ripoll

Unos años más tarde de aquel artículo, concretamente en el 2012, Manel López Esteve, decide realizar su tesis doctoral, titulada Els fets d’octubre de 1934 a Catalunya: més enllà de l’acció governamental, poniendo de relieve en la misma lo sucedido en Navás, unos meses más tarde del inicio de la guerra, dando cuenta de que un vecino fue delatado a las autoridades revolucionarias por lo mismo que en el ejemplo anterior, por haber sido un delator de “patriotas” en 1934. (Traducido del catalán): “Meses después, ya en plena guerra civil, un vecino de Navàs fue detenido y trasladado a Barcelona para “ponerlo a disposición del Tribunal militar, entre otros motivos porque con ocasión de los hechos del 6 de octubre se entretenía en delatar los hombres que tomaron parte en el movimiento 30.

Navás como muchas otras poblaciones de Cataluña también de sublevó en octubre de 1934, muriendo durante la revuelta el párroco local. Cuando cinco días más tarde llegó la guardia civil, los insurrectos apresados pasaron de la cuarentena, y finalmente hubo 7 detenidos en diferentes grados y 36 procesados, o sea un total de 43 vecinos implicados en aquellos hechos. De ellos, 23 fueron encarcelados en la prisión de Manresa, 7 a la de Barcelona y 5 en los barcos prisión, el resto se desconoce. Consecuencia de lo anterior, las víctimas asesinadas en el periodo comprendido entre julio de 1936 y mayo de 1937, se elevaron a 23.


Conducción de Mozos detenidos por la Vía Layetana. Biblioteca Digital Hispánica.
 

Historia muy similar a las anteriores, es la que acaecio en Ripoll, la misma que recogieron en su día Sofía Castillo y Olga Camps autoras de la obra La Guerra Civil a Ripoll, explicando que al concluir los hechos de octubre de 1934 el ayuntamiento se conformó con gente de la Lliga y afines, y que aquellos fueron los encargados de cursar las correspondientes denuncias de los vecinos que habían participado en los pasados hechos de octubre, y por lo mismo en 1936 los represaliados de 1934 fueron a por ellos (traducido del catalán):

El recuerdo de lo que había pasado en octubre de 1934 y la actuación de aquel ayuntamiento de la Lliga, estuvieron muy presentes en los meses iníciales de la guerra civil. Así, los primeros detenidos fueron precisamente los hombres que habían formado parte de aquel consistorio. Alguno de ellos, como Josep Caballería, sería asesinado poco después, en medio de un incontrolable deseo de venganza…” 31.

Pero es precisamente en Ripoll en donde con más claridad se percibe que una de las principales causas de los asesinatos pasó por una mera cuestión política. Detalle que se advierte al observar que de las 34 víctimas derechistas asesinadas que se relacionan en la Causa General, 15 de ellos eran conocidos miembros de la CEDA, mientras que sólo 3 lo eran de Acción Católica, prueba fehaciente que en aquella masacre sobresalió más la persecución política, que no la religiosa, tal como de común se afirma de forma sospechosamente interesada, y cuando en Ripoll el partido que impuso su ley fue precisamente el PSUC, formación que en aquel momento hacía causa común con el nacionalismo radical. Pacto que siempre se deja en la sombra.

La Seo de Urgel

Otra nueva muestra de que lo acaecido en Puigcerdá con ERC, no era una excepción, al ser un hecho que se repitió en innumerables poblaciones, se advierte incluso en la obra de Canturri32 un conocido miembro de ERC y antiguo diputado del Parlament, titulada Un republicà enmig de faistes, pero que en su caso concreto, era Delegado del gobierno de la Generalitat en La Seo de Urgel al inicio de la guerra, al recogerse en ella más de lo mismo.

Pero en este caso el autor de la misma trata de hacer creer al lector que los sanguinarios desmanes le cogieron de sorpresa, cuando algunas de las matanzas ocurridas en la propia La Seo de Urgel, tuvieron lugar justamente en octubre de 1936, o sea un mes mas tarde que las ocurridas en Puigcerdá. Momento en que Canturri dice reparar que aquellas penas de muerte estaban firmadas por gentes de la CNT-FAI, del PSUC, del POUM, de la UGT y por la mismísima ERC, su partido, es decir por el Comité local.

