
Bombardeo franquista sobre las columnas de refugiados republicanos que huían a Francia / Paco Barreira
Los
bombardeos franquistas sobre las columnas de refugiados no tan solo
causaron la muerte inmediata, por efecto de la metralla, de muchos
refugiados, sino que también condenaron a una muerte diferida a muchos
de los supervivientes. La muerte de la mula que tiraba del carro era el
anuncio de un camino con dificultades añadidas. Junto a la mula muerta
se quedaban no tan solo las personas mayores que no podían continuar a
pie, sino también la leña, las mantas o los alimentos que no cabían en
las manos de los que reanudaban el camino. El 10 de febrero de 1939, el
ejército franquista anunciaba la confiscación de miles de objetos
abandonados por las columnas de refugiados republicanos.
El
30 de enero de 1939, las tropas franquistas llegaban a la frontera
andorrana. Al día siguiente, el diario La Vanguardia Española publicaba
una noticia que titulaba "Andorra se niega a recibir a los combatientes
rojos de España". Naturalmente, en aquella historia los andorranos no
tuvieron nada que decir. O, mejor dicho, nada que decidir. Y son, otra
vez, los testimonios gráficos los que muestran el auténtico alcance de
la tragedia del éxodo: los primeros días de febrero de 1939, con la
frontera andorrana cerrada y con la Cerdanya a un paso de ser ocupada,
se registró una formidable concentración de refugiados en las carreteras
que conducían a Francia a través de los pasos a más orientales de los
Pirineos.
Imagenes : Refugiados republicanos en la
carretera de Tarragona a Barcelona bombardeados por la aviación
franquista. Autor: Robert Capa.
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