
Los testigos del suceso, coincidían en una versión bastante clara del suceso, pero muy distinta a la ofrecida por la policía. El hombre armado resultó ser un policía nacional, cuya identidad no ha sido facilitada, y del que se sabe únicamente que estaba destinado en la 4º compañía, de guarnición en Bilbao. El propietario del bar Las Vegas de la calle La Laguna, relataba así los hechos que él contempló desde el comienzo: «Sentí voces cerca del bar y salí a ver lo que sucedía. En el cruce de las calles de La Laguna y Las Cortes, a la altura del bar Corinto, un joven, entonces no sabía que era policía, discutía acaloradamente con una mujer mayor del barrio, que está en la profesión desde hace muchos años y a la que estaba abofeteando. Varios jóvenes se arremolinaron, entre ellos una chica que increpó al policía su acción: «No le pegue usted, ¿no ve que es una mujer mayor?». El policía le pidió la documentación, y ella, a su vez, le exigió que le enseñara la placa de policía. Este le respondió con varios tortazos, sacó una pistola y se la puso en el cuello».
«Al ver que varias personas se acercaban a él recriminándole, el policía hizo un disparo al aire. La gente le quería detener, pero el policía sosteniendo la pistola gritaba “Os mato a todos”, impidiendo que se le acercaran. Luego salió huyendo por la calle de La Laguna haciendo disparos hacia la gente que quería reducirle, algunos tuvieron que guarecerse en las esquinas. Por la calle de La Laguna se dirigió hacia la plaza de La Cantera, desde donde volvió a disparar a las personas que había a su alrededor, hiriendo al menos a 2. Luis Quintana Monasterio, cliente de este bar y que también había recriminado al policía que pegase a las mujeres, murió allí mismo al ser alcanzado por los disparos».
Cuando se le acabaron las balas de la pistola (todos los testigos coincidieron en afirmar que escucharon entre 7 y 9 disparos), el policía trató de escapar, pero un muchacho impedido le interceptó y varias personas, le retuvieron a la fuerza en el suelo. Posteriormente la policía realizó una inspección del lugar para buscar los casquillos de munición y la pistola del policía, que en el tumulto le había sido sustraída: «Pasadas las 6 de la mañana», afirma el propietario del bar Las Vegas, «hora en que está permitida la apertura de locales, se presentó aquí la policía y nos pusieron a todos contra la pared y nos cachearon. Creo que estaban buscando la pistola».
Empleados de los bares de la zona conocían a la víctima del incidente, Luis Quintana Monasterio, de 46 años de edad, al que consideraban una «buena persona, que no era pendenciero ni se metía con nadie». Era vecino de Barakaldo (Bizkaia), trabajador de Babcock Wilcox. Militante del PSE-PSOE. Afiliado al sindicato UGT. Las personas de la zona con quien trataba afirman que había sido jugador de fútbol del Baracaldo, localidad donde además de residir al parecer regentaba 2 bares. «Hace 20 años que le conocemos, y eso que dice la policía de que era delincuente común, nada», declaraba una camarera del bar Las Vegas.
Otro asesinato más que quedó impune, esta vez en el barrio chino de Bilbao. Hasta 13 personas murieron, en Euskadi y Navarra, en la “ejemplar transición” por disparos de policías de paisano, la mayoría de ellos en establecimientos hosteleros, con armas reglamentarias y fuera de servicio.
Documentos en: Asociación Memoria Histórica Distrito de Latina. Retratos municipales de las vulneraciones del derecho a la vida en el caso vasco. Barakaldo, 1960-2010, Gobierno Vasco.
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