Firmas que en el caso de ERC, Canturri reconoce que los firmantes de la sentencia eran gentes que él conocía muy de cerca. En disculpa de aquel terrible hecho, Canturri, lo justificaba con la inverosímil excusa de que: “…los elementos que firmaban aquellas sentencias de muerte, ninguno era vecino (del pueblo), ni hijo de La Seo de Urgel. Todos eran forasteros, y la mayoría hablaban castellano, es decir no hablaban catalán…”, Tras aquel comentario, Canturri debio quedarse tan satisfecho.

Sin embargo, unas pocas líneas más adelante, y recobrando por un momento la lucidez, Canturri admite que por lo mismo, al no ser del pueblo la mayoría de los componentes de aquel Comité, sus miembros no podían haber señalado con el dedo a la gente que habría que “suprimir”, dado que al ser forasteros no podían llegar a conocer a todos los vecinos, y menos aún los antecedentes políticos de los mismos. Reflexión que le llevó a la conclusión simple, de que por lógica “deberían haber sido los propios vecinos los que habían señalado con el dedo a las víctimas”. Algo que según él, le llenó de inquietud.Sin comentarios 33.

A todo esto es de resaltar la inclinación personal negativa de Canturri al respecto de todo lo que no fuera catalán. Mostrando así, de forma palpable, su nulo talante “democrático”, o los aires que corrían por Cataluña durante la guerra, y más aún en concreto entre las filas del nacionalismo radical.

Por lo mismo tampoco se debería dejar en el olvido, tal como se acostumbra, que hasta el propio enemigo acusó a Canturri en la Causa General. Detalle que lo situó dentro de la categoría de los “asesinos”, con nombre propio, a gran diferencia de Martín, acusándolo además de su convivencia con los “escopeteros” (sic) de la FAI, en los primeros días de la revolución.

Cuestión anterior que él negaba tajantemente en su obra, encubriendo de paso el papel que habían jugando en la represión del enemigo los propios carabineros o los guardias de asalto, que habían estado muy activos y en aquel caso concreto a su entero servicio, al ser él precisamente el Delegado de Orden Público. Historia del supuesto compadreo de Canturri con la CNT que se recoge con todo detalle en la Causa General: “El día 23 de julio (de 1936), a las cinco de la tarde, llegó a esta ciudad el diputado de la Esquerra, Canturri con tres camionetas llenos de escopeteros reclutados en Barcelona y dos coches de guardias de asalto que de hecho fueron los que se hicieron dueños de la situación en esta localidad y su comarca…” 34.

Una cuestión que debe queda muy clara, es que en La Seo de Urgell, y aunque muchos testimonios apunten como culpables de los desmanes a los anarquistas, se olvida de forma muy conveniente a las fuerzas de seguridad que quedaron en dicha población, tras la salida de los guardias civiles, que en su caso y por falta de confianza, fueron enviados a otro destino.

De hecho hasta el propio enemigo franquista apunta a las fuerzas del orden, al mando de Canturri, como responsables de los desmanes. Por si quedan dudas, en la Causa General franquista se afirma que:Quedando la plaza a merced de los carabineros, guardias de asalto y otros elementos perturbadores35 (se) fueron preparando los crímenes monstruosos que tanto hemos de lamentar”36.

El caso de Manresa

Tal como comenta Pere Gasol en su trabajo37, el golpe de estado militar, el estallido de la Guerra Civil y de la consiguiente situación revolucionaria, al producirse la victoria del pueblo, hicieron posible una violenta represión que afectó a los sectores políticos y sociales considerados de algún modo como implicados en la insurrección militar o como enemigos de la República. El control de la situación pasó a manos de las organizaciones obreras que habían logrado armarse para luchar contra los militares insurrectos. Una vez derrotados estos, y ante el evidente vacío de poder, los obreros lo aprovecharon para aplicar lo que hacía tanto tiempo esperaban: la revolución social.

Pero el párrafo que arroja más luz al respecto de las víctimas civiles es donde el autor resalta la evidente concordancia que existía entre los hechos de octubre de 1934, y las denuncias sufridas por los perdedores del golpe, con el consiguiente reguero de detenciones, condenas y prisiones y con todo ello la consiguiente ruina familiar 38.

