Manuela Ballester: pintora, cartelista, ilustradora y militante republicana
Manuela Ballester: pintora, cartelista, ilustradora y militante republicana
Enric Llopis

A los 18 años. Es el título de un poema de Manuela Ballester (Valencia, 1908-Berlín,1994) en el que figuran los siguientes versos: “Lo importante ¡Salirse del camino!/Dar el salto, rodar por la pendiente/aunque las piedras nos magullen/y las espinas arranquen a tiras nuestra piel./Una tras otra, velozmente/abriendo un camino nuevo/hasta allá abajo/hasta el mar donde amanece”.
 

¡Salirse del camino! es, asimismo, la denominación elegida para las actividades -música, teatro, cine, dibujo o visitas comentadas- que complementan la exposición Manuela Ballester. Pintar frente a todo, organizada por la Universitat de València (UV) en el 30 aniversario del fallecimiento; abierta al público hasta el 1 de septiembre en el Centre La Nau de la UV, la muestra reúne más de 380 obras y documentos relacionados con la artista.

La creadora valenciana residió en el estado español y en otros dos países durante su exilio: México y la República Democrática Alemana (RDA); la muestra recoge pinturas (también retratos), ilustraciones en revistas, dibujos, portadas para editoriales, carteles, proyectos murales y de anuncios publicitarios; a las piezas artísticas se añaden las fotografías, publicaciones y documentación de archivo.

La comisaria de la exposición y científica del Departamento de Historia del Arte y Patrimonio del CSIC, Carmen Gaitán Salinas, destaca la pertenencia de la pintora a la Generación Valenciana de los treinta, así como algunos de los obstáculos que la artista tuvo que encarar: “Derivados de sus roles como esposa, al lado de un artista como Josep Renau, y madre de una familia numerosa (cinco hijos), pero también de la obligada huida de la patria”.

La retrospectiva de Manuela Ballester está compuesta de cuatro bloques; inició su formación en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, en Valencia; el Centro La Nau da cuenta de los primeros concursos que ganó, las portadas en revistas (Blanco y Negro) o alguno de sus primeros cuadros: Mis hermanas Rosita y fina, de 1929.

El segundo apartado se dedica a la vida y obra de Ballester en los años 30; “tuvo un papel muy activo y fue una persona muy concienciada sobre lo que las mujeres podían hacer dentro de la retaguardia y en favor del frente republicano”, destaca la UV; dirigió la revista Pasionaria, diseño en 1938 el cartel Nuestra fuerza es también necesaria para la victoria y, junto al fotomontador y militante comunista, Josep Renau, la primera y última plana de Ejército del Ebro (colaboración en un número de la revista).

La tercera sección está dedicada a las dos décadas de exilio mexicano, entre 1939 y 1959; buena parte de las obras del periodo son encargos para el taller publicitario impulsado por Josep Renau, exiliado en México y director general de Bellas Artes en la II República; Manuela Ballester realizó carteles cinematográficos, ilustró publicaciones (“destaca la dirección artística de la revista Mujeres Españolas”); hizo trabajos en la moda/indumentaria y retratos de amigos y familiares (de sus cinco hijos en 1949 o el dibujo con el carboncillo del rector de la Universitat de València, José Puche -también desterrado en México-, en 1945).

En el verano de 1959 la artista valenciana se trasladó a la RDA, un año después que Renau; el cuarto bloque de la exposición corresponde a este periodo, que termina en 1994; Manuela Ballester se estableció en la RDA, pero viajó con frecuencia para reunirse con miembros de su familia.

En esta sección el visitante puede acercarse a cuatro paisajes nevados alemanes, dibujos a carboncillo de Berlín o grabados en publicaciones como España Republicana; asimismo a retratos y folletos de galerías valencianas, donde la autora expuso en el periodo 1975-1980.

Una pieza relevante de la presentación es la obra pictórica Recuerdo de Valencia, que Manuela Ballester realizó en México -en 1939-, y se creía desaparecida; el óleo sobre tabla fue expuesto en el evento Pintura en el destierro, que organizó -en 1940- la Casa de la Cultura Española en México; se trata de una de las primeras piezas creadas por Ballester durante la expatriación a América.

“La mujer mira hacia ese cortinaje ondulante y da la espalda a los fondos marinos, con barcas en la playa, que se repiten en varias piezas a lo largo de su trayectoria y que podrían recordar una Valencia que dejó atrás”, explica Carmen Gaitán Salinas sobre la citada pieza.

El Catálogo de la exposición reproduce otras obras de la etapa mexicana; por ejemplo las ilustraciones para Desde esta orilla, de Gabriel García Narezo (Ediciones de nuestro tiempo 1956); o para la portada de los libros ¿Qué habéis hecho de España? ¡Yo acuso! Contra la traición y sus cómplices, de Felisa Gil (Gráficas V. Venero, 1954); además la cubierta y páginas interiores de La dama de las camelias (1945), de Alejandro Dumas.

La publicación recoge la fotografía (retrato) de Manuela Ballester con su hijo mayor, Ruy Renau; a los días en México corresponden, además, los carteles de cinco filmes diseñados por Ballester y Josep Renau; las películas No basta ser charro, de 1945, protagonizada por Jorge Negrete; La vorágine (1948); El moderno Barba Azul (Buster Keaton, Ángel Garasa y Virginia Serret); Las puertas del presidio (1949) y Cartas marcadas (con el actor Pedro Infante), de 1949.

Respecto al ideario y militancia de la pintora, escribe en el Catálogo el profesor de la Universidad Complutense de Madrid, Jaime Brihuega:

“Desde el inicio de los años 30, la vocación de compromiso social y político de Manuela Ballester ya había cristalizado como el vector fundamental de su horizonte artístico (…); Renau estaba afiliado al PCE desde 1931 y pronto lo estaría también Manuela Ballester, que, además, integró la Unión de Escritores y Artistas Proletarios (UEAP), fundada por Renau en 1932”.

En la fase de la República y la guerra se inscribe el cartel ¡Votad al Frente Popular!, de 1936; las portadas de la revista Pasionaria. Revista de las mujeres antifascistas de Valencia (1936 y 1937); la ilustración -retrato del autor- para la obra teatral Seisdedos: tragedia campesina, cuatro cuadros en poesía (1934), de Pascual Pla y Beltrán; o la cubierta de la novela Babbitt, del escritor estadounidense Sinclair Lewis (Cenit, 1930). 
 

Fuente → rebelion.org

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