(Traducido del catalán). “De entre aquella víctimas, llama la atención las que están en relación directa con los hechos del 6 de octubre de 1934, sobre los que hubo muchas denuncias de personas que, de una u otra forma, habían sufrido represalias al fracasar el golpe de octubre. Serían los casos de Jaume Tomàs, Alfonso López o Jaume Casals, todos ellos militantes de Acció Popular Catalana (CEDA estatal). De hecho, el número de muertes entre los integrantes de este partido fue proporcionalmente bastante elevado en relación con el resto de asesinatos de miembros de otras organizaciones políticas derechistas (carlistas o de la Lliga Catalana), que también estuvieron, loque indica la importancia que se otorgó a la CEDA en su significación claramente antirrepublicana39”.

El caso de Castelló d´Ampuries

En el caso siguiente es de destacar el gran trabajo realizado por Javier Antón Pelayo en 1991 al respecto del caso de Castelló d´Ampuries 40. Trabajo que hace algún tiempo me apuntó con muy buen tino un buen amigo del gremio 41.

Así el 6 de octubre de 1934, Castelló d´Empuries se unió como muchos otros pueblos de Cataluña a la insurrección nacionalista. Pero el fracaso de la misma provocó el cambio del ayuntamiento que pasó de ser dominado por ERC a serlo por la Lliga, La consiguiente consecuencia fue que 24 vecinos de la villa fueron detenidos por colaborar con el levantamiento, represión que se puso en marcha gracias a las delaciones de los propios vecinos, deteniéndose entre otros al alcalde de ERC Bordas de la Cuesta y del juez municipal Josep Farrero, los cuales fueron conducidos al castillo de San Ferran de Figueras42, al ser denunciados por gentes de derechas 43. Denunciantes que el 9 de agosto de 1936, según Claudi Ametlla morirán fusilados, en la Creu de les Fallines, término de Vilafreser, alcanzando a las victimas a un total de 13 44.

Después del triunfo de los izquierdistas del 16 de febrero del 1936, Bordas (ERC) vuelve a apoderarse de la alcaldía castellonense. Y en contradicción de lo que pasaba en Cataluña durante aquel periodo, la villa vive en pleno terror. Los que ahora gobiernan, envalentonados más que nunca y sin más inspiración que la venganza, despliegan una oleada de miedo, bajo el cual los enemigos del alcalde temen por su propia vida.” 45

Cabe recordar que el nuevo ayuntamiento nombrado en octubre de 1934, tras el fracaso de la sublevación nacionalista, se dedicó a modificar todas las disposiciones tomadas por el anterior, clausuró el local social de los sublevados, y la iglesia satisfecha con aquel cambio, lanzó las campanas al vuelo, textual sic, o editó una revista propia: L´Espiga. A finales de noviembre de 1934 se constituyó en Castelló un grupo de Acció Popular Catalana, una escisión de la CEDA, a la que se encomendó la defensa del orden público local, adoptando las mismas medidas coercitivas que en Puigcerdá ya había adoptado la Agrupación de Defensa Ciudadana 46.

En febrero de 1935, y estando ya en libertad muchos de los detenidos en octubre de 1934, tuvo lugar el contraataque de los represaliados. Ya que recuperado su antiguo local social del “Café Farreró”, en febrero, en dicho café se elaboraron “unas listas negras con los nombres de las personas que habían colaborado con la justicia para aclarar los hechos de octubre de 1934, dicha lista debió ser muy similar a la que en su día se elaboró en Puigcerdá de octubre de 1936.

La prueba de la existencia de aquellas listas se recoge en un informe muy descriptivo, redactado por la propia guardia civil, donde se afirma que el día 22 de febrero la guardia civil había recibido el soplo de que: “en el café Farreró había expuesta una lista con los nombres de las personas que habían aportado datos a la Justicia para el esclarecimiento de los hechos ocurridos en el último movimiento de Octubre”.

Sabedor, el oficial, acompañado de un sargento y un número se presentó en el local, sin que nadie les negara la entrada, que les fue franqueada sin ofrecer la más mínima resistencia, comprobando el oficial que pegada en un espejo situado en el sitio más visible del local había una lista encabezada con la siguiente explicación:

Lista de los firmantes de la denuncia por los supuestos hechos del 6 de octubre, en la que figuraban 31 nombres de distintos vecinos de esta población, figurando en primer lugar el nombre de Rafael Tibau, jefe de Acción Catalana 47 en esta población y los nombres de varios vecinos (miembros) de la misma entidad”. A la que seguía otra lista con la siguiente inscripción “Relación de los otros delatores de medio de la declaración”, en la que figuraban los nombres de 8 individuos más de la población48.

Listas que evidentemente sirvieron en julio de 1936 para detener a una treintena de vecinos de entre los cuales hubo unas veinte víctimas. Responsable el Comité revolucionario, en su caso formado por 3 miembros de ERC, 3 de Unió de Rabasaires, 2 del PSUC y 1 de la CNT. Advirtiendose que de nuevo la CNT era minoritaria, Por otra parte cabe la sospecha, entre los testigos, que la gente que elaboró la lista de aquellos 11 asesinados el 9 de agosto, fue elaborada por dos miembros de ERC junto con el propietario del cafe Farreró. Cuestión que se explicaría por si misma al ser los tres los más perjudicados del pueblo en octubre de 1934.

Cadaqués

La siguiente historia es la publicada por un testigo de la época, Esteve Guerra Marés49, nacido en Roses en 1911, nombrado alcalde en 1957, y fallecido en Roses en 1988. Así En octubre de 1934 en Cadaqués hubo también revolución, y a su fracaso la represión posterior cayó sobre los participantes, mayoritariamente pescadores, siendo detenidos 7 vecinos que estuvieron en prisión provisional hasta aproximadamente enero de 1935 y 1 más procesado.

En dicha obra de Esteve Guerra se recoge en la página 85 la llegada a Cadaqués de un camión el 22 de agosto de 1936, con milicianos, que al parecer traían la misión de recoger las quejas de algunos vecinos, es de supone las quejas correspondientes a lo pasado por la gente que fue reprimida en 1934. El Comité no tardó en proporcionarles una lista con 7 nombres muy concretos, que encabezaba el antiguo alcalde del pueblo, Moisés Seriñana Pell, cargo que había ostentado entre 1923 al 1927, por designación gubernativa de la dictadura de primo de Rivera. Otro de los nombrados era Onofre Pont Berga, en su caso un conocido miembro del Comité monarquico provincial, militancia que compartían algunas personas más de aquella misma lista.

Con la excusa de llevarlos a Figueras para interrogar, el camión partió con todos los detenidos y llegando a Llers, se procedió sin más formalidades a asesinarlos. A posteriori se asesinó a otro nuevo vecino más. En resumen las victimas finalmente ascendieron a 8, a causa “de sus tendencias derechistas50. Al concluir la guerra civil, en Cadaqués se procesó a 47 vecinos por diferentes causas 51.

Biblioteca Digital Hispánica. Sagarra y Torrents, Centelles, Foto Inform Brangulí … [et al.]
 

Conclusiones

A la vista del muestreo, y más aún al conocerse en algunos casos concretos la composición de los Comités locales, en los cuales la CNT no era mayoritaría, o los motivos que llevaron a la detención en 1936 de los elementos derechistas, en su caso implicados en las delaciones de 1934, resultó tragico cargar las culpas propias sobre el supuesto aliado político, en su caso la CNT, por mediación de los perjudicados en 1934.

Y más aún cuando se advierten las similitudes políticas que muchos de los implicados en aquellos desmanes tenían con las propias victimas, incluidas las religiosas o su pasión por la tierra, afan campesino que los desarraigados en paro no poseían. Otra cuestión es la leyenda montada a la conclusión de la contienda, resaltando los supuestos alias adjudicados a muchos de los presuntos acusados, como si los alias fueran patrimonio exclusivo de los anarcosindicalistas, cuando era lo habitual en todos pueblos y comarcas de Cataluña.

Tratando de desviar con ello la participación de los suyos en aquellas matanzas, o el papel jugado por las fuerzas del orden al mando de la Generalitat o las del propio estado en las matanzas de civiles, vease carabineros o guardias de asalto, en algún caso cumpliendo órdenes de los elementos civiles embuidos en su papel de autoridad, como fue el caso de Canturri, que no se enteró de los desmanes de los suyos hasta que los cometieron.

Otra cuestión a denunciar fue la constitución tras el fracaso de octubre de diferentes grupos paramilitares en Cataluña, con la bendición de las autoridades de turno, como fueron las Agrupaciones de Defensa Ciudadana, (Sindicatos Católicos) Acción Popular Catalana (Ceda), Acción Ciudadana (derecha radical), o Acción Catalana (Lliga), encargados de la vigilancia, control, detención, o represión de los sublevados en 1934, a los que nadie ha dedicado una sola línea, remedo en todo caso del anterior somaten republicano.

El mismo Canturri organizó una partida de “patriotas” con la misión de acabar con la vida de Antonio Martín, misión en la que fracasaron al ser apresados los conspiradores, con motivo del asalto del chalet de La Molina. La misma misión se dio a otras gentes de las Milicias Pirenaicas, que también fracasaron. Incluida la participación de gentes de la UGT o del PSUC en la emboscada de Bellver o en la matanza de La Serradora de Puigcerdá. Sin olvidar los atentados sufridos por Martín en el propio Puigcerdá, y no precisamente a manos de fascistas o sí… Sin olvidar la interesada creación de “leyendas” anarquistas, como fueron las del conocido “Penja-robes” o la del alcalde Palau, el “tocinaire”, cuando ambos personajes eran conocidos miembros de ERC cuando menos desde 1934.

1 Manel López Esteve, Els fets d’octubre de 1934 a Catalunya: més enllà de l’acció governamental, Tesis doctoral, 2012.

2 Campos Terré, S., El 6 d’octubre…, Tortosa, 1987, p. 41, citado por M. López.

3. S. Campos Terré. El 6 d’octubre…, Dertosa, Tortosa, 1987, p. 67.

4 AHN-Sección guerra civil. PS Barcelona 513 i La Terra, 15/10/1935, p. 7.

5 Miguel de Cervantes, El Quijote, II parte, capítulo XIII.

6 Joan Pous i Porta y Josep Maria Solé i Sabaté (1991): Anarquia i república a la Cerdanya (1936-1939). El«Cojo de Málaga» i els fets de Bellver, Publicacions de La Abadia de Montserrat, Barcelona.

7 Dialnet.unirioja.es/serviet/tesis

8 En abril de 1937, Estat Catalá tenía un destacamento en Areu (Vall Ferrera) destinado a aquella actividad, que dependía del Consell Executiu, Josep Tramunt, y que cobraban 5000 pesetas por persona.

9 “Rol Social”: hace referencia a las pautas de conducta que la sociedad impone y espera de un individuo concreto, en función de su pertenencia a determinada clase social.

10 Que afectaron a las comarcas del Barcelonés, Baix Penedès, Alt Penedés, l’Anoia, La Segarra, Garraf, Tarragonès, Baix Llobregat, Pla de Urgell, o el Segrià.

11 Existen muchos ejemplos de la protección de los anarquistas a determinados sacerdotes, y en el caso de Puigcerdá a las monjas locales, cuestiones que nunca se destacan.

12 Op. cit. II parte, p. 455.

13 Villarroya, Fonts y Bibliografía, p.1558.

14 La misma editorial que editará también en 1991 la obra de Porta y Solé Sabaté ya citada,

15 A. Gascón, Un informe arroja luz sobre los Hechos de Puigcerdá de 1937. Serhistoriconet, 03/02/2024.

16 R. Ferrerons y A. Gascón, El esquinazau perfil de un luchador, Finalista premio Unali Ensayo, Zaragoza, 1981.

17 Albert Mannet, «Carles Balaguer oficial de les milicies pirinenques», Serra d´Or, febrero de 1976.

18 R. Ferrerons y A. Gascón, Les Milícies Pirinenques, nacionalisme armat. Revista L’Avenç, núm. 91, pp. 20-29, Barcelona, marzo de 1986.

19 A. Gascón: El complot de “Estat Català“ contra Company, serhistorico.net 11/09/2019

20 Op. cit. pp. 33, 63,64, 65, 124, 126.

21 Sacada del archivo de la familia Benet Capará. Op. Cit. pp. 63-64-65.

22Op. cit.

23 Carles Querol, 31 de juliol de 1936: crónica de una matança, el 3 de vuit, 9 y 16 diciembre de 2005.

24 Els fets del Córrec del Gavatx Puigcerdá-Urtx 1936, podcats de Teresa Turiera-Puigbó i la seva filla Neus Aldeguer; Memorial Democratic, Miquel Spa, Un monòlit recordarà a Urtx els civils que hi van ser executats el 1936, L’Arxiu Comarcal i els ajuntaments de Puigcerdà i Fontanals promouen un acte d’homenatge, Regió 7, 18-8-2023

25 A. Gascón, A, Guillamón, el 9 de setiembre de 2023 se levantará un monolito en honor de las víctimas derechistas de la matanza del 9 de setiembre de 1936 en Puigcerdà, oaca.com, 6 septiembre 2023; Agustín Guillamón, Desconstrucció de les mentides i disbarats del monólit de Puigcerd: serhistoriconet, 2023/09/22.

26 Carles Querol i Rovira,”31 de juliol de 1936: crònica d’una matança”, el 3 de vuit, 9 de desembre del 2005, Alt Penedès.

27 Op. cit. p. 31.

28 Según las fuentes el total de victimas osciló entre 24 (Querol) y 27 (Villarroya).

29 Op. cit., p. 31.

30 Manel López Esteve, Els fets d’octubre de 1934 a Catalunya: més enllà de l’acció governamental, Tesis doctoral, 2012, p. 438.

31 Sofía Castillo, Olga Camps, La Guerra Civil a Ripoll, (1936-1939), p. 38.

32 Enric Canturri, Un republicà enmig de faistes, Barcelona, 2008.

33 Canturri, Op. cit., pp., 185-186-187.

34 Causa General, 1468, exp. 1, testimonio de Salvador Villalonga Fábrega.

35 Entre ellos gentes del PSUC, del POUM, de la UGT o de la mismísima ERC, como Canturri reconocía

36 Causa General, 1468, exp. 1, testimonio de José Llangort Planas.

37 Pere Gasol i Pujol, Manresa. Els morts a la rereguarda republicana (1936-1939), memoria.cat

38 Según el estudio realizado por Manel López Esteve, en sus tesis Els fets d’octubre de 1934 a Catalunya…en Manresa se detuvieron 68 sublevados, de los cuales 38 fueron procesados.

39 Fallecidos: De la CEDA 19, de la Lliga 9 y Tradicionalistas (carlistas) 9, Els morts a la Guerra civil a Manresa (1936-39), memoria cat.

40 Javier Antón Pelayo, Formes violentes a Castelló d´Empúries durant la II República: els blancs i els negres. En: La II República, 60 anys després: estudis sobre les comarques gironines. Girona, Cercle d’Estudis Històrics i Socials. p. 137-155.

41 Agradezco al amigo Marciano Cárdaba su gran generosidad por apuntarme la historia de Castelló d´Ampuries, que yo desconocía, incluidas sus propias notas, un detalle impagable.

42 La lista de detenidos se puede consultar en el Diari de Girona, 24-10-1934

43 Del mismo estudio realizado por Manel López Esteve, en su tesis Els fets d’octubre de 1934 a Catalunya…en Castelló d´Empúries en octubre de 1934 se procesaron 23 vecinos, de los cuales oficialmente 9 eran de ERC.

44 Claudi Ametlla, Memóries Polítiques, Barcelona, 1982

45 Op. cit, p.43.

46 Antonio Gascón y Agustín Guillamón, La Agrupación de Defensa Ciudadana, serhistóriconet/ 6/10/2020.

47 Acción Ciudadana, probablemente Acción Catalana, una escisión de la Lliga regionalista de Cambó.

48 A.H.G. Comisaria de Orden Público de la Generalitat. Informe del teniente del puesto de la Guardia Civil de Castelló d´Empúries, 22-2-1935.

49 Esteve Guerra Marés, L´época convulsa que em va tocar viure, p.85. Le vuelvo a agradecer al amigoMarciano Cárdaba su generosidad.

50 Santiago Quesada, Cadaqués a la postguerra. Repressió i tribunals d´acusació. Pag. 417, nota 8 Annals de l´Institut d´Estudis Gironins. Vol. LIX, 2018, p. 411-444.

51 Op. cit.


Fuente → serhistorico.net